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Tema: La Historia Reciente, Pero Olvidada, de México

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    La Historia Reciente, Pero Olvidada, de México

    LA REVOLUCIÓN : De la Reforma de Lutero a la Mexicana




    1ª Parte.- INTRODUCCIÓN : ANTECEDENTES HISTÓRICOS.

    La Historia no es un conjunto de sucesos sujetos al azar. Cada una de sus etapas tiene hombres que engendraron, protagonizaron y padecieron dichos acontecimientos. La Historia tampoco es un ente con existencia propia, ajena a la humanidad. No es un acontecer inevitable e inexplicable. La Historia es OBRA HUMANA, es el resultado de acciones de hombres decididos, de hombres acomodaticios, de hombres ingenuos, de hombres que se dejan llevar por las corrientes imperantes de voluntades ajenas.

    En resumen la Historia es el compendio de los que luchan por plasmar sucesos, de los que se les oponen, y de quienes prefieren mantenerse al margen. Es pura interacción humana.
    La Historia está engendrada por hombres, nada acontece sin causa suficiente. Aún lo que parece simple azar tiene su causalidad.


    Si Napoleón esperaba vencer en Waterloo con la llegada del mariscal Grouchy, y si su perdición fue que antes llegara el general prusiano Blücher para salvar a Wellington, no fue un suceso fortuito. Blücher, enfermo y con 73 años fue más arrojado y activo que Grouchy.


    Si en la batalla de Kursk los soviéticos acomodaron sus cañones en forma de embudo, precisamente sobre las rutas de penetración que usarían los tanques alemanes, no fue pura casualidad o visión de futuro. Los soviéticos disponían desde tiempo antes del plan detallado del ataque germano.


    Normalmente suele atribuirse al azar el acomodamiento sutil de los sucesos cuyas causas no se han podido establecer, pero usualmente dichas causas existen aunque permanezcan ocultas. La Historia es CAUSAL, no casual.


    Si hay tantas naciones que viven de forma totalmente ajena a su verdadero modo de ser, la abrumadora mayoría, y que marchan como autómatas o cautivos por caminos ajenos, esto tampoco es obra del azar. Es porque hay fuerzas muy poderosas que les obligan a ello aunque estas fuerzas no sean visibles o conocidas para el común de los mortales.


    La Historia de “laboratorio” opera, exclusivamente, a base de documentos primarios. Pero muchos rastros de los hechos auténticos no figuran ahí, de manera similar a cómo en un examen químico de laboratorio suelen escaparse muchos virus filtrables que sí son detectados por otros medios.


    Ahora analizaremos esta época de la Reforma y Contrarreforma, no porque haya originado la suerte de lo que hoy ocurre, sino porque aquí en el XVI, una fuerza milenaria adoptó novedosas formas religiosas, económicas, sociales y políticas dando un vigoroso empuje a su lucha. Y dicha influencia se deja percibir aún hoy y opera, poderosamente, en las principales potencias occidentales, con ineludibles repercusiones en nuestras vidas de hoy.




    LA REFORMA.
    Fuera de un muy pequeño círculo de “iniciados” (iluminados) toda Europa se vio sorprendida con el estallido de la Reforma Protestante de 1517 encabezada por Martín Lutero. Su eco se esparció como pólvora de forma internacional y en la lucha se vieron implicados reyes, príncipes, intelectuales, artesanos, campesinos, pueblos enteros, la Iglesia, etc.

    Los “Protestantes”, inicialmente denominados “evangelistas” hablaban contra las riquezas y privilegios de la Iglesia Católica, contra la vida mundana de parte de su jerarquía, contra la “indiferencia religiosa”, contra el Vaticano, etc.
    A esto se le añadió otro móvil, el de los que ambicionaban la confiscación de los bienes eclesiásticos. El pretexto, la chispa, que usó Lutero fue la protesta por la venta de indulgencias para la construcción de la basílica de San Pedro.

    El fuego de la Reforma se extendió con inusitada rapidez y amenazaba arrasarlo todo. Parecía que la Iglesia de Roma iba a quedar reducida a una débil minoría.
    Asi, como los icebergs sólo muestran una pequeña fracción de su mole, Lutero personificaba una pequeña porción de una vasta fuerza que había estado físicamente dispersa durante muchos siglos pero con una idiosincrasia y tenacidad única, una unidad de mando y gran disciplina interna.


    El historiador francés Jean Lombard es uno de los que señala este fenómeno: “ la Reforma no resulta de la acción de un hombre, ni de una doctrina. No lleva con ella nada original. Al destruir la catolicidad, el carácter universal de la Iglesia, al provocar una ruptura con Roma, aleja al cristianismo de sus soportes universales … lo reduce a las únicas fuentes hebraicas del Antiguo Testamento … Esta nueva síntesis, llevada por muy antiguas corrientes de herejía, no es obra de unas personalidades, por fuertes que sean, sino de cenáculos, de grupos de fuerza lentamente formados y actuando en la sombra de manera convergentet y continua contra la Iglesia, el enemigo común ... ” (¿Quién Inspiró la Reforma, Jean Lombard, Coeurderoy, Madrid 1979).


    Agrega que numerosas sectas mezclaron sus influencias en el seno de las sociedades secretas, hasta que una de ellas, la Heramandad de los Rosa-Cruz, realizó la síntesis de tales fuerzas y actuó, a la vez, en lo político y lo religioso. Dicha Hermandad fue la coordinadora y animadora auténtica de la Reforma.


    Hoy se sabe que entre otras, el movimiento de Lutero se nutrió de las siguinetes sectas:
    GNOSTICOS, su apogeo llegó en el siglo III, afirmando que poseían el conocimiento absoluto. Algunos de sus grupos se ostentaban como “gnósticos cristianos”, muchos se fusionarían luego en el Maniqueísmo.

