La Hispanidad, sello de los hijos de Dios





La historia de la realidad temporal de los pueblos, de su realidad pública y también política, debe significar el alto y supremo dominio que Dios ha puesto en manos de Cristo. Es cierto que los pueblos podrán rebelarse contra la pacífica dominación de Cristo. Pero aún entonces, para su ruina, los pueblos no podrán dejar de significar a Cristo. Porque la historia tiene una directa dependencia de Cristo, ya que toda ella debe significar como un sacramento el reino de Dios. Y lo significa sólo positivamente cuando se convierte en historia cristiana, en civilización cristiana, en Ciudad Católica”[1].

Una vez más levantamos la mirada para contemplar las glorias de un imperio en donde no se ponía el sol, gloria hecha por la Cruz y por la espada.

En este tiempo que nos toca vivir observamos el rechazo que provoca la reivindicación de grandes hombres y mujeres a quienes aún hoy se le rinden homenajes en las calles, actos y centros de estudio. El rechazo que provoca exaltar estas figuras se debe seguramente por su vida católica y porque han portado la Cruz de Nuestro Rey Divino cada vez que se han embarcado en una hazaña. Es necesario como argentinos e hijos de España que renovemos el compromiso de vivir la identidad católica que se nos ha dado por misericordia del Señor de la historia. Y reflexionemos sobre este día de acción de gracias, que también debe ser de reparación por tanto ensañamiento al querer borrar en nuestra historia lo que verdaderamente somos. Sobran los ejemplos de quienes han renegado de su identidad y han llevado el curso de las naciones a un profundo derrumbamiento porque han olvidado lo trascendente de sus orígenes.

¿Qué festejamos en realidad? ¿Los colores de una bandera, costumbres, tradiciones? No solo eso, este día memorial del 12 de Octubre damos gracias a la Providencia porque la Cruz de Nuestro Señor venció una vez más al infiel que está al acecho para arrebatar a las almas. Es un día en el que también nos regocijamos en el triunfo de la Mujer fuerte , la Sin Mancha , terror de los demonios y generala de los ejércitos, es el día de Nuestra Madre Bendita del Pilar ¡Pilar santo en el que se apareció, para darnos muestra de su firmeza y constante auxilio a nuestra almas!

Motivo de acción de gracias y regocijo debe ser este día, sin olvidar que esta gesta nos remite inevitablemente al ejemplo de Nuestro caballero San Ignacio de Loyola que en las meditaciones de los dos Banderas nos propone “mirar” cómo el Rey habla a los suyos: “Mi voluntad es de conquistar toda la tierra de infieles; por tanto, quien quisiere venir conmigo, ha de ser contento de comer como yo, y así de beber y vestir, etc.; asimismo ha de trabajarconmigo en el día y vigilar en la noche, etcétera; porque así después tenga parte conmigo en la victoria, como la ha tenido en los trabajos” . Este rey temporal que nuestro patriarca pone a nuestra consideración para contemplar al Rey Eterno, y elevar nuestra alma a Dios que ha querido que esta tierra de infieles y adoradores de dioses paganos, se conviertan a la fe verdadera, y que por medio del bautismo sean herederos del Cielo. España consigo ha traído su forma de Ser y existir, un ideal de caballero que ha provocado la admiración universal por su piedad, fuerza y valentía. Este reino que bajo la fundadora de la Hispanidad, Doña Isabel I de Castilla, ha forjado una civilización que rechaza al enemigo y graba en las almas los Santos Nombres de Jesus y Maria. Por esta misma herencia es que estamos llamados a ganar todo el mundo para la gloria de Dios, aventurarnos en los grandes mares que hoy nos azotan y emprender las conquistas de las almas para que toda rodilla se doble y proclame la gloria del Divino Maestro (Rm 14,11).

El padre Gabriel García Morente en uno de sus sermones sobre el ideal de la Hispanidad nos dice “la nación española, teniendo que forjar su ser, su más propia e íntima esencia, en la continua lucha contra una convicción religiosa ajena, contraria, exótica e imposible, hubo de acentuar cada día más amorosamente, en el seno de su profunda intimidad, el sentimiento cristiano de la vida. El cristianismo desde entonces es algo consubstancial con la idea misma de la hispanidad”, por lo tanto no se entiende a la Hispanidad sin la vida de la gracia y la vocación a la que hemos sido llamados: la extensión de la verdadera fe. El profesor Miguel Ayuso citando a Elias de Tejada hace alusión al término Hispanidad como la “Cristiandad menor” que, tras la disolución de la Cristiandad mayor, supo seguir con la Cruz en alto iluminando las tierras conquistadas y por conquistar.

Ésta será entonces la misión que tenemos como familia católica e hispana fieles a nuestro origen y a la sangre de tantos mártires, y grandes almas que con sacrificio, magnanimidad y confianza en la Providencia Divina han forjado una civilización. Formar en nuestros hogares una “Christianitas minor” donde el Único Dios sea El que viva y reine, combatiendo la infiltración de los ídolos mundanos , llevando una vida fecunda en la práctica de los consejos evangélicos y ocupados en los asuntos Divinos que es la salvación de las almas.


“Y tú niega a Cristo, fray Martín Lutero: Mientras que tú arrasas, siembra el misionero. Y tú, Juan Jacobo, blando y soñador Del río y la flor, Sé de la gran Duda profeta y maestro… ¡Por el Amazonas se oye el Padrenuestro! A orillas del Sena, la Razón se dice triunfante y señora; A orillas del Plata se levanta un Cáliz vestido de aurora. Mientras canta un mundo, vela otro, callado, junto al candelero, En las catacumbas de otro año primero. Mientras se emborracha con la escandalosa Canción nueva un mundo lleno de ufanía, Hay todo un Imperio que guarda la rosa Y el Ave María.”

José María Pemán

Trinidad


Notas:

[1] Meinvielle, Julio. “El comunismo en la revolución anticristiana”, Cruz y Fierro Editores, Bs. As., p.9.





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