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Tema: La Leyenda Negra

  1. #1
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    La Leyenda Negra

    Lo primero que nos viene a la cabeza cada vez que escuchamos esta expresión, es la imagen de algunos pueblos poniéndonos a parir. Enseguida pensamos en que algo que no consiste más que en un conjunto de prejuicios nos va a perseguir si visitamos esos mismos países. Además, la puñetera expresión que no está inventada por esos pueblos extranjeros, sino que al parecer formó parte de alguna forma metafórica usada por Emilia Pardo Bazán y en algún otro de nuestros autores del XIX, toma cuerpo en los escritos de Julián Juderías, para denunciar los pre-juicios, cognitivos, culturales y, especialmente, personales de unos cuantos viajeros de los tiempos de maricastaña.

    Basta con leer sus libelos, no pueden ser tomados de otra forma, para comprender la ignorancia supina que los caracterizaba, la incapacidad manifiesta para intentar entender la inmensidad de un país desangrado entre la emigración hacia el Nuevo Mundo y las continuas guerras, tanto de religión, como de sostenimiento de un Imperio alemán semi-heredado, pero nunca verdaderamente de carácter hispano -a pesar de tanto oro traído de América-, y que representan el valor, esfuerzo y generosidad de tantos hombres que entregaron su vida por unos ideales superiores.

    ¿Y quiénes eran esos viajeros, sino señoritingos parásitos en sus propias sociedades? Porque ya se dirá quienes eran aquéllos que podían viajar displicentemente, sin agencias de viajes, sin los sistemas de transporte y comunicación de hoy en día, sin la opción de financiar crediticiamente tales desplazamientos. Ya se dirá quien hoy en día está en condiciones de establecerse como turista, en tiempos pasados viajero, por periodos de tiempo que llegaban a durar años. Además, la mayoría de ellos con anterioridad a la llegada de nuestro país, ya venía condicionado -con la mente lavada, diría yo-, por otros escritos, por otros libelos anteriores, que ya los predisponían. No deja de ser llamativo que muchos coincidan en las descripciones de los paisajes, gentes y costumbres. Uno se preguntaría legítimamente por tales coincidencias si no fuera precisamente, por esa coincidencia tan exacta y tan letal. Y es que si la visita venía precondicionada y con las dificultades añadidas en los viajes que había entonces, no es de extrañar.

    Luego, las biografías de estos enemigos nuestros son del mayor interés para nosotros: la mayoría enemigos de la Iglesia Católica, o malos católicos en cuyas estrechas y soberbias mentalidades, no tenían cabida la caridad y el amor al prójimo. Para esa mayoría España era Inquisición y tierra de frailuna. Para esa mayoría España era un desierto de ignorancia. Sin embargo, también hubo quienes les llevaron la contraria, y no en pequeño número.

    Quiero empezar este tema destacando una figura francesa de comienzos del XIX, más un figurín que figura, que dejó uno de esos legados escritos en este caso en forma de cartas sobre nosotros y que demostró desconocernos por completo y que tomo como modelo de lo que he ido comentando. Ni quiera la todavía inexistente ciencia de la Antropología en aquellos tiempos los justifican, hubiese sido suficiente con decir la verdad.



    Marqués de Custine


    Astolphe-Louis-Léonor, Marqués de Custine (18 de marzo de 1790 - 18 de octubre de 1857) fue un aristócrata francés, conocido por sus crónicas de viajes y particularmente por el relato de su visita al Imperio Ruso en 1839 titulado Rusia en 1839 (en francés, La Russie de 1839). Esta obra no solo relata el viaje de Custine, sino también presenta aspectos de la economía, organización social, costumbres y modo de vivir imperantes en Rusia durante el reinado de Nicolás I.

    Astolphe de Custine nació en Niderviller, Lorena, en una familia de la aristocracia francesa que simpatizaba con los ideales de la Revolución de 1789; su familia paterna era propietaria de una próspera fábrica de porcelanas, mientras su madre era una aristócrata bien contactada con intelectuales de su época, como Madame de Stäel y Chateaubriand.

    Pese a sus simpatías republicanas, el abuelo de Custine fue guillotinado en 1793 y su padre corrió la misma suerte en enero de 1794, mientras que su madre fue encarcelada hasta la caída de Robespierre en julio de 1794. Tras estos episodios, la familia de Custine se instaló de nuevo en Lorena, siendo esmeradamente educado y contactado con importantes personajes de la cultura francesa de su época: la madre de Custine era amiga personal de Madame de Stäel y tuvo un romance con el célebre literato Chateaubriand. No obstante, Custine y su madre debieron emigrar en 1810 por mantener amistad con el ministro Joseph Fouché, caído en desgracia con Napoleón.

    Tras la Restauración, Custine y su madre volvieron a Francia en 1814, pues su madre ambicionaba para el joven marqués una carrera en la diplomacia y un buen matrimonio. Custine acudió así con la delegación francesa al Congreso de Viena en 1815, se casó en 1822 y tuvo un hijo, pero su esposa muere al año siguiente, tras lo cual Custine inició una relación homosexual con un joven inglés cuatro años menor llamado Edward Saint-Barbe. No obstante, es hallado semidesnudo y golpeado en una calle de París en una noche de octubre de 1824, lo cual hace estallar el escándalo de su homosexualidad y lo condena al ostracismo social, perdiendo su carrera diplomática. Su hijo muere en 1826 y poco después fallece también su madre.

    Tras estas desgracias, Custine intenta hacerse literato pero no logra éxitos con sus dramas y poemas, inspirados por el romanticismo literario. Tras ello se convence de tener talento para los relatos de viajes y así se dirige a España en 1831, donde redacta una crónica de viajes que es publicada en 1838 y resulta muy bien recibida por la crítica, lo cual le da fama entre destacados artistas como Honoré de Balzac, Victor Hugo, Frédéric Chopin, Alphonse de Lamartine, Alfred de Musset, George Sand o Eugène Delacroix.

    Tras recibir el consejo de Balzac de escribir sobre las regiones más tradicionales y exóticas de Europa, Custine decide elegir Rusia como su próximo tema de escritura. En ello influye el éxito que había ganado en 1835 el libro de Alexis de Tocqueville titulado "La democracia en América" donde el autor pronosticaba que Rusia y los Estados Unidos estaban destinados a ser los países más poderosos del futuro. Ansioso por repetir el análisis de Tocqueville, Custine viaja a Rusia en 1839, donde escribe su obra más celebre.

    Viaje a Rusia

    Custine visitó Rusia en 1839, donde pasó la mayor parte del tiempo en San Petersburgo, aunque también visitando Moscú y Yaroslavl. El marqués de Custine era un monárquico reaccionario conservador en Francia y visitó Rusia buscando también algunos argumentos contra la democracia y el gobierno representativo (los que había elogiado Alexis de Tocqueville en Estados Unidos), en tanto Custine temía que el liberalismo y la democracia causaran inevitablemente la "tiranía de las masas".
    No obstante, Custine quedó sorprendido por la severidad de la autocracia de los zares rusos, así como con el carácter de los rusos que halló en diversos niveles sociales y su débil respuesta al enorme absolutismo de sus gobernantes. Custine consideró que la población rusa "colaboraba con su propia opresión", considerando la autocracia zarista como un ejemplo extremo (e indeseable) de sumisión popular al monarca, sosteniendo que "En Francia la tiranía y el despotismo es una breve situación de transición, en Rusia la tiranía y el despotismo son situaciones permanentes".

