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Tema: Debate entre Douglas y Hawtrey (Birmingham, 1933)

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    Re: Debate entre Douglas y Hawtrey (Birmingham, 1933)

    La jirafa del Sr. Hawtrey

    Fuente: The Fig Tree, nº 6, Septiembre 1937.



    La jirafa del Sr. Hawtrey

    Parte II

    Por W. L. Bardsley

    IV


    El muy manido pero resistente teorema A + B constituye todavía una piedra en el zapato del Sr. Hawtrey, y él posee lo que evidentemente él considera que es una nueva y devastadora crítica por hacer, ya que él la hace por dos veces; una en la introducción de su libro [1], y de nuevo en el capítulo dedicado al Crédito Social. El argumento está tan prolijamente condensado en la introducción que servirá bien aquí para abrir la cuestión. Esto es lo que él dice:

    “El concepto de una deficiencia de poder adquisitivo, sobre el cual se construye toda la fábrica del Crédito Social, significa dos cosas diferentes, y no simplemente diferentes, sino también contrarias. Por un lado significa un exceso de dinero sobre bienes y una consecuente dilución del poder adquisitivo por una subida del precio; por otro lado significa un exceso de bienes sobre dinero. La tácita asunción en la mente del partidario del crédito social es que, si el exceso de dinero sobre los bienes coexiste con el exceso de bienes sobre el dinero, la deficiencia de poder adquisitivo se duplicará. Con este reducto inexpugnable en el fondo de la mente los conflictos que se desarrollen en la fortificación principal de este reducto no serán más que escaramuzas. Todos los argumentos del economista ortodoxo son desechados o no tenidos en cuenta ya que él ha olvidado este principio fundamental.”


    Estimado Sr. Hawtrey. Esa última frase suya pretende ser sarcástica, por supuesto, pero que cosa más graciosa resulta ser el subconsciente. Quizá él tenga una memoria efímera de algo que dijo tres años atrás que contradecía su nuevo argumento. Es un hecho que en su debate con el Mayor Douglas en Birmingham dio un breve resumen de la mejor descripción ortodoxa acerca de cómo los bienes y servicios son producidos y distribuidos, mientras el dinero es creado, emitido, recolectado y destruido, con una descripción de un periodo de inflación seguido por uno de deflación. Sería tentador criticar esta descripción, particularmente allí donde él incurría en una petición de principio, al dar por hecho toda la cuestión que precisamente se estaba debatiendo, en una frase crujiente: “Los pagos hechos por un comerciante a otro se cancelan.” Pero aquí nos concierne solamente la frase con la que concluye:

    “Esta descripción de la relación del sistema de crédito con la actividad productiva difiere de la del Mayor Douglas en que se llega a la conclusión de que un exceso de demanda ES igual de probable que ocurra que una deficiencia.”

    Una cuidadosa comparación de esta conclusión con el nuevo argumento revela que el Sr. Hawtrey ha descubierto que el teorema A + B tiene en cuenta un “exceso de demanda” pero que (oh., ¡horror!) lo considera o trata como una dilución de poder adquisitivo. Este Crédito Social es aún peor de lo que él pensaba. La cosa curiosa es que él admite, como se verá, “la subida de los precios que es causada por la dilución como una disminución o deficiencia de poder de compra. Ese tratamiento”, dice él, “es altamente defendible, pues la subida de los precios disminuye las órdenes de compra sobre bienes representadas por un ingreso monetario dado.”

    Es como si el Sr. Hawtrey, encarado con una jirafa, exclamara, “Ahí está, pero no creo en ella.”

    Ahora bien, lo curioso es que el Mayor Douglas realmente aportó en Birmingham la clave para la reconciliación de la aparente contradicción que tanto preocupa al Sr. Hawtrey. Él dijo:

    “Cuando el Sr. Hawtrey dice que es posible tener un exceso de demanda, pienso que lo que él quiere decir es que es posible tener un exceso de demanda sobre bienes de consumo, en lo cual estoy de acuerdo con él. Es posible tener un exceso de demanda haciendo una gran cantidad de bienes que no están pensados para destinarse a la venta al público y usando el poder adquisitivo distribuido en hacer esos bienes para la compra de bienes de consumo.”

