Interesante colección de 200 documentos sobre la "conquista espiritual" de la América española, del siglo XVI,
1.- Los indígenas y sus cronistas
2.- Intervención normativa y organización eclesiástica
3.- Métodos, historia y doctrina de salvación y justicia
4.- Orden Real y legislación
5.- Correspondencia indiana: cartas, informaciones, peticiones
6.- Concilios y Sínodos :
https://digitalrepository.unm.edu/cg...text=abya_yala
"... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)
Matizaciones sobre la expresión "conquista espiritual" de América:
“Conquista espiritual”
Asegura Wikipedia con rotundidad, en 2009, que Robert Ricard, a quien además hace sacerdote, «acuñó el término conquista espiritual refiriéndose a la Evangelización en la Nueva España…». Aunque es bien sabido (por quienes lo saben) que esto no es así, y que no pudo en 1933 un hispanista acuñar un concepto como el de «conquista espiritual» que venía siendo manejado desde cuatro siglos antes por los imperiales agentes españoles del Descubrimiento, no sobrará recordarlo, «para desengaño de errores comunes».
2009 «Robert Ricard (1900-1984) fue un historiador y sacerdote francés. Acuñó el término conquista espiritual refiriéndose a la Evangelización en la Nueva España, que se realizó luego de la conquista militar. Su área de estudio fue la Nueva España, influenciado por Marcel Bataillon. Fue elegido miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua.» (Wikipedia. La enciclopedia libre, s. v. Robert Ricard, consultada 21 septiembre 2012; entrada redactada por el historiador Iván Martínez –alias ProtoplasmaKid–, egresado de la UNAM, director de Wikimedia en México.)
En efecto, el hispanista hispanófilo francés Roberto Ricard (1900-1984) publicó en 1933 su libro La «Conquête spirituelle» du Mexique. Essai sur l'apostolat et les méthodes missionaires des Ordres mendiants en Nouvelle-Espagne de 1523-24 à 1572 (tomo XX de «Travaux et Mémoires de l'Institut d'Ethnologie», París 1933, 404 páginas), versión impresa de la tesis doctoral defendida por el autor en la Sorbona, y que hubiera sido publicada por la «Bibliothèque de l'Ecole des Hautes Etudes hispaniques» si la muerte del hispanista Pierre Paris (1859-1931) no hubiera interrumpido temporalmente la actividad de esa institución. El libro de Ricard, traducido por el sacerdote católico mexicano Ángel María Garibay (1892-1967), se publicó en español en 1947, La conquista espiritual de México. Ensayo sobre el apostolado y los métodos misioneros de las órdenes mendicantes en la Nueva España de 1523-1524 a 1572 (Editorial Jus & Polis, México DF 1947, 557 páginas), versión reeditada a partir de 1986 por FCE (2ª edición, Fondo de Cultura Económica, México 1986, 491 páginas). Y, traducido por el profesor Lesley Byrd Simpson (1891-1984), se publicó en inglés en 1966 (The spiritual conquest of Mexico: an essay on the apostolate and the evangelizing methods of the mendicant orders in New Spain, 1523-1572, University of California Press, Berkeley 1966, 423 páginas). Ricard tradujo en 1938 al francés –Hispanité– el artículo escrito en 1927 por Unamuno: Hispanidad. (Un sólido análisis crítico de las tesis de Roberto Ricard sobre el problema del alma de los brutos en Feijoo, en relación con la consideración de los indígenas, en el capítulo 11 del libro de José Manuel Rodríguez Pardo, El alma de los brutos en el entorno del Padre Feijoo, Pentalfa, Oviedo 2008, págs. 351-378.)
