«Recordemos los hechos heroicos que el sistema educativo parece haber olvidado»
Augusto Ferrer-Dalmau ha ingresado este martes como académico de Santa Isabel de Hungría
Augusto Ferrer-Dalmau ingresó este martes en Sevilla como académico en Santa Isabel de Hungría - J. J. ÚBEDA
El pintor Augusto Ferrer-Dalmau ha ingresado este martes en la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría como académico correspondiente en Madrid. En el acto pronunció un discurso en el que reivindicó la «función social» que debe tener el artista y que en su pintura, centrada en los temas militares, se sintetiza en la contribución «en la medida de mis posibilidades a la recuperación de la conciencia española», en un momento en el que los nacionalismos como el catalán están provocando «el desconocimiento» de la historia de España y la «interiorización de complejos falsos y absurdos».
Por ello, este artista autodidacta, al que su amigo Arturo Pérez Reverte define como «pintor de batallas», rinde homenaje en sus obras a las gestas que libraron, por ejemplo, los tercios de Flandes, pero también los grandes descubrimientos de los exploradores españoles en América. «Recordemos los hechos heroicos porque nuestro sistema educativo parece haberlos olvidado o escondido; y divulguémoslos para que todos, especialmente nuestros jóvenes, se sientan orgullosos de las gestas de sus antepasados, de nuestros compatriotas de todos los tiempos».
Ferrer-Dalmau (Barcelona, 1964) pronunció estas palabras ayer durante este acto celebrado en la sede de esta Real Academia, en la Casa de los Pinelo, que contó con las palabras de bienvenida de su presidenta, Isabel de León marquesa de Méritos, y la lectura del acta de nombramiento y presentación del secretario general de la corporación, Fernando Fernández Gómez.
Tras la conclusión del discurso de este pintor, que mantiene una relación estrecha con ABC cediéndole sus obras en primicia para ilustrar informaciones y realiza bocetos inéditos para reportajes, recibió el título y la medalla académica de Santa Isabel de Hungría.
«Dos son los ejes: la pintura en sí misma y mi amor y admiración por España y por su historia y los héroes que lo dieron todo por ella»
En su discurso de recepción, «Arte y compromiso con la historia», Ferrer Dalmau quiso recordar el «honroso apodo» que le dedicó «mi gran amigo el académico Arturo Pérez Reverte» y destacó cómo «su imaginación y colaboración han marcado algunos de mis cuadros más conocidos». No fue la única persona para que tuvo un recuerdo, pues también mencionó a sus amigo Lucas Molina y Frigidiano Álvaro Durántez; así como al redactor jefe de Cultura y Espectáculos de ABC, Jesús García Calero, quien «con generosidad y altura de miras divulga los mensajes contenidos en mi obra».De hecho, la reivindicación de la historia de España es uno de los dos ejes de la obra de este pintor, junto a la «búsqueda de la belleza». «Dos son los ejes principales: la pintura en sí misma y mi amor y admiración por España, por su historia y por los héroes que dieron todo por ella».
Ese «compromiso» de su obra, lo ilustró Ferrer-Dalmau haciendo referencia a su biografía de barcelonés nacido en el seno de un familia de la burguesía catalana. Ello le ha permitido asistir en primera fila cómo el nacionalismo catalán ha construido un relato histórico «tergiversando y pervirtiendo acontecimientos» o, «simplemente, inventándolos», para crear un «nuevo referente nacional e identitario contrapuesto, inmoralmente, al resto de los ciudadanos de nuestro país». «Una Cataluña sorprendente y antinaturalmente no española».
Descomposición de España
Esta creación del relato nacionalista ha corrido en paralelo, se lamenta este pintor, a la «misma desnacionalización de la propia España», mediante «el desconocimiento de la historia» y el «esalzamiento de la diferencia», «favorecido o impulsado por una innegable fragmentación política, educativa y cultural». El resultado es que los «decenios de mayor progreso económico y social de nuestro país» son también «los de la aceleración de la descomposición de España».
De ahí que Ferrer-Dalmau haya elegido como función social de su obra «contribuir en la medida de mis posibilidades a la recuperación de la conciencia española, de la conciencia de nuestra historia y nuestro lugar en el mundo. Esta es la batalla que quiero pintar y que debo pintar». Para ello, sus cuadros rescatan y recrean los «grandes hechos de la historia de España: acontecimientos, triunfos, victorias, heroicidades, descubrimientos sin par que hacen de nuestro país una nación clave en la Historia Universal».
«Los decenios de mayor progreso económico y social de nuestro país son también los de la aceleración en la descomposición de España»
Junto a los temas, Ferrer-Dalmau también hizo referencia a su formación «absolutamente autodidacta», a su técnica «realista» que huye «del cuadro fotográfico», las fases del proceso de elaboración de sus obras y a sus influencias. «Mis pintores de cabecera son franceses del siglo XIX, como Alphonse de Neuville, Jean Batiste Éduard Detaille y Jean Louis Ernest Mesissonier. También el maestro contemporáneo Antonio López».El pintor cerró su intervención agradeciendo la distinción que le concede la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, un «honor que me da fuerzas para seguir perseverando en mi labor».
«Recordemos los hechos heroicos que el sistema educativo parece haber olvidado»
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