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Tema: Declaración de los Legionarios Rumanos, por Horia Sima

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    Declaración de los Legionarios Rumanos, por Horia Sima

    DECLARACION DE LOS LEGIONARIOS RUMANOS por Horia Sima Esta declaración fue publicada en 1990 bajo los auspicios del Congreso Político de la Legión con el ánimo de informar a la opinión pública de Rumania y del exterior.


    I REVOLUCIÓN NACIONAL

    Carentes del menor interés egoísta, los legionarios rumanos estamos obligados a rendir homenaje a la heroica acción del 22 de diciembre de 1989, jornada en la cual la joven generación sacrificó su sangre y en la cual los cientos de muertos diseminados en toda la nación sirvieron para encender la llama de la Gran Revolución Nacional que fue causa del derrocamiento de la aborrecible dictadura de Ceaucescu.

    Los legionarios rumanos creemos que el juicio sumarial al tirano Ceaucescu fue merecido y necesario. Si no hubiera habido una ejecución en este estilo tan revolucionario, la insurgencia nacional hubiera pagado con la pérdida adicional de miles de vidas. Todos aquellos que, ya exiliados, ya ciudadanos de los países democráticos occidentales, desaprueban el tribunal excepcional que juzgó a Ceaucescu no están tomando en cuenta las prioridades a las que hubo de enfrentarse el levantamiento popular, el cual demandaba pasos efectivos e inmediatos para asegurar el éxito final de la revolución. ¿Qué tienen que decir esos defensores de los derechos humanos cuando el mismísimo Ceaucescu estaba asesinando a miles de ciudadanos sin juicio? Su actitud es una muestra de hipocresía y falsa pretensión, y bajo ningún concepto se muestran respetuosos con los sagrados derechos humanos.


    II EL MOVIMIENTO LEGIONARIO Y EL NUEVO ESTADO DEMOCRÁTICO

    Tan pronto como alcanzaron el poder, el Presidente Iliescu y su actual equipo firmaron un decreto por el cual todos los partidos tienen el derecho a organizarse y a hacer propaganda de sus idearios, todos excepto el Movimiento Legionario, al cual ellos describen como “fascista” y extremista. Protestamos enérgicamente contra esta injusta discriminación, la cual injuria a los mismos autores del decreto. Para probar cuán lejos están de la verdad los líderes de la Rumania de hoy día cuando nos llaman “fascistas”, citaremos a Walter Hagen, un conocido investigador de los movimientos nacionalistas de la Europa de entreguerras:

    La Guardia de Hierro, o la Legión, nació a finales de 1920 en la universidad de Yassy cuando un grupo de estudiantes formó la citada organización bajo el liderazgo de Corneliu Zelea Codreanu. Es costumbre citar a la Guardia de Hierro entre los movimientos fascista y nacional-socialista. Sin embargo, la Guardia de Hierro no imitaba esos movimientos; nació de sus propias raíces, y no tiene nada que ver con los numerosos tipos de fascismo y de nacional-socialismo que se implantaron en otras naciones. No puede ser relacionada con los movimientos contemporáneos de Italia y Alemania. Las clasificaciones políticas de la Europa central y occidental no pueden ser tenidas en cuenta como criterio en el caso de Rumania. Era un movimiento, sí, autoritario, pero no totalitario; existe una gran diferencia. Nunca fue agresivamente nacionalista, sino conservadoramente nacionalista, incluso en lo referente a temas culturales. Nunca pudo ser clasificado entre la extrema derecha, como una simple reacción política, sino que adoptó unas posturas de reforma social. Al contrario que el fascismo y el nacional-socialismo, no se apoyó en la pequeña burguesía, en los burócratas y en los estratos similares de la sociedad que proliferaron después de la Primera Guerra Mundial, sino que primero y ante todo se basó en las masas de campesinos rumanos, en los jóvenes profesionales y en los estudiantes. En primer lugar, se diferenciaba de los partidos políticos estatales de Italia y Alemania por su espíritu religioso, e cual a veces rayaba con el misticismo. Corneliu Zelea Codreanu tenía el aire de un profeta antes que de un jefe político, y era venerado por sus seguidores casi como un santo. Pero es más, el “Fuhrerprinzip” (el principio de primacía del líder) nunca fue un dogma fijo en la Guardia de Hierro. Las decisiones no siempre eran tomadas por Codreanu, sino por un “collegium”, una especie de “forum” compuesto por los comandantes legionarios bien probados (Walter Hagen, Die Gehaime Front, pp.277-278).

    Citamos aquí enteramente este pasaje porque el autor, aunque extranjero, percibió con una rara certeza la esencia del Movimiento legionario, provisto de sus propias directrices de creatividad, las cuales son independientes del fascismo y del nacional-socialismo.

    La prohibición del Movimiento Legionario por los líderes de la actual Rumania prueba no solamente el conocimiento más rudimentario de la propia historia de su nación, sino que también están emulando peligrosamente la propaganda y las directrices que heredaron del régimen anterior de Ceaucescu. Dado que las generaciones de ciudadanos que crecieron durante esos años oscuros de opresión y crimen fueron sometidas desde sus años escolares y desde todos los medios de información a un bombardeo propagandístico denigrante sobre la Guardia de Hierro, donde se nos acusaba de fascistas y de nacional-socialistas, e incluso de la más funcional fórmula de “nazifascistas”, el gobierno rumano no hace actualmente sino continuar con esta temática y este estilo de propaganda, típicos del régimen de Ceaucescu.

    La falta de ética y de honor del gobierno actual de Rumania, después de la gran revolución de diciembre, es más patente porque esos a los que el gobierno quiere destruir son exactamente la generación que realizó los sacrificios más grandes de resistencia al reinado del terror del antiguo régimen. Las presiones políticas, los campos de concentración, y otras acciones opresivas del régimen son testigos de los millares de personas jóvenes que fueron masacrados, en su mayor parte miembros del Movimiento Legionario. Ningún grupo puede decir haber destronado al tirano si continúa la persecución de la generación que soportó las heridas del ataque mortal de los secuaces del tirano. Existe, sin embargo, otro asunto que se dirige directamente a la raíz del gobierno actual que se dice democrático. Si existe un régimen democrático en Rumania, como dicen sus líderes, entonces no es el gobierno, ni son los líderes quienes tienen el derecho y el deber de decidir quién es y quién no es democrático. La gente quizás tenga una opinión diferente y una visión diferente del Movimiento Legionario, y quizás rehuyan que se les discrimine políticamente; quizás la gente rehuse votarle en las elecciones, pero también es posible que tengan fe en su mandato y envíen candidatos al parlamento. En casi todos los países de la Europa occidental existen partidos de derecha que participan en elecciones y son admitidos como tales por el resto de los partidos políticos. O bien tenemos una democracia, en cuyo caso el gobierno no puede negar al Movimiento Legionario el derecho a participar en las elecciones, o no tenemos una democracia, sino una dictadura disfrazada, por el momento, con un semblante democrático, en cuyo caso el procedimiento a través del cual el movimiento Legionario fue excluido se cae a pedazos, y lo que tenemos ante nosotros es una nueva versión del anterior régimen.


    III EL MOVIMIENTO LEGIONARIO Y EL TERRORISMO

    Nuestros adversarios, cuya dedicación a la democracia y a la libertad es tal que no nos dejarían defendernos a nosotros mimos, que confiscan nuestra literatura para impedir su difusión entre el pueblo, tienen una flecha más en su arco para dirigirla contra nosotros: un argumento que suelen usar muy frecuentemente en debates públicos para justificar su hostilidad contra los legionarios. Aún siguen hablando del supuesto terrorismo de la Guardia de Hierro, citando casos de crímenes que supuestamente cometimos en el pasado.

    Pero nuestros adversarios tratan con medias verdades. Nunca mencionan o comentan qué pasó antes de que ocurrieran los crímenes de los legionarios. Nunca enseñan las razones por las cuales algunos legionarios, exasperados y llevados más allá de sus límites, tomaron la justicia en sus manos. Investigaremos aquí esos supuestos “crímenes de los legionarios” y cómo fueron precedidos por una cadena de acciones ilegales, acciones abusivas y asesinatos perpetrados por las autoridades estatales, por aquellos cuyo trabajo era el de la defensa de los derechos y de las libertades del pueblo.

    Nuestros adversarios tienen a gusto mencionar primero, y ante todo, el caso de Manciu, el Prefecto de Policía de Yassy, que fue alcanzado por disparos de bala en una confrontación pública con Corneliu Codreanu. Todo lo que ocurrió entonces se encuentra debidamente archivado; y las raíces de ese sucesopueden leerse en el libro de Codreanu “Para los legionarios”. Este Prefecto de Policía fue enviado a Yassy con la tarea de “limpiar enérgicamente al movimiento nacionalista en la capital de Moldavia”. Manciu se dedicó celosamente en el cumplimiento de su tarea: se embarcó en una carrera de apaleamientos, arrestos injustificados y torturas que horrorizaron a la población. El mismo Corneliu Codreanu en persona fue agredido y estuvo a punto de ser víctima de las fechorías del Prefecto. Codreanu disparó su pistola en defensa propia, y cuando el sanguinario Manciu y sus secuaces le detuvieron, durante un juicio público, ante el jurado, declararon que “había que enseñarle a no agitar de nuevo a los estudiantes”.

    Nuestros adversarios están igualmente contentos de sacar de la bolsa de acusaciones el caso de Duca. Pero todo lo que quieren recordar aquí es que Duca cayó en la estación de ferrocarril de Sinaia, muerto por tres legionarios. Prefieren olvidar que Duca era culpable de toda su falta de humanidad, de multitud de crímenes y asesinatos cometidos por él mismo. Duca, inconstitucional e ilegalmente, disolvió la Guardia de Hierro, el 10 de diciembre de 1933; arrestó a 10.000 legionarios sin garantías judiciales, para así asegurar su propio éxito electoral; desmanteló el sistema judicial, asesinó a multitudes de jóvenes por el simple hecho de colaborar en las campañas electorales y por pegar carteles en las paredes de las calles. Esta carrera de asesinatos nunca se menciona, y la impunidad de Duca es ignorada. Todo lo que se cita son los hechos en la estación de Sinaia, cuando los tres jóvenes legionarios, exasperados por la continua impunidad asesina de Duca, se tomaron la justicia en sus manos.

    Otro supuesto acto de terrorismo legionario es el caso de Stelescu. Otra vez, se cita sólo el último evento de la cadena, sin explicar por qué Stelescu fue asesinado por sus camaradas. Este joven hombre, de sólo 25 años de edad, fue elegido representante del Movimiento Legionario, y se alió inmediatamente con los enemigos del movimiento, conspirando para asesinar a su benefactor, Corneliu Codreanu. En primer lugar pensó usar veneno, luego recurrió a las armas. Es conveniente ignorar estos antecedentes; nunca son mencionados en las acusaciones contra nosotros. Stelescu fue uno de los más viles traidores, que se había comprometido con los poderes oscuros que reinaban en el palacio real para asesinar a Corneliu Zelea Codreanu.

    En la misma línea de acusaciones de “crímenes” cometidos por el Movimiento, se hace énfasis en la muerte del “gran estadista” Armand Calinescu por un grupo de legionarios en la noche del 21 de septiembre de 1939. Está clara, también en esta acusación, la intención de ocultar la verdad, pues no se mencionan los crímenes cometidos por Armand Calinescu, quien fue el organizador del asesinato de Codreanu, de los “Nicadores” y de los “Decemviros”[1], en la noche del 29 de noviembre de 1938, a los que asesinó en un ritual de estrangulamiento. Asesinar a gente inocente por el método de la estrangulación no se considera un crimen por nuestros adversarios; lo ven como una acción normal, justificada por “razones de estado”. Las víctimas de Calinescu no eran sino un grupo de los mejores representantes de su generación. La historia, en este punto, ha sido pervertida.

    Y, desde luego, el trágico final de los que murieron en Jilava se deplora con lágrimas conmovedoras. Sesenta y cuatro “dignatarios del Estado rumano” perdieron sus vidas en la venganza de las muertes de la prisión de Jilava, cuando el cuerpo de Codreanu fue desenterrado en la noche del 26 de noviembre de 1940. Esos sesenta y cuatro son llorados hipócritamente, pero no se derrama ni una lágrima para las víctimas de esos sesenta y cuatro. No se hace mención de aquellos que habían asesinado en Jilava, ni de los cientos de jóvenes que habían matado en todo el país. Los asesinatos están... perdonados; son vistos con indulgencia, pues todo lo que hicieron fue “en defensa del orden estatal”, mientras que los que cayeron muertos por la policía y por la gendarmería eran los “disturbadores” de la sociedad rumana.

    Así pues, el terrorismo de estado se declara como una acción legal y legítima, siempre que tenga como fin destruir a los legionarios, aunque se violaran todas las leyes, mientras que las víctimas de esas represiones sangrientas son declaradas como “terroristas aterradores”, y tienen que ser condenados por todas las generaciones venideras, cuando en verdad intentaron conseguir justicia, después de que fracasaran en obtener justicia del gobierno establecido.

    Luego está el caso de Iorga y Madgearu. Se alega que este caso sobrepasa los otros crímenes perpetrados por los legionarios, y que cubre a todos los demás de vergüenza para todo el porvenir. El gran científico Nicolae Iorga, el gran historiador de fama mundial, el gran maestro de tantas generaciones de estudiantes, fue salvajemente asesinado por un grupo de legionarios. Esto es, obviamente, el límite de lo salvaje, de la bestialidad extrínseca en esos jóvenes descerebrados cuya única ansia era el matar por matar.

    Y, por supuesto, una vez más, es extremadamente conveniente olvidar, ignorar lo que Iorga hizo antes de todo eso. Todo lo que se recuerda es su fama de gran escolar, y sus pecados políticos se pasan simplemente por alto.

    Tan pronto como Carol II estableció su dictadura, el profesor Iorga se convirtió en un enemigo político implacable de Codreanu, a quien atacaba diariamente desde su periódico “La Nación Rumana”. A sabiendas de como ignorar esta infamia, al final, Corneliu Codreanu respondió en su célebre carta en la cual reveló las más injustas e infames acciones de Iorga: “De ahora en adelante, hasta mi último día, reconoceré lo que eres”, escribió Codreanu, esto es, un hombre carente de honor y de carácter.

    En venganza por esa carta, Nicolae Iorga prestó sus buenos servicios a los oscuros poderes palaciegos y pidió que Codreanu fuera juzgado por insultar a un alto miembro del gobierno (Iorga era Consejero Real). Era el primer paso en la conspiración exitosa para la detención de Codreanu, que fue sentenciado a 10 años de prisión e inmediatamente asesinado el 29 de noviembre de 1938.