    Un tema particularmente relevante de su relato es el análisis de Custine sobre la real influencia de la cultura occidental en Rusia, pues el marqués se burlaba de las pretensiones de la élite rusa por imitar a sus pares del resto de Europa en aspectos superficiales, mientras que para Custine la sociedad rusa tenía una esencia de despotismo brutal más propia del Asia. El propio marqués de Custine consideró en su libro que esta situación era culpa de la severa influencia ejercida por la Iglesia Ortodoxa Rusa en apoyo de la autocracia, acusando también a la Invasión mongola de Rusia de haber instalado el "despotismo oriental" dentro de las costumbres rusas, y reprobando a las reformas de Pedro el Grande por imponer en Rusia los usos de Europa Occidental de modo brutal pero superficial, confundiendo las apariencias externas con la verdadera cultura europea.

    También el marqués de Custine condena la edificación de San Petersburgo al considerarla como fruto del deseo de un solo hombre y no el resultado de verdaderas fuerzas sociales e históricas. No obstante, Custine muestra gran simpatía por Moscú y alega que Rusia podría ser un país mucho más poderoso si trasladase su capital a la vieja urbe moscovita.

    Las mayores censuras de Custine se reservan a los aristócratas rusos, a los cuales trata de "bárbaros y salvajes", que aceptan la cultura europea sólo en sus rasgos externos afirmando "tienen sólo el barniz de civilización europea suficiente para ser salvajes astutos, pero no hombres cultivados", acusando nuevamente a las reformas de Pedro el Grande por contentarse sólo con imponer al pueblo ruso las imitaciones externas de la civilización europea, dejando sin alteración la "barbarie" que, según Custine, Rusia había heredado intacta de las invasiones mongolas y que había incorporado a sus costumbres y sistema político.

    Asimismo Custine se queja sobre la conducta superficial de las élites rusas hacia la cultura europea diciendo: "No reprocho a los rusos que sean como son, yo reprocho que deseen aparentar lo que somos nosotros (los demás europeos)... Los rusos están menos interesados en ser cultivados que en hacer creernos que lo son... Ellos estarían contentos de mostrarse tan bárbaros como quieran serlo, si tan sólo otro pueblo del mundo pudiera hacerles sentirse mejores y más civilizados".
    Tras conversar con el zar Nicolás I, el marqués de Custine lo censura por edificar una red de espionaje sobre la totalidad de su pueblo y por reprimir a Polonia, pero concluye que posiblemente el zar actúa tan autocráticamente sólo porque el propio zar siente que tal conducta es su deber, afirmando Custine: "Si el zar no tiene más piedad en su corazón que la mostrada en su política, lo lamento por Rusia, pero si los reales sentimientos del zar son superiores a sus actos entonces lo lamento por el zar". Al acabar su viaje, Custine afirma que sintió el aire más respirable y ligero al cruzar de nuevo la frontera con Prusia.

    Retorno a Francia.

    La Russie en 1839 tuvo hasta seis ediciones en vida de Custine, y fue muy leída en Gran Bretaña, Francia, y Alemania, pero censurada en Rusia, prohibiéndose allí su circulación. De todas maneras, las ediciones en idiomas extranjeros llegaron a conocerse en Rusia y causaron impacto entre su aristocracia; pese a la censura zarista, fragmentos del libro fueron publicados en la prensa rusa recién en 1890 y 1891, mientras que una versión abreviada por la censura fue editada en 1910, y reimpresa en la Unión Soviética en 1930, pero inicialmente suprimido bajo del gobierno de Lenin. La primera versión rusa completa y sin censuras apareció en 1996.
    El marqués de Custine vio su fama acrecentada por su libro sobre Rusia, y continuó su relación con su amante inglés. Murió en septiembre de 1857, dejando sus bienes a su amante.

    El marqués de Custine fue un personaje de la película del El arca rusa (2002), donde sus conversaciones con el narrador muestran la lucha de la intelectualidad rusa por establecer su identidad propia respecto al resto de Europa.



    www.es.wikipedia.org/wiki/Marqués_de_Custine

    Lo que se dice de él en la Wiki no incluye sus "impresiones" particulares sobre España y los españoles. Esas las cuenta J. Juderías y yo las voy a reproducir en el mensaje siguiente. Tal y como pienso seguir haciendo con otras "personalidades antiespañolas" de probada fantasía y escasa moralidad.
    Última edición por Valmadian; 28/01/2014 a las 22:10
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  2. #2
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    Re: La Leyenda Negra

    Afirma "retratar" la España de Fernando VII, nada menos que en cuatro tomos (L'Espagne sous Ferdinand VII París, y menciona tal hecho Juan Velara, el autor de Pepita Jiiménez que califica la obra del francesito como "calumnia necia, infame y brutal" y dice:

    "Este viajero (...) anduvo por España en los últimos años del reinado de dicho monarca (Fernando VII) y hasta por eso es curiosa su obra. Pinta la sociedad que la revolución iba a cambiar por completo y la pinta con más negros colores que los empleados después la España novísima por otros viajeros o escritores franceses. El marqués de Custine ama, sin embargo, y preconiza el antiguo régimen. No es el odio a nuestras instituciones quien le mueve a tratarnos tan inicuamente. Hombres y mujeres son en España cruelísimos, punto menos que antropófagos. Nuestra fisonomía es tan bárbara y nuestros dientes tan de tigre, que hasta el rostro más hermoso tiene una expresión dura, asustamos con nuestra sonrisa. 'La pereza es el principio de la filosofía práctica de todo español'. Nuestras mujeres son de dos especies. Las bonitas y graciosas, las cuales son locas, alegres y apasionadas; las demás, el mayor número, no quisiera el marqués que se llamasen mujeres; son unos monstruos sin alma, gordas, estúpidas, seres desgraciados de la naturaleza. En suma, para el marqués o son bacantes o son cerdos las compatriotas de Santa Teresa, de Isabel la Católica, de Doña María de Molina, de la madre de San Luis y de la madre de San Fernando. Los cuatro tomos de la obra del marqués de Custine están llenos de las más atroces insinuaciones o de afirmaciones terminantes contra la honra y castidad de nuestras mujeres."

    Parece evidente la mala leche que le salía al marquesito. Ya imagino las mofas que levantaría a su paso con sus modales de señorita de compañía de la corte de Versalles, de su amariconada forma de vestir, muy posiblemente, de sus modales en la mesa, exagerados al límite de la cursilería. De las barbaridades que dijo es bastante sencillo deducir que esa fue su forma de vengarse por la chacota, la recoña y el cachondeo que, con toda probabilidad, provocaría allá donde fue y es que, por contraste, no se cebó con tanta inquina con los hombres españoles, y es que sabido es que la cabra siempre tira al monte.

    "Nuestra vida es 'o permanecer en la plaza pública durante días enteros embozados en la capa, charlando o soñando o echarnos al camino para acechar al indefenso viajero'. Nuestros mendigos hacen en público su asquerosa toilette, y es una raza inmunda, obstinada y sinvergüenza, que no tiene semejante en ningún otro país. Los robos y los asesinatos son en España el pan de cada día."

