Nueva historia de América según la morisma
By Cruzado Negro on Viernes, 15 Octubre, 2010
Los aficionados a la Historia apagamos la televisión o cerramos un libro cuando nos encontramos con incongruencias interesadas. La Historia de España se ve atacada continuamente por una particularmente pertinaz, la originada por el virus de la islamitis, transmitido por vectores que tergiversan datos, enfatizan unos y callan otros. Unas veces buscan la innegable huella semita en una nariz aguileña olvidando la morfología del apéndice nasal romano, otras exhiben como el inicio de la arquitectura en nuestro suelo los arcos de herradura de la mezquita de Córdoba… pero ocultan que los musulmanes los copiaron del estilo visigótico, anterior en doscientos años al nacimiento de Mahoma. Aunque es más grave tapar que la nombrada mezquita se construyó sobre la basílica de San Vicente. Y esconden la verdad a pesar de que una cala en el suelo muestra los cimientos de la citada iglesia.
Lleva tiempo pasando en España, la islamitis ha reinventado la historia
Y hablando de Andalucía hay que acordarse de Blas Infante, que olvidó el sufrimiento de sus antepasados durante la invasión musulmana, ensalzó una imaginaria España mora y feliz que nunca existió y reclamó un nuevo califato. Le han seguido multitud de apátridas funcionales que, como máxima expresión de su odio a la propia raza, rechazan todo lo auténticamente español y europeo. Desde los Medios de Comunicación han pintado cruzados barbudos y analfabetos degollando a delicados y cultos árabes, moriscos enseñando a los cristianos a cultivar la huerta, los que parece ser no eran más que cazadores y recolectores de lo que brotaba en el bosque. Dibujan científicos con turbante mientras el celtíbero aprende a encender una hoguera frotando dos ramitas.
Todo esto lo absorbe una sociedad iletrada gracias a la pobre educación que ha recibido, dándolo como válido. Hasta que el paisano no lleva unos cuantos años con vecinos árabes y magrebíes alrededor no cae en el cuento que se ha tragado. Mientras tanto le han hecho más fácil aceptar las miríadas que llegaban en patera, se instalaban en su casa y, cuando el número de invasores era suficiente, le imponían sus costumbres.
No queda mucho para que nuestra sociedad se de cuenta de que una gente que sale del desierto en plan invasor, sabiendo sólo manejar el alfanje y cuidar camellos, durmiendo en tiendas de pellejo de cabra; no puede en cien años presentarse en el centro de Francia dominando la medicina, arquitectura y todo tipo de artes. Es física y temporalmente imposible. Quizá después comprendan que aquellos moros invasores según avanzaban se fueron encontrando con los restos de la arquitectura y agricultura romanas en Jordania y Siria. Aprendieron a leer en los despojos de la biblioteca griega de Alejandría, donde tradujeron obras clásicas europeas de medicina y filosofía y las copiaron. En el Magreb agrandaron su ejército con pastores analfabetos para entrar en España y aprender a levantar arcos de herradura viendo iglesias visigóticas. Todo esto lo hicieron aprovechando la feliz coincidencia de que Europa pasaba por su mayor crisis, por su edad oscura.
La duquesa de Medina – Sidonia, primer vector de la islamitis en América
Isabel Álvarez de Toledo nació con la vida resuelta. En su juventud se dedicó a montar algaradas sobre los restos de una dictadura agonizante, de las que la sacaba la familia sin mucho trámite soltando dinero. Se hizo un “nombre” en la Transición como la “duquesa roja”, pero no consiguió tocar el poder que anhelaba. Como tantos otros millonarios ingratos a su tierra, que cuando no alcanzan su primera meta empiezan a desvariar en otras direcciones para ver si destacan, aún a costa de escupir sobre su patria, buscó el nuevo filón ya en la democracia. Buscando unos datos y rechazando otros, a conveniencia, en la enorme biblioteca de su palacio andaluz, llegó a la conclusión de que América la descubrieron marinos árabes y establecieron poblaciones musulmanas quinientos años antes de la llegada de Colón.Por supuesto ella misma se incluyó en la “nueva historia” y dijo que su antepasado Guzmán el Bueno que, aparte de musulmán converso, había nacido en Cuba en plena Edad Media. Y es que según esta contaminadora, existía un puente comercial entre América y Al-Ándalus, de modo que se cultivaba maíz en Málaga en el siglo XIV. La razón por la que no hay pruebas físicas que sustenten su teoría es porque al parecer el emperador Carlos I ( o V ) mandó destruirlas todas…. Ni las tramas de Ken Follett. Todas las estupideces anteriormente referidas están recogidas en varias entrevistas a esta sujeta y en su libro “África versus América”.
