Gibraltar, «parásito fiscal» de la economía española

E.PASTRANA

El Peñón es una puerta trasera por la que se escapan grandes cantidades de dinero español

efe


La fragata HMS Westminster frente al Peñón de Gibraltar


El conflicto de España con Gibraltar no va solo de pesqueros, camiones con arena y bloques de hormigón. Tener de vecino a un paraíso fiscal es un problema para nuestra economía desde hace mucho tiempo. Una puerta trasera por la que se escapan montañas de dinero.
Esta roca de cerca de 7 kilómetros cuadrados consigue un superávit anual del 30% de su PIB y roza el pleno empleo. Con un sector financiero hipertrofiado, el Peñón no necesita de la economía real para vivir. El propio ministro Margallo advertía de esta situación en su artículo publicado en «The Washington Post», «Tenemos que hablar de Gibraltar»: «Gibraltar tiene 21.770 empresas registradas, y sólo el 10% de ellas pagan impuestos». Las sociedades extranjeras que se establecen en el Peñón disfrutan de condiciones ventajosas como un impuesto de sociedades mínimo (alrededor de un 10%), un IRPF ridículo o la ausencia de IVA.
Esta tributación "amable" es muy atractiva para las empresas y para nuestro país es prácticamente imposible competir con esta "micrópolis" financiera. «La consecuencia directa es que fondos que se colocarían en la Costa del Sol española se marchan a allí», explica Juan Velarde, Catedrático emérito de Estructura e Instituciones Económicas de la Universidad de Madrid.
Un vaivén de capitales que permanece en la sombra. Según datos de Gestha (Sindicato de Técnicos de Hacienda) Gibraltar no responde a alrededor del 30% de las comisiones rogatorias, requerimientos de información que realizan los jueces desde España, relacionadas con temas de blanqueo de capitales. El consejero del organismo, Manuel Redal advirtió en declaraciones a Servimedia que esta opacidad «nos cuesta muchísimo dinero» en España. El Peñón no es solo una roca, es una grieta por la que se escurren los capitales españoles.
Contrabando

En la Ópera del siglo XIX, Carmen, ya aparecía retratado el contrabando gibraltareño. Es casi una costumbre local, una tradición de siglos. Pero lo preocupante es que según el profesor Velarde está teniendo «un aumento extraordinario en los últimos años». En el artículo que el ministro Margallo publicó en «The Washington Post» la semana pasada daba un dato apabullante en este sentido: «Las incautaciones ilegales de cigarrillos han aumentado un 213% en los dos últimos años».
El tabaco es el producto estrella en este "tax Free" gigante que es Gibraltar y no es para menos. Un cartón de tabaco puede adquirirse en el Peñón por 20 euros, la mitad que en nuestro país.
Las grandes tabacaleras como Imperial Tobacco, Philip Morris o America Tobaco denunciaron el año pasado ante el secretario de Hacienda que la incidencia fiscal en España sobre el tabaco es "la mayor de la Unión Europea". Y que en consecuencia "los compradores del mercado negro han pasado de ser el 0,5% al 10% en los últimos años. En estas circunstancias pierden los gigantes del tabaco, pero también el Estado español. "Desde 2008 el precio de una cajetilla ha subido un 52% y a la vez la recaudación del Estado ha caído en 300.000 millones" apuntaba un portavoz del sector. De nuevo, un coladero de millones.
Una gran bahía

Otro efecto nocivo mucho más directo es que la existencia de una base naval militar impide el aprovechamiento desde el punto de vista económico de parte de la Bahía de Algeciras. Un lugar que según Velarde tiene «unas sensibilidades económicas extraordinarias» ya que es una de las «principales corrientes de tráfico del Mediterráneo» que se ha ampliado además «como consecuencia del creciente desarrollo de China». Un lugar fundamental para el comercio y para la pesca cuya explotación queda impedida si se siguen ganando metros al mar a base de bloques hormigón.
Oídos sordos

Tras el reciente conflicto diplomático, la UE ha asegurado que está dispuesta a vigilar el contrabando y el fraude fiscal en Gibraltar. Bruselas trabaja desde hace semanas con España para enviar una misión de expertos a la frontera a mediados de septiembre y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, pidió el lunes al jefe del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso, que esta delegación se planteara de manera «global» para supervisar también las actividades de la otra parte.
Sin embargo, durante muchos años el Ejecutivo comunitario ha hecho oídos sordos a estas actividades. Nunca ha llamado la atención al Reino Unido por amparar las condiciones económicas de este territorio y a día de hoy no reconoce a Gibraltar como paraíso fiscal»-tampoco lo hace la OCDE. Una pasividad que según Velarde se debe a que «Gran Bretaña tiene mucho peso dentro de la UE» y «es difícil asegurar que actúe a favor de intereses españoles y no británicos».
De momento la Unión Europea prefiere ver a Gibraltar como «paraíso fiscal» británico, aunque eso le convierta en «parásito fiscal» español.




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