    No puedo por menos que parar el relato de las babosadas que decía este lamentable gabacho. A medida que voy redactando me acuerdo de los 300.000 asesinados en la asquerosa revolución de Francia; en el aspecto repugnante de los "sans cullottes" acaudillados por los patibularios rostros de los masonazos que organizaron aquel aquelarre de sangre y muerte. Me acuerdo de experiencias vividas por mi 200 años más tarde cuando en un pueblecito francés "du Midí" quise hacer una micción, y me tuve que enfrentar a la vergüenza de tener que usar el único retrete público de todo el pueblo que, por más señas, estaba ubicado en el centro de la plaza mayor xde la localidad y, además, había que pagar por realizar tal acción natural. Más tarde, preguntando por ello en el clásico bar francés donde no hay más que café o "Pernaud", me respondieron que era todo un logro, como el agua corriente y la luz que les habían llevado, finalmente, no hacía muchos años, y hablo de comienzos de los "80" del siglo pasado, no de comienzos del XIX. Y aún más recientemente como en San Sebastián-Donosti, enfrente de los balcones de la casa de mi familia, a pocos metros del Bulevard, y durante el verano, chicas extranjeras borrachas hasta las cejas se bajaban pantalones, faldas y bragas, para orinar entre los contenedores de la basura que el Ayuntamiento tiened situados en puntos estratégicos. Y esto dentro de la primera década del Siglo XXI.

    "En elogio de los caballos andaluces dice el marqués que son más civilizados que los hombres. <<Los españoles son tan poco hospitalarios, que no hay mayor placer para ellos que vejar o contrariar a un extranjero (...)

    ¡Ay, ay, ay! que le sale la vena mariquita. E incurre, como todos los sofistas, a la típica falacia ad hominen generalizada para ocultar que, con toda probabilidad, era a él personalmente a quien se rechazaba, y más en aquellos tiempos, pero sigamos.

    "(...) pero con dar algunos reales se consigue lo que se quiere. Don Basilio y Fígaro son los dos tipos de los españoles modernos, como Don Quijote y Sancho eran los de los antiguos castellanos. De tantos vicios públicos y privados resulta una masa de corrupción de la que no hay ejemplo en el día en ningún pueblo civilizado de Europa (...)

    Mira quien fue a hablar...

    "Todos los espíritus se sienten desde luego inclinados a la injusticia, a la venalidad, a la traición y los hombres de bien, que quedan al descubierto en medio de este pueblo hipócrita, se amedrentan de su corto número y se esconden entre la turba de los pícaros."

    ¿Estaría hablando de Los miserables de Víctor Hugo? "

    "De nuestra literatura contemporánea forma el marqués muy pobre juicio. Cdervantes, Garcilaso y con los versos de Quintana. <<En general, los españoles tienen el entendimiento difícil, lento, poco brillante; apenasx advierto en ellos imaginación; desde finales del XVII son más imitadores que inventores, y esto en todo>> En otra parte califica el marqués a nuestros autores modernos de 'cálifa de pedantes' (sic), "sin inventiva, limadores de frases etc. <<He citado tantas de estas abominaciones, de estas horribles calumnias, de estas manchas de infamia con que el marqués de Custine quiso sellar el rostro de nuestra nación y exponerla a la vergüenza ante la Europa entera, porque si bien el marqués era un hombre viciosísimo y por ningún titulo autorizado para censurar los vicios ajenos, su obra fue muy leída y celebrada, y, como está en forma de cartas, y dirigidas a Lamartine; Chateaubriand; Julio Janin; Enrique Heine; Mme. Recamier, duquesa de Abrantes; Carlos Nodier; Mme Girardín y Víctor Hugo, no parece sino que todos estos ilustres personajes convienen de un modo tácito en infamarnos y deshonrarnos, patrocinando al calumniador."

    (Del concepto que hoy se forma de España Obras completas, tomo XXXVII.


    Fuente: textos sacados de Julián Juderías La leyenda negra, Editorial ARALUCE, Barcelona 1915, 2ª edición. Págs., 229-231
    Última edición por Valmadian; 29/01/2014 a las 00:04
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  3. #3
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    Re: La Leyenda Negra

    Dando al tema, os ruego que leais "Mas alla de la leyenda negra." Se trata de la revolucion cientifica en Espana. Hubieron contribuciones cientificas importantes durante la epoca del Siglo de Oro que se desconocen.

  4. #4
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    Re: La Leyenda Negra

    A la caza de los héroes españoles: estatuas mancilladas y nombres censurados por la leyenda negra

    El ataque al monumento a Colón en Barcelona se suma al de la estatua de Don Juan de Austria en Ratisbona, al de la estatua de Hernán Cortés en Medellín y a la polémica en torno al monumento de Juan de Oñate en Tejas




    Estatua de Don Juan de Austria en Ratisbona (Alemania) atacada en 2013 por un marroquí - imgur


    César Cervera - C_Cervera_M

    11/10/2016 19:02h - Actualizado: 24/10/2016 16:12h.


    ¿Alguien imagina una estatua de Napoleón Bonaparte, enemigo declarado de Inglaterra en los años que vivió, situada en el corazón de Londres? ¿O una del III Duque de Alba, considerado un villano hasta hoy por los holandeses, en las calles de Ámsterdam? Es difícil imaginar algo así: un enemigo reverenciado siglos después por una sociedad con amnesia histórica. Es imposible encontrar esta desmemoria en casi ningún país salvo en España, donde casi todos los hombres que se enfrentaron al Imperio español para «emancipar» los territorios americanos cuenta con una calle e incluso una estatua. En Madrid, el «libertador» Simón Bolívar tiene un estatua ecuestre en el Parque del Oeste desde 1970 y José Martí un monumento cerca del Estadio Bernabéu.

    Ambos homenajes a enemigos del Imperio español se encuentran intactos y fuera de cualquier polémica. No así los monumentos de héroes españoles, que reciben periódicamente los ataques de grupos radicales. Tras el intento fallido de la CUP para retirar la estatua del descubridor, Barcelona amaneció este martes con algunas estatuas simbólicas vinculadas a España, como la estatua a Cristóbal Colón, embadurnadas con pintura y grafitis. En concreto, la imagen dedicada al religioso Bernat Boïl, que está representado con un indígena agachado a su lado, ha aparecido embadurnada con pintura roja. Además, un grafiti pintado en la base señala: «12-O Res a celebrar» (Nada que celebrar), junto a una estelada, la hoz, el martillo y un símbolo feminista.




    Fotografía de las pintadas en el Monumento a Colón en Barcelona



    Hernán Cortés pintado de rojo en su pueblo

    No es el primer caso de personajes destacados de la Conquista de América y de la historia de España que se han convertido en el objetivo de los vándalos y de los desmemoriados. En agosto de 2010, la estatua de Hernán Cortés, conquistador de lo que hoy es México, apareció manchada con pintura roja en su pueblo natal, Medellín (Badajoz). El ataque lo reivindicó un grupo llamado Ciudadanos Anónimos que lo justificó por ser un «insulto» a México. Tal vez ignoraban estos agresores que México no es únicamente el Imperio azteca, sino el resultado del choque de dos civilizaciones del que cortés es su máximo exponente.