    Nicolae Iorga no era, bajo ningún motivo, inocente. Él, Armad Calinescu y Elena Lupescu[2], fueron las principales fuerzas que causaron el juicio y posterior asesinato de Corneliu Codreanu.

    Es conveniente ignorar estos antecedentes. Todo lo que recuerdan los enemigos de la Legión es el tiroteo de Iorga, pero nunca sus antecedentes de enemigo jurado de la Legión, o la odiosa campaña de terror que declaró bajo la protección de la censura estatal.

    En su entrevista de 1960 publicada con el título “El caso de Iorga y Madgearu”, Horia Sima relató con toda precisión y detalle los esfuerzos para salvar la vida de Iorga. Iorga no estaba en la lista de las personas para ser arrestadas o detenidas. Él se encontraba libre cuando fueron desenterradas las víctimas de la matanza de Jilava. Fue un grupo de jóvenes legionarios que trabajaban en el Instituto Nacional de Cooperativas los que decidieron vengar a Codreanu, sin preguntar ni obedecer órdenes, matando así a la persona que ellos consideraban era el líder de la conspiración que acabó con la vida de su jefe. . Dándose cuenta de las consecuencias de esa desafortunada acción, Horia Sima recorrió durante toda la noche el valle de Prahova para intentar avisar a tiempo a Iorga y salvar de ese modo su vida, no porque Iorga fuese inocente, sino pensando en el inmenso perjuicio que su asesinato acarrearía para el Movimiento Legionario. No tuvo éxito, y Boeru y sus colaboradores llegaron antes de que Sima pudiese intervenir. Al día siguiente era demasiado tarde: Iorga había sido encontrado muerto en el pueblo de Strejnic, asesinado por Boeru y su equipo, junto a Virgil Madgearu, quien, aunque con menor culpabilidad, también tomó parte en la conspiración palaciega para arrebatar la vida a Corneliu Zelea Codreanu.

    La muerte de Iorga fue muy desafortunada para el Movimiento Legionario, pues ofreció al general Antonescu y a su equipo, y a nuestros adversarios, un argumento de bienvenida y un artículo de propaganda en un momento en el cual las relaciones con el gobierno eran muy tensas, tras el descubrimiento de los cuerpos de las víctimas de la matanza de Jilava. Para más detalles es conveniente consultar el panfleto de Horia Sima, “El caso de Iorga y Magdearu”.


    IV LA REBELIÓN DE ENERO DE 1941 Y LOS JUDÍOS.

    La llamada rebelión de los legionarios que tuvo lugar en enero de 1941 en Bucarest y en otras ciudades es un hecho extensamente cultivado y difundido por ciertos grupos sionistas de Israel y los Estados Unidos. Antes de nada es necesario conocer con detalle las circunstancias para sacar así las conclusiones apropiadas.

    No hubo tal rebelión de los legionarios entre el 21 y el 23 de enero de 1941, sino un golpe de Estado del general Antonescu. En este y otros casos, aquellos que nos acusan ignoran la cadena de acontecimientos que llevaron a la resistencia legionaria, capitalizándolo todo en el golpe de Estado.

    Antes de que la rebelión tuviese lugar, el entonces líder del país rompió la regla básica que prevalecía en aquel tiempo y en aquella sociedad bajo la fórmula nacional-legionaria, destituyendo al general Petrovicescu, el entonces Ministro del Interior, y ordenando a los militares la ocupación de las oficinas alemanas mediante el uso de tropas, así como de todas las oficinas administrativas del gobierno, como las delegaciones locales gubernamentales, de policía y del estado mayor; en realidad sólo se desarticularon aquellas oficinas que estaban bajo la responsabilidad de los legionarios. Los que fueron obligados a retirarse a punta de pistola no fueron reemplazados por otros funcionarios a través de decreto alguno publicado en el Boletín Oficial: estamos hablando de una ocupación militar de las oficinas civiles a través de todo el país con el solo ánimo de desprenderse de los funcionarios y usurpar sus cargos por un personal militar y de las brigadas. Estamos hablando de una acción que en cualquier idioma del mundo y en cualquier tipo de literatura recibe el nombre de golpe de Estado.

    Es cierto que en algunas zonas del país grupos de legionarios reaccionaron contra los abusos y los actos ilegales e inconstitucionales y, con el apoyo de las masas populares, resistieron los ataques de los militares en sus intentos de acceder a los edificios públicos. Estos legionarios no hicieron sino cumplir con el deber de defender las oficinas públicas que les habían sido confiadas mediante decreto contra los intrusos cuya única justificación era una cierta habilidad para forzar a la gente. No eran los legionarios los rebeldes, como se les etiquetó más adelante; el autor de la revuelta era el general Antonescu, quien violando la constitución ordenó a los militares reemplazar a los ocupantes legales de las oficinas civiles. Antonescu era realmente el “rebelde” y los llamados rebeldes eran de hecho los defensores de la legalidad. Entre el 21 y el 23 de enero de 1941, la población judía de la capital sufrió una multitud de actos terroristas: se saquearon tiendas, se incendiaron casas e incluso se perdieron vidas humanas. No debe sorprender que en círculos judíos se acuse a los legionarios, pues la rebelión era legionaria, a decir de los judíos y otros adversarios y, por lo tanto, los actores de esos crímenes debían ser forzosamente legionarios.

    Puesto que la rebelión no era legionaria, esta aseveración debe ser examinada con todo detalle en aras de restablecer la verdad.

    Primero debemos asegurarnos de las víctimas que eran judías y cayeron en aquellos días. Algunos libros, incluso algunos reputados autores, mencionan la cifra de 6.000 a 7.000 judíos que murieron durante la llamada rebelión. Esta cifra no solamente no es cierta sino que es incluso muy posterior. De hecho, entre el 21 y el 23 de enero de 1941 sólo entre 120 y 140 judíos perdieron sus vidas, tal y como está recogido en documentos oficiales de la comunidad hebrea.

    Luego, debemos de clarificar quién debe ser el responsable de esas muertes. Nunca hubo una orden de los líderes de la Legión o de cualquier otra estructura de autoridad legionaria que hubiera incitado a los miembros del Movimiento Legionario o de las masas populares a matar judíos. No se puede encontrar prueba alguna de que el Movimiento Legionario participara directa y realmente en tales represalias contra la población hebrea. Esto fue así por una razón simple: los legionarios estaban en ese momento ocupados en la lucha hombre a hombre en los edificios públicos, resistiendo la toma militar de Antonescu. Por lo tanto, como consecuencia, uno debe decir que las víctimas que cayeron en aquellos días fueron víctimas por causa de los desajustes de la estructura social que era incontrolable debido al giro que tomaron los eventos, como siempre ocurre durante las revoluciones o en los tiempos de anarquía cuando las estructuras que aseguran el imperio de la ley se paralizan.

    Un tercer aspecto que necesita de clarificación hace referencia a los mismos judíos. Sus líderes no pueden ser absueltos de responsabilidad durante estos trágicos eventos. Es bien sabido que la comunidad hebrea de Rumania, a través de su jefe Filderman y de otros representantes, empujaron a Antonescu y participaron en la organización del golpe de Estado contra el Estado nacional-legionario. Los judíos mismos no son contrarios a negar este hecho; y en su propio relato, publicado en 1946, al término de la Segunda Guerra Mundial, bajo el título “El libro negro”, aparecen orgullosos de su habilidad para trabajar detrás de las escenas de la presidencia con el ánimo de demoler al Estado nacional-legionario.

    A la luz de estos hechos es lógico preguntarse: si los judíos, juntamente con los británicos y los agentes de los servicios americanos fueron accesorios al golpe de Estado de Antonescu, cabe imaginarse que debieron de prever las reacciones de la población para poner en lugar seguro a su propia población nacional. De ahí se sigue que los líderes de la comunidad hebrea cargaron ellos mismos con las consecuencias de la turbulencia social que pudiera resultar, como dicen en el citado “libro negro”, de semejante agitación. Consecuentemente, no pueden ser absueltos de la responsabilidad por la pérdida de dichas vidas humanas, pues fueron partícipes y animadores de la llamada rebelión.


    V EL MOVIMIENTO LEGIONARIO Y LA DEMOCRACIA.

    Un cuaderno de Horia Sima llamado “El Movimiento Legionario y la democracia” fue publicado en los alrededores del año 1955. Podemos hacer un sumario del meollo de este cuaderno, intentando probar que eran, en efecto, los legionarios los defensores de la democracia, y no los partidos políticos establecidos. La aristocracia política establecida siempre ha practicado una dictadura política del tipo más intolerable, especialmente intentando detener la influencia del Movimiento Legionario por medios legales.

    El Movimiento Legionario no está disconforme con la presencia de otros partidos políticos y no desea su prohibición. El Movimiento Legionario no tiene objeción alguna en batallar políticamente a la luz del día para conseguir la victoria a través de las urnas. El Movimiento Legionario no aspira a reemplazar el deseo del pueblo por el suyo propio, o a gobernar sin el control ejercido por las masas populares. Concierne a la nación entera decidir qué grupo político debe tener la tarea de gobernar el país.

    Como prueba de ello citamos la declaración de Corneliu Codreanu en los primeros días de la existencia pública del Movimiento Legionario:

    Obedeceremos y acataremos las leyes de la nación sin crear incidentes, evitando los enfrentamientos, sin responder a la provocación. Seremos invenciblemente fuertes en nuestra lucha pero siempre dentro de los límites de la legalidad”.

    La respuesta de los partidos políticos que gobernaron el país hasta la dictadura de Carol II ante nuestra actitud caballerosa y legionaria consistió en una serie interminable de abusos y actos ilegales. Así es como Codreanu, el entonces líder de los legionarios, describió aquella época:

    Hemos observado estrictamente la ley y el orden. Lo hemos hecho así para estar por encima de todo reproche. Sin embargo, eso no nos servirá de nada. La voz de guerra del gobierno será: “no podemos destruiros por romper la ley, pero eso no importa; romperemos la ley y os destruiremos”.

    La historia entera de la Legión durante el llamado “período de los gobiernos democráticos” en Rumania, se desarrolló en permanente conflicto contra el “establishment” oficial de los gobiernos. No porque deseáramos o causáramos ese conflicto, sino porque los partidos políticos históricos abusaron de su posición y de su influencia en el aparato estatal para declararnos ilegales. Nuestro movimiento se ha visto constantemente envuelto en un doble dilema: resistir el terrorismo de Estado organizado por los partidos políticos o rendirse.

    En el libro “Para los legionarios”, nuestro líder, Codreanu, describe en detalle varios ejemplos de terrorismo de Estado organizado por partidos políticos históricos, que él conoció de su experiencia de primera mano.

    Brevemente, podemos citar que el Movimiento Legionario fue arbitrariamente disuelto tres veces en tres años consecutivos:

    · En 1931, por el gobierno del Partido Nacional-Campesino, por el Ministro del Interior Ion Mihalache;

    · En 1932 por el gobierno de Iorga-Argetoianu;

    · En 1933, por el gobierno Duca.

    Aún en la vida de Codreanu ocurrió una situación paradójica: entre 1935 y 1937, Corneliu Codreanu fue el campeón de la democracia. Fue el único político que apoyó la constitución e intentó oponerse a todos los intentos de reemplazarla por la dictadura del rey Carol. Cuando hubo rumores puestos en circulación por los adversarios del Movimiento Legionario, lanzando acusaciones ya machacadas sobre que se planeaba un golpe de Estado o se intentaba subvertir el orden público, Corneliu Codreanu volvió a reiterar que su movimiento estaba dentro de los límites de la legalidad:

    El Movimiento Legionario nunca intentará tomar el poder a través de un complot o de un golpe de Estado”.

    Nunca ensayaremos un golpe de Estado, ni lo intentaremos. La esencia misma de nuestra ideología nos hace adversos a ese tipo de temáticas, que es un acto de pura fuerza bruta, de naturaleza externa. Nuestro intento es superar los acontecimientos en el alma de la nación a través de un proceso de mejora humana”.

    Y así venimos a la archiconocida carta de Vaida Voevod, escrita después de que Carol II suprimiera la constitución disolviendo a todos los partidos políticos y falsificando el resultado del plebiscito, con el resultado de una nueva constitución que otorgó al rey Carol II poderes absolutos.

    Esta carta puede ser obtenida por todas las partes interesadas, puesto que ha sido publicada en el libro “Cartas desde la mesa del Capitán”. Vamos a dar unos cuantos parágrafos que revelan la opinión política de Corneliu Codreanu, leal a las leyes básicas de la nación:

    Estimado Señor:

    Ninguna nación está condenada a vivir su vida entera bajo las mismas formas. La constitución de este país prevé algunos posibles cambios con una sola condición: que las normas legales, subrayadas por la ley básica del país, deben ser respetadas. Sin embargo, las últimas innovaciones plantean una serie de cuestiones.

    Primero, el desprecio por el pueblo rumano. Lo que da carácter a las nuevas formas estatales del mundo no es la forma que toma dicho Estado cuando la participación de la nación no toma partido en la creación de esas formas. No es tanto los mecanismos del Estado los que cuentan en esos cambios como el deseo de la nación –un Estado ampliado en su conciencia, un entusiasmo que se alcanza para una nación que es llamada a decidir su propio destino.

    Como rumano, me encuentro ofendido y planteo las siguientes cuestiones:

    ¿Qué opinión tiene de nuestra nación cuando la abandona de esta manera? ¿Cómo ve esta competición entre las naciones del mundo, donde lo que cuenta no es la forma externa, ni la estética del Estado, sino la dignidad y el despertar de la nación?

    Según el decreto del 10-11 de febrero, usted ha prohibido a los rumanos la participación política. Usted nos conduce a un nuevo régimen, imponiéndonos a toda prisa una nueva constitución de la noche a la mañana, etiquetando poco menos a la nación de incompetente y estúpida.

    Yo le pregunto otra vez: ¿Cree en verdad usted que no somos mejores que un rebaño de ovejas?

    En todos los cambios de formas de Estado, al revés de la idea de innovación formal, emerge la idea de una nación triunfante, no de una que ha sido esclavizada bajo el yugo que se le ha impuesto; una nación que quiere participar de su propio futuro, si es que quiere tener futuro, y si es que quiere tener derecho a prevalecer como nación entre sus iguales en el mundo, no puede ser la nación que usted imagina”.

    Durante el régimen nacional-legionario, Horia Sima propuso a Antonescu, ¡por tres veces!, la celebración de elecciones con la participación de todos los partidos políticos. Pero los partidos políticos históricos aconsejaron a Antonescu rechazar las elecciones libres, porque temían el voto popular favorable a los legionarios. Después del golpe de Estado del 21 de enero de 1941, todos los partidos políticos históricos le aconsejaron que no celebrara elecciones, sino que continuara con su dictadura y con la seguridad de su apoyo.