Sobre Colón se han escrito docenas de libros que divagan sobre su origen. Desde el clásico genovés, mallorquín o alcarreño hasta los que le hacen nacer en Francia. No tiene la mayor trascendencia y sólo se pelea por la honrilla pueblerina de adjudicarse el parto. Sin embargo, cuando se juega con temas como el que nos ocupa, se juega con dinamita.
Historiadores musulmanes que encuentran mezquitas precolombinas
Mohammed el Kettani ( amigo de la duquesa ), profesor en varias universidades norteamericanas, y al que la American Biographical Institute lo seleccionó como uno de los genios del siglo XX, afirmaba haber hallado restos de mezquitas y poblaciones árabes precolombinas en Sudamérica, Caribe y los apalaches neoyorquinos. Hisham Zoubeir, de la Universidad de Sheffield, asegura que Colón encontró negritos guineanos navegando por el Caribe con faluchas moras, y que le dieron en árabe recuerdos para sus correligionarios de Al – Ándalus, mientras asomaban minaretes sobre las palmeras de Cuba. Clyde-Ahmad Winters, Barry Fell, Alexander Von Wuthenau e Ivan Van Sertima son los nombres de profesores de historia, que han encontrado palabras árabes en el vocabulario indígena norteamericano, cimientos de mezquitas y petroglifos con citas del Corán en California, Arizona y Nueva Inglaterra, todo de hace 700 años. E inclusive con la misma datación, restos de elefantes en Nuevo México que se llevaron en barco desde África. Lo que Aníbal no osó hacer para una travesía de 300 km., los árabes precolombinos lo hicieron con barcos similares en eslora y calado a lo largo de 8.000 km.
Mahir Abdal-Razzaaq, de la tribu Cherokee, Pipe Carrier Warrior de los Cherokees de Nueva York, convertido al Islam, habla de viajeros musulmanes que llegaron hace más de mil años a su tierra, y que existen leyes, tratados y resoluciones que demuestran, más allá de cualquier duda, que los musulmanes estaban en América y eran muy activos. Ayudaron a redactar la Constitución y el tratado de amistad blanco – indio de 1787 tiene las firmas de Abdel-Khak y Mohammed Bin Abdulla. Y el nombre Tallahassee significa en realidad: ‘ Allah te lo comunicará algún día en el futuro”. En América del Norte, está California por la novela de caballerías. Florida por descubrirse el día de Pascua Florida, Oregón por los indios orejones. Nevada, Arizona, Montana, Colorado y otros no necesitan aclaración. Pero no se puede aceptar que Dakota signifique “La cota … más alta de un monte”, aunque solo sea porque el estado es llano y los que exploraron aquello, franceses.
La peruana conversa al Islam Yahia Felices, elabora un refrito y describe escuelas coránicas o madrassas en Arizona, Cuba, México, Perú y Venezuela. Minaretes desde Canadá hasta Argentina. Y asegura que la información dada a Colón para su viaje la recibió de los hermanos Pinzón, por supuesto musulmanes conversos cuya mora familia llevaba siglos haciendo el viaje de ida y vuelta.
La verdad es mucho más sencilla
Según el principio de la navaja de Ockham, entre dos teorías, la verdadera es la menos complicada. No se puede negar que hubo viajes transatlánticos precolombinos. Aparte de Erik el Rojo, balleneros cántabros, vascos y asturianos pescaron cerca de Canadá.
