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Tema: "La Tradición y la usura: el perenne conflicto" por Kerry Bolton

  1. #1
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    "La Tradición y la usura: el perenne conflicto" por Kerry Bolton

    La tradición y la usura: el perenne conflicto | Katehon think tank. Geopolitics & Tradition

    Este Bolton es un autor interesante por las traducciones que he podido leer. Parece defensor del Crédito Social.

    LA TRADICIÓN Y LA USURA: EL PERENNE CONFLICTO


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    27.05.2016
    Kerry Bolton


    ECONOMÍA
    EURASIA
    "La más aborrecida de todas las formas de obtener dinero y con justa razón, es la usura, porque en ella, la ganancia procede del dinero mismo y no de los objetos naturales. El dinero estaba destinado al uso de intercambio, y no para incrementarse por medio del interés. El termino interés que significa la creación de dinero a partir del dinero se le aplica también a su multiplicación. De todos los modos posibles de obtener riquezas este es el mas contrario a la naturaleza" [1], Aristóteles (384-322 a.C).


    La usura a través de las épocas


    La definición de usura de Aristóteles es tal vez la más convincente que jamás se ha hecho. La usura, como se definió originalmente, es cualquier dinero hecho de un préstamo. Originalmente no significaba un excesivo interés en un préstamo, sino ningún interés. Los cambios sutiles en la definición ayudaron a corromper y subvertir el espíritu tradicional de la usura y, finalmente, hacer a la usura victoriosa. La oposición cristiana, y particularmente católica, a la usura fue fundada sobre la afirmación de Lucas acerca de dar sin esperar nada a cambio, y en los preceptos del Antiguo Testamento contra el cobro de intereses. La Iglesia ortodoxa no fue menos inequívoca. San Basilio escribió del usurero:


    "Si él te hubiera podido enriquecer ¿para qué hubiera llegado a tus puertas? Llegó a ellas buscando socorro, mas encontró con su enemigo. Tu cargo era aliviar y socorrer su miseria, pero tu haces mayor su pobreza, intentando apurar las facultades de un hombre infeliz: como aquel médico que en vez de dar la salud al enfermo con sus visitas, le quitara por el contrario las pocas fuerzas que encuentra en él. A este modo tu haces feria, y te utilizas de las calamidades de los miserables [...] ¿Ignoras que es mayor el aumento de pecados, que es el que esperas coger con la usura del dinero prestado?".


    "... Lo que recibes del pobre, excede todos los modos de inhumanidad. Sacas utilidad y ganancias de las calamidades, de lágrimas coges plata. Ahogas y sofocas al desnudo, y azotas al hambriento: nunca ejercitas la misericordia, ni siquiera viene a la imaginación el parentesco que se tiene con el vejado..." [2].


    La Iglesia ortodoxa, sin embargo, como la católica, se volvió ambigua con el paso de los siglos y esto permitió la subversión de las doctrinas tradicionales. Surgieron cuestiones relativas a la naturaleza de la usura como pecado, y otros equívocos que propiciaron la deriva [3].


    La oposición a la usura ha sido una característica perenne de las culturas tradicionales a través del tiempo y del espacio, con la intuición de que hay algo no natural, parasitario y rotundamente pecaminoso en ello. Cuando una civilización acepta la usura como práctica comercial normal, como hace la civilización occidental, es un síntoma de un ciclo de decadencia avanzado, como explicaron tanto Brooks Adams como Oswald Spengler.


    La sabiduría tradicional ha proporcionado advertencias y prohibiciones desde tiempos inmemoriales. Las escrituras védicas de la antigua India (2.000-1.400 a.C.) llaman al "usurero" kusidin, un prestamista que cobra interés. Un Brahmana (sacerdote) y un kshatriya (guerrero) tienen prohibido la práctica de la usura. Vasishtha, La Sagrada Ley de la Aryas, afirma: "Dios pesó en la balanza el crimen de matar a un Brahmana culto contra el crimen de cobrar intereses; el asesino del Brahmana permaneció en la parte superior, el cobrador de interés se hundió hacia abajo" [4]. Sin embargo, al igual que en las civilizaciones occidentales y clásicas, la definición de la usura fue comprometida con el tiempo. Por la segunda centuria d.C. las Leyes de Manu definen la usura como más allá de una tasa de interés "legal", después de lo cual el interés no se puede recuperar. El hecho de que hubiera ahora un tipo de interés legal absoluto, en lugar de establecer una prohibición general, indica un compromiso del tipo que surgió en la cristiandad occidental y en la Grecia y Roma clásicas. Además, igual que con la exención de los judíos de las leyes sobre la usura bajo la cristiandad medieval, se permitía a la casta de los comerciantes hindúes el comercio de la usura. "Para invertir dinero en intereses, para ser un joyero, para atender el ganado, el cultivo y el comercio, - estas son declaradas como ocupaciones de la casta Vaisya" [5].


    Siddharta Gautama Buda regresó a una postura inequívoca: "Uno discierne el sustento incorrecto como el sustento incorrecto, y el sustento correcto como el sustento correcto. ¿Y cuál es el sustento incorrecto? la intriga, la persuasión, la insinuación, el menospreciar, y cobrar intereses. esto es el sustento incorrecto" [6].


    Plutarco (46-127 d.C.), en su ensayo Sobre la inconveniencia de contraer deudas, describió a los usureros como "horribles", "como buitres" y "bárbaros". Catón el Viejo (234-149 a.C) comparó la usura al asesinato. Cicerón (106-43 a.C) afirmó que "estos beneficios son despreciables, los que incurren en el odio de los hombres, tales como los de... los prestamistas de dinero en usura".


    El analista financiero contemporánero Sidney Homer, que trabajaba para Salomon Bros., y el profesor Richard Sylla, en su estudio histórico de las tasas de interés, afirman que la primera ley conocida sobre el tema fue la de Hammurabi, del 1800 a.C., durante la primera dinastía de Babilonia, que establece la tasa máxima de interés al 33⅓% anual "para los préstamos de grano, reembolsables en especie, y en el 20% anual para préstamos de plata en peso". Documentos sumerios, alrededor del año 3000 antes de Cristo, "muestran el uso sistemático de crédito basado en préstamos de grano en volumen y préstamos de metales, en peso. A menudo, estos préstamos llevaban intereses". "Ya en el 5000 a.C. en el Medio Oriente, dátiles, aceitunas, higos, nueces o semillas de cereal fueron probablemente prestados a los siervos, los agricultores pobres, o los dependientes, y se esperaba que una porción incrementada de la cosecha fuera devuelta en especie". "Las primeras tasas históricas eran se registraron en el rango de un 20-50% anual para préstamos de grano y de metal" [7]. De ahí que la usura sea tan antigua como la codicia, y también lo son los esfuerzos para resistirla por parte de aquellos que buscan mantener una conexión con la Divinidad.


    En el año 600 a.C. en Grecia, Solon estableció leyes sobre el interés cuando la deuda excesiva causó una crisis económica. Del mismo modo, en Roma, las Doce Tablas del 450 a.C., que establecían las bases del derecho romano, después de que la deuda omnipresente estuviera causando esclavitud y crisis, fijaron un tipo de interés máximo del 8⅓% anual. Cuando Bruto intentó cargar a la Ciudad de Salmais un 48% para un préstamo, Cicerón le recordó que el máximo legal era del 12%. El tipo de interés a menudo era del 4%. Algunos griegos "usureros" cargaban un 25% anual, y hasta un 25% por día [8].


    Los judíos del Antiguo Testamento tenían prohibida la usura entre sí: "No exigirás de tu hermano; usura de dinero; usura de comestibles; usura de cualquier cosa que se preste bajo usura" [9]. De forma decisiva para la historia, a los judíos se les dio un código moral dual que les permite, entre otras muchas cosas, cargar usura a los no-judíos, y esto ha dado lugar a miles de años de tragedia para judíos y gentiles por igual: "A un extraño puedes prestar a usura; pero a tu hermano no exigirás prestado a usura, para que el Señor tu Dios te bendiga en todo cuanto pusieres mano en la tierra, a la cual entras para tomar posesión de ella" [10].


    Esas prohibiciones, así como el carácter ético y moral general del Nuevo Testamento, y la herencia clásica incluyendo la aristotélica, heredada por la Iglesia Católica, establecieron la base para la Doctrina social de la Iglesia, en la que la oposición a la usura era un elemento clave. En el año 325 d.C., el Concilio de Nicea prohibió la usura entre los clérigos. Bajo el emperador Carlomagno (768-814 d.C.), la prohibición se extendió a los legos. Aquí la usura puramente significaba la obtención de más de lo que fue prestado. Esto está de acuerdo con lo que Lucas (6: 35) declaró al decir que no se debe esperar más de lo que uno da. En 1.139, el Concilio de Letrán, en Roma, declaró que la usura es un robo, y que los usureros tendrían que dar restitución. En los siglos XII y XIII, también fueron condenadas las estrategias que ocultaban la usura. En 1.311 el Concilio de Vienne declaró que cualquiera que afirmara que la usura no era un pecado era un hereje y debía ser excomulgado (Decretos: 29).


    Dante (1265-1321) colocó usureros en el séptimo peldaño del Infierno, donde el usurero iba a pasar la eternidad con una pesada bolsa de dinero alrededor de su cuello. Dante escribió: "De cada cuello colgaba un enorme bolso, cada uno marcado con su propia bestia y sus propios colores como un escudo de armas. Sobre estos sus ojos llenos de lágrimas aparecieron a la fiesta" [11].


    Pero la Iglesia en general permitió a los judíos practicar la usura, y las personas de alta y baja cuna se endeudaban con los usureros judíos, hasta que la tensión se hacía intolerable y ocurría un pogromo. Por otra parte, cuando las leyes contra la usura aflojaron, el pretexto fue una adaptación de Deut. 23:20, permitiendo que los prestamistas cristianos cobraran usura en los préstamos a los no cristianos, tales como los musulmanes, que por su parte tenían prohibida asimismo la usura, que el Corán llama el pecado de la riba [12]. La escapatoria para el prestamista musulmán ha sido la de ser capaz de cobrar una "cuota" por un préstamo, en lugar de interés. La actitud de la Iglesia desde los tiempos medievales se hizo inconsistente, mientras en algunos lugares la usura quedó prohibida, en otros lugares se permitió lo que en su lugar fue llamado "interés", justificándolo por la recuperación de las "pérdidas" del prestamista, tales como el retraso en el pago. De ahí que los lombardos, como los judíos, también se identificaron con el préstamo de dinero, no cobrando "usura", sino un "interés" tan alto como el 100%. Génova se convirtió en un centro de la banca de negocios donde se ejercía la usura y la Iglesia se sentía impotente para actuar.


