LOS BENEFICIARIOS DE LA CRISIS
USUREROS, MAMPORREROS DEL USURERO Y PRESAS
Proliferan los compradores de oro. Mal agüero.
Al igual que el caracol saca sus cuernos al sol, cuando una situación económica se enrarece aparece esta clase de mercares. Apostados en las esquinas, proponen a los transeúntes que se deshagan de su oro. Pinta tan feo, que muchos tienen que hacerlo. Por un papel timbrado que, por ahora, sirve para ir al supermercado, se pierden sortijas, medallas, relojes, pulseras, collares... En los bolsillos de estos cambistas.
Pero, además de afanarlo en la calle, el oro pueden comprárnoslo en algún piso franco. En cualquier casa que, desprovista de rótulo anunciador, pasa desapercibida; en cualquier antro camuflado de vivienda, entre viviendas decentes, puede haber una araña esperándonos. Orondo, satisfecho arácnido, acariciándose las extremidades digitales, que lleva ensortijadas, sonríe avaro mientras espera, sentado a una mesa camilla, al que la necesidad empuja a deshacerse de sus alhajas.
Mi abuela se vio necesitada, en el Año del Hambre, a empeñar las arracadas de la tatarabuela: joyas del siglo XVII. Nunca las recuperó mi pobre abuela. Pues, cuando fue a liberarlas del cautiverio al que las tenía sometidas el usurero, aquel buitre había desplegado las alas, abandonando aquel cuchitril en que esperaba las preseas de sus muchas presas.
"La crisis perjudica a todos" -dice el periodista, con la alcachofa delante de su boca y sonriendo a la cámara. El periodista miente o, simplemente, es tonto.
La crisis no perjudica a los usureros grandes y sus mamporreros (viles lacayos de los grandes que aguardan en una casa franca o en la esquina). Para ellos, la crisis es la condición indispensable para prosperar, para engordar con la sangre del pobre. Y grandes fortunas se están haciendo... Sin sudar la frente (nunca se enriqueció nadie con el sudor de su frente). El usurero está muy agradecido al gobierno de ineptos que destruye España. Está comprobado por la Historia: ningún gobierno se ha mostrado mejor para cebar a los usureros como uno de izquierdas y "progresista". A Juanito Álvarez Mendizábal me remito. La palabra "progresista" aplicada a un proyecto político produce pánico, para cualquier persona con cierta instrucción y mínima cultura histórica. Y si no lo produce es que todavía no se tiene una noción cabal de la historia, se ha leído en manuales propagandísticos de ideas liberales y progresistas o, sencillamente, no se ha leído. La etiqueta "progresista" tendría que ser una marca de desprestigio, como ocurre con otras "etiquetas" que han hecho, a lo largo de la historia, menos daño que el "progresismo".
Alguien ríe en la sombra: sabe que cada día, todos y cada uno de nosotros estamos más a su merced. Nos da papel moneda a cambio de nuestro oro. Cuando tenga las maletas llenas, se irá de aquí...
Y con el papel moneda (como se hizo con los billetes de Negrín), ya sabe usted qué podemos limpiarnos.
Maestro Gelimer
LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS
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