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Tema: Potencialidad Hispanoamericana

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  1. #1
    Avatar de Josean Figueroa
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    Potencialidad Hispanoamericana

    Este hilo trata sobre las bases presentes y las proyecciones futuras de una Hispanoamérica unificada como potencia global.

    800px-Gdpercapita.png

    Como se observa en el mapa de ingreso per cápita, Hispanoamérica es en términos globales una región geopolítica con ingreso medio, mayor que el de China e India (las reputadas 'potencias de futuro'). Es decir, si China es una potencia en la actualidad, una Hispanoamérica unida lo sería igualmente por su presente peso económico. Si se observa el conjunto de Asia, el llamado 'eje de la economía del futuro' en su totalidad, se observa el mayor nivel económico y la uniformidad.

    La posición geográfica, bioceánica, es una ventaja sobre India y China. Se nota su aislamiento de otras zonas, lo que le otorga una protección natural (no es suceptible a invasiones por tierra), y la aleja de conflictos diplomáticos (en la actualidad es la zona con menos conflictos diplomáticos con otras zonas).

    Continúa...
    Esteban y Sabinum dieron el Víctor.

  2. #2
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    Esquemas reunificatorios Hispanoamericanos:

    - Esquemas globales:


    • Comunidad Iberoamericana de Naciones: Foro de consensuación geopolítica que inclue a Hispanoamérica e Iberia

    • CELAC: Comunidad de Estados Latino-Americanos y del Caribe - Foro presidencial que incluye a todos lo estados independientes.

    • Parlatino: Parlamento Latinoamericano - Foro de coordinación parlamentaria que incluye a todos los estados Hispanoamericanos - localizado en Panamá.

    • ALADI: Asociación Latinoamericana de Integración - Sistema de integración comercial que incluye a casi todos lo estados.

    • SELA: Sistema Económico Latinoamericano - Foro de análisis y proyección económica

    • CEPAL: Comisión Económica Para América Latina - Institución de las Naciones Unidas que analisa y presenta propuestas económicas.

    - Esquemas sub-regionales

    • UNASUR: Unión de Naciones Suramericanas - Sistema de integración del continente sud-americano, en lo político e infraestructura.

    • Mercosur: Mercado común del sur - Area de integración comercial - incluye a Brasil, Argentina, Venezuela, Uruguay y Paraguay.

    • Comunidad Andina de Naciones: - Area de integración comercial - incluye a Peru, Bolivia, Colombia y Ecuador.

    • SICA: Sistema de Integración Centro Americano - Esquema de integración económico-político centroamericano.

    • ALBA: Alianza Bolivariana de América - Area de integración profunda basada en la complementariadad económica.

    • Alianza del Pacífico - Area de integración profunda que incluye a México, Colombia, Perú, Chile y Panamá (pronto a Costa Rica) área de libre comercio.
    Sabinum dio el Víctor.

  3. #3
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    México será potencia mundial en 2020, según Goldman Sachs :: El Informador

    Según este analista de Goldman Sachs México será la séptima economía del mundo en 2020... veremos dentro de siete años...

  4. #4
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    Lo muevo a Hispanoamérica.
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

    Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI


  5. #5
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    800px-2013_UN_Human_Development_Report_Quartilessvg.png

    índice de desarollo humano

    Nótese como Hispanoamérica supera a Asia y es comparable a Europa del Este incluyendo a Rusia.
    Esteban dio el Víctor.

  6. #6
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    “¿Podría Hispanoamérica ser una superpotencia?” , el nuevo post del jurista español José Ramón Bravo



    Publicado el 4 de abril del 2013 | 10:02 am



    Archivado en:

    Una rápida mirada a la historia reciente y a la situación actual de las repúblicas hispanoamericanas podría fácilmente provocar una sonrisa de escepticismo ante esta pregunta: ¿podría Hispanoamérica ser, algún día, una verdadera superpotencia?

    Cierto es que ningún país hispanoamericano ostenta una posición de liderazgo en la ciencia, ni en la economía, ni en la política, ni en lo militar. Ninguno de ellos puede competir, individualmente, con cualquiera de las grandes potencias que hoy día dominan las relaciones internacionales: en primer lugar Estados Unidos, pero también de forma creciente China, y según muchos analistas, en un futuro no muy lejano también India, Rusia o Brasil, entre otros posibles. Se podría argumentar que la “falta de talla” frente a los mencionados gigantes sería el principal obstáculo, pero lo cierto es que los Estados hispanoamericanos, considerados cada uno por separado, están aún muy por detrás de países bastante más pequeños, que fueron grandes potencias decisoras en el pasado y ya han dejado de serlo, o dejarán de serlo durante este siglo: Alemania, Francia, Gran Bretaña, España, Portugal… e incluso Japón.

    Ahora bien, en la Historia humana, si bien hay ciclos y períodos regresivos, a pesar de todo existe evolución, y no hay más que comparar el mundo de hace, por ejemplo, 1.000 años con el de hoy en día. Como acertadamente nos recuerda Raúl Linares Ocampo, experto en el campo de sistemas complejos y dinámica no lineal, el futuro “no es una proyección en línea recta del presente, pues en tal caso no habría evolución”. Hay que recordar la importancia de esta afirmación, especialmente frente a los “escépticos recalcitrantes” de Hispanoamérica, que, siempre que se les plantea la hipotética posibilidad de una unión hispanoamericana, invariablemente responden que esto es ya “imposible”, pues una vez constituidos los Estados como los conocemos hoy en día, ya no hay vuelta atrás.