    En la Inglaterra medieval los préstamos personales podían oscilar entre el 52-120% al año, dependiendo de la garantía. Federico el Hermoso de Austria pedía prestado al 80%, mientras que los comerciantes en Italia podían pedir prestado un 5-10%. La Corona de España pagaba al 40% para los préstamos a corto plazo, mientras que los comerciantes holandeses podían pedir prestado a un 1¼% [13].


    La usura triunfante


    La Reforma marcó el comienzo de una revuelta contra el orden moral tradicional de Europa, y la actitud protestante hacia la usura era más equívoca, Zuinglio, Lutero y Calvino declaran que existen circunstancias en las que la usura es aceptable. Con la división de la Iglesia y el Estado, los teóricos de la economía comenzaron a escribir en defensa de la usura como una forma "progresista" del comercio, sentando las bases de la amoral perspectiva mercantil que ahora se apodera de la mayor parte del mundo. El préstamo de dinero fue defendido como un "servicio", un concepto que ahora se da por sentado por casi todo el mundo, como sostiene el jurista francés Molinaeus en su Tratado sobre los contratos y la usura, del s.XVI. La Iglesia prohibió el libro de Molinaeus y lo obligó a exiliarse, pero sus ideas se extendieron. Es significativo que Inglaterra fuera la primera en establecer un tipo de interés legal, en el 10%, en 1545, bajo Enrique VIII, considerando la rebelión en la Fe que introdujo. La usura fue prohibida siete años más tarde. De acuerdo con Homer y Sylla: "Durante la Reforma muchos líderes protestantes defendieron el interés y el crédito. Como resultado, la doctrina de la usura, que había mantenido un firme control sobre los judíos y los cristianos durante 2000 años, se debilitó y finalmente se abandonó" [14].


    Un siglo más tarde, el foco en el pensamiento económico se desplazó a Holanda, donde la usura fue defendida como productiva y esencial por los teóricos de la economía, tales como Claudio Salmasius (1588-1653). Holanda se convirtió en el centro de la banca, y el modelo para el Banco de Inglaterra, fundado como una institución privada de préstamos al Estado en 1694 [15]. Los filósofos utilitaristas ingleses tales como Adam Smith y Jeremy Bentham, que escribió Una defensa de la usura, justificaron la utilidad social de la usura. Otros padres de la economía inglesa, David Ricardo, Jean Baptiste Say, y John Stuart Mill, fueron más lejos al decir que no debe haber restricciones a las partes contratantes en el préstamo de dinero.


    La revolución puritana de Cromwell completó la obra de Enrique VIII y la usura fue legitimada [16].


    La Revolución Francesa de 1789 abrió el camino para nuevos avances de la usura sobre las ruinas de los vestigios de lo que quedaba del orden social tradicional en Europa. Como Oswald Spengler señaló en La decadencia de Occidente, La hora decisiva, y Prusianismo y Socialismo, yendo tan lejos como a la Roma clásica, las "revoluciones" en el nombre del "pueblo", en general, han sido manipuladas por la plutocracia en contra del orden social tradicional que ha resistido contra el reino de Mammon. Las "revoluciones de color" de hoy, en nombre de la "democracia", financiadas por George Soros y otros plutócratas, instalan la plutocracia en estados que muestran signos de resistencia. La Revolución Francesa, presagio tanto de la lucha de clases del socialismo como del libre comercio del liberalismo, fue precursora en el nombre de la "Libertad, Igualdad, Fraternidad". Uno de los primeros actos de los revolucionarios fue la legalización de la usura, que hasta entonces había estado prohibida, hasta el Decreto del 2 y 3 de octubre de 1789 [17].


    La guerra napoleónica sumió a Europa en una deuda colosal con su consiguiente devastación social, moral y política posterior. Se estableció el patrón para la "era moderna". Una era de agitación revolucionaria en toda Europa, que llegó a las lejanas colonias, y que terminó con la derrota de Napoleón en 1815, las varias décadas de agitación vieron a los Rothschild y a otros prestamistas como los verdaderos amos de Europa, mientras Metternich de Austria trató de restablecer un orden social para Europa basado en el Trono y el Altar. El historiador Adam Zamoyski escribe:


    "Todos los gobiernos en Europa gravaron lo que fuera posible para pagar los préstamos de los tiempos de guerra. Gran Bretaña había gastado más en términos reales que lo que lo haría en la Primera Guerra Mundial, y su deuda nacional era astronómica. Rusia la había multiplicado por veinte veces entre 1801 y 1809, y sería más del doble de nuevo en 1822. Austria estuvo técnicamente en quiebra: en las siguientes tres décadas un promedio del 30 por ciento de los ingresos del Estado sería desviado para al servicio de esta deuda" [18].


    Zamoyski afirma que los cinco hermanos Rothschild, (que habían sido colocados estratégicamente en las capitales de Europa por su padre, Mayer Amschel Rothschild), "y en especial James en París y Salomon en Viena, habían prestado a la mayor parte de los gobiernos de Europa, y en particular a los de Austria y Francia, grandes sumas de dinero a cambio de bonos del gobierno... Metternich tenía estrechos vínculos con los Rothschild, quienes le habían resuelto muchas dificultades en el pasado y que ahora ahora había pedido que la deuda de 400,000 francos de su suegra fuera amortizada" [19].


    En cuanto a la Iglesia Católica, "Los estados papales estaban en quiebra en 1832, y Metternich salva al Papa persuadiendo a la casa bancaria de los Rothschild de Viena para que le proporcionara un préstamo" [20].


    Misión de Rusia


    En una época donde el dominio de Mammon ha culminado y el dinero realmente es, literalmente, la raíz de "muchos males" y la vía de perdición de naciones enteras [21], Rusia es vista cada vez más en todo el mundo como el Katehon que resiste a un sistema que es, en términos bíblicos, el Anticristo. Sin duda, es de importancia trascendental que en 2015 la Iglesia ortodoxa pidiera un "sistema financiero ortodoxo" en Rusia basado en la tradición y, como el Islam, el repudio de la usura [22]. Ninguna otra cuestión es más importante y más urgente. Es de esperar un toque de rebato que verá a Rusia marcar el camino como el único medio de liberar a la humanidad lejos de la adoración universal del becerro de oro.


    [1] Aristóteles, Politics, Libro I: 10: 5).


    [2] Homily 12 on the Psalms, San Basilio el Grande.


    [3] “Excursus on usury,” http://orthodoxchurchfathers.com/fat...4/npnf2121.htm


    [4] Part II, Ch. 2: 40-42.


    [5] Parasara smrti 1.63.


    [6] Siddharta Gautama Budha, Sermon on the Eightfold Path, Majjhima Nikaya Suttra, 117:5.


    [7] Sidney Homer and Richard Sylla, A History of Interest Rates, Wiley, 2005, inter alia.


    [8] Ibid.


    [9] Deut. 23:19.


    [10] Deut. 23:20.


    [11] Dante, Inferno, Canto XVII.


    [12] Al-Baqarah, 2:275.


    [13] Homer and Sylla, op. cit.


    [14] Ibid., p. 77.


    [15] K R Bolton, The Banking Swindle, Black House Publishing, London, 2013, p. 16.


    [16] Brooks Adams, The Law of Civilisation & Decay (1896), p. 233, online : http://archive.org/details/lawcivilization00adamgoog).


    [17] “Usury”, Catholic Encyclopaedia, 1917, http://www.newadvent.org/cathen/15235c.htm


    [18] A. Zamoyski, Phantom Terror, Harper Collins, London 2014, p. 97.


    [19] Ibid., pp. 384-385.


    [20] Ibid., pp. 473.


    [21] I Tim. 6: 10.


    [22] Anastasia Bazenkova, “Orthodox Church Calls for Alternative Financial System in Russia,” The Moscow Times, August 11 2015, http://www.themoscowtimes.com/busine...ia/527781.html
    Última edición por Trifón; 27/05/2016 a las 23:45
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  2. #2
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    Re: "La Tradición y la usura: el perenne conflicto" por Kerry Bolton

    Estimado Trifón: Donoso, el administrador, recomienda siempre copiar el texto íntegro en la entrada, puesto que "el enlace puede caer y nos quedaríamos sin nada". Aunque dé trabajo, vale la pena hacerlo. Le mando un saludo.
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  3. #3
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    Re: "La Tradición y la usura: el perenne conflicto" por Kerry Bolton

    Cita Iniciado por brua Ver mensaje
    Estimado Trifón: Donoso, el administrador, recomienda siempre copiar el texto íntegro en la entrada, puesto que "el enlace puede caer y nos quedaríamos sin nada". Aunque dé trabajo, vale la pena hacerlo. Le mando un saludo.
    Gracias, no lo sabía. Lo hago ahora mismo.

    Un saludo.
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  4. #4
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    Re: "La Tradición y la usura: el perenne conflicto" por Kerry Bolton

    En cuanto al artículo, me pareció feliz, aunque no tanto las referencias al orientalismo. Quizás sea puro capricho, lo sé. En síntesis, se brinda un buen panorama de las posiciones en la Historia respecto a la Usura, entre las que descuella el catolicismo, prohibiéndola. Me quedo con ganas de saber más acerca de esta postura, sobre todo durante el medievo, y también acerca del vínculo entre judíos y Usura.

  5. #5
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    Re: "La Tradición y la usura: el perenne conflicto" por Kerry Bolton

    Última molestia Trifón: el artículo se puede leer perfectamente en el móvil, pero no en la computadora. Recién me percato de ello, pues lo leí hace un rato en el celular. Debe primero pasarlo a Word, y no hacerlo directamente; al menos, es lo que yo hago. Así, se verá en ambos lados. Nuevamente, un saludo.

  6. #6
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    Re: "La Tradición y la usura: el perenne conflicto" por Kerry Bolton

    El artículo es realmente bueno, pues condensa en pocos párrafos, falcilisimos de leer, un resumen muy completo de un asunto histórico muy complejo y difícil de explicar, en en este sentido genial.

    Recuerdo que además de este me enseñaste otro tan bueno, de la misma pagina y autor (creo recordar) que según terminé de leerlo pensé que alguien debería abrir un hilo con él para que lo disfrutase cuanto más gente mejor.
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  7. #7
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    Re: "La Tradición y la usura: el perenne conflicto" por Kerry Bolton

    Cita Iniciado por De Elea Ver mensaje
    El artículo es realmente bueno, pues condensa en pocos párrafos, falcilisimos de leer, un resumen muy completo de un asunto histórico muy complejo y difícil de explicar, en en este sentido genial.

    Recuerdo que además de este me enseñaste otro tan bueno, de la misma pagina y autor (creo recordar) que según terminé de leerlo pensé que alguien debería abrir un hilo con él para que lo disfrutase cuanto más gente mejor.
    No había visto tu mensaje, imagino que porque estaba en moderación.

