la integracion racial en eeuu solo es realidad en el cine, la television, y en toda la media yanqui, bajo una falsa apariencia q se vende al mundo de fraternidad racial, cuando la realidad es que las razas en eeuu se odian entre ellas,impulsada por la misma media,los negros odian alos asiaticos , latino, los atnos alos negros ni hablar de los bancos, ellos odian a todas las razas, eeuu es una sociedad psicopatizada, un pueblode enfermos mentales,de una sexualidad desordenada ya lo dijo el papa juan pablo 2, una nacio donde se apruebe el matrimonio entre personas del mismo sexo, es porque algo esta mal en sus cabezas.
veia cnn, un reportaje al istituto tecnologico de masashusets y veia afroamericanos como cientificos, claro ua persona comun pensaria eso en latinoamerica,oh que gran pais, inclusion,la verdad ellos son actores, en cada reportaje importante se ponen actores negros, una persona de otro pais se maravillaria de euu viendo essos reportajes,la ignorancia es grande nosaben que los dueños de eeuu son los masonesylos sionistas, ellos dominan conla media, la imagen, influye enlas mentes delos pueblos.
Sí, recuerdo muy nítidamente en qué modo me llegaron a molestar las mentiras que contaba Spielberg en aquella película. Que, por cierto, creo recordar que no se llamaba así ('Libertad'), sino 'Amistad'. Pero, bueno, eso es lo de menos... La cuestión principal es que casi a mitad de la película ya no pude aguantar más, me levanté de la butaca y me salí del cine. Spielberg quizás no sea un cineasta de la genialidad de Kubrick, aunque en algunas de sus películas (comenzando por su primer largometraje: "Duel", traducida en España con el título: "El diablo sobre ruedas", rodada con muy poco presupuesto), hay que admitirle que domina la técnica narrativa fílmica.
Ahora bien, en lo que sí se me asemejan ambos, es que los dos parecieran (como poco...) grados 33 de la Francmasonería. Bueno... y el genial Kubick (porque hay que reconocerle el genio...) hasta Illuminati, si me apuran... Y Spielberg, además, judío sionista (y lógicamente radicalmente anticristiano). Porque Spielberg es un personaje realmente siniestro.
Última edición por jasarhez; 20/08/2014 a las 23:21
Los gringos suelen referirse a su país como "crisol de razas", pero lo cierto es que nunca hubo tal crisol. Aunque siempre ha habido allí mucha variedad étnica, sólo se les puede aplicar el dicho popular de "juntos pero no revueltos". Cada uno por su lado, en ghettos o barrios separados haciendo rancho aparte y sin llevarse bien entre sí. Nunca ha habido integración, porque es una sociedad protestante y por lo tanto racista. El apartheid se dio en Sudáfrica, y en EE.UU. imperó también una feroz segregación en los estados del sur hasta tiempos bien recientes, llegándose hasta extremos como que hubiera espacios reservados para los negros en los autobuses o tiendas y restaurantes que negaban la entrada a negros o indios. Y no hablemos ya del Ku Klux Klan, muchos de cuyos miembros se jactaban de ser fervorosos "cristianos".
El protestantismo no tuvo que ver nada con el racismo de aquí, aunque Inglaterra hubiese sido católica, hubiese acontecido lo mismo. Francia fue católica y también hubo racismo en su colonización. Los KKK son tan protestantes como los masones "católicos" eran católicos. Tiene que ver con el tipo de personas que llegaron a este país, la manera como esta república se estableció (bajo los valores de la masonería). Estados Unidos siempre fue un país masón y laico, La Iglesia aquí ( protestante o católica) siempre ha tenido el tercer lugar. Una cosa es que hayan personas religiosas, y hay otras que son cristianas. Los masones son religiosos, creen en Dios pero no son cristianos. Igual aquí en América Hispana también hubieron sus criollos racistas, como varios miembros de la familia del masonazo de Bolívar, por citar un ejemplo pero el caso es que el español, hubiese sido protestante o católico, es una persona que no es racista, se mezcla con lo que venga. No es algo de religión sino de la personalidad del individuo como tal.
De hecho, han sido esos valores protestantes los que evitaron que Estados Unidos se convirtiera en un Imperio Masónico, y evitaron que este país se convirtiera en algo peor que Sodoma o Gomorra, los negros de aquí, hallaron su refugio en la iglesia protestante y esta les ayudó, pudieron socavar sus penas mediante cánticos y la lectura de la Palabra. Si la República Masónica de los Estados Unidos retuvo durante algún tiempo valores cristianos fue para no quedar mal frente a las iglesias de aquí, pero ahora Estados Unidos le ha dado la espalda a la Iglesia (definitivamente) y si no se arrepiente vendrán tiempos difíciles para la Iglesia de Dios.
