Nuevos asaltos de pistoleros del crimen organizado contra comisarías de Sao Paulo han elevado a 52 la cifra de muertos y a 50 la de heridos en la segunda noche de violencia, según han informado fuentes oficiales.
Asimismo continúan los motines y desórdenes en 36 de las 40 prisiones del estado de Sao Paulo, sin que se sepa todavía el número exacto de víctimas de los enfrentamientos entre policías y amotinados, que en algunos casos mantienen a más de 100 personas como rehenes.

Esta violencia es la respuesta de las mafias a la decisión del gobierno de Sao Paulo de trasladar a varios presos peligrosos a dos cárceles de máxima seguridad.

La más cruenta ofensiva criminal en el estado más rico y poblado de Brasil comenzó la noche del viernes y hasta la madrugada del sábado había dejado 32 muertos en 55 asaltos en la ciudad de Sao Paulo.
Los asaltos continuaron el sábado por la noche con 18 nuevas escaramuzas en diversos puntos de la ciudad, que han elevado a 73 la cifra de atentados, la mayoría de ellos contra comisarías, patrullas y guardias que vigilaban las calles.

Un nuevo balance provisional señala que en los asaltos, perpetrados con armas y en dos casos con granadas, murieron 27 policías, ocho de los asaltantes y un civil. También resultaron heridas 28 personas y 17 sospechosos fueron detenidos.

En forma simultánea se han producido veinticinco motines en distintos presidios del estado, donde está concentrado el 40% de los 140.000 reclusos que integran la población carcelaria del país.

Varios de estos motines fueron sofocados por la policía, que logró entrar en los patios y liberar a presos y funcionarios que tenían como rehenes, sanos y salvos, aunque esta madrugada todavía se produjeron otros cinco nuevos levantamientos, mientras sigue la tensión en, al menos, dieciocho cárceles.
Los medios de comunicación calculan que todavía un centenar de personas permanecen como rehenes.
Las autoridades no han informado de heridos o muertos en esos levantamientos.
En varios barrios de Sao Paulo decenas de policías civiles y militares establecieron retenes en puntos de estratégicos y redoblaron la protección a instalaciones oficiales.

La Secretaría de Seguridad Pública del estado de Sao Paulo aseguró que los ataques de la mafia constituyen una represalia contra la decisión de las autoridades de aislar a capos del crimen organizado, entre ellos a Marcos Willians Herba Camacho, líder del "Primeiro Comando da Capital" (PCC).

El PCC ha sido acusado de promover los principales motines en las cuarenta cárceles del estado.
El jueves pasado las autoridades emprendieron el cambio de 765 reclusos de presidios del interior del estado a dos cárceles de máxima seguridad, una en Presidente Venceslau, a 620 kilómetros al oeste de Sao Paulo, y la otra en el zona norte de la capital.

Entre los trasladados, además de Herba, había 15 líderes del PCC.

El sábado, el gobernador Cláudio Lembo dijo que las autoridades sabían que los traslados traerían "consecuencias".

"Pensamos en todas las posibilidades y también en los riesgos que podríamos correr. Pero era preciso combatir lo que estaba ocurriendo", sostuvo.

El comandante de la Policía Militar, coronel Elizeu Eclair Teixeira Borges, aseguró que estaban en estado de alerta y que gracias a esta actitud "el número de muertes fue bien menor".

Estas declaraciones oficiales provocaron indignación entre representantes de entidades sociales y eclesiásticas, así como especialistas en política contra la violencia, que han reclamado penas más duras y adecuados instrumentos para capacitar, entrenar y reforzar a las fuerzas de seguridad.


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