    El otro artículo era éste, un poco más largo, y que se complementa bastante bien con el de este hilo:

    Soberanía financiera como requisito previo para la soberanía política y la regeneración cultural

    por Kerry Bolton* – A menos que un Estado-nación tenga el control sobre su propio sistema bancario y financiero, hablar de soberanía nacional, tanto por parte de algún movimiento como por el gobierno, es algo vacío. Aunque el sector bancario hoy es algo evitado por muchos movimientos y pensadores como si se tratase de un tema fuera del dominio de preocupaciones, tanto por la izquierda como por la derecha. De hecho, la izquierda rara vez toca el asunto y sigue negándose a hacerlo, contentándose con lemas banales sobre los impuestos y la nacionalización de propiedades. Como el movimiento socialista ha demostrado, la nacionalización significa poco, y a menudo nada, en lo que respecta a garantizar la soberanía financiera y, consecuentemente, la política. Con frecuencia el llamado “banco estatal”, como el Banco de la Reserva de Nueva Zelanda o el Banco de Inglaterra, y muchos otros, dan la apariencia de soberanía financiera. En realidad no significan nada de eso. Un banco estatal como esos que son comunes, hace mucho tiempo, en las social-democracias, sirve meramente como medio por el cual el Estado pide prestado al sector privado y, normalmente, a los sectores financieros internacionales.


    Durante la Gran Depresión los bancos centrales fueron promovidos como una panacea para los altibajos y para garantizar la estabilidad económica y financiera. Mientras Paul Warburg, de la dinastía bancaria internacional Warburg, había redactado previamente el proyecto de ley de la Reserva Federal de los Estados Unidos, que fue promovida como “banco estatal” a principios de la década de los 30 del s.XX, Otto Niemeyer, del Banco de Inglaterra, recorrió el Imperio Inglés promoviendo la idea de los bancos estatales como el Banco de Inglaterra. Estos estarían basados en los titulares de bonos privados. En Nueva Zelanda, el Banco de la Reserva fue creado en 1933. Este banco, al igual que todos los bancos centrales de esta especie, sin embargo, simplemente sirvió como un medio del estado para tomar préstamos de fuentes privadas. El historiador de Harvard y Georgetown, el Dr. Carroll Quigley, cercano a los círculos de gobierno, afirmó que el propósito de estos bancos centrales era “formar un único sistema financiero a escala internacional que manipulase la cantidad y el flujo del dinero, de modo a poder influir, si no controlar, los gobiernos por un lado y las industrias por el otro” [1].

    El diputado Louis T. McFadden, que durante diez años fue presidente del Comité para la Banca y la Moneda del congreso de los EEUU, y que fue banquero él mismo, expuso la naturaleza del Sistema de la Reserva Federal y las operaciones del sistema internacional de la deuda y las finanzas, en sus discursos en el Congreso de los Estados Unidos. En 1932, en la Cámara, dijo McFadden sobre el Banco de la Reserva Federal:

    “Esta institución malvada ha empobrecido y arruinado al pueblo de los Estados Unidos, lo ha llevado a la quiebra en sí y prácticamente ha llevado a la bancarrota a nuestro Gobierno. Lo hizo a través de los defectos de la ley bajo la cual opera, a través de la mala administración de esa ley por parte de la Reserva Federal, y a través de las prácticas corruptas de los buitres adinerados que la controlan. Algunas personas piensan que los Bancos de la Reserva Federal son instituciones del gobierno de los Estados Unidos. Son monopolios privados que se aprovechan del pueblo de los estados Unidos para su propio beneficio y el de sus clientes extranjeros, especuladores nacionales y extranjeros, prestamistas ricos y predadores” [2].

    La experiencia de Nueva Zelanda

    En 1936, el Gobierno laborista de Nueva Zelanda nacionalizó el Banco de la Reserva, compró los títulos de bonos privados e hizo del banco un instrumento de la política estatal. Como se mencionó, la nacionalización en sí misma, sin embargo, significa poco o nada si tal “banco estatal” actúa simplemente como un medio estatal para préstamos de crédito creado de forma privada, y por lo tanto, simplemente sostener la deuda acumulada por el sistema bancario internacional. El primer gobierno laborista de Nueva Zelanda fue elegido principalmente por el asunto del banco. A diferencia de hoy, las masas del pueblo entendieron la cuestiones financieras mucho más profundamente que nuestros actuales académicos y economistas. La Gran Depresión dio impulso a una demanda mundial de la reforma bancaria, antes de la cual hombres prácticos como el Comandante C.H. Douglas en Inglaterra, que formuló la teoría del Crédito Social, y aún antes de él, el inventor Arthur Kitson; Gottfried Feder en Alemania, que hizo una campaña para “romper la esclavitud de interés” [3]; y Silvio Gesell en Austria, habían desarrollado sus ideas sobre la reforma de la banca, que fueron ampliamente aceptadas.

    El Gobierno laborista de Nueva Zelanda fue uno de los más exitosos en sus reformas bancarias, sobre todo gracias al icónico político laborista John A. Lee, un veterano de guerra manco, que estaba decidido a mantener las promesas del Partido Laborista a pesar de las tentativas por comprometerlas hechas por fabianos ortodoxos como el Ministro de Hacienda, Walter Nash. Desde 1933, después de la Conferencia del Partido Laborista, el partido adoptó un política por el control total y completo de los “mecanismos financieros de la nación”. Lee señaló que en otros países (Inglaterra y Australia), donde los laboristas habían asumido el poder, éstos habían rehusado tomar tales medidas con respecto a los mecanismos financieros, y sus políticas para hacer frente a la depresión no llegaron a nada [4]. En los nueve puntos sobre finanzas que salieron de la Conferencia del Partido en 1933, el primero exigía el “control inmediato por parte del estado de todo el sistema bancario. El Estado tiene competencia exclusiva en materia de crédito y circulación”. El asunto del crédito se basaría en las necesidades de producción del país [5].

    El papel del Banco, establecido en el Artículo 1 de la Ley del Banco de la Reserva, era “regular y controlar el crédito y la moneda de Nueva Zelanda” al “bienestar económico y social de Nueva Zelanda.” El Banco financiaría cualquier préstamo que el gobierno quisiera hacer, y el Tesoro tenía el poder para obtener préstamos del Banco de la Reserva de la cantidad total de los ingresos estimados para el año. El Banco también tenía el control total sobre la propiedad del cambio de la libra esterlina, lo que Lee explica era de “vital importancia” para controlar el “movimiento internacional del capital financiero gánster que puede ocurrir en tiempos de emergencia política”, y que puede “dañar el crédito externo de un país”. La Subsección 3, cláusula 18 de la Ley, dio autoridad al gobierno sobre las operaciones de los bancos comerciales, que debían ser auditadas por el Estado [6].

    El éxito de Nueva Zelanda fue el más evidente y duradero en la creación de crédito estatal del Banco de la Reserva, emitido con un interés del 1%, para la financiación del programa de vivienda estatal. Este programa no sólo proporcionaba casas bien construidas en parcelas de un cuarto de acre con rentas bajas, donde las familias acostumbraban a plantar sus propios huertos, y a menudo criar aves de corral, sino que la construcción y el trabajo derivado de este programa proporcionó empleo para el 75% de parados de Nueva Zelanda. Una inyección masiva de crédito estatal en la economía significó que no había deuda acumulada por el Estado o por el pueblo, y que se llevó a cabo también sin causar inflación.

    El Banco de la Reserva también emitió crédito estatal con bajas tasas de interés para la industria láctea, y los beneficios obtenidos por el Estado en estos avances fueron trasladados a un Fondo Consolidado centrado en la agricultura [7].

    En un documento del Gobierno, State Housing in New Zealand, el proyecto se explica de la siguiente manera:

    “Crédito del Banco de la Reserva: para financiar sus propuestas, el Gobierno adoptó el método un tanto inusual de utilizar el crédito del Banco de la Reserva, reconociendo con ello que el factor más importante en el costo de la vivienda es el precio del dinero – el interés es la parte más pesada de una renta ordinaria. El recién creado Departamento (Ministerio de Fomento), por tanto, fue capaz de obtener el uso de fondos a la tasa de interés más baja posible, siendo la tasa del 1% para los primeros 10 millones de libras avanzados, y de uno y medio por ciento en los próximos anticipos. Las cantidades adelantadas por el Banco de la Reserva no fueron suscritas o firmadas por otras instituciones financieras. Esta acción ha dado forma a la intención del Gobierno de demostrar que es posible que el Estado utilice el crédito del país para beneficio del propio país. Esta medida pionera promovida por el gobierno laborista para financiar un gran proyecto estatal en su totalidad con crédito estatal, fue un éxito que no estuvo acompañado por la inflación o por cualquier otro efecto secundario, al contrario de lo que los economistas ortodoxos insistían que ocurriría” [8].

    Nueva Zelanda no fue la primera ni la última nación en inaugurar un sistema bancario soberano, aunque duró poco. En Alberta, Canadá, al mismo tiempo, fue elegido el partido del Crédito Social, y a pesar de la obstrucción por parte los tribunales en cada ocasión, emitió “Certificados de Prosperidad” [9]. Antes, un esquema similar había sido intentado en la pequeña ciudad de Woergle, Austria, y al hacerlo la comunidad se deshizo de la pobreza, pero después se vio obligada por el gobierno a interrumpir sus planes, siendo de nuevo arrojada a la miseria [10]. Durante la década de 1930, distintas comunidades a través de los EEUU idearon sus propios esquemas. Aunque no sea política ni académicamente conveniente decir esto, Alemania, Italia y Japón, todos ellos, lograron superar la Depresión al situar el sistema bancario bajo el control del Estado y emitiendo crédito estatal para obras públicas. Hicieron a gran escala lo que Nueva Zelanda hizo en una escala limitada [11].

    El milagro que supuso la Argentina de Perón fue alcanzado, en gran medida, por la comprensión peronista de que la soberanía nacional no puede lograrse sin soberanía económica. Esto es, a su vez, un pre-requisito primario para lograr el objetivo peronista de la justicia social como factor unificador para cualquier nación genuina. Perón dijo: “en el sistema capitalista, el dinero es un fin y no un medio, y su valor absoluto todo lo subordina, incluido el hombre” [12]. El Dr. Arturo Sampay, redactor de la Constitución peronista de 1949, un académico legal y constitucional de renombre internacional, explicó sucintamente a raíz de la destitución de Perón:

    “La forma moderna en la que un país desarrolla la economía no es a través de la anexión pura y simple del territorio, como era el método durante los siglos XVIII y XIX, sino por la gestión de su propio crédito y de la moneda. De hecho, el desarrollo de un país es a través de la política de inversión. Quien da las órdenes sobre el crédito y sobre la expansión o la contracción de la oferta monetaria, controla el desarrollo del país” [13].