    MANIQUEOS, originarios de Babilonia. Se decía que Maniqueo era el último y más grande de los profetas y afirmaba que el hombres es obra de Satanás quien le proporcionó una porción del espíritu que había robado a Dios. Practicaban un severo asceticismo y mortificación de los sentidos y fueron un fantástico enemigo de la Iglesia Católica. En un tiempo hasta San Agustín estuvo atraído por ellos.

    CÁTAROS, una rama de los maniqueos, se consideraban los “puros”, se extendieron por Francia, Alemania, Inglaterra e Italia.

    ALBIGENSES, su primer foco surge en Albi (Francia, de ahí su nombre) durante los XII y XIII, como todos opuestos a la Iglesia y sus sacramentos.

    LOLLARDOS, originarios de la Holanda del XVI. Se decían los más fervorosos seguidores del Evangelio y enemigos mortales de la Iglesia.

    VALDENSES, secta crada por Pedro de Valdo, en Lyon, durante el XII, daban gran énfasis a la pobreza y a los pobres, se oponían a la Iglesia y la Santa Misa, se extendieron por toda Francia, Polonia y Suiza. En 1532 se enrolaron masivamente a la Reforma.

    CABALISTAS, propagaban la tradición judía, según ellos poseen el secreto oculto del Antiguo Testamento. Usando anagramas, transcripciones y combinaciones de letras y palabras hebraicas “descifran” los textos de la Escritura.


    Los masones definen la Cábala como “filosofía mística o teosofía de los judíos … Íntimamente relacionada con la ciencia simbólica de la Francmaçonería …. Usada en los altos grados y con ritos enteros bajo sus principios". Por dichas razones merece un lugar importante en cualquier desempeño general sobre Masonería. (Enciclopedia de la Francmasonería, Alberto Gallatin Mackey, Grado 33º. San Antonio, Texas, 1925).

    Además, los cabalistas y la Hermandad de los Rosa-Cruz conectaron diversas sectas, ajenas a ellos, y les dieron el común denominador de su odio al Catolicismo.

    Varios historiadores comentan que Lutero visitó el Vaticano y vio con desagrado el lujo y relajamiento de costumbres que imperaba allí. Además se indignó por la venta de las indulgencias. Pudiera ser, pero no son los hechos fundamentales en su proclamación de la Reforma, ya que no pedía moralización ni pobreza, sino que planteó toda una RELIGIÓN diferente para desplazar y eliminar el Catolicismo. Negó los dogmas y tradicciones, no era, como propagandística se ha instaurado, un reformador de la conducta cortesana pontificia.


    El historiador español, Orestes Ferrara, revisó numerosos documentos del XVI y afirma que falsos conversos (los marranos) acogidos en el Vaticano (como el médico Bonet de Latis o el obispo Pedro de Aranda) alimentaron mucha de la literatura que circuló por Europa contra el Vaticano (El Papa Borgia, Alejandro VI, Orestes Ferrara, Madrid 1949).


    Que la propaganda exagerara no quita que en la corte pontificia hubo vida licenciosa bajo el papado de Inocencio VIII (1484-1492), y más aún bajo su sucesor Alejandro VI (1492-1503).
    Con el siguiente Pontífice, Julio II (1503-1513) las cosas mejoraron, pero León X (1513-1521) empeoraron nuevamente. Luego Adriano VI trató de moralizar a los prelados y funcionarios, pero sólo vivió 20 meses y no pudo acabar su obra.

    Independientemente de la relajación de costumbres, que originó un gran desprestigio, agravado y exagerado por la propanda anticatólica, lo decisivo fue que había un antiguo (secular) movimiento contra las bases dogmáticas y tradicionales de la Iglesia.

    El cabalista Juan Reuchlin, famoso autor de una gramática hebrea, facilitaba la publicación de panfletos contra el Vaticano, ayudado por el teólogo Jorge Trimegista y Enrique Cornelius Agrippa von Nottesheim, autor de “La Filosofía Oculta”.

    Reuchlin y sus camaradas formaron varios grupos secretos en París, Alemania, Italia y Londres, por lo menos desde 1510.

    La rama masónica Rosa-Cruz coordinaba estas y otras sectas, además de a los cabalistas. Más tarde invitarían a Lutero a participar en la campaña “contra la Roma mercantil y rapaz de los Pontífices”.
    Lutero fue seleccionado no por sus conocimientos teológicos, sino por su oratoria fogosa. Empezó hablando de “reformar” a la Iglesia, pero rápidamente pasó a la creación de otra Iglesia en 1525. Cambiaba la Misa, la Comunión, la jerarquía, la confesión, el catecismo, etc. Lutero predicaba diversas corrientes que hasta ese momento estaban dispersas.

    Todo estaba preparado de antemano para que la rebeldía “luterana” tuviera gran eco y difusión continental, con grupos en todos los países y reinos que lo secundaban pero que no estaban bajo su control. Mucha gente de buena fe se afilió a diversas ramas protestantes, atraída por aspectos caritativos y humanísticos, gente buena y sencilla arrastrada, sin saberlo, por organizaciones que no conocían ni sospechaban que existieran.



    RELIGIÓN - ECONOMÍA – POLÍTICA.
    Bajo una apariencia religoso-reformadora se unieron y mantuvieron ocultos otros tres móviles.

    Mientras Lutero ganaba miles de seguidores en Bohemia, Alemania, Escandinavia, Italia y España, surgió, de forma paralela el judío Cauin, o Cohen o más conocido como Calvino, que se extendió por Francia, Inglaterra, Escocia, Países Bajos, Hungría y Polonia.

    Tanto a favor de uno, Lutero, como de Calvino operaba una organización internacional que financiaba, promovía, apoyaba y daba un gran eco propagandístico y mucha notoriedad a sus prédicas.