Quizá el error del redactor de la entrada de la wikipedia mencionada (propagado al menos en docena y media de sitios donde google encuentra –septiembre de 2012– la frase: «acuñó el término conquista espiritual») proceda de una lectura apresurada del historiador mexicano Enrique Florestano (1937):
1978 «El cambio mayor en el conocimiento de la colonización lo introdujeron los estudios sobre la evangelización de los indios. Un libro: La conquista espiritual de México, del francés Robert Ricard, presentó en 1933 (edición francesa) una evaluación vasta, profunda y minuciosa de la obra misionera en Nueva España, en los años fundadores de 1523 a 1572. De este libro brotó, por primera vez, un conocimiento claro de las variadas acciones y formas de organización que adoptaron las órdenes mendicantes en el ejercicio de su apostolado, y particularmente de los desafíos que les impuso la situación cultural del indígena y su dispersión en el extenso territorio. El análisis de Ricart va descubriendo las políticas, las estrategias y los métodos que discurrieron las órdenes para quebrantar las bases sociales y mentales que sostenían a los indígenas y las acciones que pusieron en práctica para crear un nuevo orden político, social y mental, que, gobernado por los religiosos, condicionó el desarrollo futuro de las comunidades indígenas. A medida que se avanza en la lectura de este libro se verifica la exactitud de su título: la conquista militar no se hubiera completado ni sostenido sin esta conquista "espiritual", también épica y espectacular, pero sobre todo, profunda, continua; y singularmente eficaz. [...] La obra de Ricart promovió, además, una serie consecutiva de estudios acerca de la evangelización como "conquista espiritual". Las monografías de Fidel Lejarza, La Conquista espiritual de Nueva Santander (1947); Pedro Borges, Métodos misionales en la cristianización de América (1960); Dionisio Victoria Moreno, Las carmelitas descalzos y la conquista espiritual de México, 1582-1616 (1967); Enrique D. Dussel, Les evêques hispanoamericains. Dêfenseurs et evangelisateurs de L' Indien, 1504-1620 (1970); Jakob Baugmgartner, Mission und Liturgie ein Méxiko (1971-1972); y José María Kobayashi, La educación como la conquista (empresa franciscana en México) (1974), puntualizaron el vasto proceso de aculturación y cambio social que condujeron los misioneros y ampliaron el conocimiento geográfico y temporal que se tenía de su acción.» (Enrique Florescano, «De la conquista militar a la conquista 'espiritual' de México», Nexos, nº 2, México, febrero 1978.)
La contraposición temporal/espiritual está ya en la lengua del siglo XIII (por ejemplo, en la carta que Alfonso X el Sabio dirige en 1255 al reino de León: «Y quien contra estas cosas sobredichas hiciera, peche el diezmo doblado, la mitad del doblo para el rey y la mitad para el obispo, salvas las sentencias que dieren los obispos y los prelados contra todos aquellos que no dieren el diezmo derechamente o fueren en alguna cosa contra este nuestro establecimiento, que queremos que las sentencias sean guardadas por nos y por ellos, de guisa que el poder temporal y el espiritual, que viene todo de Dios, se acuerde en uno») y la contraposición corporal/espiritual es igual de clásica en español (por ejemplo: «Que todo bien hace alguna delectación y todo mal hace alguna tristeza, según dice el filósofo en el ii libro del alma, donde el bien y el mal se pueden departir en muchas maneras, que en una manera decimos que todo bien o es corporal o espiritual, si es bien corporal hace delectación corporal y si es bien espiritual hace delectación espiritual», Castigos, 1293, ms. 6559 de la BNM).
Terminada la Reconquista de España –ya en el siglo XII decía el Poema de Mio Cid, en español: «llegaron a Valencia, la que Mio Cid ha conquista»– el 2 de enero de 1492 con la toma de Granada por los Reyes Católicos y la expulsión de su rey moro, procedía retomar los planes para consolidar el triunfo sobre el imperio mahometano explorando las vías que pudieran permitir el control de la retaguardia del turco: en mayo se armó la expedición capitaneada por Cristobal Colón, que partió del puerto de Palos el 3 de agosto pero que no pudo llegar al Catay porque se encontró, el 12 de octubre, con una isla desconocida de la que tomaron posesión en nombre de los Reyes sus señores, que pronto supieron formaba parte de un Nuevo Mundo desconocido cuyos naturales resultaba más urgente hispanizar que entretenerse intentando recristianizar a fanáticos infieles coranizados.
El Trono español quiso desde el principio que los indios americanos fueran hispanizados y se integrasen a España. El Altar, una vez rechazada por el Trono español su pretensión de que el latín se convirtiese en la lengua del Nuevo Mundo, como habían propuesto algunos clérigos romanos, argumentó que los indios serían incapaces por su cortedad de aprender la lengua española (los mismos indios que no hubieran tenido inconveniente en hacerse con la latina) y que sus almas correrían por tanto el riesgo de perderse si malinterpretaban el catecismo. La Iglesia impulsó entonces que los suyos aprendiesen las lenguas americanas, asegurando así para los clérigos un control particular sobre los indios que no pudiesen entenderse en español e integrarse en la ciudad, en el Estado. (En 1992, cuando el Quinto Centenario, se publicó en España un libro imprescindible que trata de estos asuntos: José Luis Suárez Roca, Lingüística misionera española, Pentalfa, Oviedo 1992, 326 págs.)
