
Iniciado por
CRISTIÁN YÁÑEZ DURÁN
Estimado Agustiniano I:
1º Que las Malvinas sean Argentinas es cuestión bastante fuera de duda como para seguirle el hilo a quien lo discuta. Más que una cuestión científica o de precedente territorial es cuestión de sentido común. El asentamiento inglés en las islas no es más que una ocupación. Lamentablemente, por obedecer nuestras Repúblicas a la doctrina liberal del "Interés de Estado", que por principio niega cualquier cualidad moral entre las relaciones de éstos, normalmente antepondrán el interés privado de la propia nación (normalmente económico) sobre el Bien Común de ambas.
2º Cita:
"¿Se podría de ocupar esos territorios en conjunto y que no sean de ninguna de las 2 Naciones únicamente? (....) Hablo de leyes, porque culturalmente no cambiaríamos nada, somos todos iguales, allá y acá..."
Nustros respectivos gobiernos militares, durante el año 78, contra el parecer de todo el zurderío y la mediocridad democratoide, dieron un ejemplo de civilización al zanjar el problema de una forma admirablemente civilizada con la mediación de la Santa Sede. Así se evitó una guerra que, tanto por las durísimas condiciones del teatro de operaciones como por las fuerzas involucradas, se hubiese transformado en una tragedia de proporciones incalculables, enconando odios y recelos quizá para siempre.
Creo que sin duda alguna se podría ejercer una soberanía conjunta. Con dicho ejemplo, imaginación y sobre todo buena voluntad se puede dar otra lección de civilización que asombre al mundo. De hecho, ya tenemos un batallón conjunto.
Las similitudes culturales entre ambos países son óptimas, cualquier chileno se siente como en casa en Argentina, donde el trato es magnífico, y creo que la situación es recíproca. Ambos países, por poseer una fuertísima influencia europea, tienen gustos y metas afines. El indigenismo es casi nulo. Nuestras diferencias, aparte del acento, son infinitamente menores que las existentes entre las diversas regiones de otros países. Pero principalmente nuestra común tradición hispánica es un tesoro demasiado valioso como para desperdiciarlo, y ese legado ha de ser la base de la que espero sea la inevitable integración de nuestras naciones.
Saludos en Cristo y en María Reina.
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