    Después de esto, fue realmente criminal por parte del Sr. Hawtrey el ser tan descuidado y poco correcto. Debería al menos haber dicho “un exceso de dinero sobre bienes de consumo.” Todo el pasaje completo está redactado descuidadamente a los ojos de un Creditista Social, el cual está entrenado para la exactitud en la expresión (nótese, por ejemplo, cómo utiliza mal la palabra “duplicará”), pero el Sr. Hawtrey es un economista y, más aún, podría aducir que el pasaje citado está solamente en la introducción. Eso, sin embargo, no es excusa para dejar de lado la palabra “de consumo”. Además, también es dejada de lado en el argumento principal.

    V

    El Sr. Hawtrey comienza su argumento principal en la página 296 resumiendo el teorema A + B (citado por completo más abajo [2]). Los resúmenes del teorema A + B frecuentemente son erróneos, pero como el argumento del Sr. Hawtrey no se ve afectado por esto, no habrá necesidad de queja sobre este punto conforme al contexto. A continuación, él hace una observación que requiere un comentario extenso antes de proceder con su argumento principal.

    “La frase ´A no adquirirá A más B´, ha sido tomada tanto por críticos como por partidarios del Mayor Douglas como significando que existe una deficiencia de demanda inherente. Esta interpretación ha obtenido apoyo tanto de la naturaleza del remedio del Mayor Douglas (puesto que su subsidio toma la forma de la creación de poder adquisitivo adicional), como también de algunos pronunciamientos directos hechos por él mismo.”

    Me gustaría hacer aquí una petición al Rey Inglés y al sentido común. Un teorema no es una parábola que necesite de interpretación; es una proposición que puede demostrarse por argumentos ser correcta o incorrecta. El Sr. Hawtrey está ocupado en el intento de refutarla, y es su función tratar con lo que el Mayor Douglas realmente dice y no con la supuesta interpretación que sobre ella haga cualquier otro.

    La frase “A no adquirirá A más B” significa una cosa, y sólo una cosa. [3] El Sr. Hawtrey, en la última frase de su capítulo, compara algunos de los cálculos del Mayor Douglas con una errata en la tabla de multiplicar, pero aquí tenemos simples sumas y restas aplicadas a símbolos. O bien A adquirirá o bien no adquirirá A más B. Si no, entonces una proporción del producto como mínimo equivalente a B debe ser distribuido mediante una forma de poder adquisitivo que no esté comprendido en la descripción agrupada bajo A.

    Muy seriamente, en efecto, sugiero al Sr. Hawtrey que lea el teorema de nuevo cuidadosamente, e intente entender exactamente lo que dice. Dicho teorema no se limita a decir que hay una deficiencia de demanda inherente, sino que dice algo sutil pero vitalmente diferente a eso. Dice que hay una deficiencia de demanda inherente a menos que se haga algo para complementarla.

    Como uno de los representantes de la teoría ortodoxa de que el actual sistema financiero es autoliquidable, el Sr. Hawtrey habrá de probar una u otra de estas dos cosas. Él habrá de probar que el ritmo de flujo de poder adquisitivo hacia los individuos no es A sino A más B, o bien habrá de probar que una proporción del producto como mínimo equivalente a B es de hecho distribuido mediante una forma de poder adquisitivo no comprendida en las descripciones que se agrupan bajo A. Al hacer eso, no le será suficiente con hacer enfáticas aserciones acerca de la fortaleza de su eminencia en el mundo financiero. Su posición teórica es la de un eminente profesor de física newtoniana que se viera confrontado por el desafío de Einstein: ortodoxo pero conmocionado. Pero su verdadera posición es mucho peor que ésa, pues él ha de defender una teoría que es responsable de la existencia de una Deuda Nacional de ₤ 8.000.000.000, con un tercio de la población incapaz de gastar más de 6 chelines a la semana en comida, mientras están en pleno apogeo las medidas para limitar la producción de comida y desalentar la importación de comida, con el propósito de proteger los precios; por no decir nada de otro males.

    Será su función probar que cualquier dinero, al margen de A, que se utilice para adquirir A + B no haya dejado pendiente al mismo tiempo algún coste que deba todavía ser sufragado; y que ningún coste que haya sido sufragado, no lo haya sido a expensas de otro coste que al mismo tiempo se haya dejado pendiente.