Hubo náufragos que llegaban extenuados desde unas islas en poniente. También gente de la costa europea que recogió semillas y maderas americanas que llevaba la Corriente del Golfo. Tampoco se puede negar que algún barco árabe llegase al Caribe o que una patera de guineanos fuese arrastrada por las corrientes hasta Brasil. Pero una colonización, el deseo de hacer proselitismo del Islam, trasladar contingentes poblacionales y construir templos, aparte de mantener un comercio interoceánico necesita una organización y deja huellas enormes.
Cuando Colón va hacia América sabe perfectamente, sin duda informado por algún naufrago o pescador que había visitado América, que la corriente se coge en África, le llevará a unas islas no identificadas ( si hubiese habido una colonización desde hacía 500 años sabría que no es China ), y otra corriente le devolverá a Europa ( no hay registrado ningún barco árabe encallado en Galicia o Normandía tras volver de América en la Edad Media ). Necesita una base a “medio camino” para repostar agua y víveres, y coger la corriente, lo que hace en unas islas Canarias recién conquistadas por Castilla y con sus primeros puertos y fondeaderos activos. Pero ni en Canarias ni en Cabo Verde hay restos ni registros de puertos donde abastecer agua para llevar comerciantes, imanes o elefantes (¿?) hasta que se produce la conquista europea, pocos años antes del viaje de Colón. No hubo organización de viajes a América en la Edad Media.
Si hay topónimos americanos o palabras de los indios que puedan sonar a árabe, también las hay que suenan a chino, urdú, griego clásico y sueco montañés. La afinidad lingüística se mide por la estructura de las frases, no por sonidos.
De mezquitas no quedan huellas en todo el continente y si se encontrase lo más mínimo se armaría un revuelo tremendo. Hace 80 años se encontraron en Clovis, Nuevo Méjico, unas puntas de flecha de 5 centímetros y 13.000 años y cambió todo el estudio de la historia americana… imaginemos si se encuentra el cimiento de un minarete de 10 metros de diámetro datado el año 1.000.
Hasta las teorías que hablan de una relación entre centroamericanos y egipcios por la construcción parecida de pirámides olvidan lo más sencillo. La construcción más fácil de levantar es una pirámide, el peso de la parte superior se reparte por un área muy amplia y no hay que preocuparse por la cimentación, y tampoco por el problema que presentan la verticalidad de las paredes. Sólo hace falta mano de obra barata o esclava que aupe las piedras. La misma idea surgió en distintos lugares.
Es bastante más avanzado ( aunque alguno se sorprenda ) construir un enorme círculo de pórticos de piedra como el de Stonehenge en la misma época.
Pero hay quien maneja estas falsedades para su provecho
Damin Awad, presidente de la Asociación Islámica del Perú declaraba hace poco tiempo que el Islam avanzaba a buen paso por Sudamérica a buen ritmo. Explicaba que ya sólo el 50% de los musulmanes eran de origen árabe y el resto eran conversos de razas andinas. Y no desarrollaban en el Cono Sur una adaptación del Corán, como han hecho con el Cristianismo las múltiples adaptaciones de iglesias adventistas, baptistas, etc., sino que dijo literalmente: “Al ser una revelación de Dios, el Corán es una forma de vida, porque usted puede legislar con el Corán, puede vivir, estudiar, trabajar, comerciar, está todo estipulado.” Exactamente igual que sus correligionarios del Viejo Mundo. Damin Awad está al corriente del disparate de los musulmanes precolombinos y lo suelta para dar fuerza a la implantación del Islam. Imita a Mansur Escudero cuando reclama retirar todos los crucifijos de la catedral de Córdoba porque hubo una mezquita.
En Estados Unidos se juega con datos que aproximan el número de musulmanes a los ocho millones, si bien estiman que puede llegar a ser el doble. Pero se puede multiplicar otra vez por dos o más si se toma en cuenta el número de conversos, especialmente de raza negra. Cuando las cámaras enfocaban a Martin Luther King recitando “I have a dream…” se veía tras él a varios individuos negros con el gorro musulmán en la cabeza.