    Sin embargo, conviene recordar que la actual división del mundo en diversos Estados soberanos es un fenómeno histórico muy reciente. Salvo en el caso de las Estados-nación más antiguos y consolidados: Francia, Gran Bretaña, España, Portugal y pocos más, la inmensa mayoría de los otros “países” que hoy aparecen en el tablero del mundo son creaciones políticas que a lo sumo tienen algo más de un siglo y medio de vida, y en muchos casos tan sólo unas décadas. Una minucia si uno considera la Historia de la humanidad globalmente, incluso la Historia moderna, la que se inicia después de la Edad Media. Casi ningún Estado africano actual existía antes de 1950. Lo mismo puede decirse de la mayoría de Estados asiáticos actuales, incluidos algunos de los más importantes hoy día: la India sólo obtiene su independencia de Gran Bretaña en 1947, e Indonesia sólo es reconocida en 1949. Es decir, la mayoría de los países que hoy tenemos en el mundo sólo han existido durante algo más de medio siglo. En comparación con ellos, podría parecer que los Estados hispanoamericanos tienen una historia bastante más larga, pero lo cierto es que, aunque las guerras separatistas se inician a principios del siglo XIX, las fronteras actuales no se definirán hasta bien avanzado el siglo, y en varios casos se producen fragmentaciones subsiguientes –producto generalmente del imperialismo anglo-estadounidense- hasta finales del XIX e incluso el siglo XX. Los Estados Unidos consiguen que Panamá se separe de lo que quedaba de Colombia en fecha tan tardía como 1903. Por otro lado, varios Estados no ven reconocida su independencia hasta varios años después de haberla declarado. Por ejemplo, España no reconoció la independencia de México hasta 1836… ¡veintiséis años después de haberse declarado teóricamente independiente! En resumen, la “historia” de nuestras malogradas repúblicas, se remonta, en el mejor de los casos, a menos de dos siglos, y en varios otros casos, a poco más de un siglo. Poca “tradición” si se compara con los más de 300 años de unidad del Estado Indiano o Reino de Indias (América hispana) que dominó la economía y la geopolítica mundial durante tres largos siglos: XVI, XVII Y XVIII.




    La superpotencia estadounidense era, hace poco más de doscientos años, a finales del siglo XVIII, un país de muchísima menor extensión que hoy en día, sólo una estrecha lengua de tierra pegada a la orilla atlántica de América del Norte, y contaba con menos de 3 millones de habitantes. Era una simple colonia de Inglaterra, una tierra de granjeros relativamente pobre y que ni siquiera contaba con una unidad política, pues estaba constituida por trece colonias separadas entre sí por fronteras. En comparación, la España americana era un inmenso territorio veinte o veinticinco veces mayor, más cohesionado políticamente, más poblado, con más recursos, con una poderosa marina y ejército que controlaban los dos mayores océanos del mundo -Atlántico y Pacífico-, un buen número de universidades (algunas fundadas ya en el siglo XVI) y una potente moneda, el real de a ocho, también llamado “peso fuerte” o “dólar español”, que gracias al amplio uso que tuvo a finales del siglo XVIII en Europa, toda América y el Extremo Oriente, se convirtió en la primera divisa de uso mundial, y en la primera moneda de curso legal en los Estados Unidos hasta que una ley de 1857 desautorizó su uso. Muchas de las monedas actuales, tales como el dólar canadiense, el dólar estadounidense o el propio yuan chino, así como monedas de Hispanoamérica y de Filipinas están basadas en el real de a ocho. Esta es una prueba histórica, entre otras muchas, de que los hispanos, de hecho, fuimos una superpotencia y tuvimos una posición dominante en el comercio mundial durante más de tres siglos.

    No hay espacio en este artículo para entrar en las numerosas vicisitudes históricas que llevaron a Estados Unidos a convertirse en una formidable superpotencia partiendo de tan modestos orígenes, mientras que la América hispana, que lo tenía todo para dominar el continente y haber impuesto su política y sus intereses en el resto del mundo, terminó fragmentándose y reduciéndose en territorio, hasta acabar dividida en las 18 pequeñas repúblicas de hoy día, fácilmente dominadas por Estados Unidos. Lo importante es comprender que la evolución histórica de ambas entidades –la América anglosajona y la América hispana- es totalmente opuesta en uno y otro caso, e igualmente opuestos son los resultados obtenidos desde el punto de vista del desarrollo económico y político. Mientras que la América inglesa optó por unirse y expandirse, sin renunciar a su cultura anglosajona de origen, la América hispana renegó de su componente cultural español y se automutiló a sí misma, fragmentándose y debilitándose cada vez más, siguiendo un camino de creciente empobrecimiento e inestabilidad que llega hasta nuestros días. Si consideramos estos factores, parece que la alternativa de la reunificación en un solo Estado no parece tan mala solución después de todo. Como escribió el argentino Jorge Abelardo Ramos, nuestra América “no se encuentra dividida porque es ‘subdesarrollada’ sino que es ‘subdesarrollada’ porque está dividida”.

