Estimados Lectores:
Ha pasado casi un mes desde la reflexión anterior, y deberían haber más, pero la agitada vida universitaria de fin de semestre nos ha pasado la cuenta.
Antes de comenzar con la reflexión actual, es menester señalar que, al parecer, el argumento contra el modernismo Kantiano ("el fenómeno del fenómeno" o "cadena fenoménica") sería incorrecto en clave Kantiana. Por tanto, en la lectura de la reflexión anterior, hay que considerar, por ahora, que no hay datos en favor ni en contra de dicha postura, aunque el sentido común puede señalarnos algo al respecto. Con todo, a futuro vamos a reparar nuevamente respecto de la verdad y la posibilidad de su conocimiento, en cuyo momento se tratará el argumento contra la teoría moderna respectiva.
La actual reflexión tiene por objeto ilustrar respecto de la sanguinolienta historia de la revolución, no sólo del marxismo, que es una entre varias, la más conocida en cuanto a sangre, y de los efectos que las revoluciones han ido provocando en la sociedad, particularmente en occidente.
El derramamiento de sangre es consubstancial a todos los cambios bruscos de gobierno, que, en el ámbito político, es requisito esencial de toda revolución.
Lo único que un cristiano puede, sana y coherentemente, pensar del marxismo, y de La Revolución es lo siguiente: Originalmente publicado por
Obispos Alemanes, 24.12.36 "el bolchevismo no es sólo una organización económica y política; en su esencia intima, en sus raíces más profundas, es la negación de toda religión, el ateísmo personificado en el Estado, una puerta del infierno, el precursor del Anticristo"
¿Por qué?
Básicamente, las revoluciones, culturalmente hablando, han hecho pasar a Occidente desde
- La unidad en La Verdad
a:
- La diversidad en La Verdad
- La imposibilidad de la Verdad
- La apostasía de la Verdad.
Cada revolución acerca al hombre más a lo animal, respecto de la anterior, alejándolo de su fin último, que no es otro sino la contemplación de Dios (en sencillo, "la salvación").
Respecto de las revoluciones, sus fundamentos y sus efectos, más allá de lo meramente cultural:
La primera (Lutero) es una revolución del espíritu. Mantuvo lo humano, natural, la virtud, lo noble, pero separó al hombre de lo sobrenatural, de lo divino.
La segunda (Francia) es una revolución animal, cuyo objetivo último es la independencia del individuo frente a lo verdaderamente humano, la verdad (coincide con la "imposibilidad"), la voluntad y el intelecto. Su efecto fue la economía burguesa. Aquí ya hay una alienación mayor del hombre, por cuanto es algo propio del estómago, es una revolución de fundamento animal.
La tercera revolución (Rusia) es absolutamente materialista. Lleva al ser humano a un nivel incluso inferior al animal, considerándolo simple "fuerza productora", lo mismo que hace un motor o una máquina. Es la alienación máxima del hombre, porque lo reduce al mismo nivel de la materia inerte. Su antropología se basa en "el hombre en cuanto capaz de trabajo" y por eso su discurso apunta al trabajador, obrero, proletario, o la denominación actual vigente.
Con todo, "La Revolución" es una sola fuerza, a pesar de dividirse en muchas doctrinas distintas que aparentan ser antagónicas, pero que una obra en virtud de la otra. El camino del liberalismo no es distinto del camino del comunismo. Como diría Marx, es solamente anterior, una mera antesala.
La materia no conduce a nada distinto de la materia, por eso los sectores progresistas imponen la "política-economía", en la que ha caído la derecha nacional, por lo que, por ejemplo, en elecciones, pretenden justificar sus diferencias sólo en aspectos económicos. Ese es el secreto del triunfo de la izquierda, incluso aplicando "paños fríos" cuando es necesario, y diciendo que son "renovados".
La cuarta revolución, que gracias a Dios no ha ocurrido, es la consolidación del camino recorrido por todas las anteriores. No es otra cosa distinta del "gobierno mundial" en base a los "principios" de la revolución. La alienación humana será incluso mayor a la del marxismo, y corresponde al gobierno absoluto de la materia. El Anticristo. Por eso es que, muy sabiamente, los Obispos Alemanes, hace 72 años, llamaron al marxismo "puerta al infierno, Precursor del Anticristo".
Sin embargo, no hay que desesperar. Cristo, muriendo en la Cruz y resucitando al tercer día, ganó por nosotros todas las batallas. Él será quien finalmente nos libere del Anticristo, sin embargo, eso no es razón para dejarse estar. Hay que actuar para reducir al máximo la barbarie, dificultarle el trabajo a La Revolución, que no es otra cosa que la oposición a toda forma de gobierno acorde a la Ley Eterna y a la Ley Natural.
Con todo, no deja de ser interesante considerar que las características del Totalitarismo Democrático (ámbito político), de la sociedad de consumo (ámbito socioeconómico), y de la sociedad de la información (ámbito cultural) se acercan peligrosamente a lo que puede esperarse de la cuarta revolución.
- Una sociedad en que lo religioso (lo sobrenatural) no tiene entrada en la vida política, y se la relega a lo privado, dándole un aspecto similar a otro producto de consumo. Coincide con la tercera, y lo profundiza, porque en los países marxistas, la religión es perseguida, pero quienes la profesan, lo hacen seriamente, llegando incluso al martirio, mientras que en el totalitarismo democrático, la fe, virtud superior a las facultades superiores, que no pudo ser derribada por el marxismo, es reducida al nivel de cosa, de producto, y lo estamos viendo en Chile. ¿Qué político se atreve a decir en público que es Católico? Pocos, unos cinco, ¿tal vez?.
- El Intelecto es aniquilado desde la aniquilación de la verdad, producida por la contradicción relativista. La sociedad de la información llena de basura intelectual al hombre, que conoce sólo lo que no es trascendente, de este modo se le duerme, se le embrutece. El ejemplo máximo es la farándula.
- La Voluntad es esclavizada por el producto de moda, las drogas, los vicios hechos norma social. Además, siendo realmente tratado como esclavo, los hombres creen ser libres, y por tanto, cooperan "voluntariamente" (más bien adictamente) a la mantención del sistema.
- La virtud, en general, es eliminada desde el ataque a la moral, imponiendo como máxima de vida el hedonismo y la ley del mínimo esfuerzo.
Hecho este último analísis, faltaría muy poco para que se logre la cuarta revolución, cuyo principal divulgador son los mass media, que, curiosamente, son controlados por los mismos que encabezaron las revoluciones anteriores.
No queda más que tener fe, de la verdadera. Como ya mencionamos, Cristo venció por nosotros, y por tanto, de nada sirve la desesperación. Spe Salve, La Esperanza Salva, se títula la encíclica papal de fines del año pasado. Entonces, tengamos fe y estemos esperanzados, porque sabemos que Dios en su misericordia limitará los días de tribulaciones, y nos librará del Anticristo, de la revolución.
En Cristo Rey, hasta una siguiente reflexión.
La Edición.
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