    Esta es la verdadera historia del Movimiento Legionario con respecto al concepto de democracia. Mientras que los partidos históricos se aliaron con ambas dictaduras, la de Carol II y la de Antonescu, para detener al Movimiento Legionario en su acceso al poder por medios legales, fuimos los únicos que representamos y defendimos la voluntad de la nación.


    VI UNA CAMPAÑA IDEOLÓGICA DE DIVERSIÓN

    Para definir su oposición al régimen precedente, después de la victoria gloriosa de la revolución nacional de diciembre de 1989, los líderes que tomaron las riendas del gobierno se embarcaron en una intensa campaña ideológica destinada a probar cómo el régimen de Ceaucescu estaba muy lejos del comunismo. Aunque ellos habían sido comunistas, y habían sido los compañeros de Ceaucescu en su tiránica y sangrienta tiranía, los líderes de la Rumania de hoy intentaron convencer al público, a través de los medios de comunicación por ellos controlados, que Ceaucescu era similar al Hitler y que se debería clasificar dentro de la categoría de nazi o de fascista. Para dar más crédito a estas ridículas alegaciones, estos líderes han intentado el involucramiento del Movimiento Legionario diciendo que “el comunismo y el Movimiento Legionario son una y la misma cosa”, añadiendo que si los legionarios alguna vez accedieran al poder, su régimen sería como el de Ceaucescu. Y así nos encontramos con una etiqueta más que nunca hemos buscado.

    Sin embargo, permitamos restablecer la verdad. Ceaucescu nunca emuló a Hitler y nunca fue un nazi ni un fascista; era el producto del comunismo que prevaleció en Rusia. Él aprendió a gobernar en los días de la Rusia de Stalin, bien entrenado en Moscú y Leningrado, y luego enviado a aplicar su pericia inquisitorial en Rumania. Protegido bajo el ala de Gheorghiu-Dej, quien apreció su celo en liquidar a las clases poco amigables del régimen, mereciendo sus acciones derechos de sucesión. A la muerte de Gheorghiu-Dej, naturalmente, Ceaucescu heredó el liderazgo del partido, debido a sus talentos en la represión de la nación como al apoyo permanente de sus secuaces y de sus jefes en el Kremlin.

    Ceacescu fue el Stalin de Rumania. No hubiera habido bolchevismo en Rusia sin Marx y sin Lenin; y no hubiera habido un Stalin a la cabeza del Estado soviético sin ellos; y no fue otro sino Stalin el padre político e ideológico tanto de Gheorghiu-Dej como de Ceaucescu.

    Esta es la verdadera familia del dictador Ceaucescu, y sus muchos crímenes en Rumania son la consecuencia de la ideología comunista. Es completamente ridículo intentar presentar a Ceaucescu como una especie de Hitler o un Mussolini rumano. No fue otra cosa sino el prototipo hecho hombre del comunismo más fiero, del tipo de comunismo que Stalin instaló y empujó hasta el límite. Era a Stalin a quien Ceaucescu gustaba emular, y tras la muerte de Stalin su ídolo fue Mao-Tse-Tung. Estos hechos son bien conocidos por los historiadores y nos sorprende encontrar todavía periodistas, incluso entre los que han jurado lealtad al actual gobierno, que prestan sus nombres a esas invenciones fantásticas.

    En cuanto a lo de igualar el comunismo con el Movimiento Legionario, que es la pretensión de algunos periodistas, solo nos queda el asombro ante esta rara deshonestidad. ¿Es posible que esos periodistas desconozcan que durante el gobierno tanto de Gheorghiu-Dej como de Ceaucescu las prisiones políticas estaban abarrotadas de legionarios? ¿Es posible que ignoren que fueron precisamente los legionarios los que fueron exterminados sin causa y sin juicio?

    Lo cierto es que fueron precisamente los legionarios los que sufrieron toda la carga de la lucha contra el comunismo tanto bajo Gheorgiu-Dej como bajo Ceaucescu, mientras que los líderes de hoy, los supuestos adversarios de la dictadura, eran estrellas que hacían carrera bajo Ceaucescu. Sus acusaciones no son solamente absurdas, son contrarias a toda naturaleza; rayan la locura y prueban la continuidad de los métodos de Ceaucescu.

    Los miembros del Movimiento Legionario sufrieron extremadamente bajo Ceaucescu, no sólo físicamente, como muestran nuestros miles de muertos en prisión, sino también moralmente mediante la permanente campaña carente de escrúpulos que se declaró contra nosotros con la vehemencia más extrema.

    Mientras leemos esas fantásticas alegaciones nos acordamos de la retahíla de libros y de publicaciones que se publicaron antes de diciembre de 1989, cuya aparición esporádica era organizada desde algún lugar anónimo y central, con el fin de dañar moralmente a nuestro movimiento y con la intención de impedir que las jóvenes generaciones conociesen la verdad.


    VII DEFENDIENDO EL ESTADO RUMANO

    Hemos dicho en nuestras publicaciones que el deber principal de los actuales gobernantes es el de detener el deterioro del Estado y asegurar su autoridad política, jurídica y territorial. Ninguna revolución puede prolongarse indefinidamente sin poner en peligro las propias estructuras del Estado. Si las protestas y acciones violentas continúan a pesar de las demandas de estabilidad interna, el país corre el peligro de embargarse en una fase de continuos disturbios, ofreciendo a algunas potencias interesadas la oportunidad de ocuparlo y dividirlo.

    Desgraciadamente, es conocido que es un pre-requisito elemental de una política nacional el convertir una revolución en nuevo cuerpo de la vida rumana. Una transición debe ser efectuada desde la convulsión revolucionaria hacia el establecimiento de una nueva forma de Estado. Esta responsabilidad recae tanto en el gobierno como en la oposición. Tanto la oposición oficial, y sobre todo los representantes electos, como la oposición de las jóvenes generaciones revolucionarias, deben comprender que transformar un Estado no es tarea de un día. Las viejas estructuras no pueden ser reemplazadas en un momento, sin ninguna otra razón, porque es imposible el encontrar el personal selecto para reemplazarlas.

    Por otro lado, el gobierno que aparentemente obtuvo una mayoría electoral puede intentar la vuelta al viejo régimen detrás de la cortina de humo de la democracia. No hará ningún beneficio el levantar por un lado la bandera de la democracia mientras se impide por el otro el curso normal en la vida pública. El gobierno actual debe observar sus obligaciones hacia la nación y ofrecer una igualdad de oportunidades a todos los partidos políticos. Cualquier otra actitud llevará al pueblo al convencimiento de que los actuales gobernantes desean perpetuar el comunismo bajo un nuevo nombre, cambiando la vieja “nomenclatura” y usándola como instrumento para aterrorizar a la oposición.

    Aquellos que se han envuelto en el proceso de transición de la dictadura a la democracia, deben detener la lucha política que corre el riesgo de degenerar en una confrontación permanente dictada por las leyes de la violencia.


    VIII LAS MINORÍAS NACIONALES

    Se debe reconocer que en el esfuerzo de la nación para deshacerse de la de la tiranía demente y sanguinaria de Ceaucescu, junto a las juventudes de Rumania, que eran la mayoría, también participaron otros luchadores de las minorías nacionales: húngaros, alemanes, hebreos, ucranianos, e incluso los miembros del grupo étnico que se llaman a sí mismos en la actualidad “romi” (los gitanos).

    Observamos la fraternidad entre los rumanos y las minorías nacionales bajo la bandera de la libertad democrática como un sano comienzo para la consecución de una futura vida en común. Este punto de principio no debe ser malgastado en disensiones bizantinas. No debe permitirse que revierta en un instrumento de viejos enemigos; la sangre vertida en conjunto en la batalla por la libertad puede y debe convertirse en la vida y en la idea-fuerza de la armonía nacional.

    Y hay dos tareas que queremos subrayar aquí: la mayoría del pueblo, esto es, los rumanos, deben ser generosos con las diferentes minorías en otorgar todos los derechos compatibles con la existencia del Estado rumano, asegurando especialmente la libertad de religión, el uso de su lengua materna en los colegios, y el florecimiento de su propia cultura. Al mismo tiempo, sin embargo, las diferentes minorías nacionales deben respetar íntegramente la territorialidad del Estado rumano dentro de sus actuales fronteras. La estructura del estado rumano no puede ser disminuida, alterada, ni debilitada invocando lazos de sangre con los nativos de otros países.

    La observación de estas premisas es un requisito imprescindible para la coexistencia armoniosa de todas nuestras nacionalidades que habitan el mismo territorio, y será el mejor medio para integrar todos los Estados nacionales en la Europa unida del mañana.


    IX LOS PARTIDOS POLÍTICOS HISTÓRICOS

    Uniendo sus esfuerzos a los de los actuales gobernantes de Rumania, e intentando satisfacer a los círculos internacionales, los partidos políticos históricos se unieron contra el ataque al Movimiento Legionario, repitiendo sus antiguas acusaciones infames. Dos caballeros fueron especialmente distinguidos en sus ataques desvergonzados, ambos, candidatos a la presidencia del gobierno: el señor Campeanu y el señor Ratiu.

    Sin embargo, si hemos de juzgar la efectividad de esos líderes políticos entre los exiliados rumanos, no podemos dejar de anotar su absoluta nulidad en la defensa de la causa nacional. No se observó ningún resultado efectivo en Rumania ni de su política ni de su propaganda en el extranjero. Hasta el gran vuelco de diciembre de 1989, Ceaucescu no tenía nada que temer por parte de estos líderes improvisados del exilio rumano. Rumania fue liberada por los centenares de hombres y mujeres jóvenes que lucharon en las calles, y nunca por las intervenciones infructuosas de estos líderes políticos, que no tuvieron la menor influencia en la lucha que se desarrolló en el extranjero por el bien de nuestra nación. Esta gente apareció después de los hechos consumados, intentando aprovecharse en beneficio propio de los cambios que tuvieron lugar en Rumania, sin arriesgar nada por adelantado.

    Es más, los seguidores de estos partidos políticos históricos tienen otros pecados que confesar. Fueron los seguidores de estos partidos políticos los que implementaron el acta del 23 de agosto de 1944, cuyo resultado fue la demolición del frente oriental y la invasión de Rumania por las hordas bolcheviques. Estos partidos políticos históricos son culpables de los cuarenta años de esclavitud a los que se vio advocada nuestra nación. Ellos escogieron ignorar las realidades internacionales y las advertencias de Corneliu Codreanu, convirtiéndose a su pesar en los cómplices de la instauración de la dictadura comunista en Rumania. De hecho, son los padrinos políticos de Gheroghiu-Dej y de Ceaucescu.

    Los señores Campeanu y Ratiu carecen del menor soporte moral para explicarnos la democracia, a nosotros que sufrimos por millares en las prisiones comunistas, pues son cómplices de aquellos que conspiraron con la mayor ferocidad totalitaria que ha existido sobre la tierra.


    X LA RECUPERACIÓN DE LA ECONOMÍA NACIONAL

    La primera tarea de los nuevos gobernantes y de los que vienen detrás de ellos debe ser la recuperación de la economía nacional. Esta tarea no puede posponerse por más tiempo. Las estrategias para la reorganización de la producción a escala nacional deben diseñarse en el presente, de esta forma, la economía centralizada del viejo régimen debe desmantelarse a favor de una economía social basada en la competitividad y en la demanda.

    Tomamos nota y aplaudimos como un paso en la buena dirección el hecho de la devolución de algunas tierras a las manos del campesinado. Este es un acto de justicia social. Sin embargo, para convencer a los campesinos que vuelvan a trabajar de todo corazón su tierra ancestral, deben devolvérseles todas sus antiguas pertenencias, y deben ofrecérseles garantías de que no se ejercitará presión alguna para su vuelta a las granjas colectivas.

    Toda una pléyade de empresas industriales en bancarrota deben desaparecer con premura, al tiempo que otras empresas deben ser reestructuradas en vistas a hacerlas productivas.

    La mayor urgencia en la transición de la economía basada en la explotación colectiva hacia una de libre comercio es el fortalecimiento de la iniciativa humana. Debe crearse una nueva generación de economistas, ingenieros, empresarios y directores. Deben de recibir la adecuada capacitación profesional, al igual que los obreros necesitan reeducarse en provecho de dar lo mejor de sí en sus esfuerzos profesionales.

    Se necesita un “nuevo hombre” en la economía, como se necesita en otras áreas, como en la educación, en la literatura y en las artes, en la política... Este “nuevo hombre” debe formar una élite nacional que sea capaz de tomar el liderazgo en todos las áreas de la sociedad rumana.

    Aquí, otra vez, nos encontramos con las declaraciones de Corneliu Zelea Codreanu cuya lectura es necesaria para la Rumania actual. Rumania necesita antes que nada personas con un nuevo esquema mental, gentes capaces de trabajar con todo su corazón para dar lo mejor de sí en aras del bienestar general de todos nosotros.

    Sabemos perfectamente que Ceaucescu también usó este “slogan” del “hombre nuevo”. Sin embargo, la intención de Ceaucescu era otra radicalmente diferente: para él, el “hombre nuevo” era una especie de criatura parecida al mono, un humanoide similar a los animales, carente de todo pensamiento para así arrastrarse ante el partido comunista y ante sus líderes que controlan el Estado. El “hombre nuevo” de Codreanu es una síntesis de todo lo nacional, de los valores y virtudes cristianos y humanos.

    En este proceso de recuperación de la economía nacional corresponde una parte muy importante a los alemanes y a los hebreos que forman minorías nacionales.

    Urgimos a nuestros ciudadanos transilvanos, sajones y suevos a continuar su vida en su patria y a usar sus lazos de sangre con el país de sus antecesores, la Alemania unificada, para atraer a Rumania la imprescindible tecnología y el tan necesitado capital. Ellos también debieran dar muestras de patriotismo en estos duros tiempos que han caído sobre nuestra nación tras cuarenta años de opresión continuada. La parte que pueden representar nuestros ciudadanos de origen alemán es muy importante, y la nación les estará eternamente agradecida.