    Si Hispanoamérica volviera a estar unida como ya lo estuvo durante tres largos siglos, cumpliría todos los requisitos para convertirse en una superpotencia y, de hecho, sería difícil encontrar un rival capaz de superarla en potencial. Territorialmente, sería, con sus 11,44 millones de Km2, el Estado más extenso de Occidente y el segundo del mundo tras Rusia, pero con la ventaja de que su población sería casi tres veces mayor que la de Rusia. En cuanto a población, sólo sería superada por China e India, pero, frente a estas tendría la ventaja de poseer un territorio más amplio y mayor “espacio” para habitar, además de mayores recursos naturales, sobre todo marinos y forestales. Entre las desventajas de una despoblada Rusia y una superpoblada India, Hispanoamérica se encontraría en un punto óptimo. Sus kilómetros de costa la situarían en el segundo lugar del mundo, sólo después de Canadá, pero con la ventaja de que Canadá es mucho menos poblado y la mayor parte de su territorio es gélido y no apto para la habitación humana. Su territorio se extendería de norte a sur a lo largo de 10.000 Km., uniendo dos hemisferios y dos océanos: ningún Estado del mundo tendría esa ventaja geoestratégica, ni siquiera futuras uniones de Estados como Europa unificada o una hipotética Liga Árabe unida. Hispanoamérica está culturalmente unida por un mismo idioma, uno de los más poderosos factores de cohesión nacional, pues más del 90% de su población tiene como lengua materna el español. La religión aplastantemente mayoritaria es el catolicismo. Ninguna gran potencia actual exhibe una cohesión comparable: Europa, Estados Unidos, China, India o la propia Liga Árabe. Hispanoamérica contaría con el canal de Panamá y la posibilidad de construir un canal en Nicaragua, un elemento estratégico de enorme importancia para el control del tráfico marítimo mundial. Su población, al ser producto del mestizaje secular entre europeos (sobre todo españoles) e indígenas, también poseería una homogeneidad comparativamente ventajosa respecto a posibles conflictos étnico-religiosos de otras potencias: India, Estados Unidos, China… Aunque comparada con los países más desarrollados aparece como más atrasada, lo cierto es que es bastante más rica que la mayoría de los países de Asia y sobre todo de África. Ya hoy día la suma de los PIB hispanoamericanos a paridad de poder adquisitivo supone la tercera o cuarta mayor economía, pero si estuviera unida en un solo país el nivel de desarrollo y la renta per cápita aumentarían exponencialmente, debido al enorme mercado unificado, los niveles de inversión y las economías de escala. La lengua y cultura de Hispanoamérica, gracias al elemento “europeo”, son “exportables” al resto del mundo, que podría adoptarlos con mucha más facilidad que, por ejemplo, la complicada escritura china, hindú o árabe, o las costumbres musulmanas. Por ejemplo, el español sería rápidamente accesible a millones de personas que hablan lenguas de origen indoeuropeo, lo que incluye no sólo a las lenguas latinas, sino también a las germánicas, eslavas o indoiranias. No puede decirse lo mismo del árabe, el chino o las lenguas africanas.

    Hispanoamérica tiene todo esto y mucho más, pero, por desgracia, no existe políticamente en el mundo, es una gigantesca Nación “invisible” que no cuenta para nada por la sencilla razón de que no está constituida en un solo Estado, sino en mini-repúblicas insignificantes y vulnerables.

    Y todo ello necesariamente nos obliga a hacernos, una vez más, la eterna pregunta: si todo lo tenemos para ser libres y fuertes, si en realidad somos una misma Nación desde el Río Bravo hasta la Tierra de Fuego, desde México hasta Argentina, entonces ¿por qué nos empeñamos en seguir divididos, débiles y empobrecidos?


    José Ramón Bravo

    Jurista y escritor español



    Hispanoamérica Unida | Por la creación de un Estado hispanoamericano

    hispanoamerica@terra.com



    _______________________________________


    Fuente:

    “¿Podría Hispanoamérica ser una superpotencia?”, el nuevo post del jurista español José Ramón Bravo - UCV Satelital TV
    Kontrapoder y Sabinum dieron el Víctor.

  7. #7
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    Las megalenguas: apertura, libertad, fortaleza


    “en un mundo de colosos y megafusiones, es necesario ser grande y fuerte si se desea no ser engullido, si se aspira a estar en una posición fuerte para negociar adecuadamente los intercambios con el mundo. Es el caso de Brasil. No el de Hispanoamérica, archipiélago de 19 Estados. La megalengua española —40% de los hablantes del continente— puede ser el cemento de una construcción política que nos genere una escala adecuada”




    Las grandes lenguas de América. El español (en color verde) es la lengua más hablada: más del 40% de toda la población del continente. Sin embargo, la posición de Hispanoamérica en el mundo es débil porque no está constituida como una sola Nación soberana e independiente, sino dividida en muchas repúblicas.


    Artículo de Carlos Leáñez Aristimuño, lingüista y profesor del Departamento de Idiomas de la Universidad Simón Bolívar de Caracas, publicado el 6 de agosto de 2009 en la bitácora “Hablo luego existo”.