    Pero peor es el estado de las representaciones del conquistador e incluso de su tumba en México. En 1562, dos de los hijos de Cortés llevaron los restos de su padre a México y le dieron sepultura en SanFrancisco de Texcoco. Comenzó entonces el largo peregrinaje de sus restos por la geografía mexicana. En 1629, quedó en una iglesia de Ciudad de México y luego, en 1794, en una fundación religiosa de la misma ciudad. Este nuevo traslado obedecía al interés del virrey, Conde de Revillagigedo, por dar un mausoleo más pudiente al héroe hispánico a costa del dinero de personajes influyentes de la ciudad. Pero la independencia de México cambió radicalmente la imagen que tenía el país sobre Cortés.





    Estatua de Hernán Cortés en Medellín (Badajoz)- EFE


    En poco tiempo, el extremeño tornó a ser el representante de la crueldad y la represión que destruyó la civilización azteca, e incluso fue tildado como genocida. A diferencia de otros países como Colombia que sí conservó el culto a Benalcázar o Ecuador con Orellana –en un intento de dar sentido histórico a sus países–, la oposición a Cortés se mantuvo firmemente enraizada hasta el punto de que en la actualidad no hay ninguna estatua de cuerpo entero del conquistador en todo el país.


    En la noche del 15 de septiembre de 1823, los huesos fueron trasladados de forma clandestina a la tarima del altar del Hospital de Jesús
    Poco después de la independencia, empezaron a correr pasquines que incitaban al pueblo a destruir el sepulcro. Previniendo la inminente profanación, las autoridades eclesiásticas decidieron desmontar el mausoleo y ocultar los huesos. En la noche del 15 de septiembre de 1823, los huesos fueron trasladados de forma clandestina a la tarima del altar del Hospital de Jesús y el busto y escudo que decoraban el mausoleo fueron enviados a la ciudad siciliana de Palermo. Trece años después, los restos cambiaron su ubicación a un nicho todavía más oculto, donde permanecieron en el olvido durante 110 años. Asimismo, la única estatua de Cortés erigida en territorio mexicano permanece junto a esta humilde tumba, cuya existencia se guarda hoy de forma discreta.


    Juan de Oñate, ahora es «El Jinete»

    Otra escultura polémica fue la dedicada a Juan de Oñate, afamado conquistador de territorios norteamericanos, en la ciudad fronteriza de El Paso (EE.UU). La colosal estatua del conquistador se encuentra junto al aeropuerto de El Paso y costó cerca de dos millones de dólares. No en vano, los grupos indigenistas obligaron a cambiar el nombre de la estructura para que no citara al conquistador directamente. El título de la figura se quedó con el escueto: «El jinete». Además, estos mismos grupos representantes de los indios Pueblo llegaron a mutilar en Nuevo México otra estatua similar, pero mucho más pequeña, como protesta y recordatorio de las ferocidades atribuidas al hijo del oñatiarra Cristóbal de Oñate. Para terminar pusieron una nota con la leyenda en inglés: «Lo justo es justo».

    Tampoco Perú ha mostrado mucho interés en homenajear a Francisco Pizarro. A petición de las autoridades peruanas, una estatua del conquistador fue trasladada de Nueva York a Lima en 1934, lo cual se convirtió automáticamente en un foco de controversia. En 2003 las presiones de la mayoría indígena dieron como resultado que esta estatua ecuestre de Pizarro fuera llevada al depósito municipal, a la espera de encontrarle una nueva ubicación. Al año siguiente la colocaron, ya sin pedestal, en un parque rehabilitado del barrio de Rimac. La polémica sigue vigente ante la sucesiva rebaja de estatus.




    Estatua de Juan de Oñate en Alcalde, Nuevo México.- Wikimedia



    En este punto cabría pensar que es un problema únicamente reservado a los conquistadores; pero no, es un problema de aquellas sociedades que no defienden la memoria de sus héroes. Coincidiendo con la inauguración de la estatua de Blas de Lezo en la Plaza de Colón en 2015, la comisión de Presidencia y Régimen Interior del Ayuntamiento de Barcelona instó a su homólogo capitalino a que retirara la talla, obra de Salvador Amaya. Entonces, el consistorio de Madrid rechazó tajantemente la exigencia e invitó al equipo de Xavier Trías a no «reeditar interesadamente la Historia».


    «Madrid inaugura mañana una escultura a Blas de Lezo, que, entre otras cosas, bombardeó Barcelona durante el sitio de 1714. En fin»

    El comentario en Twitter del concejal de Cultura del ayuntamiento barcelonés, Jaume Ciurana («Madrid inaugura mañana una escultura a Blas de Lezo, que, entre otras cosas, bombardeó Barcelona durante el sitio de 1714. En fin») retrata las infantiles razones nacionalistas para censurar al hombre que venció a la gigantesca flota inglesa que se propuso conquistar Cartagena de Indias (Colombia) en 1741. Su participación en el asedio de Barcelona, de hecho, fue anecdótica.


    Don Juan de Austria, enemigo musulmán

    También fue objeto de un ataque vandálico la estatua de Juan de Austria, héroe español de la batalla de Lepanto, en Ratisbona (Alemania). En febrero de 2013, fue mancillada por un marroquí, que se subió al pedestal de la estatua y colgó dos banderas, una de Marruecos y otra de Turquía, para protestar contra el carácter «islamófobo e intolerante» de la representación y pidió el derribo de la estatua. El hijo del Emperador Carlos V nació en esta ciudad y está considerado «el hijo grande la ciudad». La estatua fue levantada para conmemorar el 400 aniversario de la muerte de Don Juan de Austria, siendo una copia fiel de la que hay en la ciudad de Mesina (Sicilia).

    No en vano, diferentes activistas han realizado otros actos vandálicos ya en el pasado, tales como cubrir con un gorro turco la cabeza de Don Juan, colocar una careta de Hitler en su rostro o embadurnada con pintura en otras ocasiones. Hace dos años, la «Asociación por el librepensamiento» propuso reemplazar la estatua por un «símbolo del entendimiento entre los pueblos».




    _____________________________

    Fuente:

    A la caza de los héroes españoles: estatuas mancilladas y nombres censurados por la leyenda negra
    EspadaDeRoma dio el Víctor.

  5. #5
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    Re: La Leyenda Negra

    La manía obsesivo-compulsiva hispanófoba

    El autor lamenta la mala opinión general que los españoles tenemos de nuestro país, desmiente que esa percepción sea real y recuerda que los Estados que mejor funcionan tienen una alta autoestima.

    Alberto Gil Ibáñez


    19 septiembre, 2018 01:44





    Cuando alguien comienza a destacar en algún ámbito de la vida —sea político, social o económico— o amenaza con dominar un mercado o un sector, sus competidores o perjudicados tratan de contratacar, incluyendo las consabidas campañas de desprestigio. Dado que España fue, al menos durante siglo y medio (desde 1492 hasta la batalla de Rocroy en 1643, incluso hasta 1820 cuando perdimos las “Españas de América”), el enemigo a batir resulta lógico que fuera asimismo blanco de una propaganda negativa por parte de sus rivales.

