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Tema: La deficiencia inherente de poder adquisitivo del sistema capitalista: el teorema A+B

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    La deficiencia inherente de poder adquisitivo del sistema capitalista: el teorema A+B

    En anteriores hilos he ido poniendo resúmenes más o menos detallados del problema económico subyacente al sistema capitalista y sus correspondientes soluciones para corregirlo.

    En este hilo reproduzco un trabajo más técnico-científico de A. W. Joseph que ahonda y trata en todos los aspectos posibles del mismo asunto (y que completaré próximamente con otro trabajo complementario sobre la Banca y la Industria). Hago este aviso previo por si algunos foreros prefieren antes ver alguno de los trabajos colgados en los otros hilos más propios para gente lega en asuntos técnico-económicos antes de leer éste.

    Para los diagramas que se señalan en el trabajo, los he agrupado aparte en este documento Word: Diagramas.doc.

    Por supuesto, para cualquier duda sobre la descripción técnica de este problema de poder adquisitivo inherente al sistema ecónomico moderno (principalmente desde la Revolución Industrial y en todos los países occidentales) y de las herramientas matématicas utilizadas en torno al teorema A + B usado por Douglas como ayuda para la mejor descripción de dicho problema inherente, no vacilen en preguntar.

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    EL TEOREMA A + B

    Por A. W. Joseph, M. A., B. Sc., A. I. A.

    [El siguiente artículo examina el Teorema A + B de Douglas y se ocupa especialmente de las críticas de Mr. Gaitskell vertidas en Lo que todo el mundo necesita saber sobre el dinero y en THE NEW AGE de 28 de Febrero de 1935].

    Es fácil exagerar la importancia del teorema, y podría afirmarse incluso que el entusiasmo por prestarle demasiada atención está jugando a favor de nuestros oponentes. Pues ellos siempre prefieren contestar a un tópico abstruso y difícil en lugar de pelear en un campo donde los simples hechos de la vida de cada día dan testimonio de lo inadecuado de los argumentos ortodoxos. Un buen ejemplo de esta actitud lo tenemos a mano. En The Engineer de 7 y 14 de Junio de 1935, apareció un ataque al Crédito Social de Douglas por el Dr. W. H. Coates, Ph. D. Dr. La crítica de Coates, si es que se le puede llamar crítica (digo esto deliberadamente, porque una buena mitad del artículo consistía en una excelente descripción del funcionamiento del sistema bancario, con el cual ningún creditista social estaría en desacuerdo), se ocupa casi enteramente de consideraciones teóricas. En la conclusión de su artículo él decía:

    “Si la afirmación del Mayor Douglas es fundamentalmente errónea, tal y como se sugiere aquí que lo es, y tal y como cualquier estudiante serio de asuntos monetarios así lo ha encontrado, entonces no hay necesidad de entrar en un examen más detallado de los métodos por los cuales el Mayor Douglas propone distribuir poder de compra adicional, los cuales al mismo tiempo o bien producirán una caída de precios o, si no es necesaria una caída de precios, pondrán en las manos de los individuos poder de compra adicional y al mismo tiempo se armonizará de tal forma con nuestro existente sistema monetario que no causará inflación alguna”.

    Y el Dr. Coates hizo honor a su palabra: él no entró en un examen detallado de las propuestas de Douglas.

    El teorema A + B puede ser expresado de la siguiente manera:

    Una fábrica u otra organización productiva tiene, junto con su función económica como productora de bienes, un aspecto financiero: puede ser considerada, por un lado, como un mecanismo para la distribución de poder adquisitivo a los individuos por medio de sueldos, salarios y dividendos; y por otro lado, como un creador de precios (valores financieros). Desde este punto de vista, sus pagos pueden ser divididos en dos grupos:

    Grupo A: Todos los pagos hechos a los individuos (sueldos, salarios y dividendos).

    Grupo B: Todos los pagos hechos a otras organizaciones (materias primas, cargos bancarios, y otros costes externos).

    Ahora bien, el ritmo de flujo de poder adquisitivo a los individuos está representado por A, pero como todos los pagos van a los precios, el ritmo de flujo de los precios no puede ser menor a A + B. Pero como A no adquirirá A + B, una proporción del producto al menos equivalente a B debe ser distribuida mediante una forma de poder adquisitivo que no esté comprendida en la descripción agrupada en A.