    Hay alrededor de siete mil lenguas en el mundo: 81,6% de ellas abarcan menos de 100.000 almas, 55,1% menos de 10.000, 25,7% menos de 1.000, 8 % menos de 100. Vehiculan casi exclusivamente tradición e identidad. Constituyen, como toda lengua, un tesoro de la humanidad. Pero sus hablantes jóvenes las abandonan a medida que se alejan de los campos y las aldeas en pos de las luces de la ciudad: la población urbana mundial pasará del 40% hoy al 80% en 2.025. Las urbes fagocitan multilingüismo y secretan monolingüismo: el equipo de la ciudad, densamente agrupado y en comunicación constante requiere un código común capaz de acometer las más disímiles y complejas tareas. Resultado: todos los estudiosos parecen coincidir en que a finales de siglo serán menos de mil las lenguas sobrevivientes. Lo anterior —con justicia— ha encendido multitud de alarmas en nombre de la diversidad lingüística… pero se suele dejar de percibir que las megalenguas, como las grandes urbes, son fuentes extraordinarias de apertura, libertad y fortaleza. Y la nuestra es una megalengua que agrupa 400 millones de hablantes.

    Ocupémonos antes que nada de la apertura que posibilita nuestra inmensa urbe. Es el español el segundo idioma hacia el cual más se traduce, tal como nos lo indica el Index Translationum de la UNESCO. Es decir que quien nuestra lengua domina tiene un amplísimo mirador sobre la humanidad. Pero también es el español una plataforma de lanzamiento para llevar nuestros aportes al mundo: es el sexto desde el cual más se traduce. Traemos, llevamos. Nos enriquecemos y enriquecemos. Nos transformamos y transformamos.

    En la aldea, el control social es fácil, fuerte y homogeneizante. En la gran urbe, dificultoso, débil y permite una inmensa variedad… sin perder un mínimo de puentes. Jorge Luis Borges coexiste con Augusto Roa Bastos, Hugo Chávez con Álvaro Uribe, las vanguardias con los anacronismos, lo occidental con lo autóctono, el todo mientras las pieles se mezclan. Las megalenguas como la nuestra, al crear macrocomunidades, facilitan la libertad y dan el código de base para permitir el intercambio amplio, el cual da frutos de diversidad muchas veces imposibles —y con frecuencia prohibidos— en pequeñas comunidades.

    Por último, en un mundo de colosos y megafusiones, es necesario ser grande y fuerte si se desea no ser engullido, si se aspira a estar en una posición fuerte para negociar adecuadamente los intercambios con el mundo. Es el caso de Brasil. No el de Hispanoamérica, archipiélago de 19 Estados. La megalengua española —40% de los hablantes del continente— puede ser el cemento de una construcción política que nos genere una escala adecuada.

    Apertura, libertad y fortaleza son atributos a los cuales los hispanoamericanos debemos aspirar. Tenemos la inmensa fortuna de que la locomotora de la lengua está allí, lista para propulsar a los vagones de la política y la economía. Enganchémoslos.






    ________________________

    Fuente:

    Las megalenguas: apertura, libertad, fortaleza | Hispanoamérica Unida

  8. #8
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    Y no contamos o señalamos los territorios hispanicos que los hijos de la perfida albion nos robaron en la infame e injusta guerra Mexico-estadounidense!
    Algun dia los recuperaremos como el rio recupera su viejo cauce, ya hay una "RECONQUISTA" irreversible, es cuestion de tiempo!

  9. #9
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    ¿Un bloque hispano? ¿Por qué no?


    June 20, 2016

    Agustín Gómez










    Que la Hispanidad es un hecho irrefutable es una realidad. Es cierto que para el mundo anglosajón, fundamentalmente Inglaterra y a la zaga Estados Unidos de Norteamérica, esto es un hecho contra el que tienen que lidiar constantemente para quitarle valor.

    El reconocimiento de la Hispanidad, de los Hispánico y de lo Español supone para Estados Unidos tener que desempolvar su pasado Hispano por delante de su pasado anglosajón. En su historia fundacional los norteamericanos obvian la parte más importante, la que el 80% del territorio actual de su país era España. Y lo obvian interesadamente. La población actual del país, o más bien, la que pertenece a la etnia predominante y dirigente, es de origen británico, principalmente Inglés, y de ahí han heredado el odio desaforado por todo lo que suene a español. Lo llevan en su ADN.

    Por suerte, este no es un sentimiento en alza, si no más bien en franca disminución. Los estados que tuvieron un marcado pasado español sienten que es legítimo honrar su pasado hispánico, como ocurrió a lo largo del año 2015 en el estado de Florida, un estado con un pasado español glorioso.

    En el fondo, la debilitación de España siempre ha estado en las agendas de los imperios advenedizos. Si no de qué el interés en difuminar la importancia de España en la historia del mundo. Si no de qué la admiración soterrada que sienten por nuestra herencia. Si no de qué el deseo de tenernos controlados. Ese deseo es la base por que el Reino Unido no quiere ceder la soberanía de Gibraltar. Saben que mientras dominen La Roca van a poder campar a sus anchas por la costa española. Y los españoles se lo permitimos.