Años antes de que San Ignacio de Loyola se decidiese a fundar la Compañía de Jesús para dotar a la Iglesia católica del nuevo instrumento que requerían los tiempos, ya circulaba el concepto de conquista espiritual entre quienes hablaban la lengua española:
1532 «Ahora, Sacra Majestad, no podemos dejar de significar y dar cuenta a V. M., como a devotísimo de nuestra sagrada Religión, de nuestro gran desconsuelo y pena, porque habiéndonos hecho V. M. muy gran merced, como por muchas cartas le habemos besado las Reales manos por ello, porque fué servido de elegir y enviarnos por obispo de Mexico a nuestro padre y hermano fray Juan de Zumárraga, el cual ha mostrado bien y probado su intención después que quiso la Divina Bondad dárnosle por capitán desta conquista espiritual; que no la carne ni sangre le trujo, mas el deseo y celo de su padre San Francisco, que no sólo quiso vivir y aprovechar a sí, mas también a los otros sus prójimos; y como otras veces a V. M. hemos escrito, él nos ha tanto ayudado y animado en esta santa obra, y a los naturales amparado y defendido, que seguramente osamos afirmar que, según eran tratados y veíamos las carnicerías que de ellos se hacían y los robos, vejaciones y crueldades que con ellos se usaba, que teníamos creído que no hubiera indios en toda la muchedumbre para cuatro años, y así se platicaba entre nos y aún entre los mismos españoles.» (Carta de Fray Martín de Valencia, custodio, y de otros religiosos de la orden de San Francisco al Emperador Don Carlos, refiriéndole el resultado de sus misiones en la Nueva España y los grandes servicios del obispo electo fray Juan de Zumarraga, Guautitan, 17 noviembre 1532, en Cartas de Indias, Ministerio de Fomento, Madrid 1877, págs. 56-57.)
1552 «Suplicamos a vuestra majestad, por amor de nuestro señor, sea servido mandar y dar orden como, para esta nueva custodia del Nuevo Reino de Galicia, vengan por lo menos cien frailes; pues con semejantes obreros, no menos cierto y seguro podrá estar V. M. sacarán tan grandes riquezas y tesoros en lo espiritual, cuanto de sus quintos y rentas en lo temporal; porque, siendo V. M. servido hacernos esta merced, esperamos, mediante el favor divino, sin costa de la Real hacienda de V. M., ni muertes y crueldades de vuestros súbditos y míseros naturales desta tierra, ampliar en tanto grado el número de los que, con la palabra del Evangelio, será Dios servido y atraer a su servicio y de V. M., que sea harto más que el que vuestros capitanes por vía de guerra, con gran suma de costa de vuestra Real hacienda, han atraído y podrían atraer; porque lo que está de guerra junto a este reino, es en gran suma de tierra de indios, y lo que por experiencia hemos alcanzado, tenemos por cierto que por paz y amor se atraerían, como en los que se han atraído y sujetado por vía de conquista espiritual de religiosos.» (Carta de Fray Martín de Valencia, custodio, y de otros religiosos de la orden de San Francisco, proponiendo los medios necesarios para doctrinar los indios del Nuevo Reino de Galicia y de la provincia de Mechoacan, Guadalajara, 8 de mayo de 1552, en Cartas de Indias, Ministerio de Fomento, Madrid 1877, págs. 104-105.)
1601 «Dos años enteros estuvo el santo Obispo don Diego en el Condado de Tolosa, en la forma dicha; y aunque el que hacía era grande, la obligación que tenía de acudir a sus ovejas, era mayor: y apretóle tanto, que no pudiendo cumplir con su conciencia de otra manera, se vino a residir a Osma, dejando por Capitán de la conquista espiritual a santo Domingo; y de allí a algunos días llegó nueva que era muerto el santo Prelado el año del Señor de mil y doscientos y siete, y fue sepultado en el Burgo de Osma, y hizo Dios por el muchos milagros.» (Pedro de Ribadeneira S. I. (1526-1611), Flos Sanctorum, Libro de las vidas de los santos, segunda parte (1601): «4 de agosto, La vida de Santo Domingo, instituidor de la orden de los Predicadores, Confesor.» En la edición de Luis Sánchez, Madrid 1616, pág. 514.)
