Perdón: ¿qué es eso de "Galiza", "Principau d'Asturies", "otros territorios del estado", etc.? Esos términos fieden.
Sabemos que España es la suma –y nunca la resta- de la diversidad de las identidades culturales que coexisten en nuestro estado y gracias a ello disfrutamos de una riqueza en costumbres y lenguas, que sin duda alguna es envidiable. El respeto y fomento de dichas identidades que cohabitan en España con el firme objetivo de una Europa fuerte y consolidada, es el único futuro viable en un mundo cada vez más homogéneo, globalizado e híbrido. Nunca olvidemos que en la resta está la debilidad, la flaqueza y la merma. La suma da la fortaleza, la calidad y la riqueza.
Pero no debemos confundirnos, con esto de las Identidades. Porque lo que no es envidiable es la actual apariencia de reinos de taifas, con un exceso -la mayor de las veces- de funcionarios que no funcionan y dormitan en Administraciones autonómicas y parlamentos diversos con políticos que se dedican a azuzar entre comunidades de vecinos. No olvidemos que esos jerarcas y todo su séquito de cortesanos de estómagos agradecidos, en su gran mayoría son como sabemos de esa raza superior que ¡desayuna dos veces al día!
¿Acaso no elegimos a los políticos para la mejora de nuestra sociedad? ¿O bien no votamos para que gestionen correcta y razonablemente nuestros impuestos? ¿O por desgracia somos unos ilusos que pensamos que nuestros gobernantes, al servicio de eso denominado “sector público”, quieren lo mejor para nosotros, para nuestros mayores y nuestros hijos?
Con esta pequeña introducción queremos denunciar el desequilibrio dentro del Estado, entre las diferentes comunidades, que lejos de ser solventado, cada vez se agrava más y más, sin paliar las grandes diferencias que cada vez se perciben de manera más nítida.
Las diferencias entre la “España atlántico-cantábrica” y la “España mediterránea”, no solo se circunscriben al paisaje y al paisanaje. A algunos “nacionalatas” se les debería caer la cara de vergüenza en sus reivindicaciones frente a comunidades más pobres, con mayores “deudas históricas”, cuando gracias a ellas, bien por importación de mano de trabajo gallega, asturiana, andaluza etc., bien por incentivos a las burguesías locales, se fomentó en tiempos de su denostado Caudillo los planes de desarrollo en la década de los años 60. Por poner un ejemplo, la industria textil en Catalunya. Y a nadie se le escapa que la “producción textil incentivada” de Catalunya en la época franquista, ha cambiado sus factorías por otros lugares de producción. Por el contrario, Inditex, con su buque insignia, la multinacional Zara, nació en Galicia, merced a la idea de unas pocas personas y gracias al trabajo -“como chinos”- de muchas cooperativas de mujeres gallegas y del norte de Portugal. Y no tuvo los grandilocuentes apoyos de los planes de desarrollo del franquismo, ni del felipismo, ni del aznarismo, a diferencia de las burguesías catalana o vasca.
Así pues nos encontramos con una España con un eje claramente orientado con su peso hacia el este del país, donde la España mediterránea ha sido objetivo preferente ya desde tiempos del Anterior Régimen, frente a la España atlántico-cantábrica, salvo la excepción del caso vasco-navarro.
A nadie se le escapa, que el problema “gordo” actual de la inmigración, se concentra claramente en esa denominado eje centro-este, la España mediterránea que va desde Catalunya, Valencia y Murcia, hasta Madrid, pasando por Euskadi y Navarra. En la economía de mercado, lógicamente a mayor desarrollo y mayor crecimiento económico, mayor flujo de inmigrantes en busca de oportunidades.
Mientras tanto, las zonas del noroeste español, como Galiza, Asturias, León o Zamora, que venían sufriendo una devaluación planificada desde ministerios centrales de sus autárquicas economías, reciben con la entrada en la UE en 1982 enormes recortes de sus tejidos productivos, dándoles su definitivo golpe de gracia.