    El asesor económico de Perón, Arturo Jauretche, hizo un relato detallado de la importancia del crédito estatal, incluyendo su relación con la soberanía nacional, declarando que la nacionalización de los bancos es “fundamental para la puesta en práctica de una política nacional”.

    Quien administra el crédito controla algo más que la emisión de moneda. Mediante el control del crédito también se controla el comercio de exportación e importación. El control del crédito puede fomentar determinadas formas de producción y debilitar otras; determinar lo que debe ser producido y lo que no, lo que puede y lo que no puede llegar a los mercados, y en consecuencia las ventas y el consumo también son controlados [14].

    Jauretche explicó con exactitud el carácter orgánico del crédito, como nada más que un medio de intercambio, un método conveniente de permutación de bienes y servicios:

    “El secreto de la prosperidad o de la decadencia, del desarrollo o del atraso, está en los bancos. Las leyes y las organizaciones empresariales son sólo la anatomía de la sociedad económica. Pero el dinero es la fisiología del comercio de una sociedad. El dinero es la sangre que circula en el interior y el precio del dinero, su abundancia o escasez, es determinado por el sistema bancario” [15].

    Sin embargo, el crédito y la moneda se han convertido en materias primas en sí mismos, compradas y vendidas con lucro (usura). Sin comprender esta premisa, todo lo demás es una locura en términos de política, economía e incluso en el arte y la moral. La cuestión es la subordinación del papel de la moneda, casi literalmente destronar la adoración a Mammón.

    Jauretche también explicó cómo los bancos crean el crédito cuando afirmó: “Los bancos crean dinero a través del crédito porque el crédito es convertido a partir de depósitos múltiples veces, y la abundancia o escasez de dinero en efectivo en circulación es un reflejo del número de veces que un banco multiplica su capacidad de prestar”. Esto se conoce como “banco de reserva fraccionaria” y ha sido el método de creación de crédito durante siglos, permitiendo a los bancos privados crear crédito sostenido sólo por una fracción de la cantidad de las reservas reales que los bancos tienen en sus manos. Siempre que se hace un depósito por un cliente del banco, el banco es capaz de crear y dar crédito muchas más veces que la cantidad depositada. El banco entonces cobra el interés (la usura) sobre aquel crédito. Por lo tanto, el prestatario debe pagar con riqueza real – creada con su propio trabajo – no sólo el valor del préstamo que fue creado de la nada mediante un registro en un libro de cuentas (o en un ordenador), sino también el interés añadido. Así es como funciona el sistema bancario internacional. Cuando una nación se vuelve tan endeudada que no puede incluso seguir pagando los intereses de los préstamos, debe, o bien obtener más préstamos para pagar los intereses de los préstamos pasados, o bien empezar a vender los activos y recursos del Estado en un proceso que a menudo se denomina “privatización”, y adoptar “medidas de austeridad” que causan trastornos sociales, el estancamiento económico, y que pueden ser un medio mediante el cual las finanzas internacionales derriban gobiernos inconvenientes a través de las bien planificadas y financiadas “revoluciones espontáneas”. Hemos visto ocurrir esto durante décadas en todo el mundo occidental, y desde la implosión del bloque soviético en los antiguos estados soviéticos. El resultado es la “globalización” y la creciente concentración de la riqueza en manos de oligarcas y plutócratas. Aquellos estados que se resisten al proceso a menudo son bombardeados hasta su sumisión, y sus jefes de Estado son demonizados, encarcelados o linchados en el nombre de la “democracia” y de los “derechos humanos”.

    El profesor Carroll Quigley también explicó el mecanismo de la creación del crédito y su desarrollo histórico:

    “Pronto se hizo evidente que el oro necesario disponible debe ser sólo para una fracción de los certificados que probablemente serán presentados para el pago… En efecto, la creación de papel mayor que las reservas disponibles significa que los banqueros estaban creando dinero de la nada. Lo mismo podría hacerse de otra manera. Los banqueros descubrieron que las remesas y los cheques emitidos contra los depósitos de los depositantes y transferidos a una tercera persona, a menudo no eran convertidos en dinero en efectivo por ésta, sino que eran depositados en sus propias cuentas. En consecuencia, para los banqueros era necesario disponer de dinero real en no más que una fracción de los depósitos que probablemente se retirarían y transformarían en dinero en efectivo, el resto podría ser utilizado para préstamos, y si estos préstamos eran hechos para crear un depósito (una cuenta) para el prestatario que, a su vez, emitiría cheques en lugar de retirar dinero en efectivo, estos depósitos o préstamos creados también podrían ser cubiertos adecuadamente para mantener en reserva sólo una fracción de su valor. Tales depósitos también fueron una creación de dinero de la nada… William Patterson, no obstante, para obtener la Cédula Real del Banco de Inglaterra en 1694, dijo: “El banco tiene el beneficio de los intereses de todo el dinero que crea él mismo a partir de la nada'” [16].

    Perón cuenta que en 1946 una delegación del Fondo Monetario Internacional estaba dispuesta a visitarlo cuando fue elegido. Su rechazo al ingreso de la Argentina en el FMI también estaba listo. Entre sus razones, explicó:

    “Para nosotros, el valor de nuestra moneda era fijado en el país, y nosotros establecíamos los tipos de cambio de acuerdo a nuestras necesidades y conveniencias. Para el tipo de cambio internacional recurrimos al intercambio: nuestra moneda real era nuestros bienes. La realidad permanente de las maniobras monetarias internacionales de todo tipo bajo las cuales se creó el sistema insidioso, no nos dejó otra opción, si no queríamos ser robados con impunidad” [17].

    Mammón versus Cultura

    Ezra Pound y el poeta de Nueva Zelanda Rex Fairburn, se interesaron ambos en el Crédito Social más o menos al mismo tiempo y por las mismas razones. Como Perón, Sampay y Jauretche en su rebelión contra la plutocracia después de la Segunda Guerra Mundial, los dos poetas se dieron cuenta de que la cuestión de un mayor desarrollo del hombre, es decir, de su cultura, se ve afectada por el materialismo, representado por el dominio del dinero. Oswald Spengler señaló, tras la Primera Guerra Mundial, que la civilización occidental estaba en declive desde hacía siglos, y que la guerra llevó el asunto hasta un punto crítico. Vio a la plutocracia reinante detrás de la socialdemocracia. Observando ciclos análogos de civilizaciones anteriores, Spengler afirmó que el dinero reina durante las épocas de decadencia, antes de una reacción que derroca a la plutocracia [18].

    Este derrocamiento del dinero fue llamado “socialismo” por Spengler, un conservador, al tiempo que todo pensamiento que colocaba el dinero en el centro fue tratado por él como capitalista, y eso incluía la mayor parte de formas de “socialismo”, incluyendo el comunismo, que no pretende trascender el pensamiento monetario, sino expropiarlo. De esta manera podemos entender cómo los poetas Pound y Fairburn buscaron una tercera vía que podría superar el reino del dinero y volver a una cultura del estado. Pound se giró hacia el “fascismo” porque pensó que tal militancia era necesaria para derrocar a la plutocracia. Fairburn consideró el Crédito Social como suficiente. En Gran Bretaña, el Crédito Social adquirió una forma militante con los Green Shirts [Camisas Verdes], cuyas formaciones paramilitares, mítines, marchas y lanzamientos de ladrillos pintados de verde contra las ventanas de los bancos, fueron más allá del Partido Comunista y los Black Shirts [Camisas negras] de Mosley.

    El papel del dinero en la decadencia cultural

    Sin embargo, antes de Spengler existía yala Ley de la Civilización y Decadencia de Brooks Adams, ahora poco conocido, que Ezra Pound recomendó como esencial para entender las causas de la decadencia y destrucción de la cultura. Adams se puede leer provechosamente junto a Spengler. Adams describe el poder debilitador del dinero en la estética y la moral de una civilización. Argumentó que “el comercio es antagónico a la imaginación.” Cuando un Estado se basa en el comercio, como la mayoría de los estados en el mundo de hoy, la estética se estanca. En consecuencia, la gran época gótica que resume el florecimiento de la civilización occidental (que Spengler llamó la época de la “Primavera”), no floreció en las ciudades-estado comerciales de Venecia, Génova o Florencia, “ni prosperó ninguna escuela pura de arquitectura en la atmósfera mercantil” [19]. Los efectos debilitadores causados por la energía gastada en propósitos comerciales se explican en términos que encajan bien con las conclusiones de Spengler acerca del papel del pensamiento monetario en el fin de ciclo de una civilización. Adams escribe:

    “Cada vez que una raza es tan ricamente dotada con el material energético que no gasta toda su energía en la lucha diaria de la vida, el excedente puede ser almacenado en forma de riqueza, y este stock de energía almacenada puede ser transferido de comunidad a comunidad, quizá por la conquista, o por la superioridad en la competición económica. Sin embargo, por grande que pueda ser la energía acumulada por la conquista, una raza debe, tarde o temprano, alcanzar el límite de su energía militar al entrar en la fase de la competición económica”.

    Pero, como el organismo económico difiere radicalmente del emocional y del bélico, el efecto de la competencia económica ha sido, quizás invariablemente, el de disipar la energía acumulada por la guerra.

    Cuando el exceso de energía se acumula en tal volumen como para preponderar sobre la energía productiva, se convierte en la fuerza de control social. A partir de entonces, el capital es autocrático, y la energía se concentra en organizaciones mejor equipadas para dar expresión al poder del capital. En este último estado de consolidación la inteligencia económica, y tal vez la científica, se propaga, mientras la imaginación se desvanece y los tipos de virilidad emocionales, marciales, artísticos, decaen. Cuando se ha alcanzado una velocidad social en la que el derroche de energía material es tan grande que los stocks marciales e imaginativos fallan en reproducirse a sí mismos, la intensa competencia parece generar dos tipos económicos extremos: el usurero en su aspecto más formidable y el campesino, cuyo sistema nervioso es el más adecuado para prosperar en condiciones de escasa nutrición. Finalmente, cuando la presión no puede ir más allá, determinado punto debe ser alcanzado, y luego, tal vez, puede llegar uno de los dos resultados siguientes: puede sobrevenir un período estacionario (que tal vez termine por la guerra, por agotamiento o por ambos combinados, como parece haber sido el caso del Imperio de Oriente); o, como en Occidente, puede establecerse la desintegración, la población civilizada puede perecer, y puede darse una reversión hacia una forma primitiva de organismo.

    La evidencia, sin embargo, parece apuntar a la conclusión de que, cuando una sociedad muy centralizada se desintegra bajo la presión de la competencia económica, es porque la energía de la raza estaba agotada. En consecuencia, los sobrevivientes de esa comunidad carecen de la energía necesaria para una nueva concentración de energía, y probablemente deberán permanecer inertes hasta que no se suministre material energético fresco a través de la infusión de sangre bárbara [20].