1639 «La Cristiana caridad, y la santa emulación condujo soldados para la dificultosa conquista espiritual destas Indias, moviendo a otros celosos frailes que dejasen su filiación de España y la quietud de sus celdas y viniesen a multiplicar este ejército, y a otros seculares que viendo morir de hambre en la Fe a los ignorantes, y que sobrando el pan del Evangelio, faltaba quien lo repartiese para tantos, y que tierra tan inculta había menester obreros que la barbechasen con esperanza de abundantes cosechas en frutos de nuevos Cristianos.» (Fray Antonio de Calancha, Crónica moralizada del orden de San Agustín en el Perú, por Pedro Lacavallería, Barcelona 1639, pág. 352: Libro II, Cap. VIII: En que se nombran los obreros que salieron a la siembra, los pueblos que predicaron, y los preceptos que les dieron.)
Antonio Ruiz S. J., Conquista espiritual hecha por los religiosos de la Compañía de Jesús, en las Provincias del Paraguay, Paraná, Uruguay y Tape, En la imprenta del Reino, Madrid 1639, 103 folios.
1645 «Esto es lo que se me ha ofrecido escribir a V. R. desta nuestra jornada de Mindanao, igualmente gloriosa y milagrosa. Falta solo que V. R. envíe luego muchos Obreros para sembrar la semilla del santo Evangelio, y aun para coger ya en muchas partes de la isla cosecha, supuesta la gran disposición que yo dejé a la partida. Pésame sólo la falta grande que veo de sujetos en esta Provincia de Filipinas, respeto de las muchas misiones y Cristiandades que están a su cargo, y mucho más ahora, que se le abre una puerta tan grande, que cierto si Dios no me hubiese llamado para otro Imperio, me tuviera por muy dichoso ser empleado de la obediencia en la espiritual conquista de los Reinos de Mindanao. Con todo esto confío en la intercesión de mi gloriosísimo santo Padre Francisco Xavier, que como fue el primer Obrero desta Isla, y ha sido el Protector y Patrón desta jornada, no dejará de proseguir la obra en que se ha empeñado tanto como sabemos: y así dispondrá las cosas de manera que vengan muchos de Europa estos años a emplear sus trabajos en tan gloriosa misión, para la cual, supuesto (como ya he dicho) que no merezco ser escogido, suplico a lo menos a V. R. se sirva con sus santos sacrificios, y oraciones, alcanzarme del mismo Santo, que por la parte que me ha tocado de la conquista desta su Isla, me admita entre los Obreros de alguna otra Isla, y conquista espiritual suya, para que desta manera trabajando todos en misiones propias deste gran Apóstol del Oriente, podamos juntamente gozar de su particular protección y amparo en esta vida, y ser admitidos entre los devotos, y queridos suyos en la otra, que Dios por su infinita misericordia nos conceda. Taytay, y Junio 2 de 1637 años. Muy humilde siervo y obediente hijo de V. R. Marcelo Francisco Mastrilli.» (Carta del Padreo Marcelo Francisco Mastrilli, en que da cuenta al Padre Juan de Salazar, Provincial de la Compañía de Jesús en las Islas Filipinas, de la conquista de Mindanao, en Juan Eusebio Nieremberg, Honor del gran patriarca San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús… por María de Quiñones, Madrid 1645, pág. 310.)
1648 «A esto se enderezaban los intentos del padre Luis de Valdivia, no directa, e inmediatamente (porque su fin nunca fue desembarazarse en el gobierno político, que tan ajeno es de nuestra profesión) sino secundaria, e indirectamente por la grande conexión y dependencia que tenía esto con el primario, y principal fin de la conquista espiritual de aquel gentilismo, a que siempre se enderezó su intención, la cual ninguno puede negar, que fue cristianísima y muy digna de toda alabanza, y de que todos la abrazasen y apoyasen como tan conveniente al aumento de la religión católica y bien de las almas.» (Alonso de Ovalle, Histórica relación del Reino de Chile, y de las misiones, y ministerios que ejercita en él la Compañía de Jesús, por Francisco Cavallo, Roma 1648, pág. 293.)
