Re: Historia del catolicismo en Inglaterra (ss. XIX-XX): Newman, Manning, Wiseman...
7 El caso de las ordenaciones anglicanas. Congreso Eucarístico internacional (1908)
Sucesor de Manning en la sede metropolitana fue Herberto Vaughan, hermano del célebre orador jesuita Bernardo y perteneciente a una antigua familia católica. Comenzó sus estudios en Stonyhurst, para continuarlos en Bélgica y terminaría en el Colegio Romano. En Roma conoció a Manning, de quien se hizo amigo. Ordenado de sacerdote en 1854, fue llamado al año siguiente por Wiseman, quien le encomendó la dirección del Seminario de San Edmundo (junto a Londres).
Soñando en dedicarse a las misiones de infieles, se embarcó para América, de donde pasaría a Australia. Frustrados sus deseos, regresó al cabo de dos años (1863-65) a Inglaterra, donde siguió trabajando por las misiones extranjeras, como fundador y director de la Sociedad de Millhill. Consagrado obispo de Salford en 1872, su principal cuidado fue la formación eclesiástica de su clero. Nombrado cardenal en 1863, siendo ya arzobispo de Westmisnter, recogió cuantiosas limosnas para la erección de una magnífica catedral: él puso la primera piedra y él mismo logró abrirla al culto. Construyó también un Seminario central en Oscott, dejando que los teólogos hiciesen los estudios en Oxford y Cambridge.
En su tiempo se discutió la grave cuestión de las ordenaciones anglicanas. ¿Eran válidas y había, por lo tanto, verdadero sacerdocio cristiano en el anglicanismo? Una respuesta favorable de Roma hubiese facilitado extraordinariamente las conversiones de los clergymen anglicanos, que sin nueva ordenación hubieran podido incorporarse al clero católico-romano. Así lo pretendía sobre todo lord Halifax, que no cejaba en sus afanes unionistas. León XIII nombró una comisión de teólogos que estudiase el asunto. El cardenal arzobispo Vaughan fue de los que más activamente intervinieron, y, después de serias informaciones, su parecer fue desfavorable. Por fin, el papa, por la bula Apostolicae curae (13 septiembre 1896), declaró nulas e inválidas las ordenaciones anglicanas, basándose principalmente en tres argumentos: 1) el primer arzobispo de quien se originan y dependen las ordenaciones fue el apóstata Mateo Parker, cuya consagración episcopal en 1559 fue probablemente inválida; 2) los consagrantes no tenían intención faciendi quod facit Ecclesia; 3) la fórmula consecratoria era insuficiente.
Aunque esta declaración pontificia exasperó los ánimos de muchos y se suscitaron polémicas y controversias, no por eso se paralizó el movimiento de conversiones, pues en aquel mismo año de 1896 hubo 15.000 personas que escucharon la voz de León XIII, que invitaba a todos los que se decían cristianos a volver a la unidad. Y en los años siguientes se convirtieron al catolicismo unos 10.000 al año, máxime entre la nobleza y la clase más culta, siendo no pocos de esos convertidos escritores ilustres que han servido con su pluma a la Iglesia.
La reina Victoria (1837-1901) mostró mucha imparcialidad hacia los católicos; lo mismo su hijo Eduardo VII (1901-1910); y en la coronación de Jorge V se suprimieron ciertas ceremonias ofensivas para aquéllos.
En 1908 vio la ciudad de Londres un espectáculo que cien años antes se hubiera tenido por sueño fantástico: la solemnísima celebraciónde un Congreso Eucarístico internacional con la presencia del cardenal Vannutelli, primer legado pontificio que ponía los pies en Inglaterra después del cardenal R. Pole.
Desde 1926, todos los puestos oficiales, a excepción dealgunos de los más altos, están abiertos a los católicos.
Pío X, en 1911, reorganizó la jerarquía elevando a tres el número de provincias eclesiásticas (Westminster, Birmingham y Liverpool), con13 sedes sufragáneas. Benedicto XV, en 1916, creó la de Cardiff como sufragánea.
El número de católicos que en 1851 era de 766.000, en 1931 ascendía a 2.200.000.
***
Escocia, que cesó de perseguir a los católicos en las guerras napoleónicas, contaba en 1827 unos 70.000 fieles; en 1935, llegaban a 600.000, repartidos en dos provincias eclesiásticas: Glasgow, con dos obispados sufragáneos y Saint Andrews o Edimburgo, con cuatro.
Última edición por ALACRAN; 06/07/2019 a las 18:44
Hombre en su siglo. Los sujetos eminentemente raros dependen de los tiempos. No todos tuvieron el que merecían, y muchos aunque lo tuvieron, no acertaron a lograrlo. Fueron dignos algunos de mejor siglo, que no todo lo bueno triunfa siempre; tienen las cosas su vez, hasta las eminencias son al uso, pero lleva una ventaja lo sabio, que es eterno, y si éste no es su siglo, muchos otros lo serán. (Gracián)
Marcadores