A sólo 6,4 kilómetros al oeste de Beatty, los restos de Rhyolite cuentan la historia de un pueblo que lo tenía todo... hasta que dejó de tenerlo. Cuando se fundó Rhyolite en 1905 tras el descubrimiento de roca aurífera, la ciudad creció hasta tener entre 8.000 y 10.000 habitantes en sólo dos años. Inversores de Nueva York y San Francisco vieron en Rhyolite la próxima gran metrópolis, con bancos, bolsa, electricidad e incluso ¡un teatro de ópera! Pero como ocurre con muchas ciudades mineras, la fortuna se desvaneció rápidamente y en 1920 Rhyolite estaba prácticamente abandonada.
Hoy en día, la estación de ferrocarril de Rhyolite es una impresionante reliquia de esta ciudad que una vez fue próspera. No se puede entrar en ella, pero su arquitectura de estilo misionero es de visita obligada. Mientras estés aquí, también puedes visitar la Casa de la Botella Kelly, el insólito Museo Goldwell al aire libre (con impresionantes estatuas fantasma) y los demás restos inquietantemente bellos de esta escapada dorada perdida.— con Beatty Chamber of Commerce.
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Fuente
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