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Tema: Batalla de San Juan de Ulúa (Veracruz, Nueva España, septiembre de 1568)

  1. #1
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    Batalla de San Juan de Ulúa (Veracruz, Nueva España, septiembre de 1568)

    BATALLA DE SAN JUAN DE ULÚA (Veracruz, Nueva España, Septiembre de 1568)



    "Baluarte de San Pedro, a la izquierda se aprecia la torre riginal con modificaciones
    Carlos Reyes Monter


    Desde las tierras del Virreinato de Nueva España nuestro amigo poblano Carlos Reyes Monternos invita a conocer un momento único de nuestro pasado común.
    Aunque oficialmente en paz, España e Inglaterra vivían una especie de “guerra fría”, un frágil equilibrio que parecía en cualquier momento romperse para pasar una guerra abierta. Entre otros factores, debido al contrabando ilegal y la piratería que bajo el auspicio de la reina Isabel realizaban los corsarios ingleses. Esta es la historia de uno de sus detonantes...

    Era septiembre del año de 1568 y en Nueva España se esperaba el arribo del nuevo Virrey, Martín Enríquez de Almansa, a la sazón de 60 años.


    Muro de Cadenas y amarre
    Carlos Reyes Monter

    En aquellos días en lo que hoy es la ciudad y puerto de Veracruz existía un asentamiento que se conocía como “La ciudad de las tablas”, donde Hernán Cortés había fundado el primer ayuntamiento de la América continental. La ciudad propiamente dicha, conocida como “La Antigua”, se había trasladado hacia unos años tierra adentro, a orillas del río canoas (Hutzilapan), para tener mejor protección de los vientos del mar. Sin embargo en el asentamiento original, la ciudad de las tablas, continuaba una actividad comercial relacionada con los barcos que llegaban y salían del puerto-fortaleza de San Juan de Ulúa, situado en el islote frente a la costa. La “ciudad” de las tablas consistía en una serie de sencillas edificaciones de tablas y techos de palma con parasoles hechos de telas de colores donde los comerciantes ofrecían todo tipo de mercancías en medio de un clima, soleado, las más de las veces caluroso y húmedo, donde los aromas, colores y sonidos de la vieja y la nueva España se entremezclaban.


    En el momento de la batalla la fortaleza de San Juan de Ulúa consistía en lo que se conoce como el Baluarte de San Pedro que contaba con una gran torre con troneras para artillería y una plataforma para armas de fuego en la parte superior, un muro de piedra, que actualmente forma parte de la fortificación, de unos 90 metros de longitud a lo largo de la orilla. Los barcos eran amarrados a la pared por medio de enormes anillos de hierro con un extremo anclado fuera de la pared. Es interesante comentar que gran parte de la construcción de la fortaleza está hecha con piedra de coral.


    Planta del "Baluarte de San Pedro". Plano de Cristobal de Eraso,1570
    Carlos Reyes Monter

    El día 14 de septiembre se avistó la llegada de una flota de 6 naves con banderas hispanas, que los lugareños y los oficiales reales del puerto suponían era la flota de don Francisco Luján que escoltaba al nuevo virrey, así que los funcionarios reales, se apresuraron a recibir a la flota. Sin embargo se trataba de un ardid: era la flota inglesa comandada por John Hawkins y Francis Drake que llegaban con los barcos llenos de diversas mercancías valiosas producto de casi un año de contrabandear y saquear haciendas(que eran los enclaves atacados con mayor frecuencia por los piratas), barcos mercantes y puertos españoles en el mar Caribe, donde además del saqueo, aprovecharon para traficar con esclavos, muchas veces obligando a la venta por medio de la fuerza, amenazando con disparar sobre las poblaciones si no se cerraba “el trato”.
    La flota pirata que había sido azotada por un fuerte temporal cerca de Cuba, buscaba refugio para reparar algunos daños y sobre todo avituallarse para regresar a Inglaterra.


    Como mencionábamos, los funcionarios reales y algunos comerciantes locales salieron a recibir a la que creían “flota amiga”, pero fueron hechos rehenes por los ingleses. Entre los funcionarios hispanos apresados figuraba el tesorero real. Hawkins prometió salvaguardar la vida de los rehenes y no hacer destrozos en el puerto, incluso pagar por los víveres y reparaciones, siempre y cuando se le permitiera avituallarse. Desde esta posición de fuerza los piratas se dieron el lujo de apoderarse de algunas baterías de artillería en las afueras de la fortaleza y todavía aprovecharon para vender algunos esclavos más. Pero su suerte pronto terminaría.