    Cuando un pueblo deja de ser revitalizado con “sangre bárbara” y permanece estancado, pasa a ser lo que Spengler llamó fellaheen, deja de estar en el ámbito de la historia, siglo a siglo inerte, morando las masas campesinas y urbanas en la sombra de las ruinas de lo que antes fueron grandes monumentos. De ahí, como Ezra Pound y Fairburn comprendieron, desde la perspectiva estética hay más para contribuir en la cuestión económica que desde la economía o la política por sí solas. TS Elliot también defendió la reforma económica, al igual que Hilaire Belloc y GK Chesterton, mientras que otros estetas, como WB Yeats y DH Lawrence, que se rebeleron contra la ignorancia de los tiempos, no se dieron cuenta de los factores económicos involucrados. Fairburn y Pound sabían exactamente lo que estaba en juego en los procesos de corrosión del organismo cultural.

    En With usura (Canto XLV), Pound refleja con lucidez la forma por la cual la primacía del dinero, como muestran Spengler y Adams, interviene en la cultura de una sociedad, actuando como un contagio en el organismo social, en el trabajo, en los oficios, en el arte, en la religión y en todo lo asociado con la alta cultura:
    Con usura […] no se pinta un cuadro para que perdure ni para tenerlo en casa
    sino para venderlo y pronto […]
    El picapedrero es apartado de la piedra
    el tejedor es apartado del telar

    Con usura

    no llega lana al mercado
    no vale nada la oveja con usura. […]
    Usura oxida el cincel
    Oxida la obra y al artesano […] [21].

    Pound indica sucintamente en una sección de tres oraciones en Kulturmorphologie, un folleto escrito en Roma en 1942: “Para repetir: un experto, mirando una pintura (de Memmi, Goya, o cualquier otro) debe ser capaz de determinar el grado de tolerancia de usura en la sociedad en la que fue pintada” [22].

    Fairburn escribió un poema sobre temas muy similares a aquellos de With usura de Pound, pero de forma totalmente independiente, en su “dominio”:

    “La casa de los gobernantes, custodiada por eunucos, y sobre el arco de la puerta estas palabras grabadas: “EL QUE CUESTIONA A LOS USUREROS PONE EN PELIGRO AL ESTADO”.

    Dentro de las puertas, la comitiva del mal,
    los instrumentos de los gobernantes:
    esquiroles escogidos del cuerpo de los esclavizados,
    bien pagados capitanes y cabos
    del ejército del privilegio
    partiendo el pan de la tiranía, vistiendo
    el uniforme de la extorsión; y aquellos que mantienen los registros de la decadencia,
    estadísticos y archiveros,
    pasando las páginas con las manos frías, calculando
    nuestra ruina en grilletes perfumados.
    Para los esclavos, la rueda de ratón;
    la oficina y la adoración del dios-engranaje;
    la apoteosis de los medios de comunicación,
    la profanación del fin;
    la degradación de la hueste
    de los vivos; la celebración
    de una misa negra que proyecta
    la sombra de una masa roja.
    […]
    Esta es nuestra ciudad de papel, construida
    sobre la roca de la deuda, firmemente mantenida
    contra todos los vientos por el pisapapeles de la deuda.
    La multitud desfila pasando lentamente, o para y mira fijamente,
    y aquí y allá, ojos sin brillo, el permanecer ocioso
    en grupos ante las bocas de los gramófonos de las tiendas
    en un estruendo de música que llena el aire ajado
    con flores de papel y sabores artificiales
    y pasiones sin dolor en un paraíso
    de amor imaginario [23].

    El desafío de los tiempos: el fin de Mammón

    Con los EEUU, cuya fundación se inicia con el puritanismo, se construyó un edificio que combina mesianismo con el concepto del beneficio como algo piadoso. Como resultado, la cultura de los Estados Unidos fue distorsionada, y en la actualidad se sitúa en las profundidades de la depravación como una epidemia mundial proclamada como tal por los fanáticos neoconservadores, como el Teniente Coronel Ralph Peter, y promovida por el Departamento de Estado de los Estados Unidos en alianza con una miríada de ONGs de todo el mundo [24]. Se supone que el mundo entero es recreado en esa imagen, en la “roca de la deuda y los perfumes artificiales”, como dijo Fairburn.

    El sr. E. Fyodorov, del grupo parlamentario ruso “Nuestra Soberanía” y del Movimiento de Liberación Nacional, se refirió a la necesidad de nacionalizar el Banco Central de Rusia, el cual, dijo, no responde a la presidencia o al estado. Afirmó que “la mayoría de los problemas” en Rusia están relacionados con el Banco Central, basado en una constitución que fue redactada por asesores de los EEUU, lo que permite la influencia política y económica externa [25]. Fyodorov expresó un raro discernimiento al decir que “la mayor parte de los problemas” se centran alrededor del sistema bancario. Esto se aplica no sólo a Rusia, sino también a la mayor parte del mundo, ya que el mismo sistema opera globalmente. El banco central estatal de Nueva Zelanda recorrió el mismo camino siendo separado del parlamento. Por lo tanto, se requiere algo más que la”nacionalización”. El Banco de la Reserva de Nueva Zelanda permaneció nacionalizado durante ocho años. Sólo fue independizado del parlamento bajo la Ley del Banco de la Reserva en 1989. Hasta ese momento, existía para poner en práctica la política económica estatal. Sin embargo, como lamentó John A. Lee desde el principio, este banco nacionalizado nunca liberó a Nueva Zelanda de la finanza internacional, a pesar de la emisión de crédito estatal para algunos proyectos públicos. Las intenciones fueron comprometidas por el partido que nacionalizó el banco.

    Hasta el momento en el que un estado tenga líderes vigorosos que rompan la esclavitud de las finanzas internacionales y sus omnipresentes tentáculos, hay poca o ninguna diferencia si un banco es nacionalizado o privatizado. También hasta llegar a ese punto, cualquier discusión acerca de la soberanía nacional real no es más que retórica. Una vez que el banco central ruso sea nacionalizado, la siguiente tarea es asegurar que el Estado ruso asume la prerrogativa y el deber de crear y emitir su propio crédito.

    * Kerry Bolton (nacido en 1956 en Wellington, Nueva Zelanda) es Doctor en Teología y Ph.D. honoris causa. Ha realizado estudios de trabajo social y psicología y es miembro de la Academy of Social and Political Research, de Atenas [Academia de Investigaciones Sociales y Políticas], y del Institute for Higher Studies on Geopolitics and Auxiliary Sciences, de Lisboa [Instituto de Estudios Superiores sobre Geopolítica y Ciencias Auxiliares]. Colaborador habitual de Foreign Policy Journal, New Dawn (Australia), The Great Indian Dream (Institute of Planning and Management), Thoughts and Perspectives, y editor adjunto de la revista académica Ab Aeterno (Atenas). Ha sido ampliamente publicado por diversos medios académicos sobre una variedad de temas, incluyendo: International Journal of Social Economics; International Journal of Russian Studies; Irish Journal of Gothic and Horror Studies (Trinity College); World Affairs; India Quarterly; Journal of Social, Political and Economic Studies; The Occidental Quarterly; North American New Right; Radix (National Policy Institute, Washington); Antrocom Journal of Anthropology (Italy); Finis Mundi (Portugal); Geopolitica (Moscow State University); Radio Free Asia Vietnamese Service; Russian Writers’ Union; Red Star (Russian Ministry of Defence), y muchos otros. Traducido al farsi, vietnamita, alemán, francés, letón, ruso, italiano, ucraniano o portugués, Bolton es autor de centenares de artículos y folletos, y algunos de sus libros más recientes son: Revolution from Above; Peron and Peronism; Geopolitics of the Indo-Pacific; Zionism, Islam and the West; The Parihaka Cult; The Banking Swindle; The Psychotic Left; Artists of the Right; Stalin: the Enduring Legacy.
    ______________________________________

    [1] – C. Quigley, Tragedy and Hope, New York, Macmillan Co., 1996, p. 51.
    [2] – Louis T. McFadden, United States Congressional Record, United States Government Printing Office, Washington, DC, 10 June 1932, p. 12595
    [3] – G. Feder, “Manifesto for the Breaking of the Bondage of Interest”, Munich 1917. Mismo año en el que Douglas formuló su Crédito Social. Feder afirmó que “el dinero no es y no debe ser nada más que un intercambio a cambio de trabajo”.
    [4] – John A. Lee, Money Power for the People: A Policy for the Future Suggested, Lee, Auckland, 1937), p.2.
    [5] – Ibid., p.3
    [6] – Ibid., pp. 6-7.
    [7] – Lee, 1937, p.8.
    [8] – C. Firth and G. Wilson, “State Housing in New Zealand”, Ministry of Works, Government Printing Office, Wellington, 1949.
    [9] – K. R. Bolton, The Banking Swindle, London, 2014, p.10.
    [10] – Bolton, ibid., pp. 84-86
    [11] – Bolton, ibid., pp. 103-117.
    [12] – Juan Peron, “Banking and Credit”, Buenos Aires, ca. 1951.
    [13] – Sampay citado por Bolton, Peron and Peronism, London, 2014, p.
    [14] – Arturo Jauretche, “On the Nationalisation of Banks”, 9 February 1960.
    [15] – Jauretche, ibid.
    [16] – Carroll Quigley, Tragedy and Hope, Macmillan Co., New York, 1966, p. 48.
    [17] – Juan Peron, “Argentina and the International Monetary Fund”. Citado en Bolton, Peron and Peronism. La manera por la cual los EEUU minaron la economía de Argentina y bloqueó sus exportaciones hacia Europa es explicado en este libro.
    [18] – Oswald Spengler, The Decline of the West, George Allen & Unwin, London, 1971, Vol. II, Chapter XIII, “The Form-World of Economic Life”.
    [19] – Brooks Adams, The Law of Civilization and Decay, Macmillan, London, 1896, vi. http://www.archive.org/details/lawci...tion00adamgoog
    [20] – Brooks Adams, x.
    [21] – E. Pound, Ezra Pound: Selected Poems 1908-1959 (London: Faber & Faber, 1975), “Canto XLV: With Usura”, pp. 147-148.
    [22] – Ezra Pound (1942) A Visiting Card, Peter Russell, London, 1952, p.25.
    [23] – A. R. D. Fairburn, (1938) “Dominion” I and IX, NZEPC - A.R.D Fairburn - DOMINION
    [24] – K. R. Bolton, Revolution from Above, Arkots. 2011.
    [25] – E. Fyodorov, “The National Liberation Movement in Russia Today”, Journal of Eurasian Affairs, Vol. 2, no. 1, 2014, p.18.

    (Traducción de Página Transversal)

    Fuentes: Legio Victrix, Geopolitics y Journal of Eurasian Affairs.