    De la misma manera, la minoría hebrea puede representar un papel importante en la reestructuración económica de Rumania, si comprende el rol que le corresponde. A través de sus lazos con los Estados Unidos y otros países occidentales, pueden aportar una contribución a la recuperación económica de Rumania mediante la atracción de capital saneado, basado exclusivamente en el pago del préstamo del capital y del trabajo realizado. Estamos en un tiempo en el cual los judíos pueden demostrar que no solo son buenos judíos, sino también buenos rumanos. Deben evolucionar desde sus quejas sin límites sobre las persecuciones que sufrieron en Rumania, donde de hecho sufrieron en menor medida que en otros países de Europa, hasta una actitud leal y correcta hacia la nación rumana, pagando así el mal que hicieron a la patria en los tiempos de Ana Pauker y Gheorghiu-Daj, cuando no pocos de entre ellos fueron colaboradores de los opresores estalinistas. Los judíos de Rumania deben tomar como modelo a las grandes figuras del judaísmo contemporáneo en Rumania, tales como el rabí Safari, el monje Nicolae Steinhardt y el pastor Richard Wurmbrand, y no a figuras tan nefastas como el rabí Rosen, quien desempeñó un papel tan importante durante la vida de Ceaucescu usando sus influencias en el extranjero para prolongar la esclavitud del pueblo rumano.


    XI UNA NUEVA CONSTITUCIÓN

    En la cima de sus funciones usuales, el Parlamento actual ha tomado como tarea primordial el dar al pueblo una nueva constitución. Así pues, se ha autoerigido en Asamblea Constituyente. Después del largo período de la dictadura de Ceaucescu, los representantes actuales deben asumir la tarea de redactar una nueva constitución que sirva de ley básica para la nación.

    Sin embargo creemos que antes de redactar e implementar la nueva constitución, debe ser consultada la totalidad de la nación sobre la forma de gobierno que desea tener: una república o una monarquía. Entonces, dependiendo de la manera en que la nación responda a esta pregunta, la tarea de redactar una nueva constitución puede iniciarse sin reservas. Una constitución monárquica será por fuerza diferente a su homónima republicana.

    Es absolutamente necesario que el actual gobierno llame a la nación a un plebiscito para decidir el gobierno favorito del pueblo, si la república la monarquía. Antes de que comience la redacción de la nueva constitución la nación entera debe ser llamada para decidir el tipo de gobierno a través del voto, individual, libre, secreto y obligatorio.

    Si el pueblo de decide por la restauración de la monarquía, entonces la nueva constitución debe ser modelada bajo el ejemplo de las monarquías occidentales, cuyo principio básico es: “el rey reina pero no gobierna”. En rey no interfiere en la vida política de la nación, actuando como simple árbitro y nunca como representante del Estado. La constitución de 1923 no puede tomarse como modelo de la piedra angular de la nueva ley básica. Su principal defecto fue el hecho de no observar el principio según el cual “todo poder tiene su fuente en la nación”. El rey solía tener un poder absoluto de veto por encima del gobierno y del propio parlamento; no solamente reinaba, también gobernaba. La constitución de 1923 intervino en el engranaje político del período de entreguerras; permitió al rey Carol II el establecer en 1938 su dictadura con una corte entera de calamidades que se abatieron sobre el país; fue sobre las bases de esa constitución como sucedió el terrible evento del 23 de agosto de 1944. Es por ello que una constitución monárquica para Rumania debe tomar como modelo a las monarquías occidentales y no revertir a la constitución de 1923, que era ante todo un impedimento para el florecimiento de la vida democrática en Rumania por el poder supremo que se le confirió a la figura del monarca.


    XII LA LIBERACIÓN DE LA IGLESIA

    Otra consecuencia benéfica de la gran revolución de diciembre de 1989 fue la liberación de la Iglesia de las manos del régimen ateo.

    La Iglesia Católica Griega recobró su libertad para existir como religión al tiempo que la Iglesia Ortodoxa escapaba de la esclavitud del régimen del partido comunista.

    Esas dos grandes victorias espirituales y religiosas fueron el regalo que las juventudes que derrocaron el 22 de diciembre al régimen sanguinario de Ceaucescu, cuando muchos miles dieron su vida generosa para conseguir la victoria. Tanto la Iglesia como la patria debe gratitud eterna a los hombres y las mujeres jóvenes que lucharon y murieron en las calles en aquella jornada memorable.

    Un detalle histórico que merece destacarse es el terrible martirio sufrido por la Iglesia Católica Griega desde 1948, que fue igualado por el martirio de miles de jóvenes personas, tanto católicos como ortodoxos, que murieron fraternalmente por los mismos ideales. En todos los países del Este europeo las iglesias cristianas, bajo cualquiera de sus denominaciones pudieron emerger a un mínimo de libertad debido a negociaciones políticas internas o a influencias externas, Solamente en Rumania la Iglesia de nuestros ancestros, de ambas denominaciones, fue liberada de la persecución de los enemigos de Cristo a través de una acción revolucionaria única en la historia de la ocupación soviética de la Europa oriental.

    En cuanto a la Iglesia Ortodoxa, para examinar objetivamente sus acciones bajo el régimen comunista, debe examinarse de forma completamente autónoma sus formas establecidas desde hace dos mil años de las personas que asumieron su liderazgo durante la época de la oscuridad. Las personalidades de alto rango, salvo unas pocas y honrosas excepciones, se comportaron de una forma deplorable, capitulando ante el gobierno mientras las masas populares, los honrados trabajadores y campesinos, continuaron su asistencia regular a la Iglesia para rezar ante Dios. Los sacerdotes con verdadero espíritu religioso fueron la guía del pueblo durante los años de la persecución, ofreciendo su ayuda generosa para sobrellevar la miseria y el hambre. El pueblo y el bajo clero sufrieron el martirio junto a sus hermanos católicos griegos. Fueron los depositarios y los salvadores del buen nombre de la Iglesia Ortodoxa, e hicieron penitencia ante los ojos de Dios por nuestros pecados.

    La joven generación murió luchando en las calles trayendo una nueva ofrenda y compensando así la falta de valor de algunas cabezas de la Iglesia. Es nuestra obligación el venerar la memoria de los grandes hombres, como el del obispo Nicolae Popovici, o el del metropolitano Mihalcescu de Yassy, que recibieron la gran recompensa de la muerte del mártir.


    XIII EL PARTIDO DE LA GENERACIÓN MÁS JOVEN

    Las juventudes victoriosas en diciembre de 1989 aún prosiguen la lucha por sus ideales, y continúan pidiendo un gobierno purgado de la vieja nomenclatura comunista.

    Para alcanzar sus metas en lo tocante a la vida pública, es necesario que esta joven generación, estos intelectuales atrevidos, estos estudiantes y obreros, se unan para formar un partido capaz de usar los medios que ofrece la legalidad para alcanzar las altas instancias del Estado, del Parlamento y del gobierno, dentro de la actual estructura democrática del país.

    Para llevar a cabo estas honorables intenciones, las juventudes deben afirmarse políticamente en el nuevo marco constitucional de la nación. Las juventudes deben dirigirse a las masas populares, al campesinado y a los obreros para trabajar en común con ellos en la recuperación de la unidad de la nación. Puede diseñarse un partido poderoso en cooperación con el campesinado y con las masas obreras con la intención de ser llamados el día de mañana a dirigir el país y limpiar todas las áreas de nuestra vida nacional.


    XIV POLÍTICA INTERNACIONAL

    Los líderes de hoy y los de mañana deben prestar prioridad a dos asuntos:

    1) Las relaciones de Rumania con la Unión Europea deben ser tales que impidan cualquier perjuicio de nuestra nación en beneficio de nuestros vecinos.

    2) Aún dentro de esa Europa, nuestro gobierno debe poner especial atención a las relaciones con Rusia. Después de los cambios acaecidos en el Imperio soviético-ruso, con la consiguiente autonomía otorgada a sus regiones, no podemos olvidar el contencioso pendiente por el asunto de la ocupación de Besarabia. En estas circunstancias, Rusia debiera aceptar la reintegración de Besarabia a la madre patria con el objetivo de reiniciar unas buenas relaciones de vecindad con el pueblo rumano. Tras siglos de enfrentamientos, los rusos debieran renunciar a mirarnos como enemigos, en bien de favorecer una paz estable con sus vecinos de la cuenca danuviana.

    -----------------------------------------------------------------------------

    [1] Los Nicadores y los Decemviros eran los comandos legionarios encargados de practicar el asesinato selectivo y de autodefensa. Su orden era tajante: entregarse a la policía inmediatamente de perpetrar sus actos.

    [2] La señora Lupescu era la amante, judía, del rey Carol II.

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    Re: Declaración de los Legionarios Rumanos, por Horia Sima

    EL MOVIMIENTO LEGIONARIO RUMANO A finales de la primera guerra mundial, de los despojos del imperio austro-húngaro surgen nuevos estados. Uno de estos es Rumania, producto de la unión de la llanura danubiana de Valaquia, al sur; el área montañosa de Moldavia al este, y la Transilvania ex-húngara al norte. Se completó este nuevo país con el litoral de la Dobrudja (ex-búlgara), frente al mar Negro; la pequeña Bucovina transcarpática (o Rutenia) al extremo nororiental, y la Besarabia, al este de Moldavia, tras el río Dniester. Sin embargo los problemas ocurren casi de inmediato.

    Tras el triunfo de la revolución rusa y luego de la muerte de Lenin, la farsa de la autonomía a las distintas repúblicas soviéticas se acaba; y el terror rojo de Stalin y el clan Kaganovich se abate sobre Ucrania, sometiéndola tras una espantosa hambruna artificial que causa 8 millones de muertos, y arrebatándole por medio de la fuerza a Rumania, Besarabia y Bucovina. Los rojos no están conformes, engullen muy pronto las tres repúblicas del Báltico y se expanden por Asia central y Siberia. Pero los ojos del Kremlin están ya sobre la Rumania entera. Y para este propósito utilizan como punta de lanza la numerosa colectividad jázaro-hebrea que vive en ese país. Esta etnia arde violentamente, con la misma llama revolucionaria que sus hermanos en el poder, tras el Dniester; y comienza muy pronto, una concienzuda campaña de bolchevización de las ignorantes masas rumanas.

    En 1919, el denominado "Movimiento Obrero" en Iasi era liderado por el Dr. Ghelerter, junto a sus lugartenientes Gheler, Spiegler y Schrieber. Sus superiores en Bucarest eran Ana Pauker e Ilia Moscovici. Todos ellos, como la mayoría de los cuadros superiores del partido comunista rumano, eran judíos.

    Estos revolucionarios obtenían el apoyo moral en base al éxito de sus hermanos en la Rusia zarista, donde los hebreos eran legión entre los líderes y cuadros bolcheviques. Igualmente los inspiraba el corto pero sangriento régimen de Bela Kun en Hungría, que solo había sido aplastado por el ejército rumano unos meses atrás.


    "LA LUZ VIENE DEL ESTE"


    La historia del movimiento Legionario gira, durante esta turbulenta época, alrededor de la vida y muerte de su carismático líder, Corneliu Zelea Codreanu, el enigmático idealista y visionario rumano, largamente responsable por el éxito y expansión del movimiento. Después de su muerte, este movimiento renació, al mando de su camarada Horia Sima, pero se vio forzado a comprometerse de una forma que se sabe, Codreanu nunca lo habría permitido.

    Su líder y fundador nació en 1889, en Iasi, hijo de un maestro en Moldavia. A fines de la Gran Guerra, el joven Codreanu se unió a otros amigos y juraron defender Rumania de la agresión bolchevique rusa. Como en la mayoría de las naciones de la Europa de los años veinte (que no tenía nada de los glamorosos "locos veinte", como se ha intentado interesadamente describir aquella época), la agresión marxista se yerguía amenazadora por todos lados. Ejemplos como la derrotada Hungría bajo el sangriento reinado de Bela Kuhn y Tibor Szamuely; o la agresión espartaquista de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht en la Alemania de Weimar; Rumania también pasaba lo suyo, con asonadas marxistas y traicioneros partidos liberales coqueteando con la Rusia bolchevique.

    Solo una lúcida minoría veía más allá de sus narices, y no se deja embaucar por la "Utopía Soviética". Esta intenta detener a como de lugar esta marea que amenaza la supervivencia misma de la joven república monárquica. Y entre esta minoría de nacionalistas se encontraba un joven Corneliu Codreanu, quien de aquella época escribe:

    "...Había entonces tal caótico estado en los asuntos del país que nosotros, a pesar de ser mocosos de no más de 18 años, entendíamos todo muy bien. Todo el mundo pensaba sobre la revolución bolchevique, que estaba muy bien encaminada solo unos pasos más allá de la frontera. El campesinado se oponía a esta destructiva oleada solo por instinto, pero completamente desorganizado no podía levantar una seria resistencia. Pero los obreros industriales estaban vertiginosamente inclinándose hacia el comunismo, siendo sistemáticamente alimentados con el culto a esas ideas por la prensa judía, y generalmente por la entera judería urbana. Cada judío, comerciante, intelectual o banquero capitalista, en su radio de actividad, era un agente de esas ideas revolucionarias anti-rumanas..."

    Si pensamos que cuando los alemanes entraron en los países bálticos y Ucrania, el año 1941, se encontraron con la sorpresa que el más mínimo cargo municipal, policial, judicial y de seguridad política, desde la ciudad más grande a la más pequeña aldea, se encontraban en manos hebreas; no nos puede sorprender lo que una organizada masa de cerca de 2 millones de jázaro-hebreos, lograría conseguir en un país pequeño y débil como Rumania. Y para esto contaban con la irresponsable y traicionera actitud de la intelectualidad rumana.

    "...Esta era la ciudad a la que me aproximaba con profunda reverencia, durante el otoño de 1919, atraído por su gran aura, pero emocionado también porque aquí había nacido hace veinte años. Y como cualquier niño, estaba emocionado por ver y besar mi tierra nativa. Me registré en la Escuela de Leyes. La Universidad de Iasi, cerrada durante los años de guerra, había sido reabierta un año atrás. Los viejos estudiantes, que retornaban ahora como veteranos, retenían la línea del tradicional nacionalismo de la vida universitaria antes de la guerra. Se dividían en dos campos. Uno, bajo el liderazgo de Labusca, de Letras; y otra bajo la de Nelu Ionescu, de Leyes.

    Estos grupos, pequeños en número, estaban rodeados por la inmensa masa de estudiantes hebreos que venían del colegio, desde Besarabia, todos agentes y propagandistas comunistas. Los profesores de la universidad, a excepción de un muy limitado grupo encabezado por A.C. Cuza, Ion Gavanescul y Corneliu Sumuleanu, eran simpatizantes de las mismas ideas izquierdistas. El profesor Paul Bujor, uno de los exponentes de la mayoría, lo dijo bastante claro delante del senado completo: La luz viene del Este (mejor dicho, más allá del Dniester).


