La prisión mental del dogma económico dominante




Por Arindam Basu



“¿Es la gente desesperadamente estúpida, o es que tiene algún perverso y enfermo placer en ser esclava?”.

Aunque se trata de una pregunta retórica, pienso que vale la pena tener en cuenta precisamente cuán difícil es salir de una prisión mental. Esta prisión es creada por los dogmas de la economía dominante que extravían tanto a los académicos como al público en general. Si sólo fuera uno o dos dogmas, la fuga sería fácil… pero desafortunadamente estamos tratando con al menos media docena. Y lo que es peor, muchos de ellos son implícitos: no se declaran o se discuten abiertamente. Por si esto no fuera lo suficientemente grave, la principal escuela económica alternativa (el marxismo) simplemente reemplaza algunos dogmas por otros y retiene el resto.

Como el filósofo alemán Stirner advertía:

«Si una edad está imbuida de un error, hay algunos que siempre derivan ventajas de ese error, mientras que el resto ha de sufrirlo».

Eso resume nuestra situación. Haré una lista de algunos de los errores:


Dogma 1: Precios completamente flexibles
.

La Realidad: Los precios tienen un límite inferior establecido por el coste.


Dogma 2: Sueldos completamente flexibles
.

La Realidad: Los sueldos son inflexibles hacia abajo, primariamente porque los empleadores no quieren minar la moral de los empleados reduciendo su paga.


Dogma 3: Pleno empleo.

La Realidad: Al margen de las Guerras Mundiales, las economías modernas (es decir, las industriales, mecanizadas) no operan a plena capacidad, porque el crédito financiero prestado por los bancos constituye solamente una fracción del crédito real, ya que no les interesa prestar más. (Y por fracción me refiero a algo cercano a un 1/4 o incluso menos). [Ed.– Más allá de esta observación, el pleno empleo del trabajo ni es necesario ni es posible para un país tecnológicamente desarrollado; esto es, podemos proveer todas nuestras necesidades sin estar empleando a toda la población, por lo que no hay suficiente trabajo útil para todos].


Dogma 4: Los gobiernos afrontan restricciones financieras (el aserto de “no hay suficiente dinero”).

La Realidad: Los Gobiernos tienen el poder de acuñación y, por tanto, siempre pueden crear dinero en cualesquiera cantidades requeridas.


Dogma 5: La velocidad de circulación del dinero.

La Realidad: Una suma dada de dinero nunca puede liquidar más que una cantidad igual de costes, ya que deja de existir como poder adquisitivo del consumidor a partir de entonces. [Ed.– La teoría de la velocidad de circulación del dinero únicamente puede aplicarse a las ventas de segunda mano, o, potencial y parcialmente, al gasto de beneficios].


Dogma 6: La oferta crea su propia demanda.

La Realidad:

«Categóricamente, existen al menos las siguientes cinco causas de deficiencia de poder adquisitivo en tanto que comparado con los precios colectivos de los bienes puestos a la venta: 1) Beneficios dinerarios recolectados a partir del público (los intereses son un beneficio sobre un intangible); 2) Los ahorros, es decir, la mera abstención de comprar; 3) La inversión de ahorros en nuevas obras, que crea un nuevo coste sin nuevo poder adquisitivo; 4) La diferencia de velocidad de circuito entre la liquidación del coste y la creación del precio, lo cual se traduce en que se llevan a los precios cargas procedentes de un ciclo contable de costes anterior. Prácticamente, todas las cargas de planta fabril son de esta naturaleza, y todos los pagos por material traídos de un ciclo salarial anterior son de la misma naturaleza; 5) La deflación, es decir, la venta de títulos-valores por los bancos así como la reclamación de los préstamos».

(Mayor Douglas, The New and the Old Economics).



Fuente: CLIFFORD HUGH DOUGLAS INSTITUTE