El acto de Desagravio al Santisimo que se celebra ante la profacion que ha tenido lugar en Santa Mariña de Lesa, tendra lugar el proximo viernes 1 de mayo a las 19:00 h.
Gran Peña "Agape"
www.asociacion-agape.blogspot.com
Antigo Reino
Repúgnate profanación en Santa Mariña de Lesa.
Unos desconocidos asaltaron la iglesia de Santa Maria de Lesa, en el municipio mariñán de Coiros. La iglesia se encuentra en un descampado alejada de las casas, celebrándose en ella misa solamente los sábados. Se sospecha que los sucesos ocurrieron la noche del 22 al 23.
Los asaltantes robaron una cruz procesional de plata del siglo XVIII, que puede alcanzar un valor de 24.000 €. Si embrago el robo del cirio pascual o los santos oleos, elementos litúrgicos de escaso valor económico; como la profanación y probable robo de las formas consagradas, nos pone sobre la pista de los grupos satánicos.
Toda profanación nos es igual de dolorosa, pero esta nos ha tocado muy cerca pues Juan Jacobo (en la foto), el joven sacerdote párroco de Lesa, es miembro de nuestra Peña.
El acto de Desagravio tendra lugar el viernes 1 de mayo a las 19:00h.
El acto de Desagravio al Santisimo que se celebra ante la profacion que ha tenido lugar en Santa Mariña de Lesa, tendra lugar el proximo viernes 1 de mayo a las 19:00 h.
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Estimados/as amigos/as
Casualmente encontré entre mis artículos éste que tiene que ver con una profanación de la antigua imagen del Nazareno.
Es lamentable cómo hoy en día se continúen produciendo situaciones execrables como ésta, atentando contra las "Cosas de Dios". Esta vez ha ocurrido en Santa Mariña de Lesa, pero cada vez está sucediendo en cualquier parte... ¿Qué está ocurriendo? Esperemos que pronto se recuperen las piezas robadas y se aclare todo.
En Santa Cruz de La Palma tenía lugar un incidente el 29 de marzo de 1679 de manos de una demente, María Ruiz, que conmovió a toda la Isla de La Palma. Aún se sigue recordando los innumerables actos de desagravio que se hicieron para obtener el perdón divino.
EL NAZARENO Y LA PROFANACIÓN
La historia de la devota imagen del “Cristo de la Caída” y la de su ermita está relacionada con un insólito suceso acaecido en el siglo XVII. La conocemos por la propia pluma de su fundadora, doña María Josefa Massieu y Monteverde (1670-1759), cuya instancia encabeza el legajo del patronato de la pequeña iglesia. Esta propia documentación es copiada más tarde al originarse el pleito en 1786 sobre las prerrogativas del patrono de la capilla para elevarlo al Consejo.
Esta dama – benefactora de obras piadosas- nació en Santa Cruz de La Palma el 22 de febrero de 1670, hija de don Nicolás Massieu Van Dalle y Rantz y de doña Ángela de Monteverde y Ponte. El cronista de la capital palmera, don Jaime Pérez García también nos informa acerca de algunos datos biográficos: “Fue Benefactora de la confraternidad de San Pedro de la parroquia de El Salvador. Edificó en 1730, a su costa y junto a las casas de su morada, la ermita de Nuestro Señor de La Caída, a la que se concedieron varios privilegios y que no se conserva por haber sido destruida por un incendio. Contrajo matrimonio en Santa Cruz de La Palma, el 17 de junio de 1696 con don Melchor de Monteverde Salgado, Capitán de las Milicias de Canarias, hijo de Pablo de Monteverde Salgado y de María Brier y Monteverde, y falleció en la misma ciudad el 19 de agosto de 1759
Parece ser que, según escribía al Vicario de La Palma doña María Josefa Massieu y Monteverde, “una mujer llamada María Henríquez, pasando por su casa la procesión del Miércoles Santo, arrojó a la Imagen de Ntro. Señor Jesucristo Nazareno, un vaso de inmundicias, cuyo sacrílego atrevimiento, aunque cometido por una loca, contristó tanto al pueblo, que dio principio a la octava y fiestas que se celebran en su exaltación, concurriendo la ciudad el primero y octavo día con los ministros del Santo Tribunal a la procesión de Nuestro Señor por el lugar en que fue la injuria, en el que se hace pausa para el festejo y obsequio con que se procura el desagravio”.
El historiador canario Viera y Clavijo mencionó en su obra, al referirse al Ex Convento Dominico de San Miguel de Las Victorias en Santa Cruz de La Palma- hoy iglesia de Santo Domingo de Guzmán -, a la “venerada imagen del Nazareno con la cruz a cuestas, paseada en una procesión general en el Miércoles Santo, siguiendo con una costumbre muy antigua”.
