Monumento a las Navas de Tolosa, en La Carolina, obra del arquitecto Manuel Millán López y el escultor Antonio González Orea
EL MIRAMAMOLÍN Y LAS NAVAS DE TOLOSA
Abu Abd Allah Muhammad, hijo de Abu Yusuf Yaqub al-Mansur, sucedió a su padre, poniéndose al frente de los almohades. Era allá por enero del año 1199. Las crónicas cristianas lo llaman "Miramamolín".
En 1212 vino con poderoso ejército a contener el avance de los cristianos que penetraban en Andalucía por Sierra Morena. Abu Miramamolín salvó el pellejo, huyendo de las Navas de Tolosa, cuando todo lo vio perdido. Sus defensas fueron arrasadas; de nada le valió enterrar hasta la rodilla a los pobres negros esclavos, no le sirvió encadenarlos con férreas argollas al cuello como muralla humana, erizada de lanzas. Fueron aplastados todos. Miramamolín hincó espuelas a su caballo y, con cuatro de su confianza, llegó a Baeza. En Baeza, todos pensaban que los cristianos serían rechazados, pero al ver a su dueño y señor en fuga, le preguntaron qué harían si los cristianos llegaran a los muros de Baeza. El Miramamolín, me lo imagino mordiéndose las uñas, les dijo: "No tengo consejo para mí ni para vosotros. Dios sea en vuestra guarda". Y no consintió ese día quedarse en Baeza, sino que cabalgó, buscando el refugio de Jaén.
Abu Abd Allah Muhamamad es el Miramamolín de todas las crónicas cristianas -llevamos dicho. El título es una españolización del título árabe que el almohade tomó: "al-Nasir li-Din Allah" cuya mejor traducción es "El que hace triunfar la Fe de Dios". Un nombre que, por sí mismo, es toda una señal providencial, pues -en efecto- muy a su pesar fue Abu Abd Allah Muhammad el mismo que, derrotado el 16 de julio de 1212 en las Navas de Tolosa, hizo triunfar la Fe de Dios al ser vencido él y sus hordas.
Detalle del monumento a las Batallas, de la Plaza de las Batallas en Jaén, de Jacinto Higueras
LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS
Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)
Marcadores