    No necesitamos mirar muy lejos para darnos cuenta de que el sistema financiero existente es defectuoso, y en particular para ver que hoy en día existe una deficiencia de poder adquisitivo. Los siguientes fenómenos prestan apoyo a esa visión:

    1. El hecho de que hoy en día la dificultad está en vender, no en producir.
    2. El hecho de que todos los países, incluidas las naciones acreedoras, están intentando exportar más de lo que importan.
    3. El hecho de que la deuda está continuamente creciendo.
    4. El hecho de que proyectos nacionales que son físicamente posibles (es decir, los hombres, materiales, energía, comida para alimentar a los trabajadores, etc…, está todo ahí) son frustrados porque el “coste” es demasiado grande.
    5. El hecho de que los proyectos que son puestos en obra sólo son posibles de realizar mediante la ayuda de préstamos. El poder adquisitivo futuro es embargado para satisfacer un coste que es físicamente liquidado en el momento en el que el proyecto es terminado.
    6. El hecho de que planes físicamente posibles para distribuir trabajo se estrellen todos contra la barrera del coste.
    7. El hecho de la pobreza en conjunción con el desempleo. Si hubiera riqueza insuficiente en el mundo debería haber oportunidades de sobra para incrementar la riqueza, es decir, el trabajo debería tener un alto valor de venta, y debería haber poco desempleo.
    8. El hecho de que si el total de ingresos del país se distribuyeran equitativamente a todos, la cantidad disponible para cada familia sería de aproximadamente £270 al año. Se estima que en América, en base a la realidad física, el ingreso disponible para cada familia podría ser aproximadamente de £1000 al año, y en este país [N. T. Se refiere a Inglaterra] no debería ser mucho menor.

    Por tanto vemos que, correcta o incorrectamente, el teorema A + B explica los hechos.

    Los fenómenos arriba mencionados son exactamente los que uno esperaría encontrar si el teorema fuera cierto. Lo que tenemos aquí, sin embargo, es sólo una verificación del teorema, no una prueba. Cuando nos acercamos al teorema mismo nos encontramos con la dificultad de poner en claro a dónde va exactamente el dinero que no aparece como poder adquisitivo. Éste es un punto que podría ser fácilmente pasado por alto y, sin importar cómo uno le dé vueltas o se maneje con A y B, con los diagramas y los 200, 400, 600, etc…, el investigador sentirá que algo se le está escapando, aún cuando él sea incapaz de poner el dedo en algo que sea incorrecto en la explicación, si no puede ver dónde está la deficiencia. Ahora bien, realmente no hace falta ir a buscar muy lejos los lugares en donde está escondido el poder adquisitivo perdido. Los pondré en tres categorías, las cuales realmente son sólo tres formas de la misma cosa: 1. Ahorro del público; 2. Reservas de Bancos y Compañías; 3.Acumulaciones de capital. En la siguiente explicación mostraré cómo cada uno de estos factores uno tras otro causan una disparidad que se produce entre el dinero disponible para comprar bienes y los costes de esos bienes.

    1. Ahorro del público. Me estoy refiriendo aquí a ahorro neto, es decir, el saldo entre el nuevo ahorro y el gasto de ahorros pasados. Si el público tiene exactamente la cantidad correcta de poder adquisitivo para pagar los costes de los bienes que emergen al mercado y algún miembro del público ahorra, entonces existe inmediatamente una deficiencia. Esto se aplica igualmente si los ahorros toman la forma de acumulación, entrega de dinero en depósito o adquisición de títulos. Probablemente no existe duda de esto para las dos primeras formas, pero la última requiere alguna explicación. Un miembro del público puede comprar títulos, bien de un banco o bien de otro miembro del público. Si él los adquiere de un banco su dinero es cancelado y dejado fuera de existencia. El banco borra un activo en un lado de sus cuentas y un pasivo de efectivo, es decir, el dinero del público, en el otro lado. Si él los adquiere de otro miembro del público entonces, puesto que el segundo miembro no gasta sus ingresos en bienes de consumo (que es el gasto de ahorros pasados que he excluido específicamente), deberá usarlos a su vez bien para acumular, bien para dejarlo en depósito o bien para adquirir títulos de un banco. Él puede quizás usarlos para devolver un descubierto. Esto tiene exactamente el mismo efecto de crear la brecha entre el poder adquisitivo y los costes. De esta forma, por usar un ejemplo específico, un fabricante hace uso de un descubierto para construir una fábrica. El dinero pasa vía contratistas a las manos del público y puede ser considerado el mismo dinero que después será ahorrado. El fabricante saca a flote una compañía, emite acciones y devuelve el descubierto con los ingresos de la venta de las acciones. El dinero y el descubierto está ahora cancelados. El fabricante tiene, sin embargo, que recobrar el coste de la fábrica en los precios de los bienes hechos. El ahorro ha causado, así, una deficiencia de poder de compra. No nos confundamos; no es solamente la depreciación lo que deberá ser recobrado. Estoy de acuerdo en que los costes de depreciación pueden ser reemitidos como pagos para mantener la fábrica en buen funcionamiento. El valor en dinero de las acciones emitidas debe ser recobrado tarde o temprano. El ahorro del público realmente se ha transformado en una acumulación de capital, y este punto será considerado en mayor detalle bajo el encabezamiento número 3.

