Ojo, que no lo digo yo.

¡Viva Fernando VII!

Acaba de oírse el grito de “Viva Fernando VII”, el rey español, en importantes ciudades de EE.UU., una de ellas Dallas, Texas, entre el entusiasmo de millares de hispanos.

El alcalde de la ciudad, Tom Leppert, proclamó públicamente: “¡Mexicanos, viva México!, ¡Viva la Virgen de Guadalupe!, ¡Viva Fernando VII! ¡Muera el mal gobierno!”

Cuatro exclamaciones que se conocen como “El Grito de las Independencia” mexicana, aunque no fue tal, sino una insumisión que lanzó el 16 de septiembre de 1810 Miguel Hidalgo, cura de la población de Dolores, ante el peligro de que España fuera absorbida por la Francia de Napoleón.
Luego, los criollos, traicionados por ese Rey vitoreado, lucharon contra España. Pero eso no viene al caso porque lo interesante hoy es que “El Grito”, el mayor ritual patriótico de México, se repite en ciudades estadounidenses como Dallas, que con su territorio metropolitano tiene casi ocho millones de habitantes, documentados e indocumentados, de los que el 45 por ciento son hispanos.

Grito, hasta en Dallas, población fundada por anglosajones en 1841, veinte años después de la independencia mexicana, que como Houston carecía de habitantes españoles o mexicanos.

En EE.UU. están multiplicándose las fiestas hispanas de significado político, algo raro con otros orígenes: no hay proclamas británicas fuera de las gaitas escocesas, fiestas irlandesas que no sean San Patricio, o italianas distintas del Día de Colón, 12 de octubre, del que se apropiaron.

Las fiestas hispanas son folclóricas, pero cada día más nacionalistas. El mes mexicano de la ”Herencia Hispana” se inicia en septiembre y trata de enlazar con el 12 de octubre, fecha infausta para muchos, pero también de testimonio del poder latino.

Creciente poder, aunque sólo sea comercial y de unos votos que vitorean a Fernando VII.