Respuesta: el mate argentino
Iniciado por
Agustiniano I
El mate se puede tomar "amargo" o "dulce", osea se le pone una cucharita de un poco de azucar. Pero si eres viej.... digo, si eres persona con diabetes, lo tenés que tomar "amargo".
Viejo, lo que se dice viejo, no, un clásico si acaso, en esa interesante edad de los "taitantos" que te permite disfrutar de muchas cosas, porque la experiencia te enseña a saborearlas antes de que los años se te vayan convirtiendo en piedras en los bolsillos...
De todos modos allá en la Argentina tengo entendido que es muy común llamar "viejo" a los parientes y amigos, aunque no lo sean y "viejita" a la mamá como expresión de sumo cariño ¿es así?.
Se me olvidaba que el azúcar se puede sustituir por espartamo, un edulcorante muy sano que no desvirtúa el sabor dulce similar al que produce el azúcar, y que es totalmente permitido para los diabéticos, incluídos los dependientes de la insulina.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Marcadores