    2. Reservas de Bancos y Compañías. Aquí de nuevo un ejemplo específico mostrará mejor cómo surge la deficiencia de poder de compra. Supongamos que un banco presta a un fabricante £1000 y exige la devolución de £1050 al final del año. ¿De dónde vendrán los £50 extra? Existe sólo una fuente. Debe haberse formado en otro préstamo de £50 hecho a otro fabricante. Cuando los £50 son recolectados por el primer fabricante, quedará una deuda de £50 para la cual no existe dinero. Pero algo de los £50 retornará al público en forma, digamos, de interés sobre las cuentas de algunos de los destinatarios de los £1000 antes de que sean retirados y devueltos; £30, digamos, como sueldos, salarios y gastos generales de renovación del banco; y £5, digamos, como dividendos para los accionistas. Pero siempre quedará un remanente, digamos £5, que quedará oculto y no se devolverá a nadie. Será usado como reserva o para cancelar los activos bancarios. Cualquiera que sea el uso que se haga de él el resultado será el mismo. Alguien debe un préstamo de £5 a un banco, para el pago del cual no existe dinero en el país. Estos £5 aparecerán como costes en el precio de los bienes de alguien pues ésta es la única forma en la que el deudor puede esforzarse por saldar su deuda. De ahí que los costes de los bienes a la venta serán £5 mayor del dinero que hay en el país, y el precio no puede ser reducido sin que el fabricante vaya a la bancarrota. Debería advertirse además que la reserva puede o no mostrarse en las cuentas del banco, es decir, puede mostrarse como una asignación directa a reservas o, alternativamente, puede ocultarse siendo usada para cancelar el valor en libros de los activos bancarios. Es bien sabido que los bancos tienen enormes reservas ocultas.

    La reserva de una compañía es una carga en los precios de bienes que no es distribuida en forma de sueldos, salarios y dividendos. Surge así una deficiencia de poder de compra en comparación a los costes igual que con los ahorros del público. La diferencia es que el ahorro del público sirve para disminuir el dinero disponible para comprar bienes sin reducir sus precios, mientras que la continua formación de reservas incrementa el precio de los bienes sin aumentar el poder adquisitivo del público.

    Podría argumentarse que el dinero ahorrado estará disponible en un tiempo posterior como poder adquisitivo. Eso puede ser así, pero será demasiado tarde; el daño ya habrá sido hecho. Sin embargo, la reserva será usada, ciertamente, no para aumentar los ingresos, sino para amortizar capital o para cancelar valores en libro que se han perdido debido a la anterior deficiencia de poder adquisitivo. Tenemos, de hecho, un bonito pequeño círculo vicioso. Las reservas se forman o los ahorros se hacen para proveer de posibles desafortunadas contingencias. Una serie de causas y efectos se ponen en obra de esta manera, la cual tiene la consecuencia inevitable de hacer surgir aquellas desafortunadas contingencias contra las cuales se había provisto.

    3. Acumulación de capital. ¿Cómo se acumula el capital (por el cual me refiero al capital financiero) y de dónde proviene? Si el oro es recolectado de las minas y llevado a este país, entonces ha entrado dinero fresco y puede ser usado para formar capital. Pero la cantidad de capital en el país es muchas veces mayor de la que hay de oro. ¿De dónde más, entonces, puede venir? Hasta una cantidad limitada, el Tesoro puede hacer dinero mediante la emisión de monedas de plata, como las coronas de Aniversario. Pero esto no es suficiente. En general el dinero para formar capital sólo puede venir como una entrada de crédito que equilibre la deuda a los bancos. Ahora bien, la característica distintiva del capital es que el dinero es usado primariamente no con el propósito de ayudar a la distribución de los bienes y servicios, sino para obtener el control de los medios de producción de manera que pueda crecer él mismo. Para tomar un ejemplo de cómo la acumulación de capital causa una deficiencia del poder de compra, consideremos un fabricante que ha acumulado beneficios que él ha colocado en reserva y que ahora desea ampliar su fábrica. En primer lugar, al acumular su reserva él tomó del público más dinero del que había distribuido. Cuando él construye su ampliación él distribuye la reserva y compensa la inherente deficiencia de dinero del público. Pero él ha construido una ampliación de su fábrica, y él se esforzará por recolectar el coste de la ampliación en el precio de los bienes realizados por la fábrica. Esto es independiente de la depreciación, que puede ser inmediatamente distribuido como pago por renovaciones. La situación es similar a la descrita al final de la discusión sobre el ahorro del público. Pero el dinero no puede ser recolectado (excepto a expensas temporalmente de algún otro) pues éste nunca ha sido distribuido. Sin embargo, la fábrica tiene valor, y debería formar una buena base para la expansión del capital. De hecho tenemos aquí el dilema del capitalista. Él está intentando acumular capital en forma de dinero, dinero el cual sólo puede ser formado mediante un préstamo bancario y, por tanto, debe entrar en los costes de alguien. Pero no existe nada disponible para pagar los costes excepto el capital, que no puede ser usado para ese propósito sin ser “comido”, la pesadilla del capitalista. La discusión en este punto puede parecer haberse alejado algo del puramente A + B, y sin embargo este aspecto es fundamental y debe ser puesto a la luz y en claro antes de que realmente podamos ponernos en contacto con el teorema. Ahora bien, sólo hay dos vías para poder salir de este dilema, la vía marxista o la vía del crédito social. Es la subconsciente apreciación de este hecho lo que causa la vitriólica oposición al crédito social por parte de los comunistas. La vía marxista es la de trastornar todo el sistema capitalista (en la práctica se ha visto que esto no es fácil; véase Rusia, donde el capitalismo está volviendo a deslizarse cautelosamente). El creditista social burgués, sin embargo, no ve objeción a la acumulación de capital siempre que (1) la escasez de capacidad de compra causada por la acumulación de capital pueda ser superada, y (2) la propiedad del capital pueda ser difundida. Ahora bien, estos dos objetivos son conseguidos por el Dividendo Nacional, el primero mediante el pago del Dividendo Nacional a partir de nuevas creaciones de crédito, y el segundo mediante la distribución del Dividendo Nacional a todos por igual. Sin consideración a remedios particulares, sin embargo, el teorema A + B hace referencia a aquello que está ocurriendo ahora; el intento de acumular capital con su concomitante efecto de producir una deficiencia de poder de compra, está ocurriendo con la máxima certeza.

