Re: Fue Petain quien nos salvó de la guerra
De la lectura de este tema me ha surgido una pequeña duda, algo que parece ser que han pasado por alto los protagonistas que relatan tales hechos, menos Franco que se olió inmediatamente el farol que se tiraba el "tío Adolf". Era el dueño de Europa y tenía 200 divisiones a su disposición... ¿dónde?, ¿haciendo qué?, ¿ocupadas en...? Vamos, que era lo mismo que tener dos equipos de fútbol de colegio equipados y armados frente a las aproximadas 90 divisiones de Franco, con experiencia en combate, al otro lado de Los Pirineos y defendiendo su Patria. Napoleón incurrió en el mismo error de cálculo, sólo que Hitler no tuvo los "güevos" que tuvo el corso, mientras Franco demostró ser más astuto y correoso. Si Hitler hubiese invadido España, la hubiese cagado mucho antes.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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