Carlos I
Carlos de Gante nació en Flandes en 1500 y era hijo de Juana I y Felipe I de Castilla. Debido a la estancia de éstos en España, fue educado por Margarita de York y Ana de Borgoña. También fue educado por maestros borgoñones y por el humanista Luis Cabeza de Vaca. La educación de Carlos I fue colmada por la cultura flamenca. Al futuro soberano le influirá en gran medida el pensamiento de Erasmo de Rotterdam, quien daba gran importancia a los valores morales del hombre.
En 1516, será jurado como rey de Castilla, de Aragón y de Navarra. En 1519, será elegido Emperador del Sacro Imperio Germánico y tendrá que abandonar España para ser coronado. En 1520, durante su juramento jurará ser la Espada de la Iglesia, de la Justicia y defender a los necesitados, de la misma forma que los caballeros medievales.
El estallido de la Guerra de las Comunidades y las Germanías servirán como aviso a Carlos I de no abandonar España demasiado tiempo. El estallido de la herejía luterana consolidaría Castilla como centro de su imperio. Las obligaciones con las Cortes de Castilla de aprender castellano y casarse con una Infanta portuguesa incrementarían su españolización.
Carlos V tendría siempre muy presente el ideal del caballero de la tradición medieval: mantendría su juramento como la función tradicional del Emperador del Sacro Imperio como protector de la Iglesia, mantuvo su palabra incluso cuando se enfrentó con Lutero e incluso retó a duelo al rey de Francia…
Carlos V tratará de enfrentarse al enemigo máximo de la Cristiandad: el sultán de Turquía; sin embargo, Carlos V debió enfrentarse al Papa y Francisco I, debido al temor de estos de la hegemonía española en Italia, y luego Lutero, quien provocaría una terrible guerra de religión que estuvo a punto de finalizar para siempre si se hubiese concluido el Concilio.
Francisco I
Francisco nació en 1494 en Coñac y accedió al trono francés en 1515. Es criado solamente por su madre, puesto que su padre falleció cuando Francisco tenía 2 años, quién transmitiría a su hija la pasión renacentista. Durante esta etapa se rodeó de influencias que se mantendrían hasta en la vida adulta. Por el contrario a Carlos V, se verá influido por Maquiavelo, quien opinaba que al príncipe no le debían influir los escrúpulos a la hora de lograr sus objetivos.
Francisco I se convertirá en uno de los grandes difusores del Renacimiento en Francia, mediante el encargo de obras a grandes artistas entre los que destacan Andrea del Sarto y Leonardo da Vinci. El rey francés logrará colocar a Francia entre las potencias económicas de primer orden.
En el ideal, Francisco I es la contraparte de Carlos I: se trata de un hombre de ideal renacentista, el cual, a pesar de haber hecho valer sus derechos al Sacro Imperio, no dudará en aliarse con Solimán el Magnífico, la mayor amenaza de la Europa Cristiana y cuyos sucesores mantendrán la misma política de alianza con los sultanes otomanes y los príncipes alemanes para perjudicar a los soberanos españoles en el mayor momento de peligro para la Cristiandad; el rey Francisco I además tiene la curiosa afición de quebrantar sus tratados –diferencia colosal entre Carlos I y Francisco I.
Los conflictos
El primer conflicto entre los dos soberanos fue la elección al Sacro Imperio Germánico. Por una parte, Francisco I gobernaba sobre una de las potencias hegemónicas, por otra parte, Carlos I era un Habsburgo –dinastía que gobernaba desde 1438- y tenía a su favor a los poderosos banqueros Fugger. Como sabemos, el vencedor fue Carlos, ahora, V de Alemania.
En 1521, con la elección de Adriano VI –preceptor de Carlos I- y el apoyo de Inglaterra y Venecia, consigue expulsar a Francisco I de Milán, territorio que había conquistado en 1515.
En las guerras de Italia, Francisco I sufriría la mayor humillación en toda su vida: su ejército, muy superior numéricamente al español, fue aplastado en Pavía (1525) y él mismo fue apresado y trasladado a España, dónde estuvo preso un año en la Torre de Lunajes y el Alcázar. Carlos I desoyó a sus consejeros cuando estos aconsejaron la ofensiva final contra Francia y prefirió negociar una paz que esperaba que fuera decisiva. Como resultado a esto último, Francisco I fue obligado a desalojar el Milanesado y el Ducado de Borgoña –aspiración histórica del Sacro Imperio-.
Tras varios años de guerras –e incumplimientos de tratados por parte de Francisco I-, el rey francés renuncia a sus derechos sobre Nápoles y Milán.
En 1535, el Duque de Milán muere, por lo que legalmente el ducado recaerá en Carlos I por lo que estallará una guerra que finalizará en un statuo quo con la paz de Niza (1538). Francisco I morirá en 1547, en cambio, Carlos I no morirá sino hasta 1558.
Conclusión
Aquí hemos visto como Carlos I, un hombre de mentalidad medieval derrotaba e incluso humillaba al rey humanista por excelencia. Esto lo podemos definir como la victoria de la Tradición. Desgraciadamente las largas guerras inconclusas llevarían a España a una gran fase de debilitamiento dando a Francia la victoria a largo plazo.
Carlos I tuvo que enfrentarse a muchas condiciones adversas que no le dieron el triunfo: primero a un rey que prefería unirse a infieles que a sus correligionarios, a un Papa (Clemente VII) celoso del poder del rey español y por último a Lutero, cuyas doctrinas causaron al Sacro Imperio tanto dolor. Afortunadamente, Carlos I pudo mantener al poderoso Solimán el Magnífico a raya.
Sin embargo, Carlos I cometió un error que fue decisivo: no escuchar a sus consejeros. Esto ocasionó que resultó en el desastre de la expedición a Argel y en el error de no lanzar una gran ofensiva contra Francia teniendo a su rey encarcelado.
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