    La discusión general anterior forma el contexto esencial para el teorema A + B en la forma en que el Mayor Douglas lo presenta. Propongo ahora discutir las varias interpretaciones realizadas sobre el teorema por Gaitskell en Lo que todo el mundo necesita saber sobre el dinero. Mr. Gaitskell es uno de los miembros del comité seleccionado por el Partido Laborista para declarar la actitud del Partido hacia el Crédito Social, y me ocupo especialmente de este ataque sobre el crédito social de Douglas porque es probablemente la mejor crítica que se haya hecho hasta ahora del teorema A + B, y porque es citada muy extensamente por otros oponentes del crédito social.

    Para poder examinar el teorema haciendo referencia a algo concreto, Gaitskell considera la producción de prendas de lana en 5 etapas. Él usa el siguiente diagrama.

    [N. T. Véase Diagrama 1]

    Este diagrama tiene dos significados. Puede o bien representar las sucesivas etapas de la producción y venta al por menor de cierta cantidad de prendas, o bien puede representar diferentes etapas, ocurriendo simultáneamente en la producción de cinco cantidades de prendas. En THE NEW AGE de 28 de Diciembre de 1933, Adamson incorporó estos dos significados en la siguiente elaboración del diagrama de Gaitskell. Se asume que cada etapa tiene igual duración y coste, y que los pagos A se hacen durante cada etapa a aquéllos que están ocupados en la industria.

    [N. T. Véase Diagrama 2]

    Ahora bien, en primer lugar los diagramas están incompletos. Los costes B sólo se refieren al dinero que ya ha sido desembolsado en anteriores etapas de la producción. Ellos ignoran los factores de ahorro, reservas y acumulación de capital que están sucediéndose todo el tiempo. Más aún, todos los pagos A en el diagrama son distribuidos con anterioridad a la puesta en venta de los bienes. En la vida real, los dividendos son distribuidos posteriormente. Aunque los factores omitidos son de importancia en una posterior interpretación del teorema A + B, será conveniente que los ignoremos por ahora.

    Si observamos el diagrama de Adamson [N. T. Diagrama 2], observamos que en las etapas a, b, c, d, se distribuyen pagos A que ascienden a 2000. No es hasta la etapa e que los bienes de consumo por valor de 1000 llegan al mercado. Ahora bien, ¿qué ocurre con los 2000 distribuidos con antelación a la producción? ¿Forman un fondo del cual se podrá hacer uso para compensar cualquier deficiencia de dinero que surja posteriormente? La respuesta es no. Es absorbida en ahorros pasados, reservas y acumulaciones de capital, y en circunstancias normales no está disponible como poder adquisitivo del público consumidor. De la etapa e en adelante, por tanto, el diagrama tiene en él una deficiencia de dinero y no es sorprendente que esta deficiencia pueda emerger más adelante. El teorema A + B de Douglas en su primera (y, según Gaitskell, más absurda) interpretación es simplemente otra forma de exponer la deficiencia subyacente. Consideremos lo que Douglas dice: “Ahora bien, el ritmo de flujo de poder adquisitivo a los individuos está representado por A, pero como todos los pagos van a los precios, el ritmo de flujo de los precios no puede ser menor a A + B”. Tomemos la etapa f. La distribución de pagos A es 1000. Los costes sumados de todos los bienes que están en curso de producción en el mismo periodo son 200 + 400 + 600 + 800 + 1000 = 3000. Hay una deficiencia de 2000, y esta deficiencia emergerá más tarde como una deficiencia real entre los pagos A y los costes de los bienes de consumo finales como puede verse mediante el trazo de la historia posterior de los bienes que están en curso de producción en el periodo f. El siguiente diagrama expone esta historia posterior:

    [N. T. Véase Diagrama 3]

    El total de pagos A son 1000 + 800 + 600 + 400 + 200 = 3000

    Los costes totales de los artículos de consumo finales son 1000 + 4000 = 5000, que muestra una deficiencia de 2000 entre los pagos A y los costes de los artículos de consumo finales. La situación en el diagrama anterior se obtiene de aquélla considerada en la etapa f (es decir, el total de pagos A son 1000, el total de costes A + B son 3000), mediante:

    • la suma de 800 pagos A en la etapa g
    • la suma de 600 pagos A en la etapa h
    • la suma de 400 pagos A en la etapa i
    • la suma de 200 pagos A en la etapa j


    los cuales también se suman a los costes de los artículos de consumo finales.