    Como ha destacado Peer Schmidt (La monarquía universal española y América. La imagen del imperio español en la Guerra de los Treinta Años) España fue el primer país de la Historia que pudo aspirar razonablemente a dominar el mundo. Por ello se planteó una fiera guerra cultural contra ella, fundamentada en el uso de folletos y panfletos, llenos de fake-stories e imágenes y arquetipos de gran impacto, como instrumentos para manipular la opinión pública, potenciados además por la aparición de la imprenta. A ello se añadió que los nuevos imperios coloniales pronto se dieron cuenta de que la leyenda negra hispanófoba servía como una excelente cortina de humo para ocultar sus propias fechorías, mucho más terribles que las nuestras; de hecho, las leyendas negras británica, francesa, belga, holandesa e incluso la norteamericana están en gran parte por escribir.

    Hasta aquí nada extraño. Como hoy se diría en la guerra comercial: “no era nada personal; sólo negocios”. Lo que resulta un auténtico misterio sin resolver, un fenómeno paranormal y para-anormales es cómo y por qué los propios españoles (incluidos algunos de nuestros más reputados intelectuales) interiorizamos ese relato histórico que se dedicaba a ocultar todos y cada uno de nuestros éxitos colectivos, o convertirlos en fracasos, al tiempo que se destacaban de forma obsesivo-compulsiva nuestros pretendidos errores y horrores, fueran reales o no.

    Mientras otros ignoraban o maquillaban descaradamente sus fracasos y derrotas (e.g. la de Gran Bretaña en Cartagena de Indias a manos de un vasco-español manco, tuerto y cojo; o la de Francia en la II Guerra Mundial en menos de un mes y su pasado colaboracionista con los nazis), nosotros nos dedicábamos (algunos con indisimulado entusiasmo) a airear las nuestras hasta la extenuación, etiquetándolas además con nombres grandilocuentes: el “Desastre” de 1898 o el “Desastre” del Annual.



    Mientras Almanzor aparece como líder de una ONG cultural, se retrata a los Reyes Católicos como intolerantes



    En ningún otro país se ha dado este fenómeno, que se mantiene en pleno vigor en la actualidad azuzado oportunamente por el fenómeno separatista. Y eso que la campaña anti-española comienza en Italia y estaba dirigida a los primeros catalanes que por allí aparecieron, aunque acabaron por afectarnos a todos pues a los catalanes ya en pleno siglo XV se les tenía por españoles. Decía Farinelli: “Da un lembo de la Spagna, dalla Catalogna, a noi più vicina, giudicavisi l’intero paese”.

    Las razones de este ingenuo (y bastante bobalicón) harakiri histórico-cultural son variadas y difíciles de resumir en pocas líneas. Baste destacar que hemos aceptado el mantra de la ausencia de modernidad o Ilustración en España (el libro de Antonio Regalado sobre “los orígenes de la modernidad en España” resulta hoy sospechosamente descatalogado) o el cuestionamiento de nuestro derecho a existir como nación (pero sus regiones, que nunca lo han sido, sí).
    Almanzor y sus colegas aparecen hoy convertidos en una suerte de miembros de una ONG cultural, mientras los Reyes Católicos se retratan como intolerantes. Somos el único país que lo invade un tercero, con el pequeño Napoleón a la cabeza (el responsable de más muertos en Europa antes de Hitler), y considera que las tropas invasoras son bienintencionados salvadores de nuestro sempiterno atraso…

    Existen anglófilos, francófilos, germanófilos…, pero cuando llega a España hablamos de “hispanistas” y no de “hispanófilos”, como si pensar favorablemente, o simplemente con respeto, de este país y de su historia fuera (todavía hoy) un acto sospechoso y vergonzante. Se da la extraña paradoja de que muchos extranjeros aman más profundamente a España que algunos españoles: baste recordar el poema España de Borges. Igual de paradójico resulta que tengan por lengua propia al español —sin problemas, suspicacias o complejos— aquellos que viven plus ultra los mares, mientras aquellos que conviven como españoles y entre españoles, al menos, desde hace cinco siglos parezcan avergonzarse de ello.



    Los países que mejor funcionan en términos económicos suelen ser los que tienen una autoestima mayor



    En realidad, la imagen de España (cfr. Barómetro del Real Instituto Elcano, febrero-marzo 2017) mejora día tras día…, pero “sólo si preguntamos fuera”. En 2017 éramos el quinto país mejor valorado, sacábamos un notable (7,1) calificación similar a la de Estados Unidos. En su conjunto, España aparece como un país confiable, democrático, honesto, trabajador, fuerte, pacífico, solidario, rico y tolerante. Las empresas españolas reciben valoraciones medias cercanas al notable. Y el Reputation Institute en su Country RepTrak de junio de 2017, valorando la reputación de los 55 países del mundo con mayor producto interior, situaba a España en el puesto decimotercero, por delante de países como Italia, Francia y Alemania, entre otros.

    Sin embargo, ya el Pew Global Attitudes Survey de los años 2012-2013, sobre la opinión de los nacionales de unos países sobre otros, mostraba que los españoles somos los que peor consideración tenemos de nuestro propio país (-16 puntos sobre 100); incluso Grecia, incursa en pleno rescate de la UE, se valoraba con 67 puntos. En 2014 se constataba que salíamos de la crisis y alcanzábamos un 6,1 en valoración exterior, pero eso contrastaba de nuevo con nuestra auto-imagen, donde suspendíamos (4,8).

    Recuperar la autoestima interna resulta inaplazable, no solo por una cuestión de justicia histórica, con uno de los cinco países sin los cuales no se habría podido escribir la Historia del mundo, sino por razones prácticas: los países que mejor funcionan en términos económicos y de peso en el mundo suelen ser los que tienen una autoestima mayor; sirvan de ejemplo Reino Unido, Alemania, Francia, Estados Unidos y Australia. Éste último por cierto, el más nuevo, es el que más autoestima colectiva tiene, a pesar del genocidio de aborígenes que allí tuvo lugar.

    ¿Seremos capaces de aprender las lecciones que nos ofrece gratis la Historia y el estudio comparado? No se trata de dejar de ser autocríticos, pero sí de evitar hacerlo de forma compulsiva. Debemos poner nuestras críticas legítimas y necesarias en contexto, mirando antes qué ocurre (u ocurría) en otros países de nuestro entorno en parecido tiempo y lugar. Pues sólo con un diagnóstico certero de nuestras virtudes y defectos, podremos razonablemente plantear ser mejores (aun) de lo que ya somos. Para muestra un botón: según la crónica del alemán Humboldt en 1812 no existía corrupción entre los oficiales y funcionarios de la América española, lo que puede sorprender a más de uno. Esta lacra por tanto no forma parte indeleble de nuestro ADN (no al menos más que en otros sitios). Si una vez fuimos decentes podemos volver a serlo, basta aprender, sin sectarismos ni estereotipos, de nuestro pasado, de cómo aquellos españoles lo consiguieron. ¿Estamos dispuestos a ello? ¿O seguiremos asistiendo pasiva e ingenuamente al espectáculo grotesco de cómo un español se convierte en el mayor enemigo de otro español, y por tanto de sí mismo? Le guste o no.