    El historiador Jastrow, al igual que otros muchos, dice que el régimen establecido por Calvino en Ginebra (1536) era una “terrorífica dictadura” con una severidad desconocida que se mantuvo por el terror. No toleraba obispos, ni sacerdotes, ni gobernantes, ni maestros, ni comerciantes católicos. (Historia Universal, J. Jastrow).
    Calvino ejecutó la forma más implacable de protestantismo entre 1536 y 1564, con un porcentaje elevadísimo de penas de muerte, intromisión en la vida particular y privada hasta el punto de dictar e imponer el número, hora y hasta el contenido de las comidas de las familias bajo su yugo.

    En cuanto a la doctrina, hablaba de “predestinación” según la cual los fieles no podían hacer nada para alterar los planes del Señor que ya había elegido a unos (salvados) y condenado a los demás eternamente, independientemente de sus obras y comportamiento en la vida (según la más rancia tradición cabalista).

    La nueva religión era terriblemente discriminatoria y con una clara meta económica. En el sínodo calvinista de 1552 fueron abolidas las enseñanzas y prácticas católicas sobre el “justo precio” y la “usura” abriendo la puerta para que los “elegidos del Señor” recurrieran a mil trapicerías y artimañas que les permitiera conseguir la riqueza y el poder, manifestando que eran los únicos “predestinados” y “bendecidos” para ello.

    Era la vieja idea hebraica del “Destino Manifiestosegún la cual el Mesías vendrá a este mundo para dar el dominio mundial únicamente a “su pueblo elegido”.


    Para construir esa particular “teología” se apoyaban en el AT “interpretado” por los cabalistas y rabinos. Los “elegidos” son superiores y están exentos de acatar los tradicionales diques morales. Generalmente recurren al Levítico, XXV, 14: “nadie debe agraviar a su hermano, pero se puede perjudicar a los no judíos, vendieondo a él a un precio más caro”, o al Deuteromonio, XXIII, 20: “podrás prestar con interés al extranjero, pero no a tu hermano”, etc.

    Así, del ámbito religioso ese particular “protestantismo” avanzó, simultáneamente, a las áreas económica, social y política. Si la “predestinación” es voluntad divina, de ella se deriva el derecho a la hegemonía en todo lo demás. Y se justifica (exige) la acción contra el Catolicismo, el mayor obstáculo para esa doctrina y sus planes.

    El historiador Jean Lombard dice que para el protestantismo radical dejó de ser válida la Ciudad de Dios (San Agustín) y se encaminó a una nueva forma social dominada por el dinero (la Ciudad del Oro).

    Según William Guy Carr, autor de Pawns in the Game (pg. 20): “la B'nai B'rith de París aclamó en 1936 a Calvino (Cauin o Cohen) como judío.

    Cuando el protestantismo calvinista pasa a Inglaterra modera y suaviza sus formas, pero no su esencia ni sus metas pues mantuvo sus costumbres estrictas, morigeradas, etc. se le denominó PURITANISMO, de ahí surgirían en siglos posteriores las teorías y prácticas del Supracapitalismo y del Marxismo (según el famoso sociólogo Max Weber: Historia Económica General: Economía y Sociedad).



    LA CONTRARREFORMA.
    Aunque en Westfalia se firmó la paz, este acto no puso el punto final a la larga lucha enre las fuerzas enfrentadas.
    Luteranismo y calvinismo avanzaban con tal fuerza que parecía que dominarían toda Europa con su movimiento de “Reforma”, tentador en lo religioso y potente en lo social, económico y político.
    Pero, sin planificar, de forma casi providencial, surgió la Contrarreforma. Sería un militar español, Íñigo López Recalde, herido de mucha gravedad en el sitio de Pamplona (1512), con las piernas fracturadas, sometido a dos operaciones, quien templado en el dolor quiso lanzarse a la reconquista del Sepulcro de Jerusalén, pero al ver el peligro y avances del protestantismo, formó la Compañía de Jesús a la que dotó de disciplina militar. Hizo una milicia religiosa. El que luego sería San Ignacio de Loyola, junto a los teólogos Laynez y Salmerón, dirigió la renovación, esta vez sí, una auténtica reforma del Catolicismo que se fraguaría en el Concilio de Trento (1545-1563) que definió y precisó muchos puntos.

    Un accidente en las sucesiones reales aupó al trono de la Casa de Austria a Carlos I, Emperador de España y Alemania. Con 19 años asumió un vasto imperio y llegó a España sin saber aún castellano. Complementaría con la espada la Contrarreforma iniciada en lo religioso por la Compañía de Jesús.

    Según el historiador J.P. Oliveira Martins, lo que hace de Carlos V una figura eminente de la historia es capitanear una España católica y heróica, no el ser un emperador alemán más: “rodeado de sus estadistas y capitanes, apoyado en la invencible infantería peninsular, árbitro de los dominios de las “Indias”, cruzó Europa de un extremo a otro, hablando a cada pueblo en su lengua, combatiendo a Francisco, a los protestantes alemanes, a Soliman (turco invasor de Austria), Carlos V es el auténtico defensor del mundo cristiano, de Europa, de Occidente … casi tan monarca en lo espiritual como en lo material” (Historia de la Civilización Ibérica, J.P. Oliveira Martins).

    Una ola de catolicismo con una fe acrecentada recorrió Europa de uno a otro confín. La obra de Carlos V (en cuyos dominios nunca se ponía el sol) la continuó su sucesor: Felipe II, el más poderoso emperador de su época (1555-1598) tuvo que librar guerras continuas contra el mismo enemigo, aunque se disfrazara de: franceses, turcos, ingleses y en los Países Bajos contra los gobernantes que sostenían el protestantismo.

    Hungría y Polonia fueron, pese al gran número de protestantes que tenían, recatolizadas.
    En Francia, donde el calvinismo empezaba a dominar, los católicos pudieron reconquistar millares de conciencias y en Suiza se recuperaron, también, varios de sus cantones.
    A parte se paró la expansión turca en el Mediterráneo que asolaba y amenazaba a toda Europa.

