55 DÍAS EN PEKÍN (7 SEPTIEMBRE 1901) BERNARDO CÓLOGAN Y CÓLOGAN




El 7 de septiembre de 1901 se firmó en la embajada española de Pekín el fin de la guerra de los Boxer. Si, habéis leído bien. Se firmó en la embajada española. Los que recuerden la película “55 días en Pekin”, pensaran que me estoy equivocando, pero nada más lejos de la realidad. A pesar de lo que se mostrara en la producción de Hollywood protagonizada por Charlton Heston, Ava Gardner y David Niven y, por cierto, rodada en Las Rozas (Madrid) en 1963, el protagonismo de los americanos, no fue tan contundente. La realidad fue bastante distinta y la defensa fue algo que recayó en los distintos destacamentos coordinados por ministro británico en China, Claude Maxwell MacDonald. Pero al final, quien consiguió redactar un documento de consenso, cuando las hostilidades finalizaron, fue un español. Bernardo Cólogan y Cólogan.

El movimiento Boxer, tuvo su origen en un movimiento nacionalista chino, mal construido. Los Puños Justos y Armoniosos (Yihequan) tuvieron su origen en la provincia de Shandong. En principio no fue mas qe un movimiento que basado en el ejercicio de las artes marciales, pretendía luchar contra la colonización occidental. En 1895, el prefecto de Yuxian, los utilizo para luchar contra el bandidismo tradicional. Obtuvo algunos resultados pero desgraciadamente les dio un prestigio que posteriormente fue utilizado de forma extrema. Empezaron a atacar a rivales cristianos y edificios religiosos de rito occidental, lo que provoco una presión internacional para acabar con el movimiento. Yuxian se revolvió contra ellos y ordeno la ejecución de varios de sus dirigentes.

Sin embargo el movimiento no se detuvo y en 1897, una banda de sus seguidores asalto la casa de un misionero protestante alemán y asesino a dos misioneros (incidente de Juye). El asesinato, fue utilizado por las potencias occidentales, para reclamar concesiones administrativas en China. Ello no hizo más que enardecer los ánimos y en octubre de 1898, hubo otro ataque en Liyuantun donde s destruyo una iglesia católica. El gobierno chino continuaba observando una actitud ambivalente y en 1899, hubo otro enfrentamiento armado entre milicias bien organizadas de los Boxer y tropas del gobierno Qing.

El emperador Guangxu, intenttó algunas reformas pero la emperatriz viuda Cixi, se le opuso frontalmente, anuló todos los cambios y lo puso bajo arresto domiciliario. En suma, el gobierno y el ejército chino quedaron divididos en dos bandos que lucharon también entre ellos.

En mayo de 1900, una fuerza miliar naval compuesta por tropas de 8 países, desembarcaron en Dagu y viajaron en tren hasta Pekín, donde se encargaron de formar un perímetro defensivo, alrededor del área donde se encontraban las delegaciones diplomáticas. A partir de ahí no fue mas que una escalada de atrocidades por ambos bandos, que el 19 de junio cuando la emperatriz Cixi dio orden a la delegaciones de abandonar Pekín bajo escolta de tropas chinas. El enviado imperial alemán, el barón Klemens Freiherr von Ketteler, no tuvo otra ocurrencia que desplazarse personalmente para elevar una queja ante la emperatriz y fue asesinado por la turba enfurecida. Las posiciones estaban bloqueadas y todo el perímetro de las delegaciones se cerró y preparó para un asedio.

Aparentemente, los occidentales, armados tan solo con fusilería, tres ametralladoras y un solo cañón, no tenían ninguna posibilidad. Los Boxer disponían de material bélico moderno y eran mucho más numerosos, pero como hemos dicho, las divisiones entre los distintas organizaciones chinas, el ejército y los propios Boxer, les impidió hacer un asedio organizado y nunca hubo un asalto generalizado. Finalmente, el 13 de agosto, un ejército al mando del británico Alfred Gaselee, entro en Pekín.


Las hostilidades habían terminado pero había de alguna forma que darle forma legal para poner fin definitivo al conflicto. De la redacción del protocolo, se encargó nuestro compatriota Bernardo Cólogan y Cólogan.


No solo fue el encargado de la redacción por ser el decano de todas las delegaciones, sino también por que tenía un conocimiento de China bastante profundo, y mantenía una relación de amistad con la emperatriz.


Cologan hablaba chino, cosa bastante raro entre los diplomáticos de aquellos tiempos. Procedía de una familia noble de las islas Canarias y tenia amplia experiencia fuera de España. Antes de iniciar su carrera diplomática, ya domina el francés e ingles. Su primer destino fue en Grecia, después estuvo cuatro años y después en Pekin, donde aprendió el chino. Paso a Turquía y Panamá, donde estuvo en su inauguración. Después se le trasladó a Venezuela y Méjico. En 1894 fue enviado a Pekín como Ministro Plenipotenciario y como tal, lidero las negociaciones que duraron un año y necesitaron de más de cien reunión y… mucha diplomacia.



Manuel de Francisco Fabre


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