La crisis de la minería asturiana y leonesa, los recortes de la flota pesquera gallega así como el cierre de los astilleros, la imposibilidad de producción de la asfixiante cuota láctea para los pequeños y medianos ganaderos, han dado como resultado que la población activa del sector rural paulatinamente se vaya mermando y marchando a las urbes, con una consiguiente pérdida demográfica alarmante. En algunos pueblos, personas en edad de trabajar, vive de las prejubilaciones (minería astur-leonesa).En otros, solo quedan los mayores al cuidado de sus casas y sus terruños. Los jóvenes tienen que emigrar a otras zonas del estado. En Asturies o Galiza la sangría ya se venía produciendo desde principios y mediados del siglo XIX y prolongándose durante todo el XX. Parece que en el siglo XXI, con la progresión aritmética que llevamos, no solo el oso pardo o el lobo ibérico estarán en peligro, quizás asturianos y gallegos serán “especie en peligro de extinción”.
Quizás suene a alarmismo o a catástrofe, pero los datos, las cifras y las predicciones no las inventa quien esto escribe. Son datos oficiales y no ocultados, recogidos de organismos oficiales y publicados en prensa. Parece que no preocupan en exceso a nuestros políticos, sean del PSOE como un Touriño o Areces, como tampoco parece que preocuparon en exceso a los del PP, como a un Manuel Fraga, porque a día de hoy el problema sigue sin solución, sin incentivos ni nada que se le asemeje. A lo sumo parches de “cheques-bebé”, auténticos sucedáneos de una política real a favor del aumento de la natalidad. Parece que hay miedo al incentivo y fomento de la natalidad, a una protección real de la familia. Medidas reales existen en diversos países de la Comunidad Europea, (Irlanda, Suecia, Finlandia, por ejemplo) auténticamente progresistas. ¿Dónde está la conciliación de la vida laboral y familiar de los padres, ayudas en tramos de edad, etc.? ¿Para algunos de esos privilegiados que como decíamos antes, “desayunan dos veces al día”?. Es precisa la justa causa de la conservación de la población autóctona en nuestras tierras de origen. Es lo que necesitamos en Galiza y Asturias, de manera urgente e inminente. Nuestro mayor capital son nuestras gentes, nuestros hijos, que queremos reciban la sabia herencia ancestral de sus abuelos.
Nuestros antepasados hicieron este país. Los gallegos y asturianos, que trabajaron en su tierra y los que salieron de sus aldeas para mejorar sus condiciones de vida, reinvirtieron de nuevo su prosperidad entre los suyos, sin necesidad de ayudas de los de fuera.
Leíamos recientemente en “La Voz de Asturias”: En el caso del Principau d´Asturies, la alerta demográfica no es ninguna novedad y tampoco lo es que el Principado registre la tasa de natalidad más baja de todo el país, pero las proyecciones y estimaciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) comienzan a arrojar otras explicaciones para la sostenida pérdida de población que todos vaticinan para la región. Las estimaciones de población actual realizadas por el INE para el periodo 2002 al 2007 reflejan que en el último año 5.215 jóvenes de 20 a 30 años se marcharon del Principado. Las proyecciones sobre índices de natalidad ratifican al Principado como la comunidad con la tasa de nacimientos más baja de todo el país (0,97 hijos) y además sitúa a las asturianas dentro de las madres más tardías porque la media de edad para dar a luz a su primer hijo se sitúa en 31,46 años.