La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
También hay españoles racistas. Para mi la explicación no pasa tanto por las bajezas de los propios individuos que por la superestructura moral que sustenta tal o cual civilización. En el modelo cultural anglosajón (de base luterana calvinista), un indio, un mendigo o un negro no es más que un individuo a quien Dios ya prácticamente ha condenado al infierno, al no haberle dotado de riquezas en la tierra (y sobretodo por no haber nacido en Inglaterra y tener el rostro más palido y enfermizo que el de un enfermo del hígado). Mientras que un católico verdadero siempre verá en cualquier hombre, con independencia de su color de piel o su extracción social, a un alma a la que hay que convertir. Independientemente de que luego, una vez que su alma ya haya sido convertida, y su portador debidamente bautizado, se le destine a trabajar en las minas en condiciones que nadie aquí para sí desearía.
Pero, es que hasta para eso había sido creado un antídoto netamente católico y español (engendrado por la condición católica de los españoles, y más concretamente de su reina), ya que Isabel la Católica había dejado dispuesto que no se infringieran daños inecesarios, ni tratamientos vejatorios a los indios. Algo que los ingleses, como calvinistas, tampoco tuvieron (y ni se les hubiera pasado por la cabeza).
Básicamente, esas fueron las diferencias entre católicos y calvinistas.
Y luego, entre todos ellos, a nivel particular, existirán personas más o menos racistas. No creo que los españoles tengamos ningún gen que nos impida serlo. Yo mismo, a veces, descubro que también poseo ese tipo de sentimientos, y, por ventura, no soy ni inglés, ni francés, ni calvinista.
Un saludo
Última edición por jasarhez; 21/08/2014 a las 16:08
El modelo anglosajón no era luterano ni calvinista. La Iglesia protestante en Estados Unidos siempre condenó la esclavitud y siempre se consideró a todos como iguales. Tiene que ver más bien con la mentalidad del individuo y no tanto con la religión que dice profesar.
Si Inglaterra hubiese sido católica el resultado no hubiese sido muy diferente, tienes el caso de Francia, también allí hubo Apartheid y es precisamente la primogénita de la Iglesia.
También los verdaderos protestantes condenaron la esclavitud y el racismo.
Un verdadero cristiano, sea la denominación que sea, no apoyará la esclavitud ni el racismo.
La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
Te voy a formular una pregunta claramente anticonstitucional y políticamente incorrecta. ¿Eres protestante o estás sentimentalmente unido a algunas personas que lo sean?.
Verás, estimado Michael, quizás no has entendido la razón de mi pregunta. Quizás por esta razón has decidido cambiar de tema, haciendo preguntas sobre cultos religiosos que no tuvieron nada que ver en la conquista y evangelización de América. Te preguntaba si eras protestante o estabas unido a personas o comunidades que así lo fueran, porque me había parecido muy extraño que llegaras a decir que "el modelo anglosajón no era luterano ni calvinista". Y que "los protestantes en Estados Unidos siempre condenaron la esclavitud y consideraron a todos los hombres como iguales". Y dado que ambas afirmaciones parecen fruto mas de la propaganda que de la veracidad histórica, me parecía que, quizás, pudiera ser que hubieras dicho estas cosas más influido por la propaganda que por la verdad histórica.
¿De dónde sacas, Michael, que "el modelo anglosajón no era luterano ni calvinista"?.
Y lo que es peor aún, ¿en qué te basas para afirmar que el protestantismo estadounidense "siempre condenó la esclavitud" y "consideró a todos los hombres como iguales"?. Esta es la primera vez que, en este foro, se escuchan afirmaciones como ésta.
Un saludo
Última edición por jasarhez; 21/08/2014 a las 17:15
Independientemente de lo que puedan decir los pastores protestantes en sus sermones, la cultura anglosajona protestante siempre ha maltratado a los negros, los indios y los nativos de Australia. Por muchas excepciones que hubiera, los blancos en general los consideraban inferiores, y en tiempos tan recientes como los años cincuenta y primeros sesenta no eran raros los folletos, libros y sermones en lo que se decía abiertamente que la raza negra estaba maldita porque al descender de Cam habían heredado la maldición. Incluso se llegaba a decir (aunque no lo dice la Biblia, sino ese libro tan diabólico llamado Talmud) que el pecado de Cam no había consistido simplemente en burlarse de su padre, sino que además lo había sodomizado. Se veía con horror al negro, y no eran raros los linchamientos de negros acusados injustamente y sin pruebas en muchos casos, por simple sospecha y a veces también para hacerles cargar injustamente con el muerto, nunca mejor dicho. El más terrible de todos fue sin duda el caso del adolescente Jesse Washington en Waco en 1916, acusado de violar y matar a una joven blanca. Fue arrastrado fuera de la ciudad y, ante unos 10.000 espectadores (prácticamente toda la ciudad, niños incluidos), lo castraron, le cortaron los dedos y lo suspendieron sobre una hoguera. Durante un par de horas estuvieron izándolo y bajándolo al fuego, para que muriera lentamente y luego arrastraron el cadáver carbonizado y se dice que hasta se vendieron algunas partes de su cuerpo como recuerdo. Investigaciones posteriores han demostrado la probable inocencia de Washington en cuanto al crimen, y tampoco hay seguridad en cuanto a la violación. Y aun de haber sido culpable, esa no es forma de castigar a un delincuente.