    Quizá si los españoles de un lado y otro del Atlántico, de África y del Pacífico nos uniéramos de nuevo podríamos conseguir equilibrar la lucha que parece de dos. El mayor logro de los dos bloques antagónicos, OTAN y Rusia, es hacernos creer que la Guerra Fría terminó. Nada más lejos de la realidad. Seguimos inmersos en conflictos en los que los dos grandes bloques tratan de ganar terreno al contrario.

    Quizá es necesario un nuevo bloque transversal en el planeta, que no se trata de un bloque con motivación militar como lo es la OTAN, sino mas bien una unión entre hermanos que comparte cultura e historia. Un bloque hispánico tendría presencia en Europa, América, África y Asia (sudeste asiático), lo que le aseguraría un futuro económico envidiable.

    Este es el momento de olvidar las mezquindades que el mundo anglosajón trató de inculcar allí donde no hizo mella, cual Joseph Goebbles, a base de repetir una mentira lo fueron convirtiendo en una falsa verdad. Los españoles fuimos descubridores, que no conquistadores. Los españoles no matamos a más indigenas que a otros europeos en nuestras batallas, la guerra era el modus vivendi de la época.

    Llegados a este punto es interesante recordar que la América precolombina era un territorio inmerso en disputas territoriales y étnicas similares a las que podían ocurrir en la Europa u Oriente Medio medieval, incluso más cruentas. La teoría del indígena bueno per se fue intencionadamente introducida por los anglosajones para contrarrestar la influencia hispánica y hacerse ver a ellos mismos como defensores de los indígenas. El paso del tiempo ha demostrado que sólo lo hicieron por sus propios intereses y que juegan con la población de la América no USA como si fuera su cortijo privado. Ya lo dijo Monroe; "America for the americans", América para los americanos, que es como se autodenominan los norteamericanos estadounidenses, para el resto de habitantes del continente utilizan gentilicios, en muchas ocasiones despectivos.

    Soy un convencido de la necesidad de un nuevo bloque hispano, de que deberíamos admitir a nuestros hermanos hispánicos dentro del seno de España. Que España se refiere a todos y no sólo al país que ostenta ese nombre actualmente. Que necesitamos un nuevo rodamiento territorial que de cabida a las distintas sensibilidades territoriales. Que podemos ser muy grandes. Que todo puede empezar por Puerto Rico.

    Muchas gracias.




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  10. #10
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    Con mucho cuidadín. Cualquier proceso que conlleve abrir puertas a la migración masiva quedaría abortado a las primeras de cambio.

    No hay que ser iluso.

    Cita Iniciado por Mexispano Ver mensaje
    ¿Un bloque hispano? ¿Por qué no?


    June 20, 2016

    Agustín Gómez










    Que la Hispanidad es un hecho irrefutable es una realidad. Es cierto que para el mundo anglosajón, fundamentalmente Inglaterra y a la zaga Estados Unidos de Norteamérica, esto es un hecho contra el que tienen que lidiar constantemente para quitarle valor.

    El reconocimiento de la Hispanidad, de los Hispánico y de lo Español supone para Estados Unidos tener que desempolvar su pasado Hispano por delante de su pasado anglosajón. En su historia fundacional los norteamericanos obvian la parte más importante, la que el 80% del territorio actual de su país era España. Y lo obvian interesadamente. La población actual del país, o más bien, la que pertenece a la etnia predominante y dirigente, es de origen británico, principalmente Inglés, y de ahí han heredado el odio desaforado por todo lo que suene a español. Lo llevan en su ADN.

    Por suerte, este no es un sentimiento en alza, si no más bien en franca disminución. Los estados que tuvieron un marcado pasado español sienten que es legítimo honrar su pasado hispánico, como ocurrió a lo largo del año 2015 en el estado de Florida, un estado con un pasado español glorioso.

    En el fondo, la debilitación de España siempre ha estado en las agendas de los imperios advenedizos. Si no de qué el interés en difuminar la importancia de España en la historia del mundo. Si no de qué la admiración soterrada que sienten por nuestra herencia. Si no de qué el deseo de tenernos controlados. Ese deseo es la base por que el Reino Unido no quiere ceder la soberanía de Gibraltar. Saben que mientras dominen La Roca van a poder campar a sus anchas por la costa española. Y los españoles se lo permitimos.

    Quizá si los españoles de un lado y otro del Atlántico, de África y del Pacífico nos uniéramos de nuevo podríamos conseguir equilibrar la lucha que parece de dos. El mayor logro de los dos bloques antagónicos, OTAN y Rusia, es hacernos creer que la Guerra Fría terminó. Nada más lejos de la realidad. Seguimos inmersos en conflictos en los que los dos grandes bloques tratan de ganar terreno al contrario.

    Quizá es necesario un nuevo bloque transversal en el planeta, que no se trata de un bloque con motivación militar como lo es la OTAN, sino mas bien una unión entre hermanos que comparte cultura e historia. Un bloque hispánico tendría presencia en Europa, América, África y Asia (sudeste asiático), lo que le aseguraría un futuro económico envidiable.

