El dirigente indígena se convertirá en presidente con la victoria más amplia de la historia del país, y después de que en 2002 ya estuviera a punto de lograrlo

Evo Morales logró la mayoría absoluta en las elecciones generales del domingo en Bolivia, según las proyecciones extraoficiales que se conocían pocas horas después del cierre de los colegios. Si se confirma, es la victoria más rotunda de la historia democrática de este país andino. Al conocerse las primeras noticias sobre este resultado electoral, durante la mañana del lunes, las acciones de Repsol YPF cayeron 1,07 por ciento en la Bolsa española. En este contexto, el dirigente cocalero indígena conseguirá presumiblemente la Presidencia en su segundo intento. Cabe recordar que, en las elecciones anteriores (30 de junio de 2002), Morales ya dio la sorpresa al pasar a la segunda vuelta.

Evo Morales será el primer indígena en ocupar la presidencia de Bolivia. Nació en 1959 en el andino departamento de Oruro, en una familia indígena aymara. En su juventud trabajó en varios oficios, incluyendo pastor de ovejas, ladrillero, panadero y músico. En 1983, partió hacia Chapare, en el trópico de Cochabamba. Su migración a las selvas tropicales del oriente del país coincidió con el incremento de la siembra de coca en esa región. Su destacada participación en el movimiento cocalero impulsó a Morales en la escena política. Sus opositores han utilizado su liderazgo entre los cocaleros para acusarlo de tener conexiones con el narcotráfico. Pero él siempre niega cualquier vinculación.

En 1997 fue elegido diputado con los votos del movimiento cocalero. En enero de 2002 fue expulsado del parlamento, bajo cargos de estar vinculado a protestas ilegales de los cocaleros. Morales respondió lanzándose a la presidencia de Bolivia ese año, en unas elecciones que le llevaron al segundo lugar frente a Gonzalo Sánchez de Lozada. Durante esa campaña, el entonces embajador de Estados Unidos, Manuel Rocha, se pronunció públicamente en contra de la aspiración presidencial de Morales, sugiriendo que Estados Unidos suspendería la ayuda económica a ese país en caso de que el líder indígena resultara elegido.

El asunto del gas

Morales argumenta que un gobierno suyo estaría orientado a cambiar la estructura social boliviana. En junio de este año, aseguró que la inestabilidad del país se debe a que "aquí hay una diferencia económica tremenda entre un grupo de familias que ostentan el poder político y el poder económico (y el resto). Y es ésta la lucha". No obstante, en los últimos años, ha buscado convencer a otros grupos de que no es el radical peligroso que describen algunos, en temas como la energía, la coca y sus relaciones con el régimen del presidente venezolano Hugo Chávez.

La actual controversia política en el país gira en buena parte en torno al manejo de los recursos energéticos y a las protestas sociales que exigen el control estatal de aquellos. Morales ha asumido una posición menos radical que la de otros movimientos indígenas y sindicales. En su programa de gobierno, Morales sostiene que Bolivia debería beneficiarse más de la explotación del gas en su territorio, hoy controlada por empresas multinacionales. No obstante, afirma que aceptará la futura participación de extranjeros, en asociación con el Estado boliviano, siempre y cuando se acojan a nuevas reglas que buscan incrementar las ganancias para el Estado en la explotación de hidrocarburos.

Cambio social

En cuanto a su posición frente a la coca, Evo Morales dice que defenderá los derechos de los cocaleros a sembrar un cultivo que tiene raíces ancestrales en la cultura boliviana, pero que no dejará que su país se convierta en centro de operaciones del narcotráfico. Y frente a las controversias con Estados Unidos, minimiza el apoyo que el presidente venezolano Hugo Chávez le esté ofreciendo a sus aspiraciones. Los defensores de Morales sostienen que solo él tiene legitimidad frente a los movimientos sociales que han desestabilizado a dos presidentes desde 2003. También aseguran que su llegada al poder marcaría un hito para las clases menos privilegiadas, que por fin verían a uno de los suyos al frente del Estado.

Pero Morales debe afrontar las críticas que le llegan por varios frentes. Los estamentos empresariales lo acusan de demagogo; dicen que no tiene experiencia administrativa y que espantará la inversión. Estados Unidos lo considera una amenaza a la seguridad regional. Al mismo tiempo, sectores de la izquierda advierten de que Morales no se atreverá a cumplir los anhelos más radicales de los movimientos populares, como la confiscación total del capital extranjero en Bolivia. El dirigente indígena ha despertado enormes expectativas de cambio entre los sectores más pobres de la población, y muchos analistas afirman que dispondrá de poco tiempo para no defraudarlas.