DIOS, Señor y Padre nuestro, que nos has manifestado tu providencia en la elección de tu sierva Isabel como instrumento de tu gloria en la dignificación cristiana del hombre, en la exaltación de la fe y su extensión al NuevoMundo. Te damos las gracias por este don sobrenatural de sus virtudes y de su ejemplo permanente desde las cimas del gobierno de los pueblos para la redención y la salvación de todos.
Te rogamos te dignes perpetuar su intercesión en el Cielo para continuar su obra comenzada en la Tierra; y para obtener ahora las gracias especiales y favores que por su medio te pedimos, en unión con Cristo nuestro Señor y Mediador, que contigo y el espíritu Santo vive y reina y es Dios por todos los siglos. Amén.
Requiem æternam.
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