    De esta forma obtenemos como pagos A los 1000 pagos A distribuidos en la etapa f más (800 + 600 + 400 + 200) añadidos posteriormente = 1000 + 2000 = 3000, y tenemos como coste de los artículos de consumo finales los originales 3000 costes A + B sumados en la etapa f más (800 + 600 + 400 + 200) sumados posteriormente = 3000 + 2000 = 5000. El diagrama anterior es exactamente el mismo que se obtendría si la nueva producción cesara desde el periodo g en adelante, y se abandonara la industria. Pero no es necesario considerar que esto ocurre pues cualquier nueva producción iniciada en la etapa g, y de ahí en adelante, es autoliquidante en las condiciones ideales representadas en el diagrama, es decir, los pagos A distribuidos por esta nueva producción los asciende hasta el total de los costes del producto final. La emisión de estos nuevos pagos A precederán, por supuesto, al coste de los artículos de consumo finales, y son estos nuevos pagos A los que compensan la inherente deficiencia de la producción precedente.

    Podría argumentarse que Douglas prueba demasiado. Si los costes A + B en la etapa f son 3000, mientras que los pagos A son 1000, entonces exactamente lo mismo es verdad en g. De ahí que después del periodo g existe una deficiencia de 4000, que no puede ser justificad bien como siendo inherente en el diagrama o bien como emergiendo más tarde si consideramos la historia posterior de la producción llevada a cabo en los periodos f y g. Existe, sin embargo, un fallo en este argumento. Entre los periodos f y g ciertos costes del periodo f son liquidados en el periodo g. Así 200 pasa del hilador al granjero, es decir, el coste B del hilado del periodo g liquida el coste A de la granja del periodo f. Del mismo modo el coste B del tejido del periodo g liquida los costes A + B del hilado del periodo f, y así sucesivamente. De ahí que los costes que ascienden a 200 + 400 + 600 + 800 = 2000 del periodo f sean pagados en el periodo g, y de ahí que las deficiencias de los periodos f y g combinados son sólo (3000 – 1000) + (3000 – 1000) – 2000 = 2000, como antes (por supuesto en el mundo real en oposición al mundo ideal del diagrama la deficiencia en un periodo posterior puede ser mucho mayor que en un periodo anterior por virtud de nuevos ahorros, reservas y acumulación de capital). La clave de la dificultad que está siendo discutida ahora es que la deficiencia mostrada al sustraer los pagos A distribuidos en un periodo de los costes A + B sumados a la producción en ese periodo, mide la deficiencia total hasta ese periodo inherente en el sistema industrial. Las deficiencias mostradas en cualquiera de los dos periodos no pueden ser sumadas conjuntamente, pues el teorema A + B aplicado a un periodo posterior meramente vuelve a plantear la misma situación que la de un periodo anterior, más cualesquiera nuevas fuentes de deficiencia que puedan haber ocurrido en el ínterim.

    La interpretación del teorema A + B anteriormente discutida es aquella en donde A significa los pagos hechos a los individuos en todas las etapas de la producción, tanto de bienes semimanufacturados como bienes finales, y B significan los pagos hechos a las instituciones en todas la etapas de la producción. Que A es menor que A + B es una desigualdad aritmética directa. Se ha mostrado que A + B es sumado a los costes de tal forma que emergerá más tarde en los precios de bienes de consumo finales. Una real deficiencia de poder de compra puede ser encubierta mediante la emisión (por adelantado antes de la puesta en venta de los bienes) de pagos A por nueva producción. Si por alguna razón la nueva producción se parara o disminuyera, la deficiencia de poder adquisitivo se revelaría.

    Ahora bien, aunque todo esto es incuestionablemente verdadero y es la forma en que el Mayor Douglas percibió primeramente el teorema A + B (algunos creditistas sociales dirían que nadie tiene ningún derecho a poner delante cualquier otra interpretación sobre el teorema), está abierta a una crítica que afirma que aunque la deficiencia puede ser inherente nunca emergerá a menos que la nueva producción se pare, y no tenemos ningún derecho a asumir que tal cosa ocurrirá. En efecto, en un perfectamente estado estacionario de movimiento autorrepetitivo, la nueva producción sin duda no se parará. La crítica continúa diciendo que el teorema A + B, para ser de alguna importancia, debe comparar los pagos A distribuidos en un periodo con los costes A + B de los bienes de consumo finales distribuidos en ese periodo. Es falso decir en este caso que A es menor que A + B como una desigualdad aritmética directa. Si volvemos al diagrama veremos que en cada periodo desde e en adelante los costes A distribuidos, es decir cinco pagos de 200, son iguales a los costes A + B, es decir 1000, de los bienes de consumo finales emergentes en el periodo.