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    Re: "La Tradición y la usura: el perenne conflicto" por Kerry Bolton

    El mismo autor, Kerry Bolton, ha vuelto a tratar el tema en otro nuevo artículo para "Katehon":

    En artículos anteriores para Katehon he tratado de la alternativa a la financiación internacional - la usura – de forma que el Estado asuma la prerrogativa de crear y emitir su propio crédito. Aunque esto se ha hecho con éxito a lo largo de la historia, trayendo prosperidad a aquellos estados e incluso comunidades locales que la tienen, la idea sigue siendo ridiculizada por políticos y economistas como "inflacionaria" y, a menudo, menospreciada sin debate como "dinero falso". Sin embargo el "dinero fiduciario" y la "flexibilización cuantitativa" irónicamente son usadas por los estados como último recurso cuando el caos financiero amenaza debido a la acumulación de la deuda. Entonces, el "dinero fiduciario" y la FC se vuelven aceptables repentinamente, y de hecho se rescata a los bancos que crearon la deuda y que normalmente son firmes en su oposición a la interferencia del Estado en las finanzas. Lo que falta crucialmente en el uso reciente del "dinero fiduciario" y la FC sin embargo, es que en vez de la impresión y la emisión de dinero directamente a la comunidad por parte del Estado a través de una "renta básica" o un "dividendo nacional", o poniéndolo en circulación a través de proyectos estatales, este es adelantado al sistema bancario privado. Por lo tanto, lejos de reducir la deuda, el crédito adelantado a los bancos se utiliza para acumular más deuda. Por ello, el dinero fiduciario no es un problema, sino la manera en que se hace circular. De ahí que el crédito estatal y el dinero sean anatema para los plutócratas, hasta que se necesita para apuntalar su sistema de deuda y sacarlos de los problemas de su propia creación.


    El uso creativo de la moneda fiduciaria a una amplia escala, a nivel nacional, fue de 4.000 millones de dólares de bonos del Tesoro de EE.UU. emitidos bajo la administración Kennedy en 1963. Es significativo que eran Letras del Tesoro y no divisas de la Reserva Federal. Se hicieron circular en la economía, sin pasar por el sistema bancario y siendo así un medio de aumentar la oferta de dinero libre de deuda. Lincoln emitió 150 millones de "Lincoln Greenbacks," pero esto fue socavado y sustituido por la National Banking Act de 1863, que autorizaba a lo que se llamó de forma reveladora “bonos del tesoro remunerados y con interés compuesto (Ver K. R. Bolton, The Banking Swindle, London, 2013, p. 88). Los estados y las comunidades (a través de monedas locales, cupones o "pagarés"), como el que he descrito anteriormente en "Katehon" en relación con la moneda "Kolionovo" de un pueblo ruso, muestran que el crédito y la moneda puede y debe ser emitido precisamente no "con interés”, con "interés compuesto" o, en pocas palabras, con lo que ha sido condenado por milenios como "usura "por todas las grandes religiones hasta la Reforma.


    Nueva Zelanda fue uno de los pioneros de la edición moderna de crédito estatal durante la década de 1930. El primer gobierno laborista nacionalizó el Reserve Bank en 1935, y comenzó poco después la emisión de crédito estatal, inicialmente para la construcción de viviendas estatales. No hubo inflación; sólo producción y reactivación de la economía durante la Gran Depresión. Ahora, irónicamente, hay una crisis de la vivienda en Nueva Zelanda con mucha cantidad de reciente atención de los medios centrándose en las personas sin hogar. El gobierno no sabe cómo superar la crisis mediante la simple construcción de viviendas estatales con el crédito del estado, debido a que la interferencia del Estado en la economía, y especialmente en el sistema financiero, ha sido tratada durante décadas como un anatema por los partidos nacional y laborista. Por otra parte, incluso académicos y políticos no recuerdan el uso del crédito estatal en años pasados; es como si se tratara de una época mítica en torno a la cual hay una niebla de olvido. Los historiadores citan los programas estatales de vivienda de la década de 1930 y ni siquiera aluden a la forma en que se financiaron. He reproducido recientemente dos importantes panfletos del famoso político neozelandés John A. Lee sobre el sistema bancario del estado de Nueva Zelanda de la década de 1930. Estos folletos, "Money Power for the People", y "A Letter which every New Zealander should read" pueden leerse por primera vez desde la década de 1930 en mi libro Opposing the Money Lenders (Londres, 2016, pp. 39 -93).


    Las potencialidades continuas del crédito estatal fueron reafirmadas, aunque no con aprobación, por el gobernador del Reserve Bank de Nueva Zelanda en 1996. Había sido el mismo Banco de la Reserva que exactamente sesenta años antes emitió el crédito estatal que llevó a Nueva Zelanda fuera de la Depresión. Sin embargo, el gobernador del Banco de la Reserva era en 1996 el Dr. Don Brash, un celoso exponente de la economía de mercado y de la no inferencia del estado en la banca. Brash tiene una distinguida carrera en la banca internacional. Después de haber sido líder del Partido Nacional y brevemente líder del marginal y libertario Partido ACT, Brash ha sido profesor universitario en economía, sirvió como economista en Washington en el Banco Mundial en 1966; volvió a Nueva Zelanda en 1971 para convertirse en director de la Broadbank Corporation, y en 1986 como gerente general del Trust Bank. Durante catorce años, desde 1988, fue gobernador del Banco de la Reserva de Nueva Zelanda. Fue bajo Brash que el Reserve Bank se hizo libre de perseguir la política monetaria sin interferencia del Estado, conforme a la Reserve Bank Act de 1989, estableciendo una relación contractual entre el Gobierno y el Banco. (Ver "Don Brash", About Don | Don Brash.com). Desde entonces cualquier noción de que el Estado debe tener una dirección sobre la banca es considerado como herejía. Es una idea sostenida tanto por el "ala izquierda" del Partido Laborista, como por el Partido Nacional. Al igual que muchos entusiastas del libre mercado, Brash comenzó en la "izquierda" de la política, y se movió hacia la economía de libre mercado (muchos de los fundadores del Partido ACT había sido incondicionales del Partido Laborista, como Trevor De Cleene, Richard Prebble, Roger Douglas), mientras que el otrora ávido socialista Mike Moore se convirtió en director del Banco Mundial y uno de los asistentes a las conferencias Bilderberg. Esto sigue un patrón entre el mundo de la izquierda.


    La Carta de 1996 del Dr. Brash


    Con este telón de fondo, la detallada respuesta del Dr. Brash a un solicitante sobre la naturaleza de la banca y las finanzas internacionales tiene muchas características muy significativas. En 1996 (28 de octubre) un investigador formuló al Dr. Brash un gran número de preguntas sobre el carácter del dinero y del crédito, y sobre el poder de los bancos internacionales sobre la política estatal. El Dr. Brash respondió cada pregunta con sorprendente detalle. La primera serie de preguntas es:


    (A) ¿De dónde viene el dinero (en particular, de Nueva Zelanda)?


    (B) ¿En qué se basa su valor (cualquier cosa intrínseca)?


    (C) ¿Quién lo emite, y es esta fuente totalmente controlada por Nueva Zelanda?


    (D) ¿Quién dicta y controla la cantidad en circulación?


    Dr. Brash respondió con el membrete del Reserve Bank (25 de noviembre), a la pregunta ¿De dónde viene el dinero?:


    "En Nueva Zelanda, como en casi todos los países con un sistema monetario moderno, el "dinero” comprende los pasivos emitidos por el Reserve Bank (billetes y monedas) y por los bancos comerciales e instituciones financieras similares (a cuenta de cheques y otros depósitos líquidos).


    "Los depósitos bancarios comerciales son controlados por los préstamos de los bancos. Cuando un banco concede un préstamo, en primer lugar, depositará el producto en la cuenta del prestatario. Por supuesto, el prestatario, invariablemente, recauda fondos para gastarlos, por lo que los productos (los depósitos), normalmente van a terminar en la cuenta bancaria de una persona distinta del prestatario, a menudo en otro banco que el que hizo el préstamo. Sin embargo, lo cierto es que las operaciones de préstamos bancarios en última instancia, están detrás del depósito de los saldos que mantienen los bancos. Al influir en las tasas de interés, el Reserve Bank es capaz de influir en la tasa de crecimiento de los préstamos bancarios y por lo tanto la tasa del crecimiento del dinero (depósito bancario)".


    Por lo tanto, el "dinero" se crea como una deuda cuando se hace un préstamo por parte de un banco (los "bancos comerciales e instituciones financieras similares"). A continuación, se devuelve en riqueza real (como el resultado del trabajo del prestatario), más los intereses.


    Sobre la cuestión de en qué se basa el valor del dinero, Brash respondió:


    "El dólar de Nueva Zelanda (al igual que todas las demás monedas modernas que yo sepa) es dinero fiduciario, es decir, no está respaldado por ningún activo físico". Brash afirma que la circulación del dinero se basa en el contacto entre el Reserve Bank y el Gobierno para mantener la inflación entre el 0% y el 2%. El "dinero" no puede ser convertido en algo físico por parte del Reserve Bank, afirma Brash. La "fiabilidad" del poder adquisitivo del dinero se basa en que los objetivos del 0% a 2% de inflación se mantengan.


    Brash aquí afirma que "todas las monedas modernas" son dinero fiduciario. El dinero fiduciario no tiene ningún respaldo aparte del reconocimiento de su legalidad por el Estado. Sin embargo, cuando los oponentes de la usura sugieren que el "dinero" debe ser emitido sobre la base de los bienes y servicios producidos y la posibilidad de comprar estos en su totalidad, los partidarios del statu quo objetan que esto sería dinero "fíat" o facilitación cuantitativa, y daría lugar a la inflación. Cuando Russell Norman, en su momento miembro del Parlamento y líder del Partido Verde, sugirió que el estado expidiera dinero fíat, su sugerencia fue ridiculizada y borrada del mapa, y comparada con la política monetaria de Zimbabwe, y Norman rápidamente retiró la idea, para no ser nunca planteada de nuevo por el Partido verde. Sin embargo, la moneda es "dinero fíat."


    Por lo tanto no es el "dinero fiduciario" per se lo que es objetable. La cuestión es en qué se basa el dinero fiduciario: ¿oro?, ¿plata?, ¿trabajo?, o como dice Brash de "todas las monedas modernas", en "nada". Pero lo que significa "nada" en realidad es deuda basada en la usura. Los bancos dan préstamos en base a nada y reciben el préstamo original basado en el trabajo real más el interés añadido. No obstante, así es como estados enteros toman prestado, y no sólo los individuos y las empresas. La moneda se obtiene comprándola de un banco como un débito, y estas cuentas son a su vez prestadas como un débito del Reserve Bank. Estas cuentas del Reserve Bank son llamadas por Brash "una forma de deuda pública monetarizada".