1684 «Dan esperanzas de convertirse. No hubo lugar entonces de instruirlos con fundamento en los principios de la Religión, porque pedía más espacio su rudeza, y Hernán Cortés llevaba intento de empezar también su Conquista Espiritual desde la Corte de Motezuma: pero quedaron inclinados al desprecio de sus ídolos, y dispuestos a la veneración de aquella Santa Imagen, ofreciendo, que la tendrían por su Abogada, para que los favoreciese el Dios de los Cristianos, cuyo poder reconocían ya por los efectos, y por algunas vislumbres de la luz natural, bastantes siempre a conocer lo mejor, y a sentir la fuerza de los auxilios, con que asiste Dios a todos los Racionales.» «Remítese al Cardenal Adriano la instancia de Cortés. Quedó remitida (por estos embarazos) la instancia de Cortés al Cardenal Adriano, y a la Junta de Prelados, y Ministros, que le habían de aconsejar en el Gobierno, durante la ausencia del Emperador: con orden, para que, oyendo al Consejo de Indias, se tomase medio en las pretensiones de Diego Velázquez, y se diese calor al descubrimiento, y Conquista espiritual de aquella Tierra; que ya se iba dejando conocer por el nombre de Nueva España.» (Antonio de Solís y Rivadeneyra, Historia de la conquista de México, Imprenta de Bernardo de Villa Diego, Madrid 1684, páginas 123 y 174.)
1706 Mateo de Anguiano, Epítome historial y Conquista Espiritual del Imperio Abyssino, en Etiopía la Alta, o sobre Egypto, a cuyo Emperador suelen llamar Preste Juan, los de Europa, Antonio González de Reyes, Madrid 1706.
1757 Miguel Venegas (1680-1764): Noticia de la California, y de su conquista temporal y espiritual hasta el tiempo presente. Sacada de la historia manuscrita, formada en México año de 1739 por el Padre Miguel Venegas..., Imprenta de la Viuda de Manuel Fernández, Madrid 1757, 3 volúmenes (dispuestos por Andrés Marcos Burriel, &c.).
1825 «Como las misiones de la nueva, o alta California son de moderna erección, pues la más antigua cuenta apenas 24 años de establecimiento, se hallan sus indios en la clase de Neófitos, pero muy bien educados en la vida racional y cristiana. No hay noticias completas de los nombres de sus parcialidades, o naciones, las que se han congregado en los pueblos de misión, componen el número de 8.451 almas, y son muchas las que se mantienen en la barbaridad, o gentilismo, cuya conquista espiritual se continúa con progresos felices. Hablan distintos idiomas; pero los indios ya reducidos se aplican al castellano, y es regular que sus padres ministros ejecuten lo mismo para entender el de sus feligreses, como lo acredita el estado floreciente de las misiones.» («Concluye el artículo Misiones de California», Gaceta Diaria de México, viernes 11 de noviembre de 1825, Primera época de la Federación, tomo 1º, nº 168, página 1.)
1845 «En las varias expediciones que han hecho los misioneros han encontrado una gran disposición para la conquista espiritual en las naciones infieles de los indios llamados xípivos, cónivos, sensis y remos. Continuamente concurren indios de lo interior a los misioneros pidiendo el bautismo, atraidos en gran parte por las ventajas temporales que observan disfrutar nuestros neófitos.» («Misiones españolas en el Perú. Carta del P. Fr. Fernando Pallarés, franciscano, misionero y comisario colectador para el colegio de Ocopa, a un amigo suyo, Génova a 12 de mayo de 1845», en Revista Católica, Barcelona, junio 1845, nº 36, págs. 535-536.)
1849 «En ningún departamento de la república se necesitan tanto misiones de religiosos como en el de Sonora para trabajar en la conquista espiritual y temporal de sus muchas tribus salvajes, pues aunque las tienen los yaquis y mayos, los que habitan el interior no han sentido todavía el influjo benéfico de la religión. Y en este punto es preciso confesar que sólo por su medio podrá conseguir el gobierno la subordinación de tantos hombres feroces y salvajes siempre en continua guerra con las autoridades locales» (Vicente Calvo, «Los Yaquis», Semanario Pintoresco Español, Madrid, 11 de noviembre de 1849, nº 45, pág. 355.)
