Capítulo XVII Parte 3
Pérdida de la Alta California

El comandante José Castro y Pío Pico huyeron de Los Ángeles el 10 de agosto de 1846; el primero llegó a Altar, Sonora, el 7 de septiembre, y el gobernador fugitivo arribó a Mulegé el 22 de octubre de ese año; ambos enviaron mensajes a la Ciudad de México solicitando ayuda urgente, pero el general José Mariano Salas, quien ocupaba provisionalmente la presidencia de la República, estaba bastante ocupado atendiendo los otros frentes de la guerra y sus propios problemas políticos, por lo que no contestó. Pero el gobernador Pío Pico13 sí había hecho algo cuando, desde tiempo atrás, todos sabían que el ejército norteamericano invadiría la Alta California: con el pretexto de procurarse dinero para armar y sostener un ejército que se enfrentara al enemigo, vendió ilegalmente muchos terrenos misionales y baldíos en la península, en donde carecía de jurisdicción para realizar cualquier tipo de enajenación territorial, al grado de que años después, el 9 de mayo y el 11 de octubre de 1853, el Coronel Rafael Espinoza, en su carácter de jefe político de la Baja California, solicitó al ministro de gobernación que fueran anuladas las ventas de tierras hechas por el ex gobernador de la Alta California, entre las que se encontraban las siguientes:


En Misión de Guadalupe, 12 422 Has. a Juan Bandini, el 4 de diciembre de 1845;
En el Valle de San Rafael, 9 316.5 Has. a Abel Stearns; En el Valle de la Trinidad, 12 422 Has. a Tomás Warner, el 22 de mayo de 1846;
En Los Vallecitos, 6 211 Has. a Abel Stearns, el 6 de junio de 1846.
Además de estas operaciones fuera de la ley, en la Alta California vendió la ex misión de San Fernando en $14000 dólares, y lo que no pudo vender lo regaló a sus amigos y familiares antes de que llegaran los norteamericanos. Concluida la guerra, Pío Pico regresó a California y vendió las 53 798.5 Has. de sus ranchos Santa Margarita y Las Flores, cercanas a San Diego, y compró El Ranchito, de 3 640 Has. cerca de Los Ángeles; aun así, se dice que murió pobre a la edad de 93 años.
A pesar de que pueblo y autoridades sabían que una
victoria sobre los invasores era imposible, la dignidad de
algunos californianos y los abusos cometidos por las
fuerzas de ocupación, cuando Stckton y Frémont se
fueron, y dejaron al mando al capitán Gillespie,
motivaron a un grupo de mexicanos para enfrentarse al
enemigo por medio de guerrillas. Sérvulo Varela, en Los
Ángeles, organizó el 23 de septiembre un pequeño y mal
armado conjunto de patriotas; tomaron Rancho Chino el 26 y 27; hicieron rendirse al comandante Guillespie en Los Ángeles14; Talbot fue expulsado de Santa Bárbara el 1o. y 2 de octubre; y derrotaron a Marvine el día 8 en San Pedro. Además, los mexicanos capturaron a Larkin en Rancho Los Vergeles el 15 de noviembre; y triunfaron en El Encinalito y La Natividad el día 16.
Tratando de asegurar sus posiciones, el mando norteamericano había enviado tropas bajo las órdenes del general Stephen W. Kearny, conquistador de Nuevo México, para que apoyara a las fuerzas estacionadas en San Diego; al tener informes sobre este avance, el capitán José María Flores15, elegido para substituir a Pío Pico que había escapado al sur de Baja California, ordenó a Andrés Pico, hermano del ex gobernador fugitivo, que saliera al encuentro del enemigo al frente de unos 80 hombres16, algunos con lanzas de dos metros y medio, otros armados con palos de sauce en cuyos extremos habían amarrado sus cuchillos, y otros más con viejos mosquetones que habían adquirido de los ingleses. Cerca del valle de San Pascual, la columna norteamericana se había encontrado con un grupo de yanquis armados bajo las órdenes del célebre Kit Carson, que se dirigía de San Diego a Washington con documentación que Stockton enviaba al mando estadounidense, Kearny dispuso entonces que algunos de sus hombres se regresaran a Santa Fe llevando los documentos de Stockton, y que Kit Carson lo acompañara en su avance hacia el oeste.

http://consag.tij.uia.mx/ebooks/hist...ia.%20XVII.pdf