    Azotea del "Baluarte de San Pedro"
    Carlos Reyes Monter
    Apenas 3 días después, el 17 de septiembre arribaba la flota española, la flota anual de indias, que transportaba al nuevo virrey bajo el mando de Don Francisco Luján. La flota española estaba compuesta 4 naves de escolta: 2 galeones, una urca y una pinaza.


    Estas 4 naves también escoltaban a 9 barcos que transportaban mercancías y pasajeros.
    En este estado de cosas, los piratas, temiendo a la potencia y precisión de tiro de los galeones de la armada española, negociaban con el recién llegado Virrey Enríquez, argumentando que su presencia en el puerto novohispano obedecía a refugiarse de los feroces vientos del norte del golfo en esas épocas del año.
    Solicitaban que se les dejara reabastecerse sin represalia alguna y amparándose en la posesión de rehenes invocaron la tregua que oficialmente existía entre ambos reinos, pese a que una y otra vez ellos habían roto la paz y dejado en letra muerta dicho acuerdo.


    Sin embargo, para desgracia de los piratas, las autoridades de la Vera Cruz y desde luego Francisco Luján, fueron informados de las tropelías cometidas por los ingleses. Durante los siguientes días todavía hubo algunos intentos infructuosos de negociación para que los ingleses entregaran los rehenes y se marcharan de inmediato, pero ante su negativa a ambas cosas, Don Francisco Lujan convoco a consejo de guerra, en el cual participó el nuevo Virrey Enríquez de Almansa, y se decidió atacar a los invasores. Al amanecer del 23 de septiembre la armada española desató un fulminante ataque coordinando las baterías de tierra con los cañones de los 4 barcos españoles.
    Perfil del "Baluarte de San Pedro". Plano de Cristobal Eraso, 1570
    Carlos Reyes Monter
    Aquello fue el infierno para los ingleses, que veían saltar por los aires pedazos de madera y como sus naves quedaban desarboladas ante la mayor potencia de fuego de la artillería española, cuyos infantes de marina abordaron los buques ingleses enzarzándose en un cuerpo a cuerpo donde los ingleses no tenían oportunidad, además los piratas sufrieron también el ataque de algunos civiles armados (criollos y mestizos) que se unieron a la refriega.


    En una relampagueante acción de asalto un comando al mando del capitán Delgadillo recapturó algunas baterías en la isla que habían caído en manos inglesas, esas baterías protegían a la nave insignia de Hawkins, el Jesus of Lubeck (por cierto, propiedad personal de la reina Elizabeth de Inglaterra). Hawkins al ver perdido su barco insignia dio la orden de abandonar la nave y se trasladó al Minion. Casualmente solo el Minion (este también perteneciente a la reina inglesa) al mando de Hawkins y el Judith de Francis Drake escaparon de ser hundidos, abandonando tras de sí a la mayoría de sus hombres, lo cual a los ojos de los españoles fue un acto de cobardía.

    La lucha, pese a la inferioridad numérica, fue favorable para los hispanos y novohispanos dejando como saldo para los ingleses la pérdida de 4 de los seis barcos y de unos 500 hombres. Además prácticamente todo el botín, consistente en grandes cantidades de ropa, plata, unos 50 esclavos (que aún no habían sido vendidos por los piratas), ricas telas y algo de oro, fue recapturado por las fuerzas españolas. La flota española también sufrió algunos daños: 1 galeón hundido (el Santa Clara) y la pérdida de 20 hombres.


    Durante su retirada y probablemente debido al hacinamiento, Hawkins dejó a 110 de sus hombres en la costa donde serían arrestados por los españoles. Drake hizo lo mismo al dejar abandonados entre la desembocadura del río Panuco y la actual costa de Texas a muchos de sus hombres, prometiéndoles regresar por ellos a la brevedad posible, cosa que el pirata por supuesto no haría.


    La suerte de estos infelices al enfrentarse a los indios de la región fue tan terrible, que los 77 sobrevivientes se entregaron voluntariamente a Don Luis de Carvajal y de la Cueva, alcalde de Tampico y futuro fundador de Monterrey.