También en los sesenta Farad Muhammad y Eliyah Muhammad llevaron a su apogeo la “Nación del Islam” en los Estados Unidos, uniendo la cuestión racial con la religión. Es decir, pretendían sacar de la inferioridad a los negros mediante la instauración de un estado islámico que trataba a todos los hombres por igual. Desde luego no sabían u ocultaban que si hay alguien que discrimina por raza u origen es el musulmán. Y no sólo cuando capturaban negros en el interior de África para llevarlos a vender a la costa, a los negreros europeos que desconocían el interior del continente. Hoy, en 2010, los obreros musulmanes paquistaníes, indonesios, se juegan la vida construyendo los rascacielos de Dubai con unas condiciones laborales infrahumanas y casi sin acceso a la Sanidad. Y los árabes oriundos les limitan el simple acercamiento a sus mujeres, hijos o casas.
Aquellos de los sesenta siguen hoy perpetuándose y creciendo, ya sea con el proselitismo de las mezquitas o por medio de sus conversos mediáticos, Mohammed Alí ( Cassius Clay ), El-Hajj Malik El-Shabazz ( Malcolm X ), etc. Buscan raíces islámicas en América y se abanderan en los “descubrimientos” anteriormente explicados. La teoría de una América precolombina musulmana la aceptan hoy las páginas de Internet americanas, y la difunden. Al final la duquesa va a tener muerta la notoriedad que buscó viva.
Ya en el mundo de la red están dándole otra forma a este tipo de “islamitis”. Si hubo mezquitas hace siglos hay que buscar los emplazamientos y reconstruirlas, quitando lo que haya encima, ya que es “suelo sagrado”.
El principio de la invasión de América
Si en Asia están en el tercer paso, en Europa el segundo, en América van por el primero, pero a buen ritmo. La construcción de una mezquita en Manhattan junto a los restos de la masacre que llevó a cabo el Islam más radical es un buen ejemplo. Frente a la “resistencia” se han manifestado musulmanes ( nadie sabía que había tantos en Nueva York ), idiotas blancos que creen en una América respetuosa con las libertades igual que los musulmanes los respetarán a ellos, y algunos elementos universitarios que han reclamado la teoría del musulmán precolombino.
A los europeos nos cuesta poco reconocer las partes del primer paso de la invasión por haberlo vivido ya: Implantación, expansión, y también creación de una falsa historia por la que poder reclamar territorios.
La obligación de aquellos descendientes de europeos que vieron en el Nuevo Mundo una extensión de Europa está clara: Arrancar todo esto de raíz. No deben fiarse de las palabras de convivencia que brotan de los falsos labios de los imanes americanos. A fin de cuentas en el primer paso no sueltan lo que piensan, eso ya lo dijo en Egipto el clérigo Salem Abu Al-Futuh. En un Egipto que asesina oficialmente a la minoría cristiana copta, que es racista con los musulmanes negros sudaneses. Las palabras de Salem Abu Al-Futuh el pasado 18 de agosto de 2010 en el canal de televisión Al – Nas fueron: “Por Alá, conquistaremos Italia y entraremos dentro del resto de Europa. Islam entrará en toda la región. ¿Incluso en los Estados Unidos?, ustedes se preguntan. Sí, incluso en los Estados Unidos. Ambos América del Norte y del Sur. Entraremos en todos estos países y la gente se unirá al Islam en masas………En Occidente mucha gente quiere creerse que este tipo de declaraciones es fruto de los desvaríos de unos pocos alucinados y fanfarrones islamistas. Esta gente no quiere ver que todo esto está en el ideario del colectivo islamista, colectivo que crece aceleradamente en el mundo musulmán…………No hay peor sordo que el que no quiere oír, ni peor ciego que el no quiere ver. Cuanto más se tarde en ver, más dolor se sufrirá, cuanto más se tarde en oír, más sufrimiento se padecerá.”
Fuente: MadridHabitable
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