    *** Alberto Gil Ibáñez es escritor y ensayista. Su último libro es 'La leyenda negra: Historia del odio a España' (ed. Almuzara, 2018).




    _______________________________________

    Fuente:

    https://www.elespanol.com/opinion/tr...086092_12.html

  6. #6
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    Re: La Leyenda Negra

    La «Leyenda Negra» se decolora junto a la tumba de Felipe II





    Lleno absoluto en una jornada de expertos sobre la historia de España en San Lorenzo del Escorial

    ABC

    @ABC_cultura

    Actualizado:01/10/2018 14:29h


    Ayer, San Lorenzo de El Escorial, lugar donde se encuentra el túmulo del que fuera denominado como «demonio del Sur» y paradigma de la llamada Leyenda Negra, el rey Felipe II, acogió la primera Jornada sobre dicha Leyenda que se ha hecho en España sobre este tema en concreto. Un lugar emblemático ha acogido este foro en el que han participado varias de las firmas más señeras que, con sus publicaciones, han luchado contra ella y tratan de divulgar la visión fidedigna de nuestra historia, alejándola lo más posible tanto de Leyenda Negra como de la llamada Leyenda Rosa.

    Así, en la que fuera antigua Casa de Oficios diseñada por Juan de Herrera en 1587, actual Casa de Cultura del Ayuntamiento sanlorentino, se ha registrado un lleno total, abarrotada de asistentes que hacían cola desde una hora antes de la apertura, teniendo que habilitarse salas contiguas para poder seguir la sesión en directo mediante pantallas de plasma. El interés por conocer nuestra Historia es cada vez mayor, y este acto ha sido el ejemplo de ello.





    El acto comenzó con la inauguración por parte de la alcaldesa de la localidad, Blanca Juárez, y por la presidente del Ateneo Escurialense, organizador del evento, Soledad González. Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de la popular investigadora María Elvira Roca Barea, autora del bestseller «Imperiofobia», que hay que darle el mérito de haber abierto este melón de desarmar de una vez por todas tan maniquea y falsa visión sobre España y los españoles. Elvira Roca deseaba que esta iniciativa acabara extendiéndose a universidades y a cada vez más foros en general.

    Se sucederían a continuación una serie de Mesas Redondas en donde se trataron aspectos concretos sobre el lema de la Jornada, siendo la primera sobre las causas y orígenes de tal Leyenda Negra. Moderaría la mesa el periodista Jorge Bustos, jefe de Opinión del diario «El Mundo», autor de «Vidas Cipotudas. Momentos estelares del empecinamiento español», abriéndola con un apasionado alegato acerca de nuestra Historia. Jorge Bustos ha comentado que el ansia por conocer la Historia que nos han ocultado no para de crecer y que el público de su periódico «se bebe hasta la última gota de cada artículo que publican» cuando tratan estos temas. No menos apasionado estuvo el doctor en Derecho Alberto Gil Ibañez, autor de «La Leyenda Negra. Historia del odio a España» acerca de lo absurdo que ha sido aceptar el discurso ajeno sobre nosotros mismos, no especialmente favorable obviamente. Le daría la réplica el arquitecto y comunicador Iván Vélez, autor de «Sobre la Leyenda Negra», quien incidiría en este aspecto que ha hecho caer sobre España quien estaba interesado en sus propios intereses, y dejando de nuestra parte el conocimiento sobre qué hicimos verdaderamente en el pasado.





    En la segunda Mesa Redonda sobre «La gran mentira americana: ¿genocidio o civilización?», sería el redactor jefe de Cultura de ABC, Jesús García Calero, quien la moderara, no sin antes hacer también unas interesantes reflexiones acerca de cómo ha sido posible aceptar un discurso basado en tópicos falsos, y en una visión de los hechos sesgada. Calero comentó que «cada vez que hay artículo en el ABC digital sobre Blas de Lezo, el número de lecturas gana a las noticias de fútbol por goleada», lo que provocó una cerrada ovación En este caso le acompañaban el escritor León Arsenal, autor de «Enemigos del Imperio» quien ha hecho especial incidencia en aspectos desconocidos de nuestra acción en América, sobre todo las más desconocidas en Norteamérica, y el peligro de la óptica de la ideología sobre lo que es Historia. Dando la contrarréplica se encontraba el filósofo Pedro Insua, autor de «1492, España contra sus fantasmas», que no dejó tampoco de desglosar cuantas afirmaciones se han tenido por ciertas a despecho de la palpable realidad de lo que en verdad fue la colonización de España sobre lo que siempre consideró como parte de ella misma.





    La tercera mesa sobre «La Historia que no nos contaron: otra visión de España», estuvo presidida por el diputado por Ciudadanos, Guillermo Díaz, cuya defensa de lo que es Historia real de nuestra nación tuvo igual reflejo de cuando lo hace en el Congreso de los Diputados, señalando la importancia de un modelo educativo que no manipule ni falsee lo que debiera de ser común para todos, sin mentiras ni falsas verdades. Le acompañaban el doctor y arqueólogo Francisco García del Junco, autor de «Eso no estaba en mi libro de Historia de España», que no abogó por ninguna Leyenda Rosa, sino por asumir los hechos acontecidos en los que España ha sido protagonista, pero sin dejar de lado esos otros que nos han sido escamoteados. Parecido discurso tenía el otro participante en la mesa, el politólogo Javier Santamarta del Pozo, autor de «Siempre tuvimos héroes. La impagable aportación de España al Humanitarismo» -verdadero animador de este prime encuentro sobre la Leyenda Negra, apuntando a personajes que tendrían que estar más reconocidos por todos nosotros como el inquisidor Alonso de Salazar, el comandante médico Fidel Pagés, inventor de la epidural, la Expedición Balmis, o la importancia de las Leyes de Burgos o de la Escuela de Salamanca.





    Cerro la Jornada el doctor en Historia, Rafael Rodrigo Fernández, con la emisión de la película francesa de 1935 de Jacques Feyder, «La kermesse heróica», con una introducción magistral sobre la época de los Tercios en Flandes, donde se sitúa la acción de esta más que interesante comedia histórica, donde todos los clichés sobre la actuación de los soldados españoles aparecen aunque tratados con un sorprendente humor.




    El éxito de público obligó a preparar salas con pantallas para que pudieran seguirse las mesas redondas


    Desde las 11 de la mañana a las 21:30 horas, con un público entregado hacia lo que está claro que es una demanda que vemos cada día mayor. Conocer sobre nuestra Historia, y dejar de lado sambenitos y flagelaciones que otros países desde luego no llevan a cabo, y llevar a cabo una recuperación de una auténtica memoria histórica que vaya más allá de unas décadas. Pues quedó demostrada en esta Jornada que España tiene muchos siglos de Historia que revisitar, y sorprenderse gratamente con ella. Eventos como el llevado a cabo en San Lorenzo de El Escorial lo han probado. Esperemos que sea el primero de muchos. Como dijo uno de los ponentes, tal vez estamos en el principio del fin de la Leyenda Negra.




