Ante la crisis económica: Reagrupamiento y socorros mutuos
Por AMDG el Lunes, 4 Enero, 2010
Me ha parecido muy interesante este artículo de Enrique de Diego (Reagrupamiento y socorros mutuos), con el que estoy de acuerdo. Las clases medias tienen que superar el trago cuyos primeros sorbos están siendo tan amargos y hacer frente a la situación. Se han equivocado, han vivido alocadamente, por encima de sus posibilidades, se han endeudado hasta las cejas y se han ido de las manos de Dios. Esto último no lo dice De Diego, pero es la causa última de todo.
Leedlo, yo le voy a hacer un par de comentarios a algunas cosas que dice.
También tienen los nuevos pobres, que han incrementado la política demencial del Gobierno y el modelo insostenible que padecemos, coches, aunque pueden utilizarlos menos, y viviendas, aunque muchas veces no están ya en condiciones de hacer frente al pago de las mensualidades de sus hipotecas o de sus alquileres.
Aquí hay un punto de autoengaño. No es la politica del gobierno, ni el modelo, es la irresponsabilidad individual: gastar más de lo que se gana, endeudarse alocadamente para irse de vacaciones en vez de criar una familia.
Muchos de esos nuevos pobres están entrando en la espiral de la pobreza a la que son abocados por el colapso del mercado, la pérdida del empleo y también por la subida despiadada de tarifas, tasas, impuestos y multas.
Los nuevos pobres, miembros de las clases medias, viven esa pobreza de una manera vergonzante y de ello se prevale el sistema para ralentizar la rebelión, pero también para irles atrapando en un silencio en el que en ocasiones se autoflagelan.
No han sido codiciosos, no son culpables de lo que les está sucediendo, sino que son víctimas de un marco que lleva siendo mucho tiempo hostil, cruel y coactivo, pero que, simple y terriblemente, ha llegado a sus últimas contradicciones, está exacerbando los efectos perversos de la expoliación.
De nuevo. Son culpables de su endeudamento y de votar a la llamada “derecha moderada”.
Esos nuevos pobres no tienen cabida en el discurso oficial de los medios de comunicación, dedicados a la mentira y el entretenimiento. Y esa persistente manipulación genera una incomunicación que intensifica la humillación de las víctimas, genera complejos de culpa, incentiva las suicidas estrategias de evasión, metiendo la cabeza bajo el ala como el avestruz, de modo que las gentes no se transmiten unos a otros los problemas, ni la situación angustiosa en la que se encuentran, ni adoptan decisiones con la urgencia que la aceleración del desastre social exige.
Esos nuevos pobres se han entretenido con las andanzas de las rameras y buscavidas de la tele como los que más. No nos engañemos.
Ante una crisis tan profunda, en la que hay que luchar por la supervivencia, el último reducto de eficacia es la familia, el ámbito de ayuda y socorros mutuos y también de comunicación.
Muchas supervivencias dependen de proceder a reagrupamientos familiares, que no se hubieran entendido en otras épocas, pero que ahora pueden ser imprescindibles. Las familias amplias, no sólo el núcleo familiar básico, pueden racionalizar gastos, sosteniendo a los que se encuentren en una posición más débil o frágil. Mas también es preciso dejarse ayudar.
Sí. Ha funcionado en España hasta ahora; el problema es que las familias endeudadas y entrampadas hasta las cejas. Y, lo que es peor, no se han preocupado en sacar a delante a la nueva generación.
Publicado en: Economia, España | Etiquetas: crisis económica, familia, Plataforma de las Clases Medias
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