    Drake alcanzo el puerto de Plymouth el 20 de enero de 1569 en miserables condiciones. Informó a la reina fantasiosamente sobre su increíble “victoria” en Ulúa y sobre la muerte de Hawkins. Para sorpresa de todos, Hawkins arribó a Inglaterra en febrero de 1569 con apenas 15 sobrevivientes. Drake fue encarcelado acusado entre otras cosas de esconder las riquezas acumuladas durante la expedición de saqueo. Poco después recuperaría el favor de la corona.


    La mayoría de los ingleses capturados fueron juzgados y ejecutados o bien condenados a las galeras, aunque queda el dato anecdótico de un chico de 14 años capturado en Tampico, David Alexander, que pasó a ser por un tiempo paje del virrey y después migró a Guanajuato dónde trabajó como arriero.
    Sorprende lo poco conocida que es, al menos en México, esta importante batalla de repercusión transatlántica. Ni siquiera hay en la fortaleza alguna placa conmemorando la victoria de los antiguos veracruzanos sobre los ingleses.


    Algunos datos extras:


    -La flota inglesa estaba compuesta por 6 naves de las cuales las 2 más importantes,Jesus of Lubeck y Minion, eran propiedad privada de la reina Elizabeth, quién, junto a otros accionistas, participaba como socia en el negocio del contrabando y venta ilegal de esclavos.


    "Jesus de Lübeck" de Drake
    Wikicommons
    -Durante su viaje desde Plymouth, los ingleses capturaron un barco esclavista portugués que fue incorporado a la flota, llegando en un momento a ser 7 barcos. Sin embargo, uno de ellos, el William y John hubo de regresar por averías apenas iban alejándose de las costas de Ghana (donde capturaban esclavos) y zozobró en Irlanda.


    -Flota inglesa compuesta por: Las carracas Jesus of Lubeck (alquilada a la reina Isabel), Minion (alquilada a la reina Isabel), las barcas Judith, Angel y Swallow, una carabela portuguesa rebautizada como Grace of god y la barca William y Jhon que como decíamos no participo en la batalla zozobrando en Irlanda.


    -Flota Española compuesta por: los galeones Santa Clara y San Pedro, la Urca San Salvador y la pinaza San Juan. Además de 11 baterías de la fortaleza de San Juan de Ulúa. Las 9 naves que transportaban mercancías y pasajeros, desde luego, se mantuvieron al margen de la batalla.


    -A raíz de este incidente se aceleraron las obras de ampliación de la fortaleza.


    -La artimaña de las “banderas amigas” la emplearía de nuevo Drake en su ataque a Cádiz de 1587, en esa ocasión con banderas flamencas.


    -La batalla fue un preámbulo de la guerra anglo-española que duraría casi 20 años (1585-1604) y que culminaría, después de enormes pérdidas de ambos bandos, con el reconocimiento inglés de la supremacía española plasmada en el tratado de Londres de 1604.


    Como nota final, diremos que el gobierno de 12 años del Virrey Enríquez de Almansa daría al nuevo reino-pues eso era la Nueva España- estabilidad y un creciente dinamismo. Y que cumplió en la medida de las posibilidades de la época, el encargo que El rey Felipe II le transmitió en las instrucciones para el virrey firmadas el 7 de junio en Aranjuez, entre otras: que diera una especial atención a fundar nuevos monasterios, hospitales y sobretodo colegios para la educación de las niñas mestizas e indígenas.

    En 1580 Don Martín Enríquez de Almansa sería enviado al Perú para cumplir nuevamente la labor de virrey donde moriría en 1583.




    BELLUMARTIS HISTORIA MILITAR: BATALLA DE SAN JUAN DE ULÚA (Veracruz, Nueva España, Septiembre de 1568)
    Smetana, Mexispano, sjl y 1 otros dieron el Víctor.

  2. #2
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    Re: Batalla de San Juan de Ulúa (Veracruz, Nueva España, septiembre de 1568)

    "DERROTA INGLESA EN SAN JUAN DE ULÚA." / British defeated in San Juan de Ulúa .


    Publicado el 25 abr. 2012


    La victoria de los hispanos sobre los piratas ingleses Drake y Hawkins en el siglo XVI.
    / Spanish Victory over the british pirates Drake and Howkins .



    Smetana y Leolfredo dieron el Víctor.

  3. #3
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    Re: Batalla de San Juan de Ulúa (Veracruz, Nueva España, septiembre de 1568)

    .