También apareció la noticia, de características análogas, en el diario “La Voz de Galicia” (23.04.07).Podíamos leer que en la última década, la población gallega sólo ha aumentado en 29.211 habitantes, pasando de los 2.742.622 censados en 1996, a los 2.772.533 recogidos en el Padrón del Instituto Nacional de Estadística (INE) a 1 de enero de 2007.Y si a ello descontamos la afluencia de inmigrantes tanto a Galiza como a Asturies, diremos que nuestro crecimiento es deficitario. Si nuestros jóvenes emigran a otras zonas de la península o de la UE, y en falsa compensación, es decir, en detrimento de gallegos y asturianos, recibimos inmigrantes, parece que nuestros políticos quieren desviar nuestra atención sacando de la chistera que nuestra demografía no es tema en exceso preocupante. La inmigración para ellos es la solución. Y nada más falso y alejado de la realidad. Las soluciones a esta crisis demográfica pasan por varios factores, complejos desde luego, pero en absoluto irrealizables. Falta sobre todo voluntad política de incentivo empresarial tanto en el sector rural, como en el industrial. Falta el hacer justicia con unas comunidades agraviadas con la entrada en la UE, con su tejido productivo desestructurado merced a políticas de corto alcance y electoralismo galopante. Falta la revitalización del sector rural, con cuotas lácteas injustas. Recordemos que mientras que a ganaderos asturianos, gallegos, leoneses o cántabros, no se les deja producir leche, quedamos obligados a comprar excedentes de Francia, Dinamarca u Holanda. ¿Entonces que es lo que nos queda a la población rural del norte? ¿Si se abandonan las tierras y no producen, si no se puede producir calidad y competir con nuestro sector ganadero? ¿Cual es el futuro del tejido social del rural? ¿Simplemente el turismo del silencio y naturaleza, el turismo rural?
“Galicia y Asturias organizan un frente común de autonomías envejecidas”. Bajo este título grandilocuente y propagandístico- como es costumbre- leíamos en el diario “El País” (20.04.08) que dado el carácter de comunidades envejecidas, dispersas y orograficamente complicadas, los presidentes autonómicos Emilio Pérez Touriño y Vicente Álvarez Areces, se han reunido. ¿Para que era la reunión que decía el titular de “El País”? Se reunieron para ver como va la autovía transcantábrica, para concretar e impulsar al Reserva de la Biosfera de Terras de Burón-Oscos-Eo. Pero ni rastro de abordar el problema de envejecimiento, de la crisis demográfica. No se mojaron en criticar a sus compañeros de partido, como el bandolero Montilla, con respecto a la financiación blindada de su nuevo estatuto. Eso sí, parece que comieron a buen mantel en el Hostal de los Reyes Católicos en Compostela. Y no sabemos si desayunaron dos veces.
Perdón: ¿qué es eso de "Galiza", "Principau d'Asturies", "otros territorios del estado", etc.? Esos términos fieden.
Que las ramas no impidan ver el bosque. Creo que por emplear galiza o asturies, no anula la validez del contenido y la denuncia evidente del despoblamiento de los reinos de Galicia, principado de Asturias , y reino de León. Lo cierto es que me gustó en conjunto el artículo y por eso lo metí en el foro.
Buena exposicion, sin embargo creo que no se han centrado solo en el mediterraneo en general, partes de Andalucia tambien han quedado huerfanas asi como Extremadura, Castilla (salvo Madrid) ademas de Leon, Zamora, Asturias y Galicia como dices. El problema es la concentracion de todo en un sitio y de nada en muchos. Asi tambien lo sufre Madrid (y Cataluña, Valencia, Vasconia) a cambio de concentrar el desarrollo solo aqui tenemos multiples problemas: sobrepoblacion, contaminacion endemica, inmigracion a raudales, delincuencia, trafico, falta de contacto natural...etc etc. Ademas con la construccion en Madrid (auque ahora este parada por la crisis), la idea imperante es la de seguir construyendo hasta ocupar España entera (??). Sin duda nos vendria bien que resurgan otras regiones a medida que poblacion de aqui se va a vivir para alla, ruralizacion se puede llamar, asi mejorando el desarrollo en otras gregiones y mejorando la salud y seguridad de Madrid (y otras varias)
Ademas de echar algunos inmigrantes y fomentar la natalidad
Me temo que el problema va a seguir incrementándose. Si observamos el mapa de la península y sobreponemos sobre él cuál es el trazado del AVE, nos podremos dar cuenta de que se parece a una rueda. Todo lo que no esté recogido entre el eje, los radios y la banda de rodadura, será como si no existiese. Un ejemplo de esto es la franja Madrid-Segovia-Valladolid ( ésta última unida a Palencia por una autovía que supera los cuarenta y pocos kilómetros que las separan). Es decir, entre Madrid y Palencia no habrá 240 km de separación, sino apenas dos horas de distancia.
Mientras tanto, los pueblos y las comarcas alejadas del trazado general, o tienen unas peculiaridades que los hagan necesarios o atractivos, o están condenados a desaparecer.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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