    Ahora bien, esto no es realmente sorprendente puesto que el diagrama fue desarrollado con el objetivo de dar ese resultado. No podemos, sin embargo, dejar más tiempo al diagrama en su forma elemental. Permítasenos entrar un poco más en contacto con la realidad asignando a cada etapa un coste B que no es simplemente el coste de las operaciones precedentes. Asumamos que el coste de 10 es cargado a reservas en cada etapa, reserva la cual puede ser acumulada para proveerse de desafortunadas contingencias o puede posteriormente cristalizarse en capital.

    El diagrama de Gaitskell toma la siguiente forma:

    [N. T. Véase Diagrama 1]

    Ahora bien, si éste se extendiera al diagrama de Adamson tal y como está, habría una deficiencia de 50 en cada periodo. Pero podemos ir más allá y ver qué forma deberá tener el diagrama para que los pagos A distribuidos durante cada periodo sean iguales a los costes de los bienes de consumo emergentes en ese periodo. Los ratios entre los pagos A y B se mantendrán los mismos para todos los periodos, es decir, igual 19/1 para el granjero, 19/21 para el hilador, etc…, pero las cantidades no serán necesariamente las mismas en cada periodo.

    El siguiente diagrama nos da una posible secuencia de las operaciones:

    [N. T. Véase Diagrama 4]

    [Para aquéllos que son inclinados a las matemáticas se puede decir que cada columna diagonal que se desplaza de izquierda a derecha resulta de multiplicar la columna diagonal precedente por 1´0256494, la raíz de la ecuación 190 (1 + X + X2 + X3 + X4) = 1000].

    Si bien el anterior diagrama no hace más que dar una indicación sobre lo que debe hacerse en cada periodo para que los pagos A distribuidos sean iguales a los costes de los bienes de consumo, también nos desvela el hecho importante de que para que el sistema económico pueda seguir funcionando es esencial que los bienes en las etapas previas (o, alternativamente –para formas más avanzadas de producción- los bienes de capital) sean producidos en cantidades cada vez más crecientes. A medida que se reduzca la creación de bienes de capital, los costes excederán el dinero distribuido, es decir, el consumidor será incapaz de adquirir los bienes de consumo que vengan al mercado.

    Nótese que esta segunda forma del teorema A + B no declara con muchas palabras que en cada periodo el dinero distribuido no pueda ser igual a los costes de los bienes que vengan al mercado; sino que solamente da las condiciones necesarias para que eso ocurra. Pero nos enfrentamos inmediatamente con dos cuestiones: 1. ¿Es realmente necesario o deseable que antes de que podamos consumir lo que podemos producir debamos acumular una montaña de bienes de capital que pueden o no ser necesarios para más tarde? 2. ¿Se puede contar con que los bancos financien este constante incremento de bienes de capital? La respuesta a ambas preguntas es ¡NO!; y en consideración a la segunda pregunta en particular, aún cuando los bancos mantengan su actual práctica de determinar el límite superior de sus adelantos a la industria por las siguiente reglas: (a) los depósitos no podrán exceder en diez veces al metálico, y (b) los préstamos directos a la industria no excederán el 50% de los depósitos, todavía sus posibles adelantos estarán limitados por la cantidad de oro en las cámaras del Banco de Inglaterra (asumiendo que no se alterara la emisión fiduciaria) [N.T. Hoy en día en la mayoría de los bancos occidentales han sido suprimidas todas estas restricciones y, por supuesto, el problema inherente al sistema económico capitalista tal y como se describe en este trabajo continúa igual, o mejor dicho, peor, pues el problema es cumulativo].

    Debería advertirse cómo claramente las dos formas del teorema A + B encajan la una con la otra. La primera muestra que existe una inherente deficiencia de dinero en el sistema industrial, deficiencia la cual sólo puede prevenirse que se manifieste por razón de los sueldos y salarios distribuidos mediante nueva producción con anterioridad a la puesta en venta de dichos nuevos bienes. La segunda forma muestra cómo cada vez se va incrementando la dificultad para enmascarar de esta manera la bancarrota industrial.

    Ahora permítasenos tomas las cinco interpretaciones de Gaitskell del teorema A + B en detalle. Éstas son (Lo que todo el mundo necesita saber sobre el dinero, pag. 368).

    “1. Entendiendo por precios los precios de los bienes de consumo, por A el total de pagos A, por A + B el total de pagos A más el total de pagos B, la afirmación «A es menor que A + B», es claramente cierta. Sin embargo, esto carece de importancia, puesto que no deberíamos esperar que los consumidores tengan que pagar al minorista el agregado de todos los costes, sino sólo el agregado de los costes del minorista.

    2. El simple argumento de que A es menor que A + B no es patente en tanto que nos demos cuenta de que A (estando solo) representa el total de pagos A, y de que A estando con B representa sólo los pagos A del minorista.