1850 «Nuestro corresponsal de Manila nos ha remitido sobre la cuestión promovida por el clero de aquellas islas con motivo de haber sido privado recientemente de algunos curatos en la provincia de Cavite, dos cartas tan curiosas por su erudición científica, como por las noticias que contienen. En la imposibilidad de extractarlas y reducirlas a menores dimensiones hemos resuelto publicarlas íntegras, dando hoy cabida a la primera seguros de que merecen los honores de la publicidad por sus interesantes pormenores. Consagrado El Clamor a ventilar todas las cuestiones que directa o indirectamente afectan derechos respetables o los principios de rigurosa justicia de que nos hemos constituido en abogados y defensores, publicaremos con gusto cuantos escritos nos remitan sobre materias especiales, mientras no repugnen abiertamente a los principios de El Clamor. Hasta hoy se ha mirado con cierta indiferencia la suerte de nuestros hermanos de Ultramar. Es preciso que esta cese, y que volvamos constantemente los ojos hacia aquellas lejanas provincias unidas a la Metrópoli por los vínculos de un interés común y de una necesaria fraternidad. Sepan, sepan los españoles de Cuba y de Manila que los hombres de principios liberales aspiramos a labrar su prosperidad, haciéndoles partícipes de nuestros derechos y garantías. […] "Sr. D. N. N. Manila 3 de agosto. […] Por fortuna sale luego de esa esfera el P. Procurador, y arrepintiéndose de lo que acaba de decir, que no quiere enumerar equivocaciones, añade: 'La provincia de Cavile era fundación de los padres jesuitas, y el clero secular la administraba con el carácter de interinidad, como no podía menos de suceder, habiendo sido la conquista espiritual de dicha provincia obra exclusiva del celo evangélico de los regulares.' Evidenciaré después la inexactitud con que se afirma ser la provincia de Cavile fundación de jesuitas, y su conquista espiritual obra exclusiva de los regulares […]".» (El Clamor Público. Periódico del Partido Liberal, Madrid, domingo 8 de diciembre de 1850.)
1910 «En L'Independente, de Trieste, hallamos el siguiente artículo interesantísimo: "Lanzada y sostenida ha sido en la prensa yanqui la idea de que el español sea el idioma internacional, idea que debe interesarnos tanto como el principio de una nueva conquista espiritual del orbe."» («El español, lengua internacional», Diario de Córdoba, 17 marzo 1910.)
1926 «La legislación española del Río de la Plata en el siglo XVI...: h) Colocó, sobre todo intento de lucro o de gloria, un ideal espiritual: el ideal religioso, que le hace que mire a los indios como a hermanos y tenga su ofensa como ofensa, no sólo a hermanos, sino a Dios mismo, Padre también de los pobres indios; ideal moralizador que refuerza el criterio moral, por considerar los actos inmorales como «pecados en ofensa de Dios», que convierte la conquista de América en conquista espiritual, de difusión del espíritu cristiano, que destruiría las hechicerías, supersticiones e idolatrías de la ignorancia, y los ritos cruentos del salvajismo en los indios, y los sustituiría por la piedad, toda dulzura, y la caridad, toda abnegación, del religioso, como contrapeso a la rudeza del soldado y conquistador.» (Juan García Santillán, «Legislación sobre Indios en el siglo XVI», Revista de las Españas, junio 1926.)
1930 «Del poder material y espiritual de aquellos españoles, noblemente aventureros, aun se habla hoy en los grandes acontecimientos mundiales. Así, con motivo del viaje de Mr. Herbert Clark Hoover a los países hispanoamericanos, díjose en Norte-América que, aunque el Presidente electo de los Estados Unidos se embarcaba en el gigantesco acorazado Maryland, orgullo de la flota del Pacífico, iba en condiciones parecidas a las de Francisco Pizarro y otros conquistadores españoles, que fueron en débiles carabelas, con la diferencia de que la conquista iniciada ahora por Hoover, sólo tenía un carácter de buena voluntad. En esta cita y en el parangón que ella encierra hay un contraste de gran humorismo y es que la conquista material de América la hicieron unos cuantos españoles en zuecos de hadas, y la conquista moral de la misma la preparó ahora Mr. Hoover, en dos formidables acorazados, el Maryland del Pacífico y el Utah del Atlántico. El ilustre ciudadano de vida pública excepcionalmente meritoria, el honrado nieto de cuáqueros, que manejó, con el mejor acierto, nueve mil millones de dólares durante la gran guerra en compra y venta oficial de víveres, quiere hacer en la América española una conquista espiritual. Quizá le acompañe una buena fe; pero antes que él, con él y después de él, estuvo, está y estará la famosa doctrina de Monroe, interpretada de mil modos diferentes, o sea, como mejor convenga.» (Leopoldo Basa, El mundo de habla española, Valencia 1930, pág. 28.)
1932 Josefina Carabias, «Cómo se preparan los funcionarios españoles para la conquista espiritual de Marruecos», Estampa, Madrid, 27 de febrero de 1932.
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¿Para qué seguir, si asegura Wikipedia que «Robert Ricard (1900-1984) fue un historiador y sacerdote francés. Acuñó el término conquista espiritual refiriéndose a la Evangelización en la Nueva España…»?
http://www.filosofia.org/ave/002/b044.htm
Última edición por ALACRAN; 25/09/2020 a las 18:26
"... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)
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