    Por ejemplo, en la página 302, el Sr. Hawtrey, al tratar de la partida de coste conocida como depreciación, dice:

    “Si es invertido o bien en el negocio mismo o bien a través del mercado de inversión, se hace disponible directa o indirectamente para la producción de nuevo equipo capital, que generará [presumiblemente quiera decir ´distribuir´] ingresos.

    Sin embargo, la inversión es un acto separado, sin el cual el excedente del fondo de dinero destinado a la depreciación tendería a causar una deficiencia de poder adquisitivo. E indudablemente a veces ocurre que tales fondos, aún cuando no se acumulan en dinero en efectivo, se aplican a la devolución de adelantos o préstamos bancarios.”

    De hecho, se admite aquí que cuando un comerciante carga por la depreciación en el precio de sus bienes y obtiene su precio a partir del público, él lo hace a expensas de una equivalente deficiencia de poder adquisitivo con el que poder satisfacer el precio de todos los bienes que quedan sin vender. Pero el siguiente punto consiste en que el dinero así obtenido puede ser distribuido de nuevo en la producción de nuevo equipo capital. Así es, y, en la medida en que es pagado a los individuos, estará disponible para comprar los bienes no vendidos mencionados antes. Pero es incluido como un coste en las cargas por el nuevo equipo capital que solamente podrá satisfacerse mediante la creación de nuevo dinero. La deficiencia simplemente se ha transferido de una cuenta a otra.

    De nuevo, sobre este asunto de la depreciación él dice:

    “La práctica de aplicar fondos de dinero destinados a la depreciación para la devolución de los adelantos o préstamos bancarios constituye una absorción de dinero. Pero la tendencia a causar una deficiencia de demanda quedará contrarrestada si los bancos crean adelantos o préstamos equivalentes en otras direcciones. Y esto es lo que buscarán hacer para así poder mantener sus adelantos o préstamos en la debida proporción con respecto a sus reservas en caja.”

    Desafortunadamente para el Sr. Hawtrey, éste es un perfecto ejemplo de la situación descrita por el teorema A más B en pleno funcionamiento. Aquí tenemos, en términos cuantitativos, la situación que él ha descrito con respecto a solamente una de las partidas que se incluyen en el Grupo B en el teorema.

    El precio de una partida de bienes es A + B, y B constituye una carga por depreciación. El poder adquisitivo distribuido en relación a aquélla (de acuerdo con el Sr. Hawtrey) es A, pero el comerciante obtiene su precio A + B, de tal forma que el fondo general de poder adquisitivo, al que llamaremos x, es ahora x – B; una proporción del fondo general de bienes como mínimo equivalente a B debe ser distribuido mediante una forma de poder adquisitivo que está pendiente de descripción por el Sr. Hawtrey.

    B ha sido cancelado por el banco y la deficiencia se mantiene a menos que, dice el Sr. Hawtrey, los bancos creen adelantos o préstamos equivalentes en otras direcciones. Esto es, otro comerciante obtiene un préstamo y la cantidad es B, la cual él usa en su negocio. Él lo carga todo él en su precio, por lo que aún cuando el fondo general de poder adquisitivo se incrementara de esta forma pasando de x – B a x, los valores en precios adjuntos al fondo general de bienes se han incrementado por la misma cantidad B y la deficiencia original todavía se mantiene. Peor aún, se ha aumentado, pues cuando el comerciante recibió el préstamo él lo uso para crear dos grupos de costes, grupo A y grupo B, por lo que el fondo general de poder adquisitivo es todavía algo menor que x aunque mayor que x – B. Por tanto, el Sr. Hawtrey todavía tiene que hacer su trabajo, y ha hecho su posición aún más difícil.

    Si la conociera mejor, vería que su posición es imposible, pues él todavía ha de encarar el hecho de que el Mayor Douglas ha mostrado en sus varias obras los métodos, cuya eficacia va siendo continuamente decreciente, mediante los cuales el presente sistema financiero lunático se esfuerza por proveer el nuevo dinero con el que “una proporción del producto como mínimo igual a B debe ser distribuido”, pero haciéndolo de tal forma que (a) el poder de monetizar el crédito de la gente no se desplace fuera de las manos del monopolio del dinero que lo ha robado, (b) el monopolio retenga el control de las vidas de los individuos dictando los términos en virtud de los cuales puedan obtener el poder adquisitivo que constituye su licencia para vivir (siendo la más severa condición la necesidad quebradora de nervios de competir por el trabajo remunerado en un mercado de trabajo continuamente reducido por las mejoras tecnológicas), y (c) el monopolio pueda dictar la política de los Gobiernos que tienen que tomar prestado todos sus fondos de aquél y, a continuación, competir con el sistema de precios en extraer los impuestos a partir de un fondo de dinero insuficiente para satisfacer a ambos, de tal forma que los Gobiernos sólo puedan ser solventes cuando su pueblo sea insolvente.