    El resto de la respuesta de Brash sobre que la moneda de Nueva Zelanda es controlada "totalmente desde Nueva Zelanda" es falso, ya que evita el origen del endeudamiento del estado de los bancos internacionales. Se refiere al "suministro de dinero dólar de Nueva Zelanda", que sólo comprende una pequeña fracción de lo que se llama en términos generales "dinero", que el Dr. Brash coloca correctamente en comillas. La mayor parte del comercio se lleva a cabo con el crédito, que no está representado por billetes y monedas.


    Brash responde después a una pregunta de vital importancia, aunque responde con sencillez convincente:


    (A) "Antes de 1961, entiendo que el gobierno de Nueva Zelanda podía emitir su propio crédito y controlar las condiciones del reembolso (tasa de interés, etc.) para grandes proyectos tales como proyectos hidroeléctricos. ¿Es esto correcto?"


    Brash responde: "Fue correcto, y sigue siendo correcto en la actualidad."


    ¿Qué pasa entonces con el hombre del saco de la "inflación" que los economistas y los políticos nos advierten causaría un tipo de "inflación" de Zimbawue o Weimar, con un montón de cubos de billetes de banco sin valor? Es evidente que no hay nada intrínsecamente inflacionario sobre el crédito del Estado. Esto lleva a la siguiente pregunta y su respuesta:


    (B) ¿Existe ahora un límite (y cuánto) a la cantidad de crédito que podemos emitir (crear) nosotros mismos sin pedir prestado a fuentes en el extranjero?


    El Dr. Brash respondió:


    "Técnicamente no hay límite. Sin embargo, esta respuesta debe matizarse en algunos aspectos importantes. Si creamos demasiado dinero en relación a los bienes y servicios disponibles, vamos a sufrir la inflación y, dado nuestro tipo de cambio flotante, una disminución en el valor de nuestra moneda frente a otras monedas (es decir, una depreciación del tipo de cambio). El problema entonces sería la erosión de la confianza en Nueva Zelanda y una menor disposición por parte del extranjero a prestar a Nueva Zelanda, y / o un deseo de retirar préstamos y activos existentes de Nueva Zelanda. En este sentido, durante el tiempo que Nueva Zelanda desee poder acceder a capitales extranjeros - que durante la mayor parte de nuestra historia ha sido necesario para financiar los niveles de inversión más allá de nuestros ahorros - entonces tenemos que ejecutar políticas equilibradas y no inflacionistas".


    Brash responde que un estado puede emitir su propio crédito en base a sus necesidades productivas. Por qué este "dinero fiduciario" libre de deudas daría lugar a una inflación monetaria, a diferencia del actual "dinero fiduciario", basado en la deuda y la usura, no se indica. Como fue mencionado por el investigador y reconocido por Brash, Nueva Zelanda expidió crédito estatal durante décadas. En cuanto a cómo comenzó esto bajo el primer gobierno laborista, se remite al lector a los folletos de John A. Lee anteriormente mencionados, reimpresos en el libro Opposing the Money Lenders. En 1949, el Gobierno publicó un informe sobre el estado de la vivienda, refiriendo


    "El rumbo un tanto inusual de utilizar el crédito del Reserve Bank, reconociendo así que el factor más importante en el costo de la vivienda es el precio del dinero, el interés es la parte más pesada en la composición de la renta ordinaria. El recién creado Departamento [de la Vivienda] fue capaz de obtener fondos al más bajo tipo de interés posible, del 1% por las primeras 10.000.000 libras adelantadas, y del 1½% en otros anticipos. Las cantidades anticipadas por el Reserve Bank no fueron suscritas o aseguradas por otras instituciones financieras. Esta acción moldeó la intención del Gobierno de demostrar que era posible que el estado use el crédito del país en la creación de nuevos activos para el país. "(C. Firth and G. Wilson, State Housing in New Zealand, Wellington, Government Printing Office, 1949).


    Así es como Nueva Zelanda funcionó con éxito durante décadas. Ahora, bajo nuestro “moderno” sistema financiero el Gobierno lucha por mantenerse a flote sin saber qué hacer con la recientemente publicitada "crisis de la vivienda". Los límites puestos en los préstamos para evitar la inflación se basan en las necesidades productivas, no en los requisitos del sistema de comercio internacional controlado por los intermediarios de las finanzas internacionales. También en este caso el Estado asumió el control de la comercialización internacional de productos agrícolas. Mientras que esto era un tipo de "socialismo", no era comunismo, ya que la empresa privada estaba protegida y avanzaba bajo los auspicios del Estado. Ahora tal noción es vista con horror, no menos por los partidos de la "izquierda" que por los neo-liberales (a menudo identificados erróneamente como "de derecha").


    A la pregunta 2 (c) "¿estamos en deuda con los financieros internacionales?" Brash afirma que lo estamos "sólo en la medida explicada en 2 (b)". Es un muy grande "sólo", sin embargo. Brash ha aludido a un estado que es bloqueado para crear su propio crédito por las exigencias del comercio intencional, después de haber dicho anteriormente: “En este sentido, durante el tiempo que Nueva Zelanda desee poder acceder a capitales extranjeros - que durante la mayor parte de nuestra historia ha sido necesario para financiar los niveles de inversión más allá de nuestros ahorros”. No hay ninguna necesidad para un estado de acceder a capital extranjero para construir su infraestructura, más que para asegurar los materiales en el mercado mundial. Es absurdo afirmar que se necesitan niveles financieros de inversión "más allá de nuestros ahorros". El "ahorro" tiene poco que ver con el asunto. Es como la creencia popular de que los bancos sólo utilizan "dinero" en las cuentas de los depositantes. Ya hemos visto, de acuerdo con lo que el Dr. Brash ha dicho, que los préstamos bancarios se basan en los débitos, no en entregar el dinero de los ahorros de los depósitos a un prestatario. El préstamo se devuelve con dinero real, incluidos los intereses. Así es cómo funciona todo el sistema bancario. Además, uno no "necesita" cámaras de compensación internacionales como intermediarios parasitarios para realizar transacciones comerciales entre los estados. Los estados pueden crear crédito para facilitar el trueque en el mercado internacional con la misma facilidad, ya que pueden crear crédito para el mercado interior, y hay estados que lo hacen actualmente. (Ver "A barter way of doing things", The Guardian, 4 de enero de 2013, https://www.theguardian.com/commenti...oods-recession).


    A la pregunta (5 (b) "¿Cuál es la ventaja de un sistema de crédito central mundial en lugar de emitir cada país el suyo propio?," Brash respondió:


    "Creo que no hay una ventaja en tener un" sistema de crédito central mundial en lugar de emitir cada país el suyo propio", y de hecho no es menos cierto que prácticamente todos los países continúan emitiendo su propia moneda nacional".


    Mientras Brash ha aclarado muchos puntos significativos sobre la banca, aquí oculta uno de los más importantes y mal entendido. Ya se ha comentado cómo el crédito es creado por los bancos y emitido como débito. Muy poco de esto toma la forma de billetes y monedas o "moneda". Por lo tanto debe haber una distinción entre "crédito" y "moneda". Los billetes de banco son comprados "por un banco que pasa un débito" a la cuenta de depósito del prestatario. Los billetes son comprados por el banco para el Reserve Bank. Esto se hace a su vez por el banco para pasar un débito a la cuenta de depósito que el banco mantiene con el Reserve Bank, financiado mediante la venta de billetes del Reserve Bank, ellos mantienen el Reserve Bank. Son estos billetes del Reserve Bank los que son una forma de "deuda pública monetarizada" (Brash, 1 (a)). Pero la mayor parte del comercio no se lleva a cabo con "billetes de banco". Es, por tanto, carente de sentido aludir a los billetes que están en circulación como un factor significativo en la economía, y además, como se suele dar a entender, creyendo que el crédito se basa en la cantidad de dinero que un banco tiene en depósitos de ahorro. Brash alude a esto comentando que "se necesita capital financiero... más allá de nuestros ahorros". El capital financiero es crédito prestado en usura, no una "moneda nacional".


    La pregunta final formulada al Dr. Brash fue:


    6. (a) He oído decir que "el dinero debe estar ahí para servir al pueblo y no a la inversa". Por la gente no sólo me refiero a la "élite". ¿Es esto un mito, un sueño puramente utópico, o es una posibilidad presente de ajustar el balance un poco más a nuestro favor? (Sabemos que no hay almuerzos gratis), pero parece que si nuestro dinero o crédito ahora es sólo una entrada de ordenador, ¿esto indicaría una fuente un poco más abundante para compartir con todos?


    Dr. Brash respondió:


    "Me temo que la idea de crear más dinero como un medio para mejorar nuestro bienestar económico real es un sueño utópico. Por desgracia, repartir simplemente más dinero para que la gente gaste, sin el correspondiente aumento en la producción de bienes y servicios, no va a hacer otra cosa que aumentar los precios. El verdadero truco es encontrar maneras de aumentar la producción de bienes y servicios y, en lo que concierne a la política monetaria, lo mejor que se puede hacer es mantener la estabilidad del valor del dinero. La experiencia indica que cuando la gente pierde la confianza en la estabilidad de la unidad monetaria que se utiliza tan extensamente en las transacciones económicas y en los contratos, la eficiencia global de la economía se ve afectada negativamente, y los estándares de vida reales van hacia abajo, no hacia arriba".


    Cuando el investigador se refirió al aumento de "dinero o crédito" mediante la opción de una entrada de ordenador, es bastante obvio que se refiere al crédito, no a los billetes y monedas, que se imprimen, acuñan y ponen en circulación como el símbolo más pequeño de los medios de cambio. Por lo tanto, no es una cuestión de producir grandes cantidades de billetes de banco, como Zimbabwe o la Alemania de Weimar. Una vez dicho esto, sin duda hay margen para un aumento en la oferta de dinero, o facilitación cuantitativa.


    Como el Dr. Brash afirma, repartir dinero sin un aumento correspondiente en la producción va a tener efectos negativos, no positivos, si se hace de forma caótica y no científica. Pero no hay reformadores bancarios y oponentes de la usura sugiriendo tal cosa. Es una cortina de humo para desacreditar la reforma bancaria. El Dr. Brash ya ha dicho que el dinero fiduciario, es decir, el dinero que tiene el respaldo del Estado, no está en la mayoría de las economías respaldado por nada físico. Por lo tanto, es el status quo que es aleatorio, y se traduce en ciclos de subidas y bajadas, sin equilibrio, hasta el momento en que hay una crisis importante, como la crisis de la deuda aún en curso. Entonces, los bancos reclaman el estado "rescatarlos" con dinero fiduciario, que pueden volver a emitir con usura. Lo que es una estafa.