    Tal actitud de parte de los profesores, que consideraban bárbaro cualquier idea o concepto nacionalista; resultó en la total desorientación de los estudiantes, algunos abiertamente apoyando el bolchevismo, otros (la mayoría) diciendo: digas lo que digas, el nacionalismo está out, la humanidad se mueve hacia la izquierda. El grupo de Labusca se deslizó totalmente en esa dirección. El grupo de Nelu-Ionescu, al que adhería, se desarmó con el tiempo, después de algunas elecciones en la universidad, que perdieron. El avance de estas ideas anti-rumanas, apoyadas por la compacta masa de profesores y estudiantes, y alentadas por los enemigos de la Rumania unificada, encontraron en el cuerpo estudiantil ninguna resistencia rumana.

    Pocos de nosotros que estaban tratando de levantar las barricadas, estábamos rodeados de una atmósfera de burla y enemistad. En las calles o en las salas de la universidad, los colegas que sostenían otras opiniones, aquellos con libertad de conciencia y que predicaban sobre cualquier otro tipo de libertad, escupían tras nuestro cuando pasábamos y se volvieron crecientemente agresivos. Miles de estudiantes, reunión tras reunión en las cuales el bolchevismo era propagado, atacaban al ejército, la justicia, la iglesia, la corona. Había solo una asociación que aún mantenía un carácter rumano, la "Avram Iancu" que pertenecía a los de Bucovina y Transilvania, bajo el liderazgo de Vasile Iasinchi, un estudiante. La universidad, tradicionalmente nacionalista desde 1860, se había transformado en un nido de anti-rumanismo.

    Pero no era solo en la universidad que esta situación existía. Las masas obreras de Iasi, casi enteramente inmersas en el comunismo, estaban listas para reventar en la revolución. Poco se hacía en las fábricas. Durante todo el día sostenían reuniones y consejos, la mayoría sobre política mas que trabajo. Nos encontramos sistemáticamente saboteados, de acuerdo a un plan y bajo la orden de: rompan, destruyan maquinaria, creen un estado de miseria material general, lo que lleva a la explosión revolucionaria. Y así, mientras más obedecida esta orden era, mayor la miseria que se expandía, el hambre amenazaba y la rebelión crecía en las almas de las multitudes.

    Cada tres o cuatro días, en las calles de Iasi habían inmensas demostraciones comunistas. Esos 10 o 15 mil trabajadores hambrientos, manejados por la mano criminal hebrea de Moscú, marchaban por las calles cantando la Internacional, aullando Abajo con el Rey, Abajo con el Ejército, y llevando letreros que decían Larga vida a la revolución comunista, larga vida a la Rusia soviética.

    Si hubieran tenido éxito ¿Habríamos tenido finalmente una Rumania liderada por un régimen obrero rumano? ¿Se habrían los obreros rumanos transformado en dueños del país? NO. El día siguiente nos habríamos transformado en esclavos de la más sucia tiranía. La tiranía talmúdica, hebrea. La gran Rumania, después de unos segundos de existencia, habría colapsado.

    Nosotros, el pueblo rumano, habríamos sido exterminados despiadadamente, muertos o deportados a Siberia; campesinos, obreros, intelectuales y todos los demás. La tierra desde Maramures hasta el mar Negro, robada de las manos rumanas, habría sido colonizada por las masas hebreas. Aquí es donde ellos habrían levantado su verdadera Palestina.

    Estaba perfectamente al tanto que en esas horas, la vida y la muerte del pueblo rumano estaba en juego. Y así también estaban los judíos quienes presionaban a los obreros rumanos a la revolución. No simpatizaban con el dolor que apretaba nuestros corazones en aquellos momentos, o con la ansiedad que nuestros ojos traicionaban.

    Sabían lo que hacían. Solo los intelectuales rumanos eran inconscientes. Los intelectuales que habían ido al colegio y se suponía debían alumbrar al pueblo en las horas de dificultad (porque para eso son los intelectuales) estaban lejos de su deber. Estos seres despreciables, en aquellas horas decisivas, sostenían con una criminal inconsciencia que la Luz venía del Este..."


    EL PROBLEMA JUDÍO


    Se solía comentar que Benito Mussolini no era antisemita, porque vivía en Italia y no en Rumania. Este país había sido prácticamente ocupado en su extremo nor-oriental, por una inmensa multitud de jázaro-hebreos procedentes de Ucrania y la Galitzia polaca. En Moldavia eran multitud, al igual que en la Bucovina y la Besarabia (estas dos regiones, casualmente, fueron inmediatamente anexadas por la U.R.S.S.). La escalofriante extensión y penetración de esta etnia foránea, inasimilable y anti-rumana en esencia, dentro de territorio rumano, es dilucidada por la siguiente información que nos da el mismo Codreanu:

    "..El número de judíos en Rumania no se conoce con exactitud. Esto es porque las estadísticas fueron hechas con una gran falta de interés por parte de los políticos rumanos, para así cubrir su obra de traición nacional y porque los judíos en todas partes huían de la verdad de las estadísticas. Un proverbio dice: "los judíos viven de la mentira y mueren al contacto con la verdad".

    Es un hecho, que por largo tiempo el director de las estadísticas estatales en el Ministerio de Finanzas había sido Leon Colescu (nombre real, Leon Coler). Y desde su punto de vista ellos estaban en lo correcto, porque donde los rumanos se enfrentaran con el número exacto de la población judía, ellos se darían cuenta que estaban frente a una amenaza nacional y se levantarían en defensa de la madre patria. En otras palabras, frente a la verdad estadística, el poder judío se desvanece, muere. Solo puede vivir escondiendo la verdad, falsificándola con mentiras. Creemos que hay unos 2 a 2.5 millones de hebreos en Rumania. Si solo hubiera un millón - como ellos claman - el pueblo rumano ya estaría en peligro mortal.

    Porque no es solo el número en si lo que importa, la cantidad, sino también la calidad de ese número, particularmente las posiciones ocupadas por los judíos en la estructura funcionaria estatal y en la vida de la nación en todos sus aspectos.

    Nuestra tierra a sido una tierra de invasiones. Pero nunca, durante toda su larga historia, había conocido a un invasor que alcanzara tales formidables números como los de los actuales hebreos. Las invasiones pasaron sobre nosotros, los invasores actuales no se van. Ellos se establecieron aquí en nuestra tierra, en más números secretos que nunca antes y se aferran como liendres al cuerpo de este país y su gente.

    ¿Cuándo empezó la invasión hebrea? Solo unos miles de hebreos se encontraban alrededor del 1800 en la totalidad de Moldavia. En 1821, habían 120 familias en Bucarest. Tal tardía colonización de nuestra tierra se debe al hecho que los judíos siempre se han especializado en el comercio, y el comercio demanda libertad y seguridad para desarrollarse.

    Estas dos condiciones faltaban en Rumania. Por un lado la libertad para explotar el suelo rumano, y así cualquier esperanza de extender el comercio; y por otro lado, la estabilidad, la seguridad. La tierra rumana era la más insegura del mundo. El campesino rumano no tenía seguridad en su casa, ni su ganado, ni su trabajo, ni sus cosechas por años y más años. Nuestro país fue arrasado por invasiones y sirvió de teatro de guerras por siglos, la mayoría de las veces con el resultado de la dominación extranjera y su sangriento tributo.

    ¿Qué hacían los hebreos en esta tierra? ¿pelear con los hunos, los tártaros y los turcos? La invasión hebrea empezó solo 100 años atrás.

    Como resultado de la paz de Adrianópolis en 1829, la libertad de comercio fue garantizada al mismo tiempo que el horizonte de una vida más pacífica empezó a aparecer. Y fue ahí que la invasión empezó, incrementándose cada año sobre las cabezas de los rumanos, especialmente sobre la de los moldavos, succionando nuestras riquezas, destruyéndonos moralmente y amenazándonos con la extinción.

    En 1848, los mercaderes e industriales moldavos comenzaron a reclamar a Mihail Sturza, el gobernante, demandando que fueran tomadas medidas contra los comerciantes judíos y la desleal competencia practicada por ellos. Desde entonces que la invasión se incrementó sostenidamente. "Invasión" podría no ser el término correcto, porque presume la idea de violencia, de coraje moral y físico. "Infiltración hebrea" es el término más apropiado, porque describe mejor la idea de una silenciosa penetración, una cobarde y pérfida penetración. Porque no es lo mismo el robar la tierra y la riqueza de un pueblo, sin justificarla; que a través de la batalla, enfrentando riesgos, y por medio de grandes sacrificios, lograr la conquista. Poco a poco tomaron el pequeño comercio e industria rumano; entonces, utilizando las mismas tácticas fraudulentas, atacaron el gran comercio y la gran industria, adquiriendo así el control sobre las ciudades de la mitad septentrional del país.

    El ataque a la clase media rumana fue conducida con un precisión solo igualada en el caso de ciertos insectos depredadores, quienes, paralizando al enemigo, aguijonean su columna. No pudieron haber escogido mejor presa. Exitosamente atacando a la clase media, esto significó fragmentar al pueblo rumano en dos.

    Porque esta es la única clase que tiene un doble contacto: abajo, con la clase campesina, estando sobre ella y ejerciendo su autoridad a causa de su mejor estátus económico y educacional; y arriba, con la clase gobernante, la que soporta sobre sus hombros.

    Un ataque exitoso sobre la clase media, o su destrucción, trae en su trayecto una consecuencia fatal, sin requerir esfuerzo adicional por parte del atacante:

    El colapso de la clase gobernante (esta clase termina colapsando). La imposibilidad de su reconstrucción y la confusión y bestialización, decadencia y esclavitud de la clase campesina.

    En el último análisis, el ataque hebreo sobre la clase media rumana significa la muerte. La muerte del pueblo rumano no significa la muerte de último rumano, como algunos imaginan. Esta muerte significa una vida de esclavitud. El descenso a la vida esclava de muchos millones de campesinos rumanos, que trabajarían para la judería.

    Aquí están los hallazgos del profesor Nicolae Iorga con respecto al número de judíos y su arribo a nuestras regiones. El profesor Iorga en su "Historia de los judíos en nuestros principados", un documento entregado ante la Academia Rumana el 8 de septiembre de 1913, exponiendo este asunto, especifica, entre otras cosas:

    "...En Neamt, numerosos hebreos se establecieron en las tierras del Monasterio entre 1764 y 1766..."

    "...En Botsani, ningún documento real como ese de 1757, menciona a los judíos como habitantes de la ciudad..."

    "...A veces un judío aparece en Suceava como tabernero en tierra eclesiástica, otros como pequeños comerciantes en Ocna, Harlau, Siretu, Galati, Barlad (hubo una época en que uno podía decir que todos los cristianos de Barladi estaban en

    el comercio, más que cualquier otra ocupación). Entonces, en Rumania donde en 1741 solo se conocían moldavos y armenios; en Targul Frumos, donde en 1755 dos tabernas y un judío eran mencionados como existentes allí..."

    "...En Bucovina, en la época de su anexión en 1775: En las regiones de Ceranauti y Campulung, a las que se les anexó partes de Hotin y Suceava, en todas ellas, antes de la dominación imperial austríaca habían solo 206 familias judías..."

    "...En 1775, a través de un derrame desde Galitzia su número alcanzó las 780 a 800 familias. El primer gobernador del país. El general Ehzenberg, descubrió que ellos se involucraban primero en la tenencia de tabernas, con vino, whisky y cerveza..."

    "...Son, dice el general, la gente más completamente perversa, inclinadas a la pereza, viviendo sin muchos problemas, del sudor de los trabajadores cristianos..."

    "...Una comisión operando en 1781 muestra que:

    En este país, los judíos tienen el hábito de comprar al campesino la gallina desde el huevo, la miel desde la flor, la oveja desde el útero de su madre, por migajas; y a través de esta usura succionan enteramente a sus habitantes, arrojándolos a la miseria, así que los campesinos de ese modo cargados de deudas, no encuentran mejor recurso para el futuro que salvarse a sí mismo huyendo del país. Vemos la administración de esta región (Moldavia), entonces en manos de los boyardos, en particular Constantin Moruzi, desesperadamente defendiéndose contra ellos..."

    "...Como las Kabals ofrecieron a Ehnzeberg un contrato de 5.000 piezas de oro anuales para que tolerara el antiguo estado de las cosas. Se trató también la corrupción de nuestro regente, pero él rechazó el dinero en vez de exponer a su país a la destrucción total..."

    Y más tarde, cerca de 1840-48, esto es lo que el profesor Iorga define como:

    "...Uno podía contar por montones estos establecimientos de explotación y depravación, tabernas y más tabernas, con botellas de vodka y otros venenos, todos a través de Moldavia, agotando una raza, alimentándola con los civilizados vicios de las clases dominantes..."

    El profesor Iorga continúa:

    "...Aún así, la intervención de extranjeros, ayudados por los elementos judíos en el país, no cesó. En 1878 ellos impusieron condiciones antes que reconocieran la independencia rumana (ganada con el sacrificio de sangre rumana) y un montón de indignidades sobre esta..."

    Él se pregunta:

    "...¿Cuánto actualmente los Kahals pagan a los líderes de Rumania? Rumania que no puede sino suicidarse al ceder políticamente la mitad de si misma al poder de los judíos de Moldavia... Y como Kogalniceanu defendió las aldeas del alcohol y la usura hebrea, así el señor Maiorescu defiende la dignidad de Rumania del insulto de darles derechos civiles a los extranjeros en este país, como resultado de la presión de sus correligionarios fuera del país..."

    Cito estos ejemplos como fueron reportados por una gran y reconocida autoridad científica sin igual, para clarificar el comienzo de la colonización hebrea del suelo rumano..."


    LA LIGA NACIONAL CRISTIANA


    En 1919, en Iasi, Corneliu Codreanu conoce a dos hombres que marcarían su vida con su influencia. Uno era el profesor Alexandru Cuza, nacionalista famoso por sus puntos de vista antisemitas. El otro era Constantin Pancu, un obrero con aspiraciones intelectuales que organizó un pequeño grupo llamado la Guardia de la Conciencia Nacional, nacionalista extremo, se enfrentó frontalmente en las calles y huelgas con los marxistas. La fuerza combinada de la ideología anti-marxista y antisemita de Cuza, mas la violenta acción directa de Pancu, dieron nacimiento a la Liga Nacional Cristiana (LANC), en marzo de 1923, con Cuza como presidente. Pero Codreanu deseaba una fuerza más disciplinada y paramilitar que Cuza, demasiado intelectual para inspirar algo así. Sin embargo, la propia fama de este significó que en las elecciones de 1926, tuvieran 120.000 votos, ganando diez asientos en el parlamento rumano.