    La Contrarreforma terminó, oficialmente, en 1648 (Paz Wetsfalia) con el fin de la sangrienta guerra de los 30 años. Muchas regiones alemanas quedaron despobladas. La gente se disputaba los cadáveres de los caballos y perros para comerlos.
    Según el historiador Hendrik Van Loon de los 18 millones de habitantes de Europa Central, solo sobrevivieron 4. Otro historiador, André Maurois, dice que la población alemana quedó reducida a un tercio tras la contienda. Fue una lucha religioso-política-social-económica particularmente encarnizada (Historia de Alemania, André Maurois).

    La Contrarreforma inició una reacción positiva en la Iglesia Católica, se restableció la disciplina eclesiástica, se fomentó la instrucción, se aumentaron las misiones y se definieron importantes puntos doctrinales.
    En lo político triunfó en parte de Alemania, Austria y Polonia.

    La Paz de Westfalia en realidad fue un armisticio que no significaba la desaparición de ninguno de los dos bandos ni de las fuerzas enfrentadas. La lucharía continuaría mediante otros métodos y bajo diversos matices. El protestantismo británico declaró a España como su “enemiga natural”.

    La Reforma, al establecer el libre examen de las Escrituras propició que del protestantismo surgieran numerosas ramas, sectas, tendencias, iglesias, asambleas, comunidades, etc. Pero una élite conservó sus expansivos principios sociales, siguió considerándose el “pueblo elegido del Señor” ante los “no elegidos” y predestinados a la condenación, hicieran lo que hicieran.

    De dicha élite derivó una especial licitud hacia toda combinación que acrecentara su poder económico-social-político como marca y distintivo de su “predestinación superior”. Una avanzadilla de dicha élite empezó a llegar a las costas nororientales de las colonias británcias en Norteamérica. En 1620 desembarcaría en la bahía de Massachusetts un grupo de calvinistas (puritanos) que fundaron la colonia de New Plymouth desde donde se irían expandiendo por un vasto territorio.

    Según Samuel Oppenheim (Historia de los Judíos en América) el primer grupo organizado de emigrantes hebreos, al mando de Asser Levy, llegó en 1654 a lo que hoy conocemos como New York.

    Otro historiador judío, el doctor Rudolf Glanz, dice que “en la primera mitad del XVIII los grupos hebreos ya tenían una preponderancia mayor: “los tres primeros presidentes del colegio de Harvard fueron notables judíos. Durante más de 150 años los ejercicios iniciales de dicho colegio constituían una oración hebrea … La misma situación reinaba en Yale y en King's College, ahora conocida como University of Columbia” (300 Años de Vida y Actividades Judías en los EE.UU, Tribuna Israelita, México 1954, Dr. Rudolf Glanz).

    Estos inmigrantes, muy experimentados en luchas e intrigas políticas, sociales y religiosas, trajeron a Norteamérica a los “cuadros” para formar en estos nuevos territorios las hermandades masónicas esotéricas. En el nuevo territorio, sin fuerzas coercitivas ni que les confrontaran ascendieron velozmente en las finanzas y sociedad.
    Haym Salomón; Roberto Morris, los Cohen y los Mins, ayudaron económicamente a George Washington a cambio de lo que recibieron la licencia para abrir el Bank of America (con sus 28 sucursales) y con prerrogativas par hacer especulaciones.

    El presidente Jefferson nombró Tesorero General a Alberto Gallatin, recién llegado de Ginebra.

    La influencia económica se transmutaba, fácil y rápidamente, en influencia social y política subvencionando las costosas campañas del circo electoral, así ciertos candidatos escalaban meteóricamente puestos en el Congreso, la Corte Suprema o las Gobernaturas. Incluso la presidencia. Posteriormente se “prefabricaron” tres crisis, casi seguidas (1837, 1869 y 1874) que arruinaron a millones de ciudadanos americanos pero enriquecieron aún más a los que las provocaron, unos pocos cientos de familias “escogidas”.

    Luego vendrían las concesiones “ad hoc” para construir los ferrocarriles que favorecieron a Jay Gould; Daniel Drew; Jaime Fisk; Cornelio Vanderbilt; y otros similares. La especulación y apoderarse de fabulosas subvenciones fue la norma.

    La enriquecida familia de los 8 hermanos Seligman aportó dinero para la lucha de Lincoln durante la guerra, y logró otra concesión bancaria con el que se respaldó la campaña presidencial de Grant (eminente masón) y el mayor de los Seligman fue nombrado Secretario del Tesoro.

    En 1875 ya operaban en EEUU unas 10.000 logias masónicas, la más influyente y directora de todas las demás era la Orden Independiente de los Hijos del Pacto (B'nai B'rith) en cuyas logias sólo se admiten altos grados masónicos pero únicamente si son de origen judío.

    Proliferaron los “trust” que mediante el dumping y otras artimañas adulteraban la libre competencia y establecían monopolios inicuos:
    - John Rockefeller
    en el petróleo y su refino;
    - Daniel y Simón Guggenheim en el cobre y estaño;
    - Mellon en el aluminio; etc. etc.


    John Pierpont Morgan crea el trust del acero y luego erigiría una de las casas de banca más poderosas del mundo.

    Abraham Kuhn, fabulosamente rico, se asocia, sucesivamente con Salomón Loeb, Jacob Schiff, Paul Warburg y su casa bancaria que controlaba más del 30% del sistema bancario norteamericano.

    Emile Herzog, alias André Maurois, de la Academia de Ciencias Francesa les llama “corsarios de las finanzas”. Afirma que estos magnates, apoyados por legisladores en deuda con ellos, podían bajar costes, aumentar precios, establecer monopolios y truts así como realizar “prodigiosas jugadas en Bolsa” con elevados beneficios pues poseían los medios e información privilegiada.

