El sábado 18 de septiembre (2010) publicó “Reforma” en su página internacional una mini-noticia en la que además de informar el descubrimiento de un posible complot argelino en contra del Papa, reproduce una preocupación de Benedicto XVI: “Una creciente marginación de la religión, especialmente del cristianismo”. ¿Quién querría matar al Papa? ¿quién margina la religión y por qué?, ¿a quiénes les interesa marginar al cristianismo?. Estas son las preguntas que provocan estos acontecimientos y las expresiones papales. ¿Serán reales o simples fantasmas del gobierno inglés y del Sumo Pontífice?.

A Juan Pablo II lo intentó matar Mehmed Alí Acka, un “iluminado” proveniente de suelo mahometano, y quiero pensar que estos seis “barrenderos” procedentes de Argel, vienen de tierras de filiación islámica. Lo anterior no necesariamente tiene que relacionarse con una “guerra santa” en contra del cristianismo, sino con una consecuencia del tipo de catequesis que reciben desde niños varios de los mahometanos, que los empuja a acabar con los enemigos de Alá, siendo el más visible el Papa.

¿Es real que se margina a la religión?. En el siglo XIX la masonería y el liberalismo comenzaron a expulsar las ideas religiosas de las escuelas y en el siglo pasado, el marxismo calificó a la religión como el opio del pueblo y el fascismo y el nazismo primero quisieron que las religiones apoyaran sus ideas y luego se dedicaron a combatirlas sustituyéndolas por ideologías milenaristas, que no alcanzaron a cumplir ni el medio siglo.

El siglo XXI es una consecuencia de la secularización iniciada a partir del enciclopedismo y del liberalismo. Hoy, el 96 o 97 por ciento de las escuelas mexicanas son laicas y aún en algunas particulares se practica el laicismo y no se acerca a los niños a la religión, pues aunque no se dice, muchos de los educadores consideran que la enseñanza de las ideas religiosas corresponden a la familia, ¿y los padres de familia?: trabajan y se conforman con dar de comer, pues la enseñanza de los hijos se las dará la escuela; lo cierto es que se crea un enorme vacío y los niños producto del vacío de fe, son los que aprueban leyes antirreligiosas, los que dirigen a la sociedad y a las familias de hoy.

Han triunfado las ideas liberales, la puntilla nos la dio un exministro de la Suprema Corte de Justicia que propuso se agregara a la Constitución algo que no se atrevieron a poner en ella los diputados constituyentes: que México además de ser una República, representativa y federal, también es una república LAICA. Ciertamente el contenido de la expresión se ha suavizado, ya no se trata de cerrar escuelas católicas, ni de clausurar seminarios y conventos, simplemente que el gobierno no apoya ni combate ideas religiosas, por lo que las ideas religiosas no deben meterse con la política, el Estado es laico.

¿Es real entonces que se esté eliminando a la religión de la vida pública?.¿No es sólo un fantasma invocado por el Papa?. En México –al menos en la vida pública- se excluye a Dios y provoca lástima el mexicano “mocho” “persignado” que se atreve a nombrarlo en vez de apoyarse en argumentos científicos.

Hace unos meses leí que en Europa sólo el 50% de sus habitantes cree en alguna religión, ¿es esto fruto de la educación laica?, ¿es fruto de un complot que pacientemente durante tres siglos ha ido minando las ideas religiosas?. Han dividido el mundo en creyentes y ateos. Es un complot que se ha ido permeando en el espíritu humano y hoy se esgrime como un bien, este virus que pretende matar el alma del hombre.

Hoy son más apreciadas las ideas científicas, se prefiere la teoría del big bang que aceptar que el universo tiene un creador. A dios no lo vemos, pero está presente en todo, aún en aquello que podemos explicar. La ciencia tiende a eliminar no sólo a Dios, sino a todo lo que no puede ver, ni tocar, pero no existe el mundo material, también hay espíritu y el hombre tiene un alma que siempre se preguntará todo lo que la ciencia no puede explicar.
La lucha permanecerá, unos sólo aceptarán lo que ven, tocan y comprueban, otros seguiremos creyendo que cuanto existe es creación de un Ser Supremo que nos ama y a quien tenemos el deber de buscar, porque nuestras vidas son saetas lanzadas al infinito, es decir hacia Dios, como decía Teihard de Chardin.