  4. #4
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    Re: Batalla de San Juan de Ulúa (Veracruz, Nueva España, septiembre de 1568)

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    El trágico final de los piratas John Hawkins y Francis Drake en el puerto mexicano de Veracruz

    Los mares mexicanos del Caribe y el Golfo de México fueron escenario de sus tropelías, pero la travesía de dos de los corsarios ingleses más famosos tuvo un inesperado y triste final en el puerto de San Juan de Ulúa

    Por Elia Baltazar

    22 de septiembre de 2018

    desde Ciudad de México






    La batalla en el puerto de San Juan de Ulúa, Veracruz, entre piratas ingleses y galeones españoles.


    "No hay historia de piratas/que tenga un final feliz", canta Joan Manuel Serrat. Al menos no lo hubo en México para los piratas ingleses que el 16 de septiembre de 1568 desembarcaron en Veracruz, en la costa del Golfo de México.

    Eran 6 barcos ingleses –Jesus of Lubeck, Minion, William and John,Judith, Angely Swallow– que arribaron al puerto de San Juan de Ulúa, comandados por los famosos piratas John Hawkins y su sobrino Francis Drake.

    Habían partido del puerto inglés de Playmouth, en octubre de 1567, para llevar a cabo una expedición de comercio de esclavos desde África a América, un negocio muy redituable en la época para Hawkins y Drake.

    Pero aquel viaje, el tercero que hacían a los mares americanos dominados por la Armada Española de Felipe II, tuvo un desastroso final para los temidos piratas ingleses, a causa de una mala combinación de casualidad y traición, que resultó en la batalla de San Juan de Ulúa, Veracruz, la noche del 23 de septiembre de 1568.

    Aquella batalla, que tuvo un trágico final en México para muchos miembros de la tripulación de Hawkins y Drake, contribuyó a agudizar más los conflictos político-diplomáticos entre España e Inglaterra durante las siguientes décadas, afirma el investigador Benigno Casas.
    Pero al mismo tiempo, explica, esta mala experiencia contribuyó a que sir John Hawkins se dedicara en los años siguientes a mejorar los sistemas de navegación de las embarcaciones inglesas, haciéndolas más ligeras, veloces y funcionales.


    Piratas a la vista

    La presencia de piratas en los mares mexicanos y aun la vida de muchos de ellos en ciudades costeras del Caribe y Golfo de México es una historia aún inacabada, dice la historiadora y antropóloga Débora Ontiveros, quien llevó a cabo una amplia investigación sobre el tema en Campeche, como tesis de maestría.
    "No fue el único puerto novohispano atacado por piratas, pero el caso de estudio ofrecía una particularidad, pues estos 'ladrones del mar' no sólo saquearon repetidas veces la ciudad, sino que tuvieron en Campeche una guarida permanente y un área de actividad dedicada a la explotación y comercio del palo de tinte, que se daba de manera muy prolífica en la región", dice Ontiveros.




    El fuerte de San Juan de Ulúa, en Veracruz, construido por los españoles.


    Las investigaciones anotan que durante 200 años, entre el siglos XVI y XVIII, los piratas deambularon por los mares y puertos de la entonces Nueva España.

    Pero muy poco se sabe de ellos, porque "raramente dejaron testimonio escrito de sus propias acciones", dice Ontiveros, quien abordó el estudio de la piratería, desde el balcón de la arqueología.

    Asegura, por eso, que es un tema todavía por explorar, que suma a la historia marítima de México, "no suficientemente desarrollada y difundida".

    En la búsqueda de estos personajes que asolaron a los españoles en las aguas de la Nueva España destacan piratas holandeses, franceses y, por supuesto, ingleses.

    La historia menciona los nombres de Rock Brasiliano, un cubano de nombre Diego Bardillas, "El Mulato", el francés Jean Laffité y los ingleses John Hawkins y Francis Drake, a quienes la reina Isabel I les otorgó el título de "sir" por sus servicios prestados al imperio, es decir, por llevar riqueza al reino.




    Ilustración del “comercio” de esclavos por piratas en América.


    Sus viajes a los mares americanos para el comercio de esclavos, el asalto a puerto y barcos españoles cargados de riquezas son de los episodios de piratas mejor documentados.

    Destaca particularmente la investigación "Piratas y corsarios en el Golfo de México", de Benigno Casas, publicada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, donde narra las peripecias de Hawkins y Drake en sus viajes por América.