    Estos conquistadores del XIX no mostraban el mínimo escrúpulo, acumulaban increíbles fortunas mediante procedimientos inconfesables tratando a las masas de las que se aprovechaban como carne de cañón.
    El sistema "democrático" de elección indirecta permite colar en el Senado hombres de paja y testaferros del Club de Hombres (inmensamente) Ricos sobre los que la opinión pública era desconocedora e incapaz de ejercer el menor efecto” (Historia de los EEUU, André Maurois).

    Todo de manera muy “natural” y conforme a su propia “ética”, la de los “elegidos del Señor”, si bien en el Nuevo Continente ya habían refinado los rasgos y métodos exaltadamente violentos que tan impopulares les hicieran en Ginebra pocos decenios antes.

    Asumieron formas democráticas y lavaron su imagen, acallando los escándalos de sus especulaciones y maniobras, con sustanciosos donativos y filantropías a universidades, hospitales, fundaciones, “iglesias”, etc. que les permitían además de reducir y evadir impuestos, adquirir influencia y enorme peso en ámbitos culturales, universitarios, médicos, “religiosos”, etc.

    En resumen, y vista en perspectiva la época de la Reforma fue un novedoso esfuerzo de los cabalistas para adquirir poder político e influencia social y económica en lo que tuvieron un enorme éxito pues aunque la Contrarreforma truncó muchos de sus planes, obligándoles a buscar nuevos territorios y posponer sus objetivos, supieron usar el calvinismo y el protestantismo con su proliferación de sectas y logias para conseguir y transmutar riqueza, influencia y poder económico-político.

    Evidentemente la “élite” actuante desde el mismo nacimiento de EEUU traía de Europa una irreductible enemistad con la Iglesia de Roma y su máximo paladín: el Imperio Español que tantas veces se les enfrentó y obligó a retrasar sus planes.









    2ª Parte : NO AL IMPERIO : LA GRAN RUPTURA

    Era lógico que España no podría conservar, indefinidamente, sus vastas provincias de ultramar, máxime cuando el enemigo ya había infiltrado las instituciones de la metrópoli y los territorios de ultramar, donde operaban enemigos internacionales que la atacaban en todos sus frentes. El proceso de “independencia” fue planificado e impulsado por los enemigos seculares, internacionales, de España y la Iglesia. Era también un acto de revancha en el que no faltaba la codicia por el jugoso botín.

    Muchos historiadores bien documentados: Mr. Richard E. Chism, el mexicano Antonio Gibaja y Patrón aportan muchos datos sobre los agentes extranjeros que procedentes de EEUU, Inglaterra y Francia visitaban la Nueva España y otras provincias ultramarinas promoviendo la “independencia”.
    Luis de Onís, Ministro Plenipotenciario de España en EEUU, reportó asiduamente a la Corona de esas actividades.
    Mr. Chism afirma que hubo contactos con D. Miguel Hidalgo desde, al menos, 1806.

    Evidentemente tales agentes no obraban por altruismo o patriotismo, sino en busca de los fines y del botín para su causa (Una Contribución a la Historia Masónica de México, Richard E. Chism, y Comentarios a las Revolucones de México de Antonio Gibaja y Patrón).

    Aunque no es lícito dudar de las buenas intenciones de Hidalgo, desde luego carecía de experiencia política y no era un caudillo militar. Hidalgo llegó a arrastrar a 80.000 indígenas pero no pudo controlarlos y la insurrección degeneró en pillaje, tropelías y deserciones terminando en un fracaso total (batalla de Calderón, 17 enero 1811) solamente cuatro meses tras el inicio.

    El fracaso de la lucha independentista se debió porque planteó la “Independencia” como una cuestión de lucha racial. Numerosos simpatizantes del movimento se abstuvieron de secundarlo al ver las tácticas absurdas usadas. Al parecer Hidalgo fue víctima de una trampa cayendo en dicho planteamiento que retrasó la “Independencia” una década y costó unas pérdidas de unos mil millones de pesos (40 veces el presupuesto anual de la época).

    Las cosas cambiaron cuando el 24 de febrero de 1821 el general Agustín Iturbide proclama en Iguala un plan de Independencia que especificaba tratar lo hispano como “primitivo origen” y, por tanto, con iguales derechos todos los mexicanos, criollos o españoles. También especificaba la supremacía del Catolicismo. Iturbide logró la Independencia en sólo 8 meses (secundado por Guerrero) con una idea de armonía y unidad. Luego se dio a las instituciones políticas la forma de Imperio (herencia del Azteca y Español), el Congreso mexicano lo aprobó así el 20 de mayo de 1822.

    Pero el gobierno de EEUU se abstuvo de reconocer dicho régimen y envió a Joel Robert Poinsett bisnieto de los calvinistas judíos Pierre Poinset y Sara Fouchereau que habían emigrado en 1865 desde Francia. Joelcontactó con las células masónicas del rito escocés ya establecidas y además traía “luces” para las del rito yorquino. En la ciudad de México se entrevistó con Iturbide y le sugirió que adoptara un sistema constitucional similar al useño.

    El sistema imperial amenazaba con prolongarse en el tiempo y convertir a México en la cabeza política de una gran parte de Iberoamérica. El sistema republicano federal era más propicio para la masonería a la que permitía apoyar a la facción que más le interesara aumentando su infiltración. Iturbide alegó que México no era EEUU y rechazó la propuesta.
    Pero Joel no se dio por vencido, se entrevistó con los oficiales de Iturbide como Juan Francisco de Azcárate al que prometió el reconocimiento de EEUU si México cedía las tierras del norte, Azcárate repuso que no se cedería ni un centímetro de territorio (Early Diplomatic Relations Between the U.S. And Mexico W.R Manning).

    Pero Iturbide y sus compatriotas no estaban duchos, ni conocían la infiltración y acción de las logias secretas. Los ritos escocés y yorkino se unieron provocando desórdenes "populares" consiguieron derrocar a Iturbide en apenas 10 meses.