Algunas fotos del linchamiento:
Washington cuelga de un árbol después de quemado. La cara de satisfacción del jovenzuelo es para partírsela de un puñetazo.
La chusma, a punto de linchar a Jesse Washington
Otras fotos de Washington después de muerto:
Esta foto está tomada en Omaha en 1919:
Nada más entre 1890 y 1920, hay noticia de unos 3000 linchamientos de negros por parte de blancos. Se ve que no los querían mucho.
Es cierto que había negros protestantes, pero eran iglesias segregadas y no podían asistir a iglesias de blancos. De ahí han salido todos los cantos espirituales negros.
El Ku Klux Klan (abreviado KKK, o sea KK y media, peor que una KK), como buenos masones que eran, eran uña y carne con los evangélicos. No con todos, claro, pero sí se aliaban con ellos y los apoyaban, y como dije, se hacían pasar por "buenos cristianos"
En 1922, el Consejo Federal de Iglesias condenó al KKK, pero estos siguieron en sus trece tratando de apelar al sentimiento protestante norteamericano. Y no les costó, porque estaba muy arraigada la mentalidad racista.
En comparación, el racismo francés (si llegó a haber alguno) no es nada. Todas esas cosas serían impensable en una sociedad católica.
A continuación, traduzco una reseña sobre un libro que revela cómo el KKK trató de presentarse como lo más cristiano, lo más castizo y lo más estadounidense:
Gospel According to the Klan
The KKK’s Appeal to Protestant America, 1915–1930
Kelly J. Baker
University Press of Kansas, septiembre 2011
(El Evangelio según el Klan: el atractivo del KKK para los protestantes de EE.UU, 1915-1930)
A muchos estadounidenses, las marchas actuales Ku Klux Klan les pueden parecer una vuelta al pasado o una manifestación afectada de fanáticos que predican el odio. Para Kelly Baker, constituyen un recordatorio de hasta qué punto está arraigado el Klan en la cultura protestante de los Estados Unidos.
La mayoría de los estudios realizados sobre el KKK lo consideran una simple organización racista que trata de intimidar a minorías y sostienen que el Klan sólo se ha servido de la religión como recurso retórico. Por el contrario, Baker afirma que el KKK basaba su justificación del odio en una variedad concreta de protestantismo que era popular en un amplio sector del pueblo norteamericano, quemando cruces y vistiendo túnicas peculiares para hacer notar su rechazo a los judíos y los católicos.
A fin de demostrar cómo se sirvió el Klan de la religión para llevar a cabo sus atroces planes ganándose la simpatía del estadounidense de la calle,
Kelly Baker lleva al lector a la refundación del Klan en los años veinte. Durante dicha década, el nuevo Klan contrató a a una agencia de relaciones públicas que les propuso presentarse como una organización fraternal protestante partidaria de la supremacía blanca en vez de como siniestros merodeadores nocturnos. Así se ganarían a un sector más amplio del público.
Baker ha examinado detenidamente periódicos y revistas editados por el Klan en aquellos años a fin de sacar a la luz el funcionamiento interno de la orden y poner de manifiesto cómo sus dirigentes manipularon la religión, el patriotismo y las diferencias de sexo y de raza. Las mencionadas publicaciones ponen de relieve a un Klan que trata de adaptar a los nuevos tiempos su postura inicial basada en el odio, con miras a ampliar su base captando a un tipo de afiliado definido de moro muy concreto: varón, protestante y de EE.UU.
Este interesante desenmascaramiento examina de cerca el concepto de protestantismo que tiene el Klan, su postura a favor de una estrecha relación entre iglesia y estado, sus conceptos de masculinidad y feminidad y su opinión sobre los judíos y los negros. Asimismo, el libro examina en detalla los infames disturbios anticatólicos de 1924 en la Universidad Notre Dame y establece alarmantes paralelos entre el mensaje del Klan de los años veinte y las postura actuales de algunos miembros y simpatizantes del Tea Party.
Tras analizar los complejos argumentos religiosos elaborados por el Klan con vistas a hacerse más aceptable y creíble entre un airado público estadounidense, Baker revela que el Klan tuvo más éxito elaborando dicho mensaje del que le reconocen los historiadores. Contar la historia de EE.UU. desde tan sobrecogedora perspectiva demuestra que todavía hay ciudadanos que participan de una actitud intolerante para defender una mitológica nación de protestantes blancos.
“Estamos ante un texto original y estremecedor. En los tiempos que corren, cuando ya no podemos fingir que la línea divisoria entre el fanatismo violento y el fervor religioso se percibe con claridad, este libro hace una observación urgente: que es posible que el odio tenga más motivos religiosos de lo que nos gustaría reconocer." —David Morgan, autor de Protestants and Pictures: Religion, Visual Culture, and the Age of American Mass Production
“Este libro es una contribución importante a los estudios sobre el Klan. Presta bastante atención a la centralidad del cristianismo protestante en la forja de la identidad del movimiento.”—Rory McVeigh, autor de The Rise of the Ku Klux Klan: Right-Wing Movements and National Politics
The University Press of Kansas
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