Re: Fue Petain quien nos salvó de la guerra
Después de haber leído dos veces consecutivas este último mensaje, sigo sin encontrar ninguna razón que justifique que fue Petain quien nos "salvó" de Franco y de Hitler, tal como afirmó en su día el Sr. Satrústegui, -"insigne analista politólogo e historiador"-, como tampoco de las preclaras palabras del Sr. Cela, que como al personaje anterior, también deseo eterno descanso en la paz de Dios, pero que como historiador le pasaba aquello que solía afirmar: "la memoria es flaca".
En resumen, "ninguno de ambos señores" es fuente fiable en esta materia, sino que más bien parecen sacar los pies de sus respectivos tiestos. No así, el Sr. Serrano Suñer, que si estuvo presente en la entrevista de Hendaya y hasta visitó Berlín en su calidad de titular de Exteriores. Y este señor, en cambio, no menciona para nada y en parte alguna la importantísima mediación del Sr. Petain que, recordemos, era un pobre presidente títere de la Francia de Vichy encargada de decir "amén" a todas las ocurrencias del "cabo boche". Y debo añadir que resulta un tanto perverso el uso de cierta terminología como cuando, por ejemplo, por dos veces se señala la "germanofilia" del Sr. Serrano Suñer cuando, en realidad, era "nazifilia", pues entonces había también muchos germanófilos que de simpatizantes con el nazismo no tenían nada.
Los hechos son los que fueron, y ahí están los archivos para molestarse en indagar en ellos; podrá haber documentos desconocidos, tal como pasa en relación con cualquier personaje, acontecimiento o etapa histórica que se quiera; la Historiografía (lo prefiero así porque como "Historia de..." la hay de todo lo habido y por haber) es interpretable según la ideología, el método de lectura y análisis, así como el gusto y apetencia de los estudiosos, pero las recreaciones más o menos fantásticas, usando personajes y situaciones reales, son propias de la literatura.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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