    Tal y como requería Joel, el venerable maestro masón Miguel Ramos Arizpe tomó como base la Constitución EEUU para redactar la mexicana de 1824, y el país adoptó el nuevo nombre de Estados Unidos Mexicanos.



    DESVALORIZACIÓN RACIAL.
    Expedida la constitución sugerida por Joel que regresó a México en 1825 como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de EEUU. Significaba el reconocimiento final por EEUU.

    Automáticamente se planteó una lucha entre “federalistas” (partidarios yorkinos de la nueva Constitución con soberanía de los EEUU) y los “centralistas” (rito escocés, partidarios de un sistema con el poder en la capital). Además de esa división que debilitó durante décadas al país se reinició el enfrentamiento de lo indígena y lo hispano.

    El fenómeno de la Independencia de México no se capta en todas sus consecuencias si no se presta atención a este elemento disociador de lo nacional. Joel trajo instrucciones concretas del Gran Maestro de Filadelfia, Thomas Kittera, para extender el rito yorkino en México, la base del partido liberal. El rito yorkino acabaría desplazando al escocés y lo estableció, inicialmente Joel, en su casa el 29 de septiembre de 1825. Rápidamente reclutó a los principales funcionarios y varios clérigos, como el canónigo de Ramos Arizpe, Ministro de Justicia.

    El masón Lorenzo de Zavala indica que las logias eran el único camino posible hacia los altos cargos públicos empleados o aspirantes a altos cargos públicos” poblaban las logias.

    Fuentes Mares consigna que “los diputados acudían a Joel en demanda de consejo cada vez que surgían problemas”.

    En agosto de 1826, cinco años antes de la Independencia, el venerable maestro Juan Rodríguez Puebla dijo al ser instalada la nueva logia “India Azteca”: “Ojalá todos los buenos se conjuren contra la patria de Cortés, de Alvarado y de Fernando; desaparezca del globo esa tierra tan fecunda en monstruos”.

    Se iniciaba así otra Leyenda Negra antiespañola en la que Cortés se presentaba como un vil ambicioso, sediento de riqueza, lo mismo que Pizarro (en Perú); Gonzalo Jimenez de Quejada (en Colombia); Pedro de Mendoza (en Argentina); y Vasco Núñez de Balboa (en Panamá), etc.

    José Ortega y Gasset diría: “¿No es cómico que se califique a César de ambicioso? César pretendía nada menos que ser un César, y Napoleón tuvo la avidez de aspirar durante toda su vida al puesto ilustre de Napoleón. Lo mismo podría decirse de todos los conquistadores españoles” (Tríptico, José Ortega y Gasset).

    La Leyenda Negra se echó a rodar y siguió creciendo, se omitía todo lo positivo se exageraba e inventaba lo malo. La batalla de Cortés en Cholula se presentó como muestra de crueldad intolerable (¿qué guerrero en combate en el dilema de perecer o matar no se decide por lo segundo?)

    En las escuelas se virtió todo el odio masónico, se enseñó que Nuño de Guzman (fundador de Tepic, Guadalajara, Colima y otras ciudades) era ambicioso, inmoral y cruel, pero se soslayó que la Corona española lo hizo detener, se confiscaron sus bienes y regresó a Madrid a cumplir penas.

    Surge aquí el mito de los matemáticos aztecas, de los astrónomos aztecas que superaban a los europeos, que los “telpochcalli” (escuelas) eran más numerosas en México que en España (cuando la realidad es que los aztecas desconocían la rueda, el hierro, y los españoles eran los hombres más instruidos y con más científicos de la época, con las mejores universidades que también fundaron en las provincias de ultramar, siglos antes de que lo hicieran los ingleses), que la medicina maya era la repera, etc. etc. (Entre la Verdad Mexicatl y el Embuste Español, del general Rubén García Velázquez de León; Lewis Hanke; Juan Xuárez de Peralta; y otros).

    En esos momentos en México había 40 millones de indígenas, uno más que a la llegada de los españoles; 1,5 millones de mestizos, y otro millón de criollos. Los españoles eran unos 33.000.

    De la teoría que exageraba lo aborigen y denostaba todo lo español, surgiría una franca hispanofobia y se pasó a la acción.
    Con el pretexto de que un tal padre Arenas efectuaba juntas conspiratorias se expide la primera Ley General de Expulsión de Españoles (20 diciembre 1827).
    No se consideró que la inmensa mayoría ya tenían hijos mexicanos, la ley fue tan impopular que no se aplicó íntegramente pero de todas formas consiguió expulsar más de 12.000.

    Por supuesto se desterró a 32 misiones católicas de la Baja y Alta California sin importar que así se paralizaba la acción educadora en la zona. Por supuesto, también, sus bienes se esfumaron.
    La descriminación era evidente, se expulsaba españoles, criollos y mestizos mexicanos pero por otro se publicaba una ley (1828) en que se autorizaba la penetración en Texas de más colonos extranjeros.

    En 1829 se expide otra ley, aún más radical, que afectaba a los hijos mexicanos de españoles. Se paralizó gran parte de las haciendas, cultivos e industrias. Se paralizó la producción minera y las exportaciones se desplomaron surgiendo una crisis.

    Curiosamente no fueron mexicanos quienes ocuparon los negocios, haciendas y bienes que tuvieron que dejar los españoles y mexicanos expulsados, fueron aventureros ingleses, judíos y norteamericanos los que se hicieron con ellos. En manos españolas todo ese caudal habría pasado a poder mexicano, a lo sumo en dos generaciones, en el 99% de casos los españoles dejaban hijos mexicanos (Poinsett, José Fuentes Mares).

    Así los principales beneficiarios fueron, una vez más, los Guggenheim, los Gould, que se adueñaron del oro y plata mexicanos, es incalculable la riqueza que se esfumó de México sin ningún control y a favor de esas dinastías. Pero ya estaba establecido por la Leyenda Negra antiespañola que los sedientos de oro eran los españoles.