    Este es el momento de olvidar las mezquindades que el mundo anglosajón trató de inculcar allí donde no hizo mella, cual Joseph Goebbles, a base de repetir una mentira lo fueron convirtiendo en una falsa verdad. Los españoles fuimos descubridores, que no conquistadores. Los españoles no matamos a más indigenas que a otros europeos en nuestras batallas, la guerra era el modus vivendi de la época.

    Llegados a este punto es interesante recordar que la América precolombina era un territorio inmerso en disputas territoriales y étnicas similares a las que podían ocurrir en la Europa u Oriente Medio medieval, incluso más cruentas. La teoría del indígena bueno per se fue intencionadamente introducida por los anglosajones para contrarrestar la influencia hispánica y hacerse ver a ellos mismos como defensores de los indígenas. El paso del tiempo ha demostrado que sólo lo hicieron por sus propios intereses y que juegan con la población de la América no USA como si fuera su cortijo privado. Ya lo dijo Monroe; "America for the americans", América para los americanos, que es como se autodenominan los norteamericanos estadounidenses, para el resto de habitantes del continente utilizan gentilicios, en muchas ocasiones despectivos.

    Soy un convencido de la necesidad de un nuevo bloque hispano, de que deberíamos admitir a nuestros hermanos hispánicos dentro del seno de España. Que España se refiere a todos y no sólo al país que ostenta ese nombre actualmente. Que necesitamos un nuevo rodamiento territorial que de cabida a las distintas sensibilidades territoriales. Que podemos ser muy grandes. Que todo puede empezar por Puerto Rico.

    Muchas gracias.




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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    martes, 13 de septiembre de 2016


    HACIA UN MOVIMIENTO HISPÁNICO


    Imagen de www.youtube.com





    Por Antonio Moreno Ruiz

    Historiador y escritor



    En septiembre del 2011 un servidor llegaba al Perú. Como otros tantos ibéricos, hastiado por el desempleo y la falta de expectativas, crucé el charco buscando oportunidades, lleno de sueños y ganas, siguiendo la estela que muchos otros hijos de la Piel de Toro e islas adyacentes han seguido durante siglos. En mi caso, yo soy historiador y especializado en América, así que juzgué que, como no hay mal que por bien no venga, o era en ese momento o nunca cruzaría el charco. Y así hice. Y acá sigo luego de mil historias y, mal que bien, construir un bagaje.

    El escritor colombiano Gabriel García Márquez, en una entrevista que le realizara Televisión Española en 1995 (1),decía que con el tiempo veríamos de nuevo a los españoles volviendo a emigrar a América. Sin duda, más sabe el diablo por viejo que por diablo, porque que sepamos, Gabo no era profeta y sin embargo acertó de pleno. Pero como pusimos de relieve el historiador quiteño Francisco Núñez del Arco y un servidor en Quito fue España (Historia del realismo criollo), es paradójico que a dos siglos de las dizque independencias, se diga (¿desde el subconsciente?) “son españoles iguales a nosotros”. Pues si todos somos españoles, ¿por qué nos separamos? O mejor dicho: Ya que nos separamos o nos separaron, ¿por qué no reconocer el error, luego de doscientos años en los que nos volvemos a encontrar continuamente?

    Hablando de Francisco, cuando este gran amigo, colega historiador y hermano en la Hispanidad me pidió prologar su mencionado libro (2) no sentí ilusión, sino lo siguiente. Ni que decir tiene que acepté sin reservas, pues no en vano, fui testigo más o menos casual del comienzo de esta epopeya, lo cual me confería una responsabilidad no exenta de nerviosismo. Porque si ha habido algo que me haya obsesionado hasta la extenuación dentro de mi carrera, ése ha sido el periodo de las "independencias".

    Con Francisco había tenido contacto por internet por mediación de unos amigos argentinos. Y lo pude conocer en persona en Lima, cuando yo estaba recién llegado, allá por octubre del 2011. Como todos los octubres, la Ciudad de los Reyes se revestía de morado para celebrar al Señor de los Milagros y ambos pudimos departir entre el centro histórico, Miraflores y Barranco de lo divino y lo humano, copando la centralidad de nuestras conversaciones el tema de las independencias en particular y la Hispanidad en general.

    Desde que conozco a Francisco, podemos decir que nuestros muertos nos han asistido. Y me explico: En estos últimos cinco años, hemos perdido a un trío de grandísimos maestros e inspiradores de nuestras labores a contracorriente: José Manuel González, de Argentina; Luis Corsi Otálora, de Colombia; José Antonio Pancorvo, de Perú. Y eso sumado a otras pérdidas no menos sensibles de familiares en particular y seres queridos en general. El dolor nos ha acompañado aun en las alegrías. Y la vida ha seguido pasando y, si algo hemos percibido, es que nuestros muertos no nos han dejado solos. Los anhelos que al principio parecían poca cosa, a día de hoy forman parte de una realidad que trasciende los tiempos a través de los hechos. Hemos ahí la eternidad. Hemos ahí la vida. Y esta visión contracorriente de nuestra historia no va a parar. Empezó en Hispanoamérica y acá se va a seguir desarrollando.