    Especialmente aquel de 1568 –zarparon del puerto inglés de Playmouth en octubre de 1567– que terminó en la cruenta batalla de San Juan de Ulúa y en una serie de historias multiplicadas de piratas que lograron huir, se dispersaron por México y algunos hasta fueron las primeras víctimas de la Inquisición recién instalada en el virreinato de la Nueva España.

    De hecho, uno de los miembros de aquella tripulación comandada por Hawkins y Drake fue el primer condenado a la hoguera por el Santo Oficio, junto con otro pirata francés de nombre Marin Cornu.

    Se llamaba George Ribley y murió en 1574, quemado en la hoguera de la Inquisición, en la Plaza del Marqués del Valle que se encontraba a un lado de la Catedral. Una historia terrible que se engarza a aquel temerario viaje de Hawkins y Drake.


    El corsario de la esclavitud




    Sir John Hawkins, el pirata que traficaba esclavos.


    De la vida de Hawkins antes de convertirse en pirata se sabe que nació en Playmouth, Inglaterra. Comenzó su carrera en el comercio marítimo africano y pronto se convirtió en un comerciante de esclavos negros, que transportaba desde la costa de África occidental.

    A los 22 años montó su propio "consorcio" de trata de esclavos, que él mismo dirigió con dinero de un grupo de "inversionistas".

    Su primer embarque de esclavos fue en 1562 y corrió por cuenta de aquella sociedad londinense que había formado. El "negocio" resultó tan rentable que en su segunda expedición, entre 1564 y1565, contó con la participación de un selecto grupo de socios, entre ellos, la reina Isabel I.

    A bordo de su inmenso navío de 700 toneladas llamado Jesus of Lübeck realizó largos viajes que iban de África a Guinea, Antillas y Santo Domingo, donde eran bien conocidos sus asaltos a barcos españoles y portugueses.

    Estos viajes al Caribe suponían además desafiar la legislación española de la época, pues el tráfico estaba prohibido a los extranjeros no autorizados.

    El gobierno español, bien informado sobre los negocios de Hawkins en sus mares, presentó una protesta formal en Londres, donde prometieron controlarlo, cosa que nunca sucedió.

    Fue durante su tercer viaje a América que ocurrió su desembarco en Veracruz. El mal tiempo, la casualidad y una traición se combinaron para escribir el trágico final de este viaje de piratas por los mares mexicanos.


    La traición entre "caballeros"

    La flota de seis barcos comandados por sir John Hawkins y sir Francis Drake partió de Playmouth hacia la costa occidental de África, donde los piratas adquirieron mercancías y cerca de 500 esclavos negros que aumentaron su número luego de asaltar el barco portugués Madre de Dios.

    Antes de doblar al occidente, hacia el continente americano, la flota perdió a uno de sus navíos en una tormenta. El resto llegó a Dominicana, de donde partieron los 5 navíos hacia el sur a lo largo de las Antillas menores.

    En la Isla Margarita voltearon hacia el poniente, siguiendo la costa en lo que ahora es Venezuela, hasta el puerto de Cartagena de Indias, en Colombia. Allí los ingleses intercambiaron cargamentos y zarparon con la intensión de llegar a la Florida, evitando la estación de huracanes.

    Pero después de pasar por la punta occidental de Cuba, una tormenta los obligó a tomar refugio en Veracruz, el 16 de septiembre de 1568.




    El desembarco de piratas ingleses en San Juan de Ulúa, en ilustración de John Trodd.


    Pese a la vigilancia española, pudieron arribar sin contratiempos por una confusión: los españoles esperaban una flota que acompañaba la llegada del nuevo virrey de la Nueva España, Martín Enríquez de Almanza. Un grupo incluso abordó el Jesus of Lubeck, un inmenso navío de 700 toneladas, en el que surcaba los mares el pirata inglés.

    Cuando los españoles se dieron cuenta de su error, ya era demasiado tarde. Hawkins y sus piratas tomaron a dos como rehenes para garantizar su desembarco seguro y negociar con los españoles, a quienes les aseguraron que sólo estaban de paso para reparar sus naves y juntar provisiones para su regreso a Europa.

    Según testimonio del alcalde mayor de Veracruz, Luis Zegri, era la primera vez que barcos piratas llegaban a las costas de Veracruz. El pánico se apoderó de los habitantes, quienes ocultaron sus bienes y huyeron para evitar a los ingleses, que en esta ocasión sólo querían asegurarse de salir de allí.