    3. El argumento de que, puesto que los costes del minorista están constituidos por los pagos A hechos en el pasado entonces estos pagos A ya no están disponibles en el momento en que el bien está listo para la venta, resulta ser falso en la medida en que la producción es continua y no existe, bien mirado, una constante tendencia a que disminuya el volumen del crédito bancario.

    4. Si entendiéremos por costes los costes de todos los bienes, incluyendo los bienes semimanufacturados y las materias primas, entonces sería cierto que los ingresos de los consumidores –pagos A- no los cubrirían. Pero al mismo tiempo no es necesario que lo hagan. Pues en la demanda de todos los bienes podemos incluir todos los pagos B como todos los pagos A. Decir que la posibilidad de continuar estos pagos depende de la existencia de los préstamos bancarios es cierto, pero eso no indica ninguna “deficiencia”.

    5. Si la fórmula fuera abandonada en favor de una declaración que dijera que la “deficiencia” surgiría de las cargas por depreciación, entonces se vería que incluso esto no es cierto con tal de que los trabajadores fueran empleados en sustitución de la maquinaria y recibieran pagos A equivalentes a las cargas por depreciación B. Sin embargo, una constante acumulación de capital produce una cierta tendencia hacia una probable deficiencia. Pues en cualquier momento las cargas por depreciación hechas por la industria tenderán a exceder las sumas reales gastadas en el “reemplazo” de maquinaria hasta el punto de que haya máquinas nuevas contra las cuales se carga la depreciación pero que todavía no están siendo reemplazadas. Esta parece ser la única causa de todas las citadas por el Mayor Douglas en que se puede realmente decir que existe una tendencia a la “deficiencia”. Es uno de los muchos factores que tienen que ser considerados en cualquier examen de la velocidad de circulación del dinero”.


    El 1. y el 4. son realmente dos formas de expresar la misma idea. A y B se refieren a todos los bienes producidos, y A es menor que A + B. Gaitskell considera sin importancia que A + B realmente es sumado a los costes en el periodo de tiempo considerado. Toda esta materia ha sido tratada con detalle anteriormente al hablar de la primera forma del teorema A + B.

    El 2. ha sido tratado de manera completa en la segunda forma del teorema A + B.

    En el 3. lo que Gaitskell quiere decir es que los pagos A del pasado se compensan con una cantidad equivalente de pagos A del presente por nueva producción. Esto, sin embargo, no responde a la cuestión de que los pagos A fueron absorbidos para realizar ahorros, reservas y acumulación de capital. Los pagos A por nueva producción solamente enmascaran la deficiencia subyacente.

    Respecto al 5., aquí Gaitskell concede uno de los puntos estudiados en este trabajo, es decir, que la acumulación de capital causa una deficiencia de poder de compra.

    Sería imposible estudiar los artículos de Mr. Gaitskell sin darnos cuenta de que él ha tomado en cuenta y considerado muchos de los puntos estudiados en este trabajo. Aunque yo llego a la conclusión de que el teorema A + B es correcto y es una ayuda útil para el correcto entendimiento de lo que está ocurriendo en el mundo hoy en día –mientras que Mr. Gaitskell llega a la opinión contraria- todavía me doy cuenta de que la diferencia entre nosotros es principalmente psicológica y depende más del objetivo al cual, consciente o inconscientemente, nos dirigimos que de los aspectos de los asuntos que estamos examinando. Así, Mr. Gaitskell ve más daño en la maldistribución de los ingresos (véase su “Nadie puede evitar observar las graves consecuencias sociales que pueden venir de los intentos continuos de disminuir el dinero de los sueldos”) que en cualquier posible deficiencia total que pueda surgir, mientras que yo sostengo lo contrario. La verdad es que ambas visiones son importantes. Existen individuos en posesión de ingresos mayores que cualquier otro y respecto de los cuales ellos pueden afirmar justamente que los merecen. Tales individuos se ven forzados a ahorrar, y son por ello una causa de la deficiencia de capacidad para comprar. Pero el ahorro de unos relativamente pocos individuos ricos es sólo una causa menor de deficiencia de poder adquisitivo. Yo podría casi suscribirme a la teoría de la maldistribución si las reservas ocultas de las instituciones fueran reconocidas como la parte más importante del dinero malmente distribuido, pero todavía me seguiría preguntando si incluso bajo esa teoría el verdadero remedio sería registrar y recolectar todas esas reservas de crédito ocultas; sería mejor compensar la deficiencia a partir de nuevos créditos. El peligro, verdaderamente serio, de medidas tales como una alta y discriminatoria exacción diseñada sólo para nivelar los ingresos existentes de los individuos privados, es que sólo serviría -por ignorar la causa principal del problema- para esclavizar a los pocos que todavía son libres del Poder Financiero, sin que al mismo tiempo se mejorara apreciablemente la suerte de los demás. Pero un remedio “nivelador” como el del Dividendo Nacional, que también compensa la deficiencia total de los ingresos personales, está en una categoría completamente más alta. Es mi esperanza que el trabajo anterior permita a los oponentes del Crédito Social percibir la verdad del altamente difamado teorema A + B.