    Luego de todas las vicisitudes vividas hasta ahora, compartimos el que si hay algo serio que nos queda en este mundo, es la defensa de lo hispánico desde un punto de vista integral, acompañándonos de trascendencia y complejidad, con hondas hechuras metapolíticas que han de bordear el duro, cruel y surrealista contexto que nos ha tocado vivir/padecer; pero con la alegría de llevar la verdad por delante y de formar parte de lo auténticamente nuestro. Lo bueno, lo justo, lo verdadero y lo necesario. Lo que vale la pena. Lo que nos queda. Lo que hemos de poner en movimiento luego de dos siglos de mentiras y errores.

    Ojo: Poner en movimiento y adaptado a los tiempos que nos ha tocado vivir, que conste. Que bien sabemos que no se puede volver al pasado; que el pasado no vuelve, que sí. Pero si nos mienten descaradamente sobre él, nunca tendremos futuro. ¡Y nos negamos a eso! Y menos cuando quienes dominan son tan ramplones.

    Nuestra conciencia sabe que somos un pueblo cautivo, engañado y alienado, pero dos siglos de mentiras acá y acullá ya llegan a su fin. Sobre las ruinas que nos infringieron otros y que nos infringimos nosotros mismos, habrá de rebrotar una luz radiante e imperiosa; acaso la misma que supo seguir la grandeza del sol y formar tierra a través de los caminos del mar, juntando las columnas de Hércules con el Pacífico Norte, las Antillas y las profundidades de los Andes; diciéndole al mundo cómo era realmente y prolongando un animoso e inquebrantable espíritu hasta límites insospechados. Y para entendernos a nosotros mismos, y por ende, amarnos, este gran libro viene como anillo al dedo. Sin leyendas negras. Sin leyendas rosas. Sin tregua para traidores y endófobos. Sin dejar indiferentes. Dándole voz a los injustamente silenciados, cuando no vilipendiados. Haciendo historia. Nuestra historia.







    Todos hemos andado en mundillos ideológicos. Todo el mundo ha sido joven. Y todos hemos salido decepcionados. Y al final, convergimos en la hispanidad. Tenemos ansias de saber y amar mejor nuestra historia, pero también tenemos ansias de construir y de renovar. Y no es algo que esté en el papel, es una realidad. En el tiempo que llevo en este continente, veo que cuando se juntan los criollos, son en verdad un mismo país. Lo mismo se puede decir de andinos o negros, o de otras tantas “etnias” que pululan por la vastedad del Nuevo Mundo. Las fronteras republicanas de principios del siglo XIX no se corresponden con la realidad, y corresponden al mismo y terrible patrón de las “fronteras redefinidas” que Lenin diseñó para la Unión Soviética, sobre las cenizas del Imperio Ruso; así como los anglosajones y la Francia republicana contribuyeron a la atomización de las tierras que estaban bajo el Imperio Austrohúngaro. Los anglosajones fueron muy aficionados a promocionar la dizque “libre autodeterminación de los pueblos” para, acto seguido, aprovechar y agrandar sus colonias. ¿Cómo se explica que –como dice Francisco Núñez del Arco- los británicos aún posean una treintena de enclaves coloniales en el continente americano? ¿Alguna vez se ha visto al indigenismo denunciar eso?

    Además, ¿para qué sirven las rivalidades entre las repúblicas hispanoamericanas? Mejor dicho: ¿A quién benefician? ¿A quién/quiénes han beneficiado todas las guerras que ha habido desde la mismita secesión? ¿Quién estuvo detrás de la Guerra de la Triple Alianza? ¿Y de la Guerra del Salitre? ¿Y de la Guerra del Chaco?

    ¿No nos damos cuenta que la mano anglosajona está detrás? ¿Que desde los tiempos de Cromwell se considera a las Españas como el enemigo providencial? ¿Qué ya en el siglo XVIII trazaron su plan para humillar a España, fracasando estrepitosamente en el intento de invasión de Cartagena de Indias?

    Gran Bretaña y Estados Unidos dirimieron sus diferencias durante todo el siglo XIX, pero entendieron que nada ganaban peleándose. Y llegó un día que ya no se pelearon más. Nosotros no hemos entendido este punto. No entendemos que Gran Bretaña sigue siendo un imperio que, si se sale del euro, va a tener sus recursos en un circuito con Canadá, Australia, Nueva Zelanda y etc. Gran Bretaña tiene una Commonwealth, y eso no se desmonta tan fácil. Justamente lo que quiso hacer la Monarquía Hispánica desde que el conde de Aranda advirtió a Carlos III que mejor era planificar una independencia pacífica instalando príncipes españoles en cada virreinato y estableciendo una fuerte alianza diplomática, económica y militar. América ya era autosuficiente, mas no por ello muchos americanos deseaban seguir siendo españoles. Por eso mismo, ya en la época de Carlos IV, se fue a materializar esta idea instalando un príncipe-virrey -en cada virreinato- con un equipo de gobierno en forma de “soberanía feudal” (3), de tal manera que no hubiera habido traumas, asentándose una lógica estabilidad que no estaría reñida con mantener unos lazos más que sólidos con la madre patria. Pero nada de eso se hizo. Y como advertía el gran pensador ruso Alexander Solzhenitsyn, cada vez que los zares hacían reformas beneficiosas para el pueblo ruso, los revolucionarios se encabritaban y preparaban los atentados más atroces, pues no podían permitir quedar deslegitimados tan obviamente. Ellos siempre fueron conscientes de que no eran “filántropos”, sino destructores. Y algo muy similar ocurrió en la América Española a principios del siglo XIX: La invasión de Napoleón fue tremendamente aprovechada por los traidores que ya estaban a las órdenes de los intereses británicos. Y entre estos traidores no sólo hubo hispanoamericanos, sino también peninsulares, revolucionarios ibéricos que escogieron América como su campo de experimentación; al igual que a día de hoy hacen muchos secuaces del partido ultraprogre Podemos, asesores de políticos de Venezuela, Ecuador o Bolivia. A esos los indigenistas no los acusan de colonialistas tampoco.