    Además de las pérdidas materiales la campaña oficial de despañolización desvalorizó la raíz étnica, la negó y la presentó como indeseable y vergonzosa. Al suprimir la herencia española sólo quedaba la soledad de lo indígena que ya no estaba vivo en el espíritu de las nuevas generaciones.

    Aunque la guerra de Independencia fue traumática y costosísima, no causó tanto daño como el desgarramiento interno que siguió tras la escisión del auténtico origen mexicano.

    Según Vasconcelos “destruído lo español, estos países quedarían sin soporte étnico y divididos, a merced de una nueva dominación”, dominación que fluía desde las sociedades secretas según pericibió el vicepresidnete Nicolás Bravo (veterano de la guerra de Independencia). En 1828 Bravo se adhirió al levantamiento del coronel Manuel Montaño que exigía tres cosas: 1ª.- supresión de tales sociedades; 2ª.- expulsión de Joel Poinsett, y 3ª.- reorganización gubernamental.


    Aunque Bravo perteneciera a la logia escocesa, o tal vez por eso, lanzó un manifiesto en que decía que “es necesario curar el mal en su origen, arrancando de raíz las sociedades secretas que lo causan”.

    El gobierno de Veracruz fue de la misma opinión y pidió “extinguir toda clase de reunión secreta y masónica, sea cual fuera el rito, denominación y origen” (Jalapa, y enero 1828).
    El presidente Guerrero, admirador de Joel Poinsett, les tendió una trampa y los apresó, Bravo sería desterrado y el certero diagnóstico del mal oculto, olvidado.

    Las manipulaciones secretas se reforzaron con la aparición y participación política de una nueva rama masónica: Rito Nacional Mexicano, asesorada por el Gran Maestro Guillermo Gardett pese a su nombre era una obediencia de Nueva Orleáns.


    El régimen de presidente Anastasio Bustamante fue acosado por Valentín Gómez Farías, ferviente yorkino que como vicepresidente iniciaría una furiosa lucha anticatólica, imponiendo en las escuelas el uso del tarasco, mexica y otomí.
    En un torbellino de intrigas secretas, desórdenes, confusión, etc. participaría Santa Anna para intentar pescar a río revuelto. De 1824 a 1835 la presidencia cambió de manos 16 veces. Empezó la crisis de Texas durante la que Lorenzo Zavala prescindió ya de toda máscara y se evidenció su talante traidor.

    Así, dando sangrientos tumbos el país llegó al despeñadero de la invasión norteamericana.
    Con la caída del imperio se habían perdido las provincias de Centroamérica. Luego Texas, California, Arizona y Nuevo México. Pero la Leyenda Negra Antiespañola sigue deformando conciencias y como es bien y continuamente publicitado son los españoles los que tienen ansia de apoderarse de todo.

    Tras 24 años de la dimisión de Iturbide el territorio había menguado más de la mitad. La historia oficial trata de enmascarar los hechos infamando a Iturbide.
    Además de que la mutilación en el sur pasa inadvertida, pero la traumática mutilación del norte causó un torbellino político y moral. En una amplia franja fronteriza reinó, muhco tiempo, el desorden. Las tribus bárbaras, y aventureros asolaban, arrasaban, violaban y asesinaban sin freno.



    ANTIRRELIGIÓN.
    La mutilación de más de la mitad del territorio fue seguida de otra de 75.465 Km2 en La Mesilla, y dos años después el país fue conmovido por una desvastadora lucha interna. La tormenta de grandes males no amainab

    Con la Ley de 25 de junio de 1856, expedida por el Ministro de Hacienda Miguel Lerdo de Tejada, se iniciaría una serie de disposiciones que constituyeron la Reforma, nombre con cierto secreto signficado cabalístico.
    La espina dorsal de la Reforma Mexicana era la Constitución de 1857. La Cámara de Senadores funcionaba en el Palacion Nacional, consagrado públicamente como templo masónico del Rito Nacional Mexicano.
    El objeto de las leyes de la Reforma era quitarle a la Iglesia su base económica confiscando sus bienes y desquiciarle los serivicios sociales que prestaba así se quería borrar toda influencia católica que venía de muy atrás.
    Se negaba a la Iglesia cualquier derecho a poseer bienes, algo que no se le negaba ni a los peores criminales; un rito muy minoritario plantea otra escisión mediante una ofensiva disfrazada de “nacionalización”. En esencia era la negación marxista a la propiedad privada de los no marxistas.

    Pero ante tanto atropello vino una reacción y una larga lucha de 3 años, violenta y devastadora.
    El bando “liberal” se empeñaba en implantar arbitrariedades y leyes nada liberales. Sus principales líderes: Lerdo de Tejada; Santos Degollado; Juan Alvarez; Melchor Ocampo, y Juárez.
    El bando conservador trataba de que esas medidas no se aplicaran y sus lídres: Miramón; Márquez; Mejía y Osollo. Y paradójicamente el clero que aún tenía considerables recursos no apoyó la lucha contra la Reforma.

    El presbítero historiador Regis Planchet da una minuciosa relación de los clérigos que se inhibieron o se pusieron de pate de los enemigos de la Iglesia, porque apostataron o se rindieron al miedo (La Cuestión Religosa en México, Pbro. Regis Planchet).
    El historiador Luis Reed Torres que investigó profundamente los archivos militares de la época constata las grandes penurias, por falta de medios, de las tropas de Márquez, Miramón y Mejía.