    De todo lo cual se puede ver que el Sr. Hawtrey está defendiendo un irresponsable y tiránico sistema de gobierno por el dinero. Lo cual me hace regresar al argumento principal una vez más.

    VI

    El principal argumento del Sr. Hawtrey puede expresarse con sus propias palabras:

    “En el capítulo que sigue a la enunciación de la fórmula A más B, él [Mayor Douglas] aborda el asunto de la creación de crédito. Cuando un banco crea crédito, por ejemplo, concediendo un descubierto, permite que la producción tenga lugar. El prestatario y aquéllos que le proveen [4] se ponen a trabajar, y ´todos esos negocios están distribuyendo poder adquisitivo a los individuos, en forma de sueldos y salarios, por delante de la producción, lo cual causa una subida en el precio de mercancías finales existentes, que son las únicas mercancías que compran los individuos´ (página 33). Ésta es la dilución de poder adquisitivo ya descrita en ´Economic Democracy´. También en esta misma página la fórmula A + B se resume en la proposición de “que el actual flujo de sueldos, salarios y dividendos es menor, mucho menor, que el actual flujo de valores en precios de los artículos producidos´. La primera proposición afirma que existe un exceso de poder adquisitivo sobre bienes, lo cual fuerza a subir los precios; la segunda afirma que existe un exceso de bienes sobre el poder adquisitivo. ¿Cómo pueden reconciliarse ambas?”

    Después de todo lo que ya se ha dicho todo lector estará deseando vehementemente señalar al Sr. Hawtrey la enormidad de su error. Con mis disculpas hacia ellos y en deferencia a él, debo poner algunos puntos sobre las íes y algunas cruces sobre las tes. Ninguna de las proposiciones afirma ninguna de las cosas que él dice que afirman. La primera es muy precisa y se refiere a la distribución de poder adquisitivo por delante de la producción, causando una subida en los precios de mercancías finales. La segunda se refiere al flujo actual de sueldos, etc., como siendo menores que el flujo actual de valores en precios de artículos producidos.

    El poder adquisitivo no es de ninguna manera la misma cosa que el dinero; es dinero en relación al precio. Una libra esterlina es dinero y tiene el poder de adquirir cinco artículos cada uno con un precio de 4 chelines, pero sólo cuatro en caso de que su precio subiera hasta los cinco chelines. Tómese la frase del Sr. Hawtrey, “un exceso de bienes sobre poder adquisitivo.” No es esto lo que deberíamos decir; no es algo preciso. Pruébese con cinco artículos y una libra; se verá que ello depende del precio de los artículos, y el Sr. Hawtrey no menciona el precio. Lo que el Mayor Douglas dice es que el actual flujo de sueldos, etc., es menor que aquél de los precios de los artículos producidos. Esto sí es algo preciso. Pruébese con cinco artículos a la semana a cinco chelines cada uno, y una libra a la semana.

    Las dos proposiciones que han de ser reconciliadas por el Sr. Hawtrey no son aquéllas que él dice que son. Es muy fácil para el Sr. Hawtrey aparecer como superior y devastador sobre proposiciones que él ha manipulado para adecuarlas al fluir sencillo de su pluma. Sería muy sencillo reírse de él reescribiendo las proposiciones en una forma que fuera adecuada para mí; por tanto, invito al más cuidadoso y receloso escrutinio de lo que tengo que decir al respecto por medio de la reconciliación de las dos proposiciones que fueron hechas por el Mayor Douglas.

    Ellas son dos proposiciones, y están separadas. Una es una proposición mayor y la otra una proposición menor. Tomando la mayor primero, contenida en el teorema A + B (citado por completo en la página 561), se afirma que hay una deficiencia de poder adquisitivo inherente en relación con los precios si el poder adquisitivo y los precios son considerados ambos como un flujo, que es la correcta forma de considerarlos, y es la forma en que el Sr. Hawtrey los considera, como lo mostrará una cita posterior.