    No pudieron. Al día siguiente, 13 galeones españoles llegaron a San Juan de Ulúa, escoltando el barco en que viajaba el nuevo virrey. Hawkins les impidió el desembarco, en tanto no aceptaran una serie de condiciones. La tensión subió entre ambos bandos. Hubo toma de rehenes, advertencias y amenazas.

    Al final, los ingleses permitieron el arribo del virrey y sus galeones, que tardó tres días.

    Durante este tiempo, el virrey urdió la traición. Consideraba que "las condiciones impuestas por Hawkins para arribar al puerto de San Juan de Ulúa constituían una actitud insolente para la Corona española, tanto por la falta de respeto a su investidura como representante de Felipe II, como por la ilegalidad expuesta con su presencia y su conducta", relata Benigno Casas.

    Mientras iban y venían enviados entre el virrey y el pirata, asegurándose de manera mutua que mantenían una especie de acuerdo de paz, soldados españoles comenzaron a reunirse en el puerto y a agazaparse en uno de los galeones.

    Hawkins se percató del movimiento, mandó a uno de sus hombres que hablaba español y el virrey le aseguró que nada ocurría. Pero al temer que los ingleses descubrieran su plan de ataque, adelantó la acción y atacó.

    Sorprendido, Hawkins no pudo resistir los ataques españoles contra sus barcos. Sólo uno pudo huir: el Judith que comandaba Francis Drake y que navegó hacia Inglaterra con la mayor parte del botín de aquella travesía.




    Sin Francis Drake, quien logró huir del ataque español.


    Al final, de los cuatro navíos que resistieron el embate español, sólo el Minion pudo escapar con un grupo de sobrevivientes que tuvo que parar luego en el puerto de Pánuco, hoy Tampico, estado de Tamaulipas, porque no tenían más víveres para resistir una travesía hacia Europa.

    Pero allí no encontraron nada. Ni gente ni comida. Entonces Hawkins tomó una decisión: dividir a su tripulación. Quienes quisieran, podían quedarse en tierra y el resto zarpar hacia Inglaterra con la esperanza de llegar vivos.

    De los 200 hombres que viajaban en el Minion, 100 se quedaron en Pánuco y 100 embarcaron. El Minion pudo llegar a las costas inglesas de Mounts Bay, en Cornewall, el 25 de enero de 1569.


    La triste suerte de los piratas en tierra

    De los marinos desembarcados en Pánuco sobrevivieron 78 que tuvieron que sortear una serie de infortunios: desde buscar comida y agua hasta enfrentar a grupos indígenas conocidos como chichimecas, que los asaltaron y despojaron de su ropa.

    Desnudos y enfermos, se pusieron a salvo hasta llegar con el alcalde de Pánuco, Luis de Carbajal, quien los hizo prisioneros en conventos y les impuso diversas tareas de castigo.
    Al cumplir su supuesta condena, les permitió trasladarse a otras regiones del país. Pero en 1570, al llegar la Inquisición a la Nueva España, fueron detenidos y procesados al menos 36 de ellos, acusados de herejes.

    A algunos les impusieron castigos como azotes y años prisiones en galeras. Pero dos de los prisioneros, el inglés George Ribley y el francés Marin Cornu –capturado en las costas de Yucatán como parte de otra expedición–, fueron sentenciados a morir ahorcados y quemados en la hoguera.

    Los que pudieron sobrevivir se quedaron en México y se casaron con españolas o mestizas. Otros, como Miles Philips, lograron milagrosamente fugarse del Santo Oficio y volver a Inglaterra.

    "El mar ha sido escenario del devenir histórico", dice la investigadora Débora Ontiveros. De qué otra manera explicar la repercusión que tuvo en las tensas relaciones entre las potencias imperiales de Inglaterra y España una batalla librada en el pequeño puerto mexicano de San Juan de Ulúa.

    De acuerdo con Benigno Casas, "los acontecimientos de San Juan de Ulúa tuvieron tal trascendencia en las relaciones anglo-españolas, que los ingleses declararían que no habría paz "más allá de línea" (divisoria de la bula de Alejandro VI).

    Afirma que la actuación del virrey Martín Enríquez siempre se asumió por John Hawkins como "una traición" a los acuerdos que como caballeros habían tomado en el puerto de San Juan de Ulúa, y ese estigma lo hizo suyo también Francis Drake.




    _______________________________________

    Fuente:

    https://www.infobae.com/america/mexi...P0ZgNwu6l1k6wg

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