Tiene más de 150 años de historia y ha vivido tiempos de esplendor, pero hoy el complejo sanitario que se alza en una de las avenidas más importantes de la capital argentina, cuya parte más vistosa es una moderna ala en ladrillo rojo, atraviesa una profunda crisis que, de no resolverse, puede suponer la desaparición de una institución centenaria española en Suramérica. Y es que el Hospital Español de Buenos Aires, el buque insignia de la Sociedad Española de Beneficencia fundada en 1852, hace frente a una complicada situación financiera que ha llevado a sus dirigentes a lanzar una llamada de atención a autoridades, empresas y particulares españoles para evitar el fin de una institución que, a principios del siglo XX, llegó a tener hasta 80.000 beneficiarios y hoy apenas supera los 8.000.
"Es una situación complicada porque tenemos unos recursos muy escasos. De 8.000 socios al menos 2.000 tienen derecho a asistencia gratuita, el material en algunos casos es muy viejo, con más de 40 años de antigüedad y el hospital exige una modernización urgente en su gestión", explica Ramón Carballo, elegido hace algunas semanas nuevo presidente de la institución, cuyo objetivo es a corto plazo reflotar la situación financiera del centro para evitar la desaparición de la institución como Hospital Español. Un hecho que pondría en gravísimos problemas a una mayoría de socios que, unos por edad y otros por recursos económicos, no podrían entrar en los planes de salud de otras sociedades de asistencia médica. En Argentina, aunque la Seguridad Social es universal, la sanidad pública padece graves deficiencias y se complementa con diversos planes de salud ofertados por entidades privadas. El Hospital Español forma parte de ellas y su situación no es diferente al de otros centros con buenos profesionales, pero sin medios.
Lo que sucede con el Hospital Español refleja en parte la historia de la emigración española en Argentina. El país se independizó de España en 1816 y en 1857 un grupo de españoles fundó la Sociedad Española de Beneficencia para atender las necesidades de los compatriotas más desfavorecidos presentes en el nuevo país americano. Al fin y cabo las colectividades extranjeras que llegaban al nuevo mundo hacían o trataban de hacer lo mismo. Las sucesivas oleadas de trabajadores españoles que llegaron al país durante casi 100 años aumentaron sus prestaciones, los ingresos y también la calidad de sus instalaciones. El Hospital Español se alza en la avenida de Belgrano, a escasos metros de otro símbolo de la emigración española, el Centro Gallego, una construcción que ocupa toda una manzana.
Las emigraciones forzadas por la Guerra Civil, primero, y la posguerra, después, fueron los últimos movimientos masivos de españoles que cruzaron el Atlántico y ahí comenzó lentamente, al principio de manera casi imperceptible, el declive de la institución. Todavía hubo una ampliación en los años setenta, que corresponde al aspecto que presenta hoy el ala más moderna del hospital y en el 2000 se inauguró una tercera parte del complejo sanitario. Pero la cuesta abajo ha sido constante, agravada por las sucesivas crisis económicas que han sacudido Argentina en las últimas décadas. Con 1.200 empleados, 280 camas y una ocupación del 100%, el Hospital Español acumula, a día de hoy, una deuda de 24 millones de euros.
http://www.hospitalespanolar.com.ar/
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