¿En qué lugar de Sevilla enterró su hijo a Cristóbal Colón?

Alberto García Reyes








La ciudad apenas presume de una cripta misteriosa que actualmente, según los historiadores, está considerada el único lugar seguro en el que reposaron los huesos del descubridor


Vanessa Gómez
El Monasterio de Santa María de las Cuevas acogió los restos de Cristóbal Colón durante 30 años





Según el estudio realizado por la Universidad de Granada hace una década, los restos que se atribuyen a Cristóbal Colón en la Catedral de Sevilla tienen una «alta probabilidad» de ser los del descubridor. Así finalizó una batalla que mantenía Sevilla con la República Dominicana, en cuyo monumento del Faro también se dice que están los huesos tras mil vicisitudes históricas. El ADN comparado de los restos óseos de Sevilla con los de sus descendientes Diego y Hernando Colón acabó con las discrepancias. El descubridor de América descansa en la capital andaluza tras una larga aventura que confirma al genovés como el mayor viajero de todos los tiempos, incluso después de muerto. Porque la historia de sus restos mortales en Sevilla es de ida y vuelta. Mucha gente no sabe que en esta ciudad estuvo sepultado el almirante tras su muerte en 1506. Tampoco Sevilla hace mucho por recordarlo.
Colón murió el 20 de mayo de aquel año en Valladolid durante una visita al rey Fernando el Católico. Su funeral se ofició en la Iglesia de la Antigua y su cadáver se envió al Convento de San Francisco. Pero su hijo Diego no estaba de acuerdo y decidió trasladar los restos a Sevilla, una ciudad con la que el descubridor había tenido mucha relación. Concretamente Colón estuvo enterrado en el monasterio de Santa María de las Cuevas de La Cartuja a partir del 11 de abril de 1509 gracias al desplazamiento que llevaron a cabo un primo suyo, Juan Antonio Colón, y su propio hijo.
La cripta en la que estuvieron sus huesos hasta 1535, año en el que según Fray Bartolomé de las Casas fueron trasladados a la capilla mayor de la Catedral de Santo Domingo, se conserva en perfecto estado y actualmente se considera el único lugar de enterramiento seguro de los restos del almirante. Y no es la única vinculación de Colón con este monumento. También hay en el monasterio un árbol tropical de gran tamaño llamado «zapote» que, según se ha contado a lo largo del tiempo, fue plantado por el propio descubridor.
Luego el cadáver de Colón fue protagonista de un largo periplo. De Sevilla a Santo Domingo, de allí a La Habana, vuelta a la República Dominicana y regreso definitivo a la Catedral de Sevilla. Pero la cripta del monasterio de La Cartuja aún conserva una leyenda rubricada por Carlos de Serra y Pickman: los huesos nunca salieron de allí. En los años cincuenta él mismo encargó una excavación en la capilla de Santa Ana, lugar exacto donde está la cripta, y en su bóveda se hallaron los restos de un varón de unos 60 años con síntomas de artritis. Esto demostraría, según Pickman, que los huesos de Colón jamás salieron de allí o, como mucho, a Santo Domingo sólo se llevaron fragmentos. Esta teoría se mantuvo viva durante varias décadas hasta que el ADN la fulminó. Aquellos huesos no eran de Cristóbal, sino de su hermano Diego. Y durante estos días descansan junto a los lienzos de Carmen Laffón que retratan el Guadalquivir por el que el almirante trajo a Sevilla el mayor esplendor de su historia.

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