    Durante la época de la lucha estudiantil, Codreanu se hace famoso junto a los suyos, al enfrentarse a los obreros (contaminados de marxismo) en huelga, encaramándose temerariamente en los tejados de la fábrica, arrojando la bandera comunista que ondeaba arriba, y enarbolando la tricolor rumana. Incluso tiene la audacia de salir con la frente en alto, junto a sus camaradas, en medio de los obreros enardecidos y los activistas comunistas hebreos, amenazándoles, llenos de odio.

    En otra ocasión, durante una huelga estudiantil mayoritariamente bolchevique y liderada por un tal Spiegler, los jóvenes nacionalistas se toman el casino de la Universidad e impiden el paso a los comunistas diciéndoles: "el que no trabaja, no come..." Incluso se arman de valor (sabiéndose minoría) y responden a las agresiones, agarrando a cuanto comunista o simpatizante de estos encuentran, usando la gorra de visera común a los bolcheviques rusos, arrojándolas a una hoguera. Días después ningún comunista se atreve a usar gorras al estilo ruso dentro de la universidad.

    La historia de la LANC es bastante violenta. En 1923, un grupo de estudiantes fue arrestado con cargos de conspiración para asesinar a prominentes políticos, judíos y periodistas. Pero debido al código napoleónico y la ausencia de documentos que indicaran la fecha de los asesinatos, quedaron en libertad. Sin embargo, durante la audiencia, Ion Mota, uno de los líderes del LANC, disparó sobre el traidor que los había delatado. Tal acción fue alabada por las masas, que admiraban actitudes de ese tipo, y que por lo tanto trató a los jóvenes como héroes nacionales.

    Durante la estadía en prisión, Codreanu y los otros rezaban regularmente frente a un icono de San Miguel. Y durante el día del santo, Codreanu apodó a su grupo la Hermandad de la Cruz, en directa referencia a una tradición rumana, de eterna amistad, ayuda recíproca y fidelidad. Una especie de pacto de sangre, que los trasformaba en hermanos más allá de la vida y la muerte.

    Codreanu iba a estar libre por muy poco tiempo. En 1924 se vio forzado a disparar contra el prefecto Manciu, directo responsable de la persecución del LANC, y autor principal en las torturas de sus camaradas, a los cuales defendía.

    Manciu entró en el juzgado e intentó atacar a Codreanu. Este, ya curtido por la experiencia en la Rumania de la época, estaba preparado para violencias de este tipo, respondió abatiendo al prefecto. Y debido a que actuó en defensa propia, no fue juzgado por esto. Con esta acción, en la que mató a un odiado representante de un gobierno impopular, se transformó en un verdadero héroe para el pueblo rumano.

    Debido a diferencias con Cuza, Codreanu deja el LANC en 1927. Le parece un partido demasiado político-teórico, y falto de mayor acción directa. Además de estar lleno de intrigas y disputas internas. Decide salir del país e irse a estudiar a Francia, a Grenoble, junto a su camarada Ion Mota.


    ION MOTA


    La LANC tenía su principal apoyo en el nor-oriente rumano, donde los hebreos que se habían establecido allí, se negaban completamente a asimilarse. Aunque conformaban solo el 4.2 % de la población total de Rumania, eran el 23.6 % en Moldavia, el 27 % en la Besarabia y el 30 % en la Bucovina. Así que las concentraciones urbanas en estas regiones, eran sumamente receptivas al mensaje antisemita de los Lanceri. Codreanu también veía a los hebreos como un gran peligro para Rumania, pero nunca dejó que esto se transformara en la esencia de su misión nacionalista. Codreanu deseaba, además, la consolidación cultural y social de Rumania. Y consideraba que el antisemitismo por si solo, era un desenfoque peligroso para la real lucha nacionalista.

    Por ejemplo, Codreanu estaba interesado en la supervivencia de los Razasi (o villas libres) habitadas por los descendientes de la antigua nobleza rural rumana, autónomas, integradas y organizadas en forma colectiva; con una larga tradición de lucha contra latifundistas abusivos (los boyardos) y luego contra los trusts forestales, que estaban aniquilando su forma de vida. Este orgullo por las tradiciones rurales rumanas (Corneliu Codreanu acostumbraba a usar, en cualquier parte, la larga camisa bordada de los campesinos rumanos) incidió poderosamente en sus campañas posteriores, al visitar las más lejanas áreas rurales, algo nunca hecho por los políticos de Bucarest.

    Rumania tenía el mismo problema, similar en muchos países, que la cultura y el arte nacional, y los medios para difundirlos, estaban en manos de extranjeros.

    Codreanu nos habla claramente de lo que significaba la apropiación de todos los medios de comunicación por parte de una etnia foránea. La apropiación de la información, de la educación, del arte, etc. por parte de una entidad ajena a la nación anfitriona, significa que se le entrega no solo el presente a esa etnia, sino su propio futuro. Pensamos que algo similar ha ocurrido en otras naciones y en distintas épocas, incluso hoy ¿O no?. Leamos con atención lo que escribe el Capitán:

    "...Un pueblo, respecto a este más grave de todos los problemas, es como un árbol preocupado del problema de sus frutos. Cuando se ve a si mismo rodeado de orugas, no puede más completar su misión en este mundo, no puede entregar frutos. Entonces tendría que enfrentar el más pesaroso problema, incluso más grande que el problema de la misma vida, de ver su meta en la vida, destruida.

    Sería más doloroso aquello, que estar muerto. Los más grandes sufrimientos son aquellos de los esfuerzos inútiles, porque son el dolor que resulta de las espantosa conciencia de la inutilidad de la vida.

    ¿No es terrible, que nosotros, el pueblo rumano, nunca más produzcamos fruto?

    ¿Que no tengamos una cultura rumana propia, de nuestro pueblo, de nuestra sangre, que ilumine al mundo de lado a lado a otros pueblos? ¿Que seamos condenados hoy a presentarnos a nosotros mismos frente al mundo con productos de la esencia hebrea? ¿Que hoy, en este momento, cuando el mundo espera que el pueblo rumano aparezca para mostrar el fruto de nuestra sangre y genio nacional, nos presentemos con la infección de una caricatura cultural judía?...

    ...No solo el hebreo será incapaz de crear cultura rumana, sino que falsificará la que tenemos en orden a servírnosla envenenada. Siendo así la escuela rumana macerada, estamos colocados en la posición de renunciar a nuestra misión como un pueblo, renunciando a la creación de una cultura rumana y pereciendo a causa del veneno hebreo..."

    Si alguien piensa que Hollywood es el rostro más representativo del alma norteamericana, entonces debe releer esto atentamente. Se dará cuenta que lo que leen los actores hollywoodenses en sus libretos, no son palabras que saldrían de la boca de un norteamericano; que las acciones que ordenan los directores hacer a sus actrices hollywoodenses, no son las acciones que haría una norteamericana; que el concepto y la idea que subyace tras una película hollywoodense no es el concepto y la idea que subyace en el inconsciente del pueblo norteamericano...

    No. No lo es.


    LA LEGIÓN DE SAN MIGUEL


    A partir de la Hermandad de la Cruz, se forma como partido político la Legión del Arcángel Miguel. "Nuestros íntimos deseos para los cuales la Legión había nacido eran estos: no importaba si triunfábamos o éramos derrotados, o si moríamos. Nuestro propósito era diferente, avanzar unidos. Marchando hacia adelante en un frente unido, con la ayuda de Dios y de la justicia del pueblo rumano, sin importar lo que el destino nos deparara, fuera la derrota o la muerte, sería bendito y entregaría su fruto a nuestro pueblo". Aquí subyace la idea de la inmortalidad del alma, y la nula importancia de la muerte física, muy similar al código ario que tiñe en su totalidad el Bahavad-Gita hindú, o el código Bushido japonés. El legionario nunca muere, sino que continúa su lucha en otro plano de vida.

    La Legión era extremadamente mística en lo religioso y en lo nacional. Los cuatro principios básicos que guiaban al grupo eran: La fe en Dios, la confianza en la misión, el amor mutuo, y el cantar (el canto se transformó en una característica de los legionarios). La idea era la creación de "hombres nuevos" para liderar Rumania. Una fuerte disciplina y un estricto código de comportamiento se aplicó sobre los iniciados. Con las reuniones iniciadas y finalizadas con rituales de canto y danza tradicional rumana. La simbología religiosa era sumamente fuerte en la Legión, con los roles bastante semejantes a los cargos sacerdotales dentro de la organización.

    "Y entonces le di a cada uno la oportunidad de organizar su grupo, de acuerdo a sus habilidades, con él como líder. Ese fue el Nido con su Líder. No fue que yo lo nombrara líder del nido, eran sus méritos los que lo ponían ahí. Él no se transformó en líder porque yo lo quise, sino solo porque él pudo aglutinar un grupo, inspirarlo y liderarlo. En el tiempo, y en contraste con los otros partidos donde los jefes eran a menudo designados como premio, tuve éxito en tener un cuerpo de pequeños líderes "nacidos" y no "hechos", en quienes los caracteres de líder eran obvios".

    Los nidos se formaban en cualquier lado, de tres a trece miembros, pero lo suficientemente pequeños como para que ellos se sintieran parte integral de la Legión, y lo que también le daba gran flexibilidad a la hora de obedecer o actuar. Además esto aseguraba que los miembros fueran más activistas que simples simpatizantes. Estos nidos eran guiados por seis estrictas leyes. Codreanu lo describe de la siguiente manera:

    "..El nido es una pequeña familia legionaria que ama sus fundamentos. En el "Manual del líder de nido" expuse las seis leyes por las cuales esta familia debía ser guiada (pag 4, punto 3). Y esta familia no debiera ser gobernada de acuerdo al antojo del líder, ya que esto sería una dictadura, sino por leyes.

    La ley de la disciplina - Legionario, se disciplinado... Porque solo así tú puedes vencer. Sigue a tu lider en las buenas y en las malas.

    La ley del trabajo - Trabaja, trabaja cada día. Pon tu corazón en ello. Que tu recompensa sea, no la ganancia, sino la satisfacción de haber puesto otro ladrillo en la construcción de la Legión y el florecimiento de Rumania.

    La ley del silencio - Habla poco. Di solo lo que debes. Habla solo cuando es necesario. Tu oratoria deben ser los hechos, no palabras. Tú haces, los otros hablan.

    La ley de la educación - Debes transformarte en otra persona. Un héroe. En el nido llegarás a educarte completamente. Conoce bien a la Legión.

    La ley de la ayuda recíproca - Ayuda a tu hermano que está en la desventura. No lo abandones.

    La ley del honor - Sigue a lo largo únicamente de los senderos del honor. Lucha, y nunca seas un cobarde. Deja el sendero de la infamia a otros. Mejor caer en una honorable lucha, que ganar con la infamia..."

    La constante acción de la Legión reforzó los lazos de camaradería entre sus miembros. Cuando no estaban trabajando en proyectos (como trabajos de construcción, cosechas y diques), los nidos sostenían reuniones ideológicas.

    Mientras la LANC buscaba el éxito parlamentario denunciando la corrupción de los hebreos, la Legión actuaba en forma más directa. Crearon sus propios negocios y los administraban, ayudaban a los campesinos en sus cosechas cuando hacían campaña en sectores rurales. Pero ellos no solo ayudaban, sino que crearon sus propios asentamientos agrícolas, sembrando y cosechando, siendo autosuficientes en alimentos. Los nidos eran constantemente rotados en estas granjas, para que aprendieran a trabajar la tierra. Otro proyecto era comprar cosechas en Iasi y llevarlas ellos mismos, a los mercados de Moldavia, saltándose a los usureros intermediarios.

    Además, el lazo místico con la tierra nunca se olvidaba. "Juntábamos una pequeña cantidad de tierra de todas las partes históricas de la Rumania (que databan de 2.000 años atrás), la mezclábamos bien, la poníamos en pequeños sacos de cuero atados fuertemente. Estos eran recibidos por los legionarios cuando hacían el juramento y lo usaban cerca del corazón". Se adoptaron camisas verdes en representación de la primavera, el renacimiento de la nación. La LANC adoptó la camisa azul, en respuesta.


    ENEMIGOS POR TODOS LADOS


    El odio del que se hace acreedor Corneliu Zelea Codreanu y sus camaradas legionarios, es inmenso e inconmensurable. Los poderes que son en la Rumania de la época, jamás le perdonarán su anti-judaísmo sincero, ni su nacionalismo incorruptible, ni su feroz anti-comunismo, ni su férreo y puro cristianismo.

    Pero los Legionarios tienen al pueblo rumano de su lado. Ven en ellos a jóvenes patriotas, honestos y puros en sus convicciones, que los ayudan en las labores del campo, en la construcción de diques, en levantar graneros, etc.

    Los ven completamente alejados de la depravación moral en la que se refocila la clase política de Rumania (Ah, nada nuevo bajo el sol...). Los ven lejos de un sistema parlamentario rumano, corrupto y violento, que convivía con un rey Carol decadente y de errático comportamiento. Este había intentado tres veces abdicar, pero siempre se arrepentía cuando el dinero se acababa. Era un mero títere del poder jázaro-hebraico, casado por obligación, mantenía una amante que llegaría a trasformarse en una verdadera calamidad para el pueblo rumano, Magda Lupescu, una "Ester" judía.

    El rey Carol sentía gran envidia por Codreanu, al ver que este y sus camaradas recibían todo el sincero afecto del pueblo; mientras que él, a pesar de sus acciones populistas, solo recibía su desprecio. Nunca le había costado mucho comprar o liquidar a cualquier político molesto que le hiciera sombra, o que le criticara, o que desenmascarara a sus compinches; pero Corneliu Codreanu era distinto. Era incorruptible. Y por el momento, intocable.

    Este, en su obra "Para mis Legionarios", describe con cruda certeza como funciona el Poder en las Sombras, en la Rumania de aquellos años (a veces dan escalofríos al comprobar, cuán poco ha cambiado el corruptor de las naciones):

    "...Quien imagine que el judío es un pobre desafortunado, llegado por error, traído por los vientos, empujado por el destino, etc. está errado. Todos los hebreos del mundo entero conforman una gran colectividad unida por la sangre y por la religión talmúdica. Ellos se constituyen en un estado muy estricto, con leyes, planes y líderes que hacen esos planes. En la base misma está el Kahal.

    Así que nosotros no nos enfrentamos con hebreos aislados sino con un poder constituido, la comunidad judía.