    Fijémonos: Quien quiso mandar la gran expedición para ayudar a los realistas americanos en 1820 (que hubieran terminado de aplastar a los insurgentes) fue el novohispano Lardizábal, y el que la frustró y dio el golpe liberal que dio al traste con la política española fue el peninsular Riego, el mismo que murió arrepentido y abjurando de lo que había hecho.

    En resumidas cuentas: Los liberales no quisieron un nuevo orden político que respetara la esencia y la tradición y nos partieron en mil pedazos, llegándonos hasta el alma. Ahora, se impone el retomar esa vocación imperial supranacional, no porque se haya de volver al pasado, sino precisamente porque el pasado se truncó con alienados y sangrientos artificios, y porque el presente ha demostrado la inutilidad de todos esos estados, incluyendo el “español”. Y en América probablemente sería esto más fácil que en España, que es una sociedad destruida y avejentada. Con todos los problemas que tiene América, no deja de haber un gran poso cultural común, siendo el idioma acaso lo más evidente. No hay entusiasmo por el bicentenario de las “independencias”. Hay un caldo de cultivo hispanista muy interesante. Hay que saber aprovecharlo.

    Como decimos: Nos adaptamos a los tiempos que nos ha tocado vivir. Desde la base, con las realidades entrañables y perceptibles que saltan a la vista, desde el folclore o la gastronomía a otros temas de enjundia. No queremos ser una opereta.
    Cuidado con cierto pseudohispanismo (4) que está echando para atrás a gente potencialmente buena y noble que, con lógica, se acerca al ideal hispánico que ha de estar en movimiento.

    Es una pena que no tengamos un medio común en todos los sentidos. Porque la corriente está ahí, viva y coleando, pero nos falta darle fondo y forma y materializarla. Y para eso, hemos de ponernos al tanto en tener nuestros propios medios comunicativos, forjando nuestro propio estilo, siempre basado en lo nuestro, en lo orgánico. Lo tenemos todo para eclosionar. Es cuestión de ponerse y de tomárselo en serio.

    Amigos: En este maldito y enloquecido mundo de la globalización, no hay causa más noble que la hispánica. Hace tiempo escribí sobre cuáles creía que debían ser las directrices geopolíticas del hispanismo (5). Ahora veo más claro que nunca que lo que hay es que desarrollar el hispanismo en nuestra América. Desde el Nuevo Mundo, vayamos hacia un movimiento hispánico, siendo conscientes de que los realistas criollos resistieron solos, sin ayuda, y durante buena parte del siglo XIX así lo hicieron. No hay que esperar nada de España sino más bien al contrario: Probablemente se la pueda empujar mejor desde el otro lado del charco. La identidad no se puede borrar. Fijémonos que los godos, que estuvieron tres siglos en la Península, siempre llamaron “romanos” a sus habitantes. Paradójico es que luego los españoles fuéramos conocidos como “godos”, y todavía hasta hoy… ¡Y los moros nos siguen llamando “rumíes”! Y es gracias a esa identidad que España se reafirmó durante los siglos. Por eso es ahora el turno de los hispanos de América ante los siglos, porque en ellos está el calor y el dolor. Con la fe que mueve montañas, esto no ha hecho más que empezar.


    ¡Vamos!




    NOTAS:

    (1) Véase:












    (2) Algunos enlaces al respecto:


    QUITO FUE ESPAÑA: HISTORIA DEL REALISMO CRIOLLO ...



    ANTONIO MORENO RUIZ: MIS LECTURAS: "QUITO FUE E





    Antonio Moreno Ruiz - Timeline | Facebook










    (3) Término usado por el ministro Godoy, tal y como expone Núñez del Arco. Sin duda no fue el mejor político de la historia de las Españas, pero de haberse consumado el plan, tendríamos una Comunidad Hispanoamericana fuerte que en nada envidiaría a la Commonwealth británica.





    (4) Recuérdese:


    CUIDADO CON EL PSEUDOHISPANISMO







    (5) Artículo íntegro:


    24.1. Dimensiones geopolíticas del Hispanismo.
    Antonio Moreno Ruiz [1-8].


    24.1 - Revista La razón histórica





    Publicado por

    Carlos Marrero en 11:12 Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con FacebookCompartir en Pinterest






    ________________________

    Fuente:


    RAIGAMBRE: HACIA UN MOVIMIENTO HISPÁNICO
    Hyeronimus dio el Víctor.

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