    Si aislamos un periodo de tiempo determinado para ilustrar la deficiencia mayor, deberemos como mínimo calcular el valor total en libros de todos los bienes de consumo, y de todos los bienes de capital e intermedios producidos en un periodo dado de producción, y compararlos contra los sueldos, salarios y dividendos distribuidos en relación a la producción durante el mismo periodo.

    Permítasenos suponer que en el periodo escogido el poder adquisitivo distribuido en relación a toda la producción es suficiente para satisfacer los precios (valores en libros) de todos los bienes de consumo finalizados, y que todos ellos son comprados y consumidos. Esto, lo asumo, es la situación que satisfaría el sentido de la armonía del Sr. Hawtrey, y deja todos los bienes restantes sin vender; pero también deja pendientes todos sus valores en libros, los cuales el público tendrá que pagar en el futuro, ya que todos los costes deben ser sufragados por el público. Ahora bien, podría ser cierto que el poder adquisitivo se haya distribuido en el pasado en relación a todos esos costes (dicho sea de paso, el Sr. Hawtrey ya ha demostrado que eso no es cierto para esos costes registrados denominados depreciación), pero es algo claramente irrelevante ya que ha sido retirado de circulación en periodos previos por la compra de bienes de consumo. En otras palabras, el público ha hecho los bienes y ha pagado por ellos, pero los costes están todavía pendientes de sufragarse y una proporción de ellos se incluirán en el coste de bienes producidos en el periodo siguiente, y el resto en periodos sucesivos.

    Puesto que el sistema económico es un proceso continuo, los periodos sucesivos fluyen del uno al otro, por lo que puede considerarse como un flujo, y el teorema A más B lo describe así. Los costes B referidos en él constituyen los costes pendientes trasladados a un periodo cualquiera a partir de periodos previos, más cualesquiera costes nuevos registrados y costes relacionados con semimanufacturas que el público no compra.

    Pero, dice el Sr. Hawtrey:

    “Decir que ´los sueldos y salarios (ya insuficientes para comprar toda la producción) tienden a diluirse en su valor hasta que simplemente representan un fondo de subsistencia para las personas implicadas´ (página 34), no ayuda; el hecho es que se ha introducido la confusión en el asunto a consecuencia de la práctica del Mayor Douglas de describir la subida de los precios que es causada por la dilución como una disminución o deficiencia de poder adquisitivo. Ese tratamiento es en sí mismo altamente defendible, pues la subida de los precios disminuye las órdenes de compra sobre bienes, representadas por un ingreso monetario dado. Pero desafortunadamente la misma expresión, una deficiencia de poder adquisitivo, es igualmente apropiada al caso en que hay una deficiencia de ingresos. En un caso la deficiencia de poder adquisitivo significa un exceso de demanda en términos de dinero por encima de la oferta de bienes a un nivel de precios dado; en la otra significa una deficiencia de demanda.”

    Estoy hecho un lío acerca del matiz exacto del significado pretendido o buscado por la palabra “desafortunadamente”; pero volviendo al periodo ya descrito, permítasenos suponer que ha habido una expansión de equipo capital (armamentos, por ejemplo, o, si las armas molestan al Sr. Hawtrey, estaciones de energía eléctrica o de altos hornos), de tal forma que hay un poder adquisitivo distribuido que está en exceso con respecto a los bienes de consumo disponibles a sus precios en libros contables. Ésta es la proposición menor ante la que el Sr. Hawtrey se sobresalta. Los precios suben. Esto es, los vendedores suman un nuevo y beneficioso coste registrado al valor en libros previo. El poder adquisitivo se diluye de tal forma que una libra esterlina, en lugar de, digamos, comprar diez artículos a dos chelines, sólo podrá comprar ocho a media corona cada uno.