    En cada ciudad o mercado central, donde se establece un número de judíos, la Kahal (la comunidad hebrea allí) inmediatamente se forma. Esta Kahal tiene sus propios líderes, constitución jurídica separada, impuestos, etc. Y mantiene a la entera población hebrea de aquella localidad, firmemente unida. Es aquí, en esta pequeña Kahal del mercado o de la ciudad, que todos los planes son hechos. Como ganar a los políticos locales y autoridades; como infiltrar ciertos círculos de interés para ellos, como magistrados, oficiales, altos oficiales; que planes usar para tomar tal o cual rama del comercio de las manos de los rumanos; como destruir a los antisemitas locales; como destruir a un representante o autoridad local incorruptible que pudiera oponerse a los intereses hebreos; que planes aplicar cuando, estrujados más allá del límite, el populacho se levantara y estallara en movimientos antisemitas.

    No bucearemos tan profundo en estos planes aquí, pero en general, los siguientes métodos son usados...

    Para ganar políticos locales:

    Regalos

    Favores personales

    Financiamiento de la maquinaria política para propaganda, impresión de

    panfletos, viáticos, etc. Si hay numerosos banqueros o judíos ricos en la

    ciudad, a cada uno se le asigna un partido político específico.

    Para ganar autoridades locales:

    Corrupción, coimas. Un policía de la más pequeña villa en Moldavia, sumado a su paga estatal, obtiene mensualmente otro salario o dos. Una vez que acepta una coima, se convierte en esclavo de los hebreos y si no obedece, entonces ellos usan una segunda arma:

    Chantaje, si él no acata, su aceptación de coimas es revelada.

    La tercera arma es la destrucción. Si se dan cuenta que no puedes ser arrastrado o sujeto ellos tratarán de destruirte, buscando tus debilidades. Si bebes, buscarán la oportunidad de comprometerte a través del alcohol. Si eres un mujeriego, enviarán una mujer que te comprometa o destruya tu familia. Si eres violento por naturaleza, ellos enviarán a otro hombre violento que te matará o a quien tú matarás, y por lo tanto serás enviado a la cárcel.

    Si no tienes ninguno de estos defectos, ellos emplearán la mentira, la calumnia susurrada o impresa, y te denunciarán a tus superiores en los mercados y ciudades invadidas de judíos, a las autoridades locales ya en un estado de corrupción, o chantajeadas, o destruidas.

    En orden a infiltrarse en varios círculos o alrededor de gente altamente ubicada, ellos usan:

    La servidumbre

    Las mesas directivas

    Favores personales básicos

    Adulación

    Así, todos los políticos tienen secretarias(os) hebreos, porque ellas son eficientes en las compras, en limpiar sus zapatos, en mecer sus niños, en sostener sus maletines, etc. Mientras, al mismo tiempo, les adulan y se les insinúan. Y un rumano no va a ser tan buen secretario porque es menos refinado, no es pérfido, viene del campo, y particularmente porque desea ser un soldado fiel, cuidando su honor, rehusando ser sirviente.

    Los planes para arruinar al comerciante rumano:

    Rodeando al rumano con uno o dos comerciantes hebreos

    Vendiendo mercancía a bajo costo, las pérdidas siendo absorbidas por un subsidio dado por la Kahal. Así es como los comerciantes rumanos se arruinan uno a uno. Y a esto se le puede sumar:

    La superioridad comercial del judío, como resultado de una práctica comercial mucho más antigua que la del rumano.

    La superioridad hebrea al competir bajo la protección del Kahal. Los rumanos no disfrutaban de ninguna protección estatal, sino solo miserias impuestas por las autoridades locales, corrompidas por los hebreos.

    El rumano no pelea con el vecino judío sino con la Kahal. Así es como uno entiende de inmediato que el individuo será aplastado si combate a la coalición.

    Los rumanos no tenían una, o un estado protector que los levantara, los aconsejara y ayudara. Están a la buena de dios, a su propio arbitrio, mientras se enfrentan a la poderosa coalición judía. Es fácil repetir la fórmula de todos los políticos de la categoría de Mihalache: Que los rumanos se conviertan en comerciantes.

    Que estos políticos rumanos nos muestren un solo comerciante rumano ayudado por el estado, una sola escuela que realmente educara a los comerciantes y no a banqueros o empleados. Que nos muestren solo una institución hecha por ellos que ayudara con un pequeño capital, o que guiara al joven graduado de una escuela comercial en el camino a los negocios.

    No fueron los rumanos quienes desertaron del camino de los negocios, sino aquellos políticos quienes desertaron de su deber como líderes y consejeros nacionales. Los rumanos, abandonados por sus líderes, fueron dejados solos para enfrentar a la coalición hebrea, las maniobras fraudulentas y la competencia deshonesta, y fueron derrotados.

    Pero la hora llegará cuando estos líderes tengan que responder por sus errores..."


    HORIA SIMA


    Codreanu nos demuestra cuan despierto su intelecto es, a la hora de desenmascarar, de indicar frontalmente al enemigo de Rumania, enquistado en su seno, esparciéndose como mancha de aceite y dominando, corrompiéndolo todo:

    "...Lo repito una vez más, no estamos frente a unos pobres tipos que entraron aquí sin querer, por si mismos, en búsqueda de refugio. Enfrentamos un estado judío, un ejército que llegó a nuestra tierra a conquistarnos. Los movimientos de poblaciones hebreas son efectuados contra Rumania de acuerdo a un plan bien establecido. El gran consejo judío probablemente busca establecer una nueva Palestina en una sección de tierra que se extienda desde el Báltico, a través de Polonia y Checoslovaquia, y tomando la mitad de Rumania, hasta el mar Negro; para así poder hacer contacto por mar, con la otra Palestina.

    ¿Dónde están los ilusos que creen que los movimientos de las masas hebreas ocurren sin planearlas? Ellos vienen de acuerdo a un plan, pero adolecen de coraje para pelear, para enfrentar, para arriesgar, para verter la sangre en orden a justificar, por lo menos con estos hechos, algún derecho sobre esta tierra.

    ¿Cómo conocemos estos planes? Los conocemos con certeza, al trazar conclusiones de los movimientos del enemigo. Cualquier comandante militar siguiendo atentamente la acción enemiga, se da cuenta de los planes que él busca. Es una materia elemental.

    ¿Ha habido algún líder en todas las guerras de este mundo, que supiera los planes del adversario porque él estaba presente durante su confección? No. Él los conocía perfectamente por lo que el enemigo hacía. Y en orden a destruir todo poder de resistencia del pueblo rumano, los judíos pudieron aplicar un diabólico plan, verdaderamente único:

    Tratarán de romper los lazos espirituales del rumano con el cielo y la tierra.

    Para romper nuestros lazos con el cielo, se dedicarán a la más amplia diseminación de teorías ateas en orden a separar al pueblo rumano, o al menos a algunos de sus líderes, de Dios. Separándolos de Dios y de sus ancestros, ellos podrían fácilmente destruirlos, no por la espada sino cortando las raíces de su vida espiritual. Para separar nuestros vínculos con la tierra, la fuente material para la existencia nacional, ellos atacarán el nacionalismo, calificándolo de "desfasado", y todo lo que se relacione con la idea de Patria y Suelo, en orden a cercenar la fibra de amor que amarra el pueblo rumano a su sendero.

    En orden a tener éxito en esto, se dedicarán a obtener el control de la prensa.

    Tomarán ventaja de cada oportunidad para sembrar la discordia en el campo rumano, dispersando mal entendidos, disputas y en los posible, dividir en facciones que peleen unas con otras.

    Buscarán el control de la mayoría de los medios de vida de los rumanos, sistemáticamente urgirán a los rumanos a la lascivia, destruyendo sus familias y fibra moral.

    Los envenenarán y cegarán con todo tipo de bebidas y otros venenos.

    Cualquiera que desee conquistar y destruir un pueblo lo puede hacer usando este sistema, rompiendo sus vínculos con el cielo y la tierra, introduciendo peleas y enemistades fratricidas, promoviendo la inmoralidad y la lascivia, por la ruina

    material, el envenenamiento físico, la ebriedad. Todo esto destruye a una nación más que si fuera bombardeada por miles de cañones o por miles de aviones.

    Que los rumanos miren atrás un poco, para ver si contra ellos este sistema (un verdaderamente mortífero sistema) no ha sido usado con precisión y tenacidad.

    Que los rumanos abran sus ojos al leer la prensa que por los últimos 40 años ha estado bajo control hebreo. Que relean Adevarul, Dimineata, Lupta, Opinia, Lumea, etc. Y que vean si en cada página este plan no emerge constantemente.

    Que los rumanos abran sus ojos y vean la desunión en la vida pública de la Rumania actual, que abran los ojos y miren bien. Los hebreos usan estos planes como el gas venenoso en una guerra, para ser utilizado contra el enemigo, no su propia gente. Ellos propagan el ateísmo para los rumanos, pero ellos mismos no son ateos, porque fanáticamente se aferran al respeto a sus más mínimos preceptos religiosos. Ellos quieren separar a los rumanos de su amor a la tierra, pero ellos agarran la tierra. Ellos se levantan contra la idea nacional, pero se mantienen chovinisticamente leales a su propia nación..."

    Basado en su experiencia universitaria, Codreanu advierte que nada escapa al poder financiero y corruptor de aquella etnia foránea e inasimilable, que busca por todos los medios la supremacía total, para la final disolución y absorción de Rumania, en el seno de su gigantesco vecino al este del Dniester:

    "...Quien crea que las fuerzas del poder hebreo no tiene planes para el movimiento estudiantil está equivocado. Siendo hasta ahora defraudados en sus expectativas, los judíos permanecieron desorientados por solo un momento.

    Trataron de oponerse a los estudiantes, maniobrando con los trabajadores en el movimiento comunista, otros rumanos, pero no tuvieron éxito. Porque por un lado, estos trabajadores estaban debilitados y por otro, ellos también empezaron a darse cuenta que peleábamos y sufríamos por sus derechos, y por la nación rumana. Los judíos, dándose cuenta de su error al poner a los trabajadores en nuestro camino, entonces pusieron al gobierno y a los políticos contra los estudiantes... ¿De qué manera?

    Los partidos políticos necesitan dinero y préstamos desde el exterior, y cuando están en el poder, votos. O prensa favorable cuando están en la oposición. Los hebreos amenazaron con cortar el financiamiento necesitado para la propaganda electoral de varios partidos políticos. Amenazaron con la cooperación de la banca internacional judía para parar préstamos al gobierno. Amenazaron con controlar una gran masa de votos, a través de los cuales (ahora que ellos tenían derechos civiles) podrían decidir la victoria o derrota en el sistema democrático. Amenazaron con manipular la prensa, de la cual tenían el control de la casi totalidad, y sin cuyo apoyo un partido político o gobierno podía ser derrotado. Dinero, prensa y votos determinan la vida o la muerte en la democracia. Los judíos controlaban todas ellas y a través de estas, los partidos políticos rumanos se volvieron simples herramientas en las manos del poder hebraico. Así que nosotros, que habíamos empezado a combatir a los judíos, nos encontramos de una sola vez, peleando contra el gobierno, los partidos políticos, las autoridades locales, el ejército, mientras ellos se sentaban tranquilamente en su rincón..."


    LA LUCHA POLÍTICA


    En 1929, se reunieron por primera vez una cincuentena de líderes de nido legionarios. Era un hecho importante ya que activaba el Senado Legionario, y porque marcaba el inicio de una seria lucha política para llegar al parlamento.

    Este senado interno actuaba como un verdadero consejo de ancianos, entregando apoyo y guía, moral y política, a los cuadros más jóvenes del movimiento.

    Comienzan las legendarias marchas a caballo por los campos de la Rumania rural, los legionarios ataviados con camisas verdes y sombreros adornados de plumas a la manera Haiduci (legendarios guerrilleros rumanos, enemigos acérrimos de cualquier ocupante extranjero). Durante una particularmente violenta campaña en la judeizada y bolchevizada Besarabia, Codreanu decide crear la Guardia de Hierro, un cuerpo con una inclinación más paramilitar, para proteger las marchas y manifestaciones.


    VASILE MARIN


    Después de un atentado contra el ministro Anghelescu, por parte de un simpatizante de la Legión, Codreanu es encarcelado. Al salir en libertad, el nuevo ministro del Interior, Mihalache, deja fuera de la ley a la Legión, en 1931, sacándola de la lucha política. Codreanu y varios dirigentes son nuevamente encarcelados. A pesar de la cárcel y la ilegalidad, Codreanu aún tiene humor para crear el símbolo de la Legión, basándose en los barrotes carcelarios. La legión participa indirectamente en las elecciones, y contra todas las expectativas Codreanu es elegido para el parlamento.

    En el, Codreanu demuestra que desde el fin de la guerra, al estado rumano le han robado unos 50 billones de lei durante la democracia, el "gobierno del pueblo".

    Pues a este pueblo le han robado durante 15 años, acusa. Y luego exige la introducción de la pena de muerte para la corrupción, la investigación de las cuentas corrientes de todos los políticos corruptos, que quienes se les demuestre culpabilidad en la corrupción sean juzgados, que los políticos sean vedados en los cargos bancarios o financieros, la expulsión de los intermediarios, usureros y prestamistas, que el territorio rumano sea considerado propiedad nacional, y que los políticos se vayan a trabajar y un único liderazgo sea establecido en Rumania.

    En 1932, la Legión aumenta su caudal electoral, y se propone, con la anuencia del presidente del parlamento Vaida, la construcción de una gigantesca represa en Visani, para evitar las continuas inundaciones. Y todo esto con mano de obra legionaria.

    Pero con su popularidad, también creció el peligro; desde partidos rivales, desde la policía, desde el trono real. Nuevamente la Legión es puesta fuera de la ley, por el ministro del interior Duca. La construcción de la represa es abortada debido al acoso policial. Estas maniobras de nada sirven. La Legión nuevamente aumenta su votación, ganándose cinco nuevos asientos en el parlamento, entre ellos Mihail Stelescu, un líder de nido de 25 años.

    Hartos del descarado acoso, tres legionarios (los Nicadori, por las iniciales de sus nombres) dan muerte al ministro Duca en la estación de Sinaia. Estos se entregan sin ofrecer resistencia. Codreanu nuevamente va a la cárcel. En esa época se decide crear el Grupo de la Muerte, para responder a la creciente y violenta agresión contra el movimiento. También se crea el movimiento Totul Pentru Tara (Todos por la tierra) para servir de tapadera a la ilegalizada Legión.

    En vez de típica propaganda política, se crean numerosos campos de trabajo legionarios, por toda Rumania, en los cuales se reparan puentes, caminos e iglesias, se construyen más presas, se cavan pozos y se trabaja en el campo. De este modo se establece un vínculo muy fuerte entre el hijo del propietario y el hijo del campesino, saltando la barrera social, y solidificando la unidad de la sangre, por medio del trabajo de la tierra. Innumerables jóvenes de la clase media, decepcionados por la imposibilidad de surgir, debido al monopolio educacional y laboral hebreo, se unen a la Legión. Del mismo modo, las clases humildes entran en masa, al ver a estos legionarios incorruptibles y esforzados que hablan de una nueva Rumania.