    Brash afirma que "el verdadero truco es encontrar maneras de aumentar la producción de bienes y servicios". Esto se traduce en el eterno problema de la sobreproducción. El Dr. Brash y otros economistas convencionales "ponen el carro delante del caballo". Uno no puede haber incrementado la producción hasta que uno tiene los medios para facilitar su creación y consumo: la moneda y el crédito suficiente en la circulación para consumir la totalidad de la producción. Como C. H. Douglas y otros reformadores bancarios han mantenido, el sistema bancario actual, basado en el interés compuesto, retira más dinero y crédito de la disponibilidad en la comunidad que bienes y servicios disponibles. De ahí que no hay demasiada moneda en circulación, sino insuficiente. Esto causa el problema recurrente de "la pobreza en medio de la abundancia". El aumento de la producción no es el problema. Podemos estar inundados de productos. Si la moneda está ahí para comprar es otra cuestión.


    El militante británico del Crédito Social, John Hargrave, líder de los Green Shirts durante la época de la Depresión, proporcionó treinta y dos ejemplos donde los estados habían ordenado a las granjas destruir los cultivos y el ganado, ya que, a pesar de que las masas estaban pasando hambre, no había poder de compra (dinero) para consumir la producción. El ejemplo que da para Nueva Zelanda en 1933, es decir, varios años antes de la nacionalización del Reserve Bank y la emisión de crédito estatal, es de 5.000 corderos "conducidos hasta el mar y ahogados" (Ver Hargave, "Social Credit Clearly Explained", en Bolton, Opposing the Money Lenders, pp. 102-104). Los granjeros ofrecieron comida gratis para los habitantes de las ciudades hambrientos, si se podía proporcionar el transporte, pero esto fue rechazado por el Gobierno.


    Cuando el Dr. Brash escribe sobre "perder la confianza en la estabilidad de la unidad monetaria", se está refiriendo realmente a la pérdida del control de las instituciones financieras privadas para crear y emitir crédito, cuando el Estado asume la prerrogativa por sí mismo.

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    Re: "La Tradición y la usura: el perenne conflicto" por Kerry Bolton

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Aquí un artículo que habla sobre la moneda "kolion", también de Kerry Bolton.

    Saludos en Xto.

    Kolionovo vs. usura: una lección para el mundo

    por Kerry Bolton – Un agricultor en un pequeño pueblo de Rusia podría haber proporcionado la clave para el resurgimiento de Rusia, y de hecho la de todos los estados, familias e individuos esclavos de la usura. Sin embargo, el kolion ha sido prohibido como una “amenaza” para el rublo. Irónicamente, el kolion, que está diseñado para evitar la usura y la oligarquía bancaria, está de acuerdo con los principios de la Iglesia ortodoxa rusa, a pesar de que el agricultor-inventor, Mikhail Shliápnikov, parece tener una actitud cínica hacia la Iglesia.Shliápnikov ha bautizado el kolion en el pueblo de Kolionovo, cerca de Moscú, como un medio de trueque de productos y de trabajo entre los aldeanos. Por lo tanto, Shliápnikov trató de volver al único propósito legítimo de una moneda, el intercambio de bienes y servicios como un medio de intercambio, no como una mercancía con fines de lucro, históricamente llamado “usura”. Shliápnikov ha declarado que con el kolion, impreso en valores nominales de 1 a 100, “no hay guerras, muertes o situaciones de crisis relacionadas con este dinero. Este dinero consiste en trabajo honesto, aire fresco, productos frescos”.El kolion se fijó en 2 kolions = 10 huevos, 5 kolions = un cubo lleno de patatas, 60 kolions = 1 ganso, y así sucesivamente.Shliápnikov declaró que los residentes de Koloniovo solamente tienen efectivo varias veces al año, durante la cosecha y la siembra. El kolion permitiría el intercambio diario básico. Un trabajador podría arar un pedazo de tierra por kolions e intercambiarlos por verduras, frutas o pescado.Mientras que los economistas y los banqueros pueden burlarse y reírse de tal enfoque poco ortodoxo de basar la moneda base en un estándar de bienes, tal norma, más que una basada en la deuda, se ha utilizado muchas veces en la historia en muchos estados. Los Estados Confederados de América basaban sus “graybacks” en un estándar de algodón, sin pasar por las finanzas internacionales, cuando se les negaban los mercados de dinero (a pesar de tanto disparate escrito acerca de la Confederación como una “herramienta de los Rothschild”). La isla de Guernsey ha utilizado una moneda local desde mediados del siglo XIX, siendo emitida la primera para evitar la quiebra y el derrumbe infraestructural por falta de divisas. El gobernador del Canadá francés durante el siglo XVII cortó naipes en pedazos y los hizo circular como moneda, ya que Francia estaba demasiado quebrada para enviar dinero, y los bienes y servicios durante mucho tiempo funcionaron normalmente con estas piezas de cartas. El Wara atestigua la prosperidad llevada a una ciudad alemana cuando el resto del país estaba en depresión. Por otra parte, al igual que Koloniovo, ha habido otras localidades que han emitido monedas o fichas de cambio en momentos de crisis económica y han sido metidas en vereda por las autoridades estatales. El “dinero sellado”, emitido con éxito como ficha de cambio en la ciudad de Wörgl, fue prohibido por el estado austríaco en 1933. En 1938, el Tribunal Supremo de Canadá impidió que el Gobierno de Crédito Social elegido en Alberta emitiera moneda provincial.La idea de Shliápnikov fue el resultado del sentido común y de la observación personal:
    “Shliápnikov afirma que la idea le vino con facilidad. El frecuente comercio de trueque con amigos le hizo darse cuenta de que una mercancía, como un ganso o patatas, estaría más protegida de la inflación y era una forma más fácil de llevar a cabo el comercio que el rublo. La alternativa fundamentalmente recaería en una categoría de dinero representativo, ya que su valor se deriva de los productos básicos subyacentes como las patatas y el ganado, que se pueden intercambiar en forma de trueque en una fecha futura para liquidar un intercambio”.
    A pesar de que el kolion sea sólo una forma de reconocimiento de deuda entre los aldeanos, y de que las monedas locales sean aceptadas, incluso en el Reino Unido, por ejemplo, el Estado vio esto como una amenaza más que como una innovación positiva que podría ser seguida en toda Rusia.El concepto se extiende incluso al comercio bilateral, a través del trueque recíproco de créditos. La objeción a tal noción, que es imposible bajo el sistema de comercio internacional, es refutada por la misma Rusia con los acuerdos comerciales bilaterales que han sido firmados fuera del sistema internacional entre Rusia y China, Irán, Egipto y Turquía. Sólo unos meses antes de la persecución de Shliápnikov, Putin y la entonces presidenta peronista de Argentina Cristina Fernández de Kirchner, celebraron consultas sobre el uso de los intercambios en moneda nacional para el comercio bilateral, mientras era inaugurada una exposición sobre Eva Perón en Moscú. Sin embargo, en noviembre, los peronistas perdieron la presidencia ante Mauricio Macri, un “oligarca” arquetípico, tanto en el sentido peronista como en el ruso, que parece probable que devuelva a Argentina al camino de la subordinación a las finanzas internacionales. Durante las presidencias peronistas de ambos Kirchner, Argentina y Rusia estaban cerca económica y diplomáticamente. Macri está revirtiendo la política exterior de sus predecesores peronistas, dejando de lado el bloque bolivariano promovido por el fallecido Hugo Chávez de Venezuela. La nueva canciller de Argentina fue rápida para asegurar a la cábala globalista del Consejo de Relaciones Exteriores en Nueva York que, “La última formulación está muy cercana a Nueva York, ya que, como se sabe, el equipo económico ha puesto sobre la mesa una oferta de los holdouts con la intención de regularizar la relación en el frente financiero, así nuevamente la Argentina está abierta al mundo de una manera que es predecible y sistémica”. Mientras Macri ha declarado que las relaciones ruso-argentinas continuarían desarrollándose, politólogos rusos son escépticos debido a los sentimientos proestadounidenses del presidente.Sin embargo, en junio de 2015, el Estado llevó a Shliápnikov ante el Tribunal. Para un Estado que ha luchado enérgicamente contra los oligarcas, el enjuiciamiento de un agricultor que está tan lejos de la oligarquía como es posible conseguirlo, envía mensajes contradictorios en cuanto al rumbo que Rusia puede tomar. En julio de 2015 un tribunal regional de Moscú ordenó la prohibición del kolion. El tribunal escuchó el testimonio de expertos que dijeron que el kolion no podía considerarse como “dinero sustituto”, era un reconocimiento de deuda entre los individuos, mientras que la acusación objetaba que estas transacciones no están sujetas a impuestos. El fallo fue que “la Corte no acepta los argumentos de los representantes del demandado, dado que la ley no define sustitutos monetarios, es imposible en este caso incorporar sustitutos del dinero como el kolion, que están prohibidos por la ley…”Aunque Shliápnikov, un seguidor del anarquista ruso Mikhail Bakunin, es cínico en lo que se refiere a la Iglesia ortodoxa rusa, su autonomía localizada y su moneda local reflejan la Rusia tradicional. Irónicamente, justo un mes después de la decisión judicial en contra de la “moneda” libre de deudas de Shliápnikov, la Iglesia Ortodoxa Rusa, con el apoyo de la Cámara de Comercio e Industria de Rusia, abogó por un sistema financiero que rechaza la usura, en un plan descrito de manera similar a la banca islámica, que prohíbe la usura.Shliápnikov vio la necesidad del kolion debido a la escasez de medios de cambio en su pueblo, a pesar de que no hay escasez de productos o de disposición a trabajar. Bajo tales circunstancias, durante la Gran Depresión, las masas pasaron hambre mientras que los estados ordenaron a los agricultores destruir los alimentos. Es la paradoja de la “pobreza en medio de la abundancia”, que continúa a lo largo del mundo, no por la escasez de recursos o de mano de obra, sino por falta de medios de cambio. Qué extraño, qué criminal, que en un pueblo agrícola con abundante mano de obra y productos tenga nadie que irse debido a la escasez de divisas. Y esto es en el nivel microcósmico lo que prevalece en el mundo en el nivel macrocósmico. Dmitry Surmilo, coordinador del grupo de trabajo para el Sistema Financiero Ortodoxo, en el departamento de relaciones eclesiásticas externas del Patriarcado de Moscú, dijo lo mismo que Shliápnikov sobre el “el acceso a fuentes financieras que está limitado”, pero para toda Rusia: “Ahora, durante un tiempo de crisis en el que el acceso a los recursos financieros es limitado debido a las sanciones, estamos siendo finalmente escuchados. Y la sociedad ha reaccionado positivamente a nuestra propuesta”. ¿Escuchará finalmente el tribunal que echó abajo el kolion?

    https://paginatransversal.wordpress....para-el-mundo/
    Trifón dio el Víctor.
    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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