    _______________________________________

    Fuente:

    https://www.abc.es/cultura/abci-leye...9_noticia.HTML

  7. #7
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    Re: La Leyenda Negra

    "La leyenda negra española se perpetúa porque declararse víctima es muy socorrido"

    El ensayo histórico Imperofobia y leyenda negra (Siruela, 2016) de la profesora Elvira Roca llega a la 18ª edición en poco más de un año y se ha convertido en uno de las obras más vendidas en España en los últimos años


    Alfonso vázquez 31.12.2017 | 05:00




    María Elvira Roca Barea, en su casa de Málaga, con la edición en tapa dura de su exitoso ensayo histórico. Gregorio Torres

    Fotos de la noticia



    En corto


    ¿Es casualidad que Carles Puigdemont haya escogido Bélgica, una de las cunas de la hispanofobia, para fugarse de la Justicia y lanzar duras críticas a España?

    No se ha ido a Italia o a Irlanda, por ejemplo. Se ha ido a donde él piensa que va a tener apoyo. Y es notable el apoyo de la ultraderecha flamenca. ¿Y de dónde les viene a esos señores, que la mayoría no habla español, la idea básica de que todo lo que sea contra España tiene que ser necesariamente bueno?


    Pone de ejemplo la saga de Alatriste de Pérez Reverte como propagadora de los tópicos de la leyenda negra.

    Empecé a interesarme enormemente por ese asunto porque estaba en Inglaterra y veía cantidad de libros de Pérez Reverte traducidos al inglés. Me leí el Alatriste y entonces comprendí. Es muy curioso, pero no es nada rara esta actitud entre las élites españolas. Eso se asume con el cambio de dinastía, cuando llegan los afrancesados, y entonces cambia completamente el estilo de vida de la Corte. Cualquiera que no sea tonto se da cuenta de que para triunfar en el contexto de la Corte borbónica tiene que ir contra la tradición nacional o tendrá posibilidades de triunfo muy limitadas. Eso se ha perpetuado desde el siglo XVIII.


    La Opinión vuelve a charlar con la escritora para conocer cómo vive el éxito de un libro que desmonta tópicos seculares.

    Licenciada y doctora en Filología Clásica y licenciada en Filología Hispánica, antigua profesora en Harvard, María Elvira Roca (El Borge, 1966) acaba de pedir una excedencia como profesora de Lengua en el instituto Huerta Alta de Alhaurín de la Torre para afrontar mejor la catarata de trabajos, charlas y colaboraciones que le ha supuesto la publicación de uno de los éxitos editoriales del año: Imperiofobia y leyenda negra. Afable y cercana, recibe a La Opinión en su casa de Málaga.


    ¿Vio venir el éxito?

    No, la previsión de la editorial era que, yendo bien, en un año se hubiera agotado una edición o dos. Yendo mal, que a los cinco años te llevaras los ejemplares no vendidos a casa.


    Y en su lugar, 18 ediciones.

    Sí. Yo le pregunto a la gente porque también me quiero enterar del porqué de este éxito. También es verdad que llega en un momento en el que el país está hecho unos zorros.


    Y una investigadora como usted, convertida de la noche a la mañana en una celebridad nacional.

    El lado bueno de esta clase de fama es que recibo gratitud de muchísima gente. Tengo una carpeta llena de cartas, que voy contestando. La gente me escribe las cartas más bonitas que puedas imaginar, me mandan flores, poemas, hasta pasteles. Hace poco recibí una carta de Bélgica, de Francia, de Argentina...


    Y la semilla de este libro nace en Estados Unidos.


    Estuve dos cursos enseñando Historia de la Lengua en Harvard, llegué inmediatamente después de las Torres Gemelas y esa experiencia fue crucial para la concepción del libro. Observé cómo todo el fenómeno del antiamericanismo afectaba a las vidas de toda la gente que conocía. Estaban asumiendo culpas que justificaran todo lo que les había pasado. Tuve una conversación con una alumna sobre ese odio, que ella justificaba, y le discutí con mucho ardor que estaban adoptando una actitud equivocada porque eso era el precio de la hegemonía que todos los grandes poderes, antes o después, habían tenido que pagar, y que España había pagado en su momento. Ella no comprendió nada de lo que le intenté argumentar y cuando me fui a mi casa, andando por la nieve, pensaba que no había sabido explicarlo bien y que debía ponerme a estudiar esto bien porque me permitiría ver con detalle cómo fue el proceso de asimilación de la hispanofobia que había en Europa.


    ¿Lo propuso a la editorial?

    No, fue una petición de Ignacio Gómez de Liaño, el director de la colección Ensayo mayor de Siruela. Lo conozco desde hace muchos años y me dijo que debía escribir el libro porque lo tenía escrito en la cabeza. Cuando eso pasa ya tengo un montón de carpetas estructuradas y ordenadas.


    ¿Y por qué nace la leyenda negra ?

    La leyenda negra es un fenómeno que tiene toda la lógica si uno lo mira con frialdad. Todo lo que destaca, sea una nación o una persona, genera una reacción casi inmediata de admiración y envidia a partes iguales. Lo comparo con el antiamericanismo para que se conozca muy bien cómo es el estado emocional: todos no sentimos absolutamente justificados a criticar a Estados Unidos sin misericordia y nos alegramos de lo malo que les pasa en realidad. Esa es la posición que tuvo España en un momento determinado de la Historia. Si a eso le sumas que, como también los Estados Unidos, España chocó con una serie de poderes pequeños y locales que se sintieron en peligro frente a ese imperio, es completamente lógico que esos poderes recurran a la única herramienta que pueden, la propaganda, porque no pueden derrotarlo en lo militar, en lo económico ni en lo cultural ya que en ese momento España es una potencia hegemónica.


    Pero el imperio ya pasó...

    Y se ha solidificado en la opinión pública europea toda una visión de España que está vinculada a ese proceso histórico, y que ya no es entendida como propaganda o deformación sino como la pura realidad.


    ¿Por qué Europa acepta esta colección de tópicos y exageraciones de siglos pasados?

    ¿Cómo vas a despojar de la Historia de Holanda la hispanofobia?, tendrías que escribir una Historia de Holanda diferente para poderlo entender. Y si a los ingleses le quitas ese pilar en torno al que ha girado su autoestima nacional desde el siglo XVI tendrás que escribir también otra Historia.


    Luego la leyenda negra sigue muy viva.

    Claro que sigue viva, porque dibujó una versión de la realidad, que se ha perpetuado, por ejemplo, a través de los libros de texto.


    ¿Hay algo de cierto en ella?

    Tú coges una realidad relativamente pequeña, la tuerces, la magnificas y la conviertes en una enormidad.


    En este sentido, en la obra destaca que la Inquisición Española, en toda su trayectoria, condenó a muerte a unas 1.300 personas.

    Todos hemos pensado que la Inquisición era una especie de inmenso monstruo que vivía en España y que a través de los siglos destrozó y acabó con la vida de cientos de miles de personas. La Inquisición no es mentira que existiera, ahora, tienes que dimensionarla, colocarla en su justo término y ver lo que era en su contexto. Desde luego que es una manifestación de intolerancia religiosa, pero es que intolerancia religiosa era lo que había en el continente desde Gibraltar a la Península Escandinava. Todo el mundo era intolerante. Entonces, lo que tienes que ver es qué gestión hace de la intolerancia la Inquisición y qué gestión hacen los demás. Comparando las realidades, te das cuenta de que la Inquisición fue mucho más tolerante, respetuosa y compasiva que la gestión que se hizo en los territorios protestantes, que fue absolutamente atroz. Para empezar, en la mayor parte de las ocasiones no había ni siquiera proceso legal.