    La encarnizada persecución a la Legión, simplemente aumenta día a día el caudal electoral de estos. El surgimiento del fascismo en Italia, del nazismo en Alemania y el falangismo en España, auguran una época de crecimiento popular para los ideales nacionalistas europeos. Incluso el rey Carol coquetea hacia el ala fascista de Rumania, a pesar del sincero rechazo de Codreanu hacia aquel débil regente.

    En 1933, el general Ion Antonescu investiga a la Legión para saber cuán peligrosos pueden ser. Como un conservador interesado en mantener el corrupto orden tal cual, estaba preocupado por el crecimiento del movimiento. Carol le dijo que el orden debía ser mantenido a cualquier precio, pero que la juventud debía tener una ideología. Antonescu agrega que la ideología debe basarse en el amor a la patria, el trabajo y el orden; y no en el revolver y el hacha.

    Antonescu empezó a sentir una sincera simpatía por Codreanu y sus legionarios, pero Carol envidiaba su liderazgo y se sentía despreciado por Codreanu (y estaba en lo cierto). La persecución a la Legión continuaría.

    En 1936 comienza a trabajar el Cuerpo Obrero Legionario, y en menos de un año, el Batallón de Comercio Legionario funda una cadena de restaurants, panaderías, almacenes y reparadoras que cubren Bucarest y otras grandes ciudades. Las entradas sirven para financiar vacaciones a los hijos de los legionarios menos privilegiados y para aumentar el capital del movimiento. También se empieza la construcción de un hospital. En fin, en vez de esperar los cambios desde arriba, la Legión comienza a cambiar Rumania, ladrillo a ladrillo.

    1936 marca la traición de Mihail Stelescu, quien intenta dividir al movimiento, fundando un grupo llamado Cruzada Rumana. Se sospecha mano ajena en esta traición. Los diez legionarios de su nido le asesinan, entregándose posteriormente. Son los Decemviri, quienes con su acción intentan mantener la pureza política y el honor legionario.

    A pesar de las persecuciones, la ilegalidad, la traición y el encarcelamiento de sus líderes, la Legión se transforma en la tercera fuerza política de Rumania.

    Carol, desesperado nombra como jefes de gabinete del nuevo gobierno de derecha, a Octavian Goga y al líder del LANC, Alexandru Cuza.

    El año 1937 Ion Mota, capitán diputado de la Legión, y Vasile Marin, líder legionario de Bucarest, junto a otros líderes de nido, marchan a España, a combatir en la guerra civil. Ambos caen luchando en Majadahonda. El retorno de sus cuerpos es tan multitudinario y emocionante, que la envidia y odio del manipulado regente Carol aumenta día a día.

    A pesar de aquel masivo apoyo popular, Codreanu decide no tomar parte en las elecciones de 1937. No cree necesario arriesgar a más líderes a la violencia traicionera de sus oponentes, afectado por la irreparable muerte de Mota y Marin. Codreanu y el movimiento ya no eran el mismo desde aquellos lejanos años veinte cuando peleaban en las calles y universidades contra los activistas hebreos y bolcheviques.

    La admiración de Antonescu se incrementaba más y más, a medida que conocía mejor a su rey y a los políticos del parlamento. Debido al caos impuesto por el duo Goga-Cuza y la irracional violencia de los Lanceri, hay un cambio de gabinete.

    Además Antonescu (por secretas órdenes de Carol) alivia la presión política sobre la Legión, pero Codreanu una vez más rechaza los ofrecimientos de Carol de integrar un gobierno junto a él. Según un periodista norteamericano "la salvaje envidia de Carol partía del hecho que Codreanu era y hacía todo lo que Carol alguna vez quiso ser y hacer. Tan lejos como en 1920, cuando escuchó por vez primera de Mussolini, Carol deseaba fundar un movimiento al estilo fascista en Rumania".


    LA NOCHE DE LOS VAMPIROS


    Finalmente en 1938 Octavian Goga es expulsado y Carol impone un sistema al estilo fascista, con él como líder, y dejando mucho del poder en manos del nuevo ministro del interior, Armand Calinescu (el hombre de los hebreos). Si los anteriores gobiernos eran corruptos, este era aún más corrupto. Codreanu deshace Totul Pentru Tara y considera el exilio en Italia. Él pensaba que no debía arriesgar a sus cientos de miles de jóvenes militantes a más prisión, torturas y asesinatos. Incluso dio órdenes de no resistir con la violencia la nueva oleada de injusticias que amenazaba caer sobre sus cabezas, para evitar más muertes innecesarias de irremplazables líderes de nido.

    Pero la mano negra que mueve los hilos de Rumania, cae con todo su poder sobre los legionarios. Codreanu es nuevamente arrestado, y acusado de conspiración y subversión. El general Antonescu testifica en su defensa. Al ser consultado si consideraba a Codreanu un traidor, el general se levanta de su asiento y se acerca a Codreanu, estrechando su mano y preguntando "¿El general Antonescu daría la mano a un traidor?". Este honroso gesto de nada sirve. Las hienas quieren sangre. Codreanu es condenado a 10 años de prisión por instigación a la guerra civil, y Antonescu es obligado a permanecer bajo arresto domiciliario.

    El 16 de abril de 1938, Calinescu golpea con fuerzas. Cerca de 30.000 legionarios son arrestados por la corrupta policía. Gheorge Clime, líder de la Legión en reemplazo de Codreanu, y toda la elite directiva legionaria, acaban en los campos de concentración y prisiones de Jilava, Miercurea-Ciucului, Ramnicul-Sarat y Vasiului. Una violenta persecución sobre la Guardia de Hierro se intensifica durante todo el verano y el otoño. Todos comprenden que la cruz de barrotes carcelarios, emblema de la Legión, es un símbolo más que certero.

    Codreanu, encarcelado y mortificado, lamenta la traición de muchos de sus hombres, quienes quebrados por la tortura, abjuran del movimiento y delatan a más legionarios. Incluso se pregunta amargamente si debió haber involucrado a un movimiento, tan puro en su esencia, como el Legionario, en la sucia contienda electoral. Confiesa a sus camaradas más cercanos que nunca fue partidario del masivo crecimiento de la Legión, que se debió haber sido más selectivo, que le desagradaba profundamente ver la sagrada camisa verde en tabernas, casinos y teatros de mala muerte. Codreanu sabía que nada bueno vendría, y lo sentía por los suyos, porque tenía la certeza que sufrirían inmensamente.

    Pero los Legionarios, en su gran mayoría, no lo decepcionaron. No traicionaron el código de pureza y fidelidad, prefiriendo el martirio en las cárceles carolistas, a abandonar el ideal. Ser legionario significaba que la muerte era parte del camino de triunfo. Ser legionario significaba que si la lucha en el plano físico, terminaba en la derrota; la lucha continuaba en el plano espiritual, regando la semilla legionaria con su propia sangre. Si la muerte venía, bienvenida sería la muerte.

    El 30 de noviembre de 1938, Carol cede a la presión de los enemigos de la Legión. Cual Herodes moderno frente a una nueva Salomé, ofrece la cabeza del Bautista rumano, el Capitán de la Legión de San Miguel, Corneliu Codreanu; para saciar la sed de sangre de la Jauría en las Sombras. La noche de ese 30 de noviembre, Codreanu junto a los Nicadori y los Decemviri, son cruelmente asesinados. Entre una pieza de vals y otra de jazz, la radio comunica que Codreanu y sus legionarios intentaron fugarse, durante un traslado desde Jilava, y se les aplicó la ley de fuga.

    Sin embargo, la verdad era otra. Ni siquiera su muerte podía estar limpia de la mentira inmunda. Durante la fatídica noche (que casualmente en el folklore rumano, es la Noche de los Vampiros) Codreanu y sus trece camaradas, con sus manos atadas a la espalda y en el interior de un oscuro bosque, son estrangulados lentamente, uno a uno, de una extraña manera (una cuerda es pasada alrededor de sus cuellos, y luego un palo se cruza por la cuerda, para hacerlo girar como un torniquete). Después de la agónica muerte, a los cadáveres se les dispara en la nuca para simular una ejecución en toda regla. Luego se abre una fosa en los alrededores de la cárcel de Jilava, donde son arrojados y se les echa ácido sulfúrico para quemar los cuerpos. No contentos con la salvajada, los verdugos colocan más de 40 toneladas de cemento sobre los cadáveres y finalmente arrojan tierra sobre esta, para ocultar el crimen.

    ¿Qué intentarían hacer con todo esto? ¿Ocultar un crímen inexcusable e inexplicable para el pueblo rumano? ¿Evitar acaso una molesta autopsia, si llegaba el caso de una exhumación obligatoria? ¿O cual verdadero Sanhedrín con las manos ensangrentadas y sintiéndose culpable, evitar que el Capitán resucitara al tercer día de entre los muertos? Esa noche triunfaban los Vampiros sobre Rumania. El mismo Calinescu, cínico y servil peón en un juego de ajedrez superior a su mezquino horizonte, escribe: "sabemos bien que nos encontramos en un dilema. Si no los matamos, perdemos moralmente. Si los matamos, creamos víctimas". Justo unos días más tarde, tres líderes más son asesinados en honor al sediento Baal que se enseñorea en la atormentada tierra rumana.

    Cabe señalar que el año 1940, con el general Ion Antonescu en el poder (Carol y su "Ester" huyeron al exilio), Horia Sima y un renacido Movimiento Legionario Rumano exhumaron los restos de los catorce asesinados. Asombrosamente, el cuerpo de Codreanu, a pesar de las quemaduras de ácido y del paso de los años, estaba intacto y sin mácula. El Capitán, los Nicadori y los Decemviri fueron sepultados con todos los honores que merecían, en la Casa Verde. Y cuando las hordas comunistas se acercaban a la frontera en 1945, los restos de Codreanu fueron exhumados nuevamente y sepultados en un lugar secreto, del cual se ignora su ubicación hasta el día de hoy.


    "PARA MIS LEGIONARIOS..."


    "...6 de diciembre de 1935

    Escribo para nuestra Familia Legionaria, para todos los Legionarios:

    Aquellos en las aldeas, en las fábricas y en las universidades. No presto atención a ninguna regulación impuesta sobre los autores literarios. No tengo tiempo. Escribo rápidamente en el campo de batalla, en el medio de un ataque. En este momento estamos rodeados por todos lados. Los enemigos nos golpean alevosamente, y la traición nos muerde. Por dos años he sido atado con las cadenas de la censura infame. Por dos años nuestro nombre y el de Legionarios son tolerados por la prensa solo para insultarlos. Una lluvia de traiciones se amontonan sobre nosotros, mientras nuestros enemigos aplauden y esperan que perezcamos. Pero estos caballeros de la cobardía, al igual que sus mentores, se convencerán que en efecto, pronto, todos esos ataques en los cuales ellos ponen todas sus esperanzas de destruir el movimiento legionario, toda la irritación y esfuerzos desesperados, serán inútiles.

    Los Legionarios no mueren. Enhiestos, inamovibles, invencibles e inmortales, ellos se ven siempre victoriosos sobre las impotentes convulsiones del odio. La opinión creada en el mundo no-legionario por las líneas que siguen, no tienen consecuencia para mí y su efecto sobre ese mundo no me importa. Lo que yo quiero, soldados del Otro Horizonte Rumano, mientras leen estos recuerdos, reconozcan en ellos su pasado y recuerden sus batallas. Que revivan el sufrimiento que soportaron, y los golpes que aguantaron por nuestro pueblo. Que llenen sus corazones con fuego y permanezcan firmes frente la dificultad y la justa lucha en la cual ustedes están comprometidos, de la cual tenemos la orden de emerger victoriosos o muertos.

    Pienso en ustedes cuando escribo. En ustedes que tendrán que morir, recibiendo el bautismo de muerte con la serenidad de nuestros Tracios ancestrales. En ustedes, que tendrán que pasar sobre los muertos y sus tumbas, llevando en sus manos los emblemas victoriosos de los Rumanos..."

    CORNELIU CODREANU

  3. #3
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    Re: Declaración de los Legionarios Rumanos, por Horia Sima

    Al final e acabado de leerlo. Interesnatisimo y extenso artículo, muchas gracias

  4. #4
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    Re: Declaración de los Legionarios Rumanos, por Horia Sima

    Opino lo mismo que von Feuer, es interesantísimo; Ordóñez no deja de sorprendernos con su erudición. Aquí les dejo dos enlaces, en el primero tienen gran variedad de marchas para descargar entre las que se encuentran las de los gloriosos Legionarios Rumanos y en el otro hallarán una impresionante colección de temas de la liturgia bizantina:

    http://www.thepaganfront/brangolf/music_e.html
    (y...sí, Ordóñez éstos también son paganos, je,je)
    http://www.grkat.nfo.sk/eng/music.html

  5. #5
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    Re: Declaración de los Legionarios Rumanos, por Horia Sima

    Una cosa que me gustaría apuntar como curiosidad sobre el enemigo de los Legionarios Romanos, o sea Nicolae Ceaucescu ya que vi un documental sobre este tirano hace poco, es lo extraña que era su dictadura él mismo decía que era el sucesor de un gran rey rumano de la época de las luchas contra el imperio otomano además organizaba increibles actos de masas donde se rendia homenaje a los rumanos que lucharon contra los otomanos y los dacios, a parte que se opuso varias veces a la URSS como en los hechos de Praga del 1968, a parte como persona quequeaba y le costaba hablar nunca salia hablando por la televisión, solo sonriendo ya que no se quería que se viera al conductor rumano como un enfermo que es lo que era, en fín rara avis este Ceaucescu pero al final recibio su merecido-

  6. #6
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    Re: Declaración de los Legionarios Rumanos, por Horia Sima

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Sí, era un tipo curioso, también fue miembro de la logia P-2; acá tenía muchos amigos de distintos partidos y ninguno del PC. Tengo 2 libros escritos por él con prólogo de Arturo Frondizi (ex-predidente argentino) y Antonio Nápoli (ex-senador U.C.R. por Río Negro). Este tema también está relacionado con los impresentables de los que hablaba Ordóñez ya que algunos trasnochados lo veían como un líder nacionalista para aliarnos con él; nos visitó en el '74 y firmó acuerdos bilaterales con Perón, en el '82 nos apoyó en la guerra de Malvinas y después invitó a visitar Rumania al almirante Massera que era su cófrade en la P-2. Me había olvidado de este otro "prócer" del Pabellón Argentino de "Impresentables".

    Música rumana, otro enlace:
    http://virtualromania.org/music/folk/

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