El alcalde constitucional y cronista don Juan B. Lorenzo Rodríguez narraba cómo se vivieron aquellos instantes: “Figúrense cuál sería la admiración y horror con que un pueblo eminentemente católico presenció tan abominable atentado contra la sacrosanta imagen de Cristo”. La procesión continuó con su recorrido, acompañada de un silencio sepulcral, que tan sólo “interrumpían los sollozos del concurso, después de haber limpiado con lienzos la sagrada imagen”.
Los fieles dispusieron hacer una “función de desagravios á esta Santa Imagen el día de la Exaltación de la Cruz del mismo año, 14 de septiembre”. Se celebraron los festejos con un novenario con música, fuegos artificiales y en la octava, una solemne procesión a la que asistieron “ambos cleros y todo el pueblo”, haciendo una parada de penitencia en la que “se cometió el desacato”. Allí se representó una loa con música, alusiva a aquel desgraciado suceso.
En la recopilación de las efemérides y noticias acaecidas en La Palma, así como “otros hechos históricos que conviene tener presentes”, el alcalde Lorenzo Rodríguez nos informaba de que: “La demente Maria Ruis, muger de Pedro Henriques, al pasar pr. frente de su casa la prosecion del Miercoles Santo, arroja un vaso de inmundicias sobre la Imagen del Nazareno, en desagravio de lo cual se fabricó más tarde la Ermita del Señor de la Caída. (29 de marzo de 1679).”
También, como anécdota, se cuenta que la propia loca María Ruiz, la misma que había lanzado “un vaso de escremento” a la “sacrosanta imagen de Jesús Nazareno, suciandole la tunica y cayendo lo mas en las andas de dicha Ymagen” fue la misma que se había descalzado en El Salvador y había “tirado con los sapatos á un sacerdote que estaba diciendo misa, alcanzandole el golpe á la casulla”. No contenta con estos hechos, y tal era su locura, que también quiso lanzar una piedra a la procesión del Santo Sepulcro y en otra ocasión “habia tirado con un palillo de un sapato al Glorioso San Sebastián”.
Viera y Clavijo añade que, desde aquel fatídico día que conmovió a toda la Isla, 29 de marzo de 1679, se constituyó una cofradía de Jesús Nazareno en el convento dominico a fin de desagraviar a la imagen profanada. Esta Hermandad organizaba además comedias, pronto arraigadas en las costumbres de la ciudad, hasta el punto de que llega a decir el citado historiador que se abrigaba el temor de que “en dejando de hacerlas, se hundiría la isla”.
Acerca de la escultura mancillada, don Jesús Hernández Perera escribió que “no existe hoy”. Sin embargose sabe con certeza que es la imagen que actualmente está custodiada en la parroquia de la Virgen de Bonanza de El Paso. En el ex cenobio dominico de la capital fue sustituida por la bellísima talla del mejor Estévez del Sacramento, célebre imaginero tinerfeño, en la primera mitad del siglo XIX, que desfila procesionalmente a las cinco de la tarde del Miércoles Santo en la multitudinaria procesión popularmente conocida como “el Punto en la Plaza”.
Aquí transcribo literalmente un acta del Ayuntamiento fechada el 9 de septiembre de 1765: “El Sor. Don Nicolás Massieu Vandale y Salgado, dijo: Que notorio es á esta Ciudad el agravio que Maria Ruiz hizo á la Imagen d Ntro. Sr. Nazareno, el miercoles Santo del año de 1679, ostigada de algun diabólico influjo ó del furor de su demencia, porque era loca, y al transitar por su casa la procesión; con cuyo motivo habiendose resuelto hacer á la misma Santísima Imagen públicas funciones de desagravios en el Convento de Predicadores, en donde se venera, y por acuerdo del 14 de abril del mismo año… correspondiente a la Ciudad, como cabeza de la isla, y que debe con todos afectos manifestar su reverencia y devocion al culto de Dios y de sus Santas Imágenes, asistir y hacer el primero dia de la referida octava; y como la sucesion… sucede ahora que no teniendo por bastante desempeño del referido agravio de dichas anuales funciones, abrió camino el Cielo en la ocacion presente que le ha comprado la casa en donde perpetró la injuria la referida loca, por estar contigua á la de su vivienda, el Sor. Don Nicolás Massieu de Vandala y Ranst, Capitular de este Ayuntamiento y abuelo del Sor. proponente, en que sucedió la Sora. Doña María Massieu y Monteverde, su hija… de don Melchor de Monteverde y Salgado, la que dispuso erigir en el mismo sitio, Ermita dedicada al Santisimo Jesus Nazareno, en el paso de su Caida, para que el sitio de la furiosa demencia y casa en que se perpetuó la sacrílega injuria, sea de aquí adelante Templo de rendidas oraciones y cultos, que ha acabado de fabricar el Sor. proponente. Y estándose para colocar en el la Santísima Imagen de Jesus de la Caida el domingo 22 del corriente, por la tarde, se hace procesion general por toda la ciudad en demostración de desagravio á que sigue la octava de las fiestas de la ‘Dedicación de dicha iglesia’. (Convida al Cabildo á asistir á ella).”