    En el libro reparte estopa entre los más conocidos hispanistas -Pérez, Elliot, Kamen...- por apuntarse en muchos de sus trabajos a la leyenda negra.

    Supongo que es una inercia de pensamiento, no creo que sea por ninguna maldad. Tiene también todo la lógica si uno se detiene a analizarla. John Elliot, por ejemplo, no puede salirse del cuadro mental según el cual, el imperio español y el imperio inglés han tenido una vida en paralelo, con sus correspondientes colisiones, y finalmente termina venciendo el imperio inglés y siendo derrotado el español, cuando ese es un planteamiento absolutamente descabellado.


    ¿Por qué?

    Porque mientras hubo imperio español no hubo imperio inglés. Inglaterra era un poder periférico, pequeño, que se sostenía con muchísima dificultad a todos los niveles y que no fue capaz de consolidar ninguna expansión territorial ni en el XVI, ni en el XVII, ni en el XVIII y tiene que esperar, muy avanzado el siglo XIX, para que se produzca esa gran expansión colonial, que dura muy poco. En 1700, el imperio español de América tiene una población censada que sobrepasa los ocho millones de habitantes y las 13 colonias, que los ingleses han conseguido medio estabilizar en la América del Norte no llegan a los 200.000 habitantes. Entonces, cualquier intento de establecer una paralelo entre estas dos realidades es negar la evidencia de que a un lado sí hay un gran imperio y en el otro, el intento de afianzar una expansión territorial que termina fracasando muy rápidamente.


    ¿Se puede considerar entonces el inglés un imperio?

    Ya no es imperio. Fue una potencia colonial. Creo que los historiadores usan esa palabra para cualquier cosa. Uno no puede hablar del imperio romano, un proceso larguísimo que dura siglos y pone las bases de nuestra civilización y llamar imperio a la aventura napoleónica, que echa abajo cuatro iglesias y dura cinco minutos.


    ¿Por qué, pese a sus muchas conquistas, Inglaterra no dio lugar a una leyenda antibritánica?

    Porque nunca ha tenido una colisión con poderes hegemónicos en la Europa Occidental. Además, para consolidar una leyenda negra tenía que haberse consolidado como tal imperio y no le dio tiempo. Fue una vida muy efímera.





    En el libro, una de las tesis principales se refiere a que ha existido una ley del silencio que ha permitido extender la leyenda negra española. ¿Cómo funciona?

    En la leyenda negra hay una parte grande de deformación y otra que consiste en ocultación de realidades. ¿Cómo? Si pones por delante la Inquisición española como gran ejemplo de intolerancia y barbarie tapas todas las demás. Ya no ves la intolerancia inglesa, la de los territorios luteranos de Alemania, ya no ves los miles de muertos que esa intolerancia provocó ni los miles de muertos de las persecuciones religiosas que las distintas confesiones protestantes protagonizaron entre sí. El fenómeno de la intolerancia religiosa queda en Europa Occidental vinculado para siempre a la Inquisición y a España. Las demás han desaparecido. No sólo es lo que muestras, sino también lo que tapas.


    ¿Eso permite, por ejemplo, forjar una imagen tolerante de Holanda, pese a la persecución que sufrieron los católicos?

    Eso es simplemente autoproclamarte lo que te da la gana y si sucede en mi casa, tan grave no es ni tan peligroso, cuando realmente la Historia de Holanda que nos han contado a todos, como el gran éxito, pues es una historia de sucesivos fracasos económicos tremendos en la que una parte de la población holandesa aplastó a la otra, que ha vivido sometida, con leyes vigentes y enormes restricciones, hasta el siglo XX, en cuanto a acceso a la función pública, educación... Si lo hace un protestante es tolerancia y si lo hace un católico, no lo es. Son hechos. Esas mismas restricciones llegaron hasta la mitad del siglo XIX a la Gran Bretaña. Son códigos legales que están ahí.


    Cada 12 de octubre, una parte de la izquierda española califica la conquista de América de genocidio.

    Una de las razones por la que la leyenda negra se perpetúa es porque es muy confortable para determinados sectores de pensamiento. Si uno justifica lo que va mal echándole la culpa a alguien con una tradición muy larga de tener la culpa de todo, uno no tiene que explicarse, por ejemplo, por qué hay esa violencia tan bestial en México o la dificultad que han tenido las repúblicas hispanas para construir estados razonablemente sólidos. Problemas reales de ahora que si tú le echas la culpa a lo que pasó hace dos siglos, ya no tienes que ponerte a pensar qué he hecho mal. Declararse víctima es muy socorrido y un aliviadero colosal. Es lo mismo que hacemos en España en el 98: Lo que nos ha pasado ahora, a mi generación que tiene a su cargo este país, la explicación está en los antepasados.


    ¿Se acabará algún día la leyenda negra?


    No es un fenómeno solo de España. En el mundo de habla española, a un lado y al otro del Atlántico, tengo clarísimo que si nosotros no revertimos ese proceso autodestructivo aquí y allí, del furgón de cola de la Historia no saldremos jamás, pero ni nosotros, ni los mexicanos, ni los colombianos, ni los argentinos. Ese trabajo debe hacerse en nuestro propio ámbito cultural porque se tiene muy clara la idea de que la leyenda negra perjudica a España, pero no hasta qué punto perjudica a las naciones de Hispanoamérica. Error garrafal, porque han inoculado un auto odio a su propia tradición cultural, siguen teniendo todavía hoy más parte de su Historia en el mundo virreinal que en la etapa posterior a la independencia, y la condena de todo ese pasado los lastra a ellos, como nos lastra a nosotros.




    _______________________________________

    Fuente:

    https://www.laopiniondemalaga.es/mal...se/977404.html

  8. #8
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    Re: La Leyenda Negra

    Leyenda Negra anticatólica y anti española.

    El Monseñor Ricardo Coronado Arrascue es originario de Perú.

    Actualmente se desempeña como Vicario Judicial y Canciller para la diócesis de Colorado Springs.
    También es Vicario Judicial para las diócesis de Cajamarca, la prelatura de Chota y Chachapoyas - Perú.
    Es Doctor en Derecho Canónico por la Universidad de Salamanca y con formación y Maestría en educación y teología.





    https://www.youtube.com/watch?v=NP-3HBIO-uE

  9. #9
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    Re: La Leyenda Negra

    Respuesta a un profesor que enseña la leyenda negra de la conquista del Perú

    En el contexto del XXII encuentro de líderes escolares de la libertad, donde realizo una exposición sobre el Perú y la peruanidad, un profesor interviene fomentando una versión de la conquista del Perú llena de mitos y leyendas negras, aquí mi respuesta.

    Aquí pueden ver la presentación completa:
    https://www.youtube.com/watch?v=MU8xD...





    https://www.youtube.com/watch?v=xICQ79hof9I

  10. #10
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    Re: La Leyenda Negra

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Leyenda negra y tontucios españológicos #UNCRISTIANONOTIENEMIEDO





    https://www.youtube.com/watch?v=xXF-vSz2Cpg

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