  2. #2
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    Re: La deficiencia inherente de poder adquisitivo del sistema capitalista: el teorema

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    A + B: Una réplica matemática a una objeción

    En su libro Credit-Power and Democracy, C. H. Douglas introdujo su teorema A + B de la siguiente forma:

    “Una fábrica u otra organización productiva tiene, junto con su función económica como productora de bienes, un aspecto financiero: puede ser considerada, por un lado, como un mecanismo para la distribución de poder adquisitivo a los individuos por medio de sueldos, salarios y dividendos; y por otro lado, como un creador de precios (valores financieros). Desde este punto de vista, sus pagos pueden ser divididos en dos grupos:

    Grupo A: Todos los pagos hechos a los individuos (sueldos, salarios y dividendos).
    Grupo B: Todos los pagos hechos a otras organizaciones (materias primas, cargos bancarios, y otros costes externos).

    Ahora bien, el ritmo de flujo de poder adquisitivo a los individuos está representado por A, pero como todos los pagos van a los precios, el ritmo de flujo de los precios no puede ser menor a A + B. El producto de cualquier fábrica puede ser considerado como algo que el público debería ser capaz de comprar, aunque en muchos casos es un producto intermediario sin uso para los individuos sino sólo para una fábrica ulterior; pero como A no adquirirá A + B, una proporción del producto al menos equivalente a B debe ser distribuida mediante una forma de poder adquisitivo que no esté comprendida en la descripción agrupada en A. Será necesario en una fase posterior mostrar que este poder adquisitivo adicional es provisto mediante préstamo crediticio (descubiertos bancarios) o créditos procedentes de la exportación”. [1].

    Ahora bien, es frecuente que los críticos del teorema aleguen que el teorema mismo es absurdo porque existen momentos en los que el ingreso agregado es mayor o igual al precio de los bienes de consumo que vienen al mercado. Sin embargo, el teorema no dice que el total de ingresos sea necesariamente menor que el precio de los bienes de consumo. Lo que el teorema dice es que el total de ingresos es necesariamente menor que el total de precios generados en el mismo periodo de tiempo en todas las industrias.

    Puesto en notación matemática:

    1. Suma (Σ) del total de ingresos < suma del total de precios (para todo tiempo t > 0, o al menos desde la revolución industrial).

    2. Existen dos tipos de bienes, bienes de capital y bienes de consumo. Por tanto, hay dos tipos de precios: precios de bienes de capital y precios de bienes de consumo; y dos tipos de ingresos derivados de la producción: ingresos derivados de la producción de bienes de capital e ingresos derivados de la producción de bienes de consumo.

    3. Por tanto, el teorema A + B puede volver a expresarse de la siguiente forma:

    Suma (ingresos capital + ingresos consumo) < suma (precios capital + precios consumo) (para todo tiempo t > 0).

    4. Ingreso agregado del consumidor = Suma (ingresos capital + ingresos consumo).

    5. Por tanto, el ingreso del consumidor sólo puede ser ≥ precios consumo si la Suma (ingresos capital + ingresos consumo) ≥ precios consumo.

    6. Puesto que los precios capital en el tiempo t, siempre aparecen en precios consumo en t + x: si el ingreso del consumidor ≥ precios consumo en el tiempo t, entonces la Suma (ingresos capital + ingresos consumo) en el tiempo t + x < suma (precios consumo), a menos que los ingresos capital sean incrementados en una cantidad mayor que la suma (precios capital en el tiempo t).

    Lo que el teorema demuestra es que si se hacen intentos para igualar el ingreso agregado con los precios de los bienes de consumo mediante la producción de bienes o servicios de capital adicionales, tales intentos necesariamente conducirán a un punto en que el ingreso agregado sea menor que el precio de los bienes de consumo en un punto futuro del tiempo. En otras palabras, la brecha entre ingresos y precios nunca desaparece, sino que solamente se disimula mediante la producción de bienes de capital adicionales y que aparecerán más tarde en una forma agregada.

    Keynes reconoció el problema subyacente a este método para cerrar la brecha cuando escribió lo siguiente:

    “Así, el problema de sostener que la nueva inversión de capital siempre excederá la desinversión de capital suficientemente como para llenar la brecha entre ingreso y consumo, presenta un problema que es de manera creciente cada vez más difícil a medida que el capital crece. La nueva inversión de capital sólo puede tener lugar en exceso de la actual desinversión de capital si se espera que el gasto futuro en consumo crezca. Cada vez que aseguramos el equilibrio de hoy incrementando la inversión estamos agravando la dificultad de asegurar el equilibrio mañana.” [2].


    1. C. H. Douglas, Credit-Power and Democracy (Melbourne: The Social Credit Press, 1933), 21-23.

    2. J. M. Keynes, The General Theory of Employment, Interest, and Money (New York: Harcourt, Brace & World, Inc., 1964), 105.


    Fuente: SOCIAL CREDIT BLOGSPOT

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