    A parte de las dolorosas repercusiones que esto tiene en las relaciones entre el capital y el trabajo (resultando en aumento de costes), está claro que la deficiencia mayor ha sido agravada (no duplicada, Sr. Hawtrey). Pero, ¿qué hacen los comerciantes con este beneficio extra? Resumidamente, hacen una de estas cuatro cosas. Lo ahorran, lo cual priva a algún otro vendedor de un mercado por el momento. Sin embargo, tarde o temprano lo gastarán o se desharán de él. Lo más probable es que lo utilicen para devolver apresuradamente un préstamo bancario acuciante que, tal y como el Sr. Hawtrey lo presenta, constituye una “absorción de dinero”. O bien saldrán y lo gastarán, lo cual está bien, por supuesto; la subida del precio simplemente les ha transferido a ellos el derecho a consumir. O bien lo invertirán en su propio o en alguno otro negocio, que distribuye parte del mismo (la parte A) pero crea un coste A más B equivalente. Todos estos procesos, a excepción del gasto para el consumo, agravan la deficiencia mayor; algunos más que otros. Adicionalmente, las condiciones de un “boom” económico animan a la instalación de nuevo equipo capital, haciendo que el poder adquisitivo distribuido en relación al mismo aumente el proceso recién descrito, y quedando pendiente el coste del mismo en el periodo siguiente.

    Ahora bien, el siguiente párrafo constituye la totalidad del argumento que el Sr. Hawtrey adelanta en apoyo de las afirmaciones que él hace, basadas como hemos visto en una reproducción confusa de los argumentos del oponente:

    “En la práctica todas las fases de la producción están en funcionamiento simultáneamente. Aquéllas que causan un exceso de demanda y aquéllas que causan un exceso de oferta tienden a neutralizarse las unas con las otras. Pero si aplicamos la misma descripción, una deficiencia de poder adquisitivo, tanto a la subida de los precios en un caso como a la escasez de dinero ofrecido en el otro, es fatalmente sencillo extraviarse en la idea de que cada fase de la producción tomada separadamente tiende a causar una ´deficiencia´ de poder adquisitivo, por lo que cuando ellas coexisten deben reforzarse las unas con las otras.”

    De nuevo, el uso de la palabra “fatalmente” produce un singular reparo. Me recuerda a la definición de Huxley de una tragedia como “una teoría asesinada por un hecho.” Ése es el punto de vista clásico o deductivo. Desde una visión realista o inductivo, si una teoría está mal, el descubrimiento del hecho que la mata constituye un triunfo. Fatalmente, fatalmente, … ¿qué significa realmente eso?

    En cualquier caso, un periodo en donde el poder adquisitivo exceda los precios de los bienes de consumo, es decir, un periodo de “boom” económico o inflacionario, no ocurre en el mundo de los hechos puros y duros simultáneamente con un periodo en donde el poder adquisitivo es menor que los precios de los bienes de consumo, es decir, un periodo de “depresión” o deflacionario. Tales periodos, como bien se sabe con seguridad, se alternan el uno con el otro para mayor gloria de Mammon.


    [1] “Capital and Employment”, por R. G. Hawtrey (Longmans, Green, 15 s.), el cual constituye el asunto de esta recensión.

    [2] EL TEOREMA A + B

    Una fábrica u otra organización productiva tiene, además de su función económica como productora de bienes, un aspecto financiero: puede ser considerada, por un lado, como un mecanismo para la distribución de poder adquisitivo a los individuos, por medio de sueldos, salarios y dividendos; y por otro lado, como una fabricante de precios: valores financieros. Desde este punto de vista sus pagos pueden ser divididos en dos grupos:

    Grupo A.- Todos los pagos hechos a los individuos (sueldos, salarios y dividendos).

    Grupo B.- Todos los pagos hechos a otras organizaciones (materias primas, cargas bancarias, y otros costes externos).

    Ahora bien, el ritmo de flujo de poder adquisitivo a los individuos está representado por A, pero puesto que todos los pagos van a los precios, el ritmo de flujo de los precios no puede ser menor que A más B. Puesto que A no podrá adquirir A más B, una proporción del producto como mínimo equivalente a B debe ser distribuido mediante una forma de poder adquisitivo que no esté comprendido en la descripción agrupada bajo A.

    (Citado a partir del Testimonio presentado por el Mayor C. H. Douglas al Comité MacMillan sobre Finanza e Industria, Mayo, 1930).

    [3] Sacado de su contexto, para transmitir su significado correcto la sentencia debería escribirse, matemáticamente,

    da ..................da ....db
    --- no adquirirá --- + ---
    dt ..................dt .....dt

    para indicar ritmos de flujo.


    [4] El argumento está sacado de “Credit Power and Democracy”, en donde el Mayor Douglas decía, “que le proveen a él con productos intermedios.”


    Fuente del texto original.

    Visto en: SOCIAL CREDIT SECRETARIAT
    Última edición por Martin Ant; 17/10/2014 a las 17:46

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