San Martín y la masonería
Gabriel Magni - DNI 34.756.625
Me quiero referir a la nota publicada en Los Andes el 14 de julio pasado, titulada “Influencia masónica en Mendoza”, en la que la masonería asocia las figuras del Libertador José de San Martín y la del general Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano a la sociedad secreta de reconocida antipatía con la Iglesia Católica.
Primero debo decir que sobre esa institución pesan más de 20 condenas papales, las cuales no mencionaré porque no es el fin de este artículo, pero diré que la más reciente es de 1983, firmada por Juan Pablo II. Cabe entonces preguntarnos, ¿por qué tanto interés en asociar a los próceres que abiertamente se han declarado católicos? Veamos a continuación algunos puntos:
Como bien dice Aníbal Rottjer en su libro “La masonería en la Argentina y en el mundo”, el Libertador San Martín o fue el hipócrita más grande de nuestra historia o es el arquetipo que todo argentino debe tener. De los muchos ejemplos que puedo citar para demostrar la devoción cristiana y mariana del Libertador solo citaré dos: el primero su hija Merceditas, la cual lleva su nombre en honor de la Virgen de la Merced, gesto que queda plasmado en su acta de bautismo de la cual dio fe doña Josefa Delgado, madrina de Mercedes. El otro hecho es el nombramiento de la Virgen del Carmen de Cuyo como Patrona y Generala del Ejército de los Andes, y en la carta donde hace entrega del bastón dice: “(...) un cristiano reconocimiento me estimula a presentar a dicha Señora (que se venera en el Convento que rige vuestra paternidad) el adjunto bastón como propiedad suya y como distintivo del mando supremo que tiene sobre dicho Ejército”. Como éste hay mil ejemplos más que dejan ver la devoción del Libertador. El mismo O'Higgins relataba que durante las tardes cuando pasaba revista a sus soldados paraba 5 minutos y realizaba adoración al Santísimo en Oratorio de los Segura.
En cuanto al general Belgrano, también hay cientos de páginas que describen su profunda devoción cristiana y mariana. Para empezar me remitiré a su juramento como abogado en España en 1793, cuando juró: “Vivir y morir en nuestra Santa Religión y defender el misterio de la Inmaculada Concepción”. Además, me remito a lo dicho por sus oficiales en la reunión en la que se decidieron los colores de la Bandera, ocasión en que el General sacó de su bolsillo una cinta azul-celeste y blanca de la cual prendía una medalla de la Inmaculada y dijo: “Estos son los colores de la Patria”, la cual se cree correspondía a la Orden de Caballería fundada por Carlos III en honor de la Inmaculada, a la que pertenecía Belgrano. Respecto de esta afirmación sobre los colores de la Bandera hay muchos testimonios más que certifican su origen mariano. También hay otro hecho que destaca su devoción mariana y es el que acontece luego de la Batalla de Tucumán, cuando nombra a la Virgen de la Merced Patrona y Generala del Ejército Argentino, entregándole su bastón de mando y a la cual menciona en su parte de guerra que envía a Buenos Aires: “La Patria puede gloriarse de la completa victoria que han obtenido sus armas el día 24 de setiembre del corriente, día de Nuestra Señora de las Mercedes bajo cuya protección nos pusimos”. Y finalmente, citaré otro ejemplo y es el relato del coronel Pico, quien aseveraba la frecuente asistencia de Belgrano a la iglesia, y que se podía observar “en oración exhalar su espíritu con tiernas lágrimas ante la Majestad de Dios Sacramentado”.
Como bien decía Aristóteles, “la única verdad es la realidad misma”, las palabras hablan por sí solas; querer incriminar a nuestros próceres con la masonería es un acto de vil cobardía y de una infame traición a la Patria. En estos tiempos difíciles de relativismo e individualismo es cuando los argentinos debemos volver la vista atrás y sustentarnos en ellos, quienes nos dieron la identidad y que nos dieron la vida como Nación.
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