EXPEDIENTE DE LA PROFANACIÓN
El alcalde Lorenzo Rodríguez, en su ya célebres crónicas, nos indica que “habiendo encontrado el expediente original de la profanación cometida por la demente Maria Ruis en la Imagen de Jesús Nazareno, vamos á poner aquí parte de él para mas autoridad de este hecho histórico”. Allí se describe con más detalles lo sucedido, como por ejemplo, que el excremento alcanzó la túnica de la imagen y su trono, pero también a “algunos de los que iban inmediatos á dicha Imagen, como lo manifestó un sombrero que trajo el Licdo. Mateo Talavera á presencia de su merced quejandose de la injuria”. Este expediente fue efectuado el mismo día de la blasfemia ante el Sr. Licdo. Don Melchor Brier y Monteverde, Abogado de los Reales Consejos, Vicario y Juez de Cuatro Causas en esta Isla por el Obispo “destas islas de Canaria, del Consejo de Su Majestad”. Declararon en este expediente los Lcdos. Don Pedro Pérez, don Agustín Jorge Aday y el presbítero don Mateo Rguez. Talavera y también doña Estefanía González y doña María del Rosario Rodríguez, “todos de acuerdo con el auto cabeza de proceso”. El notario público fue don Francisco de los Santos Almeida. El documento finaliza con esta fórmula: “Y para que conste de la verdad del hecho y conforme á él se castigue á la susodicha por todo vigor, conforme lo que pide el caso de la sacrílega injuria...”.
La mencionada doña María del Rosario declaró al día siguiente que había salido de casa de su primo Juan Henríquez con doña María Ruiz para ir al sermón y acompañar a la procesión que tendría lugar después de la ceremonia. Informa de que la demente no quiso entrar en al iglesia pero la testigo la obligó, siendo consciente de que “muchas veces ha reconocido en ella sus locuras tienen repugnancia á las cosas sagradas”. Se portó con “mucho sosiego” y quiso ir más tarde a la Plaza para poder presenciar desde un lugar privilegiado el paso de la procesión. A partir de aquellos instantes se dividieron ya que Rosario quiso acompañar al Nazareno. Más tarde la informaron del suceso. Fue entonces cuando “le vino al pensamiento que había sido la dicha Maria Ruiz, y así lo dijo a las personas que venían en su compañía”. Fue entonces cuando la vio en la ventana y le gritó que le abriera la puerta, que estaba cerrada. Cuando pudo entrar, la encontró “con el semblante mudado y los ojos muy inquietos y las manos sucias de escremento”. Quiso saber el motivo y la loca contestó que “no sabía pero que una cosa se lo había mandado á hacer y se quedaba como boba sin hablar”. Fue llevada presa por el alguacil mayor inmediatamente. Se sabía que María hablaba sola y en muchas ocasiones con lenguajes “no entendidos”. La testigo también contó cuándo un día, regresando de la ermita de La Encarnación, “se despeñó de un risco de donde se pudo haber hecho pedazos, y que se tuvo por milagro de la Virgen no haberse hecho daño”. En numerosas ocasiones le había contado que quería suicidarse arrojándose al mar, como hizo su madre (por eso se pensó que había heredado la locura), o ahorcándose. El propio Padre Definidor Fray Luis Felipe la llegó a exorcizar y dijo que “sino estaba endemoniada á lo menos estaba asistida de espíritu malo”. Se le encontró muchas veces algunos cuchillos bajo la almohada con los que quería también acabar con su vida. Falleció el 24 de marzo de 1694 y fue sepultada en la Iglesia del Hospital. La testigo declaró tener 28 años y no firmó porque no sabía.
Estos dos autos fueron enviados al Obispo don Bartolomé García Jiménez el 6 de abril de 1679.
La fundación de la ermita del “Cristo de La Caída” obedeció, por tanto, al deseo de santificar la misma casa en la que la demente cometió su inconsciente blasfemia.
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