    El historiador Salvador Abascal refiere que los obispos de México, Michoacán, Linares, Guadalajara y San Luis Potosí retaron a Juárez que probara un solo hecho que los vinculara con la lucha antiliberal.
    Aunque el bando católico empezó dominando la situación, pronto el apoyo masivo recibido por los liberales en armas, fondos, asesoramiento, información, apoyo políticoofrecido por el Gran Maestro Masón y presidente EEUU James Buchanan (iniciado en 1816 en la Logia nº 43 de Lancaster, 41 años antes de ser presidente) cambiaría el panorama. The Daily Picayune, de Nueva Orleáns, consignaba la entrega de 4 millones $ a Juárez (21 diciembre 1859).


    Pese a todo, a inicios de 1860 los conservadores dominaban casi todo el país, incluida la capital y tenían el triunfo seguro. Juárez estableció un gobierno en Veracruz, cuando estaba a punto de ser capturado acudieron en su auxilio tres barcos de la flota USA (Un Siglo de México, Alfonso Junco).
    Además, desde el norte, procedente de EEUU avanzaba con abundantes pertrechos González Ortega, con 16.000 hombres que abrieron un nuevo frente dando un vuelco repentino a la situación. Tras varios combates Miramón fue vencido especialmente por las nuevas armas de procedencia EEUU desconocidas en México.
    El presidente masón de EEUU: Buchanan, había decidido, desde Washington, la guerra de la Reforma, desde entonces una avenida de la capital ostenta su nombre.

    Ese mismo año estalló la guerra de secesión en EEUU y Napoleón III quiso aprovechar la ocasión, apoyando a los estados del Sur y envió una expedición armada a México. Napoleón III veía a Juárez como un ahijado de los estados americanos del Norte y a los antijuaristas como posibles aliados. Los conservadores buscando revancha por la derrota debida a la intervención exterior se adhirieron a la empresa napoleónica.
    El país adoptó el sistema de monarquía con un príncipe católico: Maximiliano, hermano del Emperador de Austria (costumbre corriente y bien vista en Europa). Pero Maximiliano, un recién llegado desconocía los móviles ocultos detrás de las largas luchas mexicanas y se empeñó en intentar reconciliar a los “liberales” y conservadores. Cuando Napoleón III fue consciente de la victoria de los Estados del Norte retiró sus fuerzas de México dejando a su suerte a Maximiliano que intentó a toda prisa crear un ejército, pero no tuvo tiempo.

    Nuevamente el apoyo del Norte fue decisivo y por segunda vez restauraron a Juárez que esta vez fusiló a Maximiliano, Mejía y Miramón.

    Las Leyes de la Reforma empezaron a aplicarse. La desamortización (confiscación) de los bienes de la Iglesia arruinó la red de servicio social que prestaba mediante 80 hospitales, numerosos hospicios, casas de asilo de mendigos, casas cuna, correccionales de jóvenes, de regeneración de mujeres y de maternidad. Dejó de funcionar el sistema de crédito de bajo interés que manejaba la Iglesia y se cerraron templos y colegios, conventos y seminarios.




    LA GRAN RUPTURA.
    La Reforma de 1856 era un reflejo, no sólo en el nombre, de la iniciada por Lutero y Calvino en el XVI. El objetivo, una vez más, era romper los nexos de unión del pueblo con la religión católica pese a que era la religión mayoritaria.

    El escritor Octavio Paz que ocupó diversos puestos oficiales en el régimen revolucionario mexicano (no calificable de “mocho” o “reaccionario”) llama a la Reforma “LA GRAN RUPTURA”.

    Ignacio Ramírez (el Nigromante), varias veces Ministro llevaba años realizando campañas “desespañolizadoras” y enseñaba, siempre que podía, que “No hay Dios y los seres de la naturaleza se sostienen por sí solos”.

    Paz sostiene que la Reforma sustituye la noción de “un más allá por la de un futuro terrestre”.

    En efecto la Reforma tiende a privar al mexicano de la trascendencia ultraterrena en que habían creído los indios y que el catolicismo vino a afirmar con “palabra de vida eterna”.
    Era una doble ruptura, con el pasado indígena y con la tradicción católica. Como señala Octavio Paz la Reforma plantea un nuevo postulado sustituyendo la fe de que todos los hombres son hijos de Dios por la igualdad de todos ante la ley. Se inducía en la psicología mexicana otra desvalorización más. Primero se niega, se veja, la herencia racial hispana, luego se destruye el nexo con la religión católica.

    El historiador norteamericano Schalrman considera que el apoyo de los altos círculos EEUU a la Reforma se debe a que en EEUU había importantes vetas anticatólicas.

    En New Jersey había una constitución anticatólica hasta 1844. En 1877 se eliminó, por fin, la prevención constitucional (New Hamshire) de que los católicos no podían ejercer cargos públicos en dicho Estado. Menos mal que ellos son los demócratas y amantes de la libertad e igualdad, espejo de democracias, etc. etc.

    Orestes A. Brownson, en Ensays and Reviews constata que el Partido Nativo Americano, fundado en la convención del Estado de Lousiana (1841) no repudia a los protestantes alemanes, ni a los protestantes irlandeses, ni a nadie, excepto a los extranjeros católicos, es un auténtico partido anticatólico (México, Tierra de Volcanes, Joseph H. L. Schalarman).

    Los puritanos protestantes y calvinistas que colonizaron EEUU procedían de grupos europeos particularmente hostiles a la Iglesia Católica y España.Todos los historiadores constatan que TODOS los matices que convergen en los impulsos para romper con los valores de la sangre hispana y del catolicismo no nacen de la esencia mexicana, sino que están impulsados e inducidos, FINANCIADOS e IMPUESTOS por fuerzas extrañas al mexicano.




    LA REFORMA EN LA ECONOMÍA.
    La Reforma no aportó tampoco beneficios materiales al menos a los mexicanos y los indios perdieron las tierras que España les respetara. Como siempre la excusa de que la Reforma sacaría los bienes de la Iglesia de “manos muertas” y los haría entrar en la corriente económica para beneficio de todos se quedó en aguas de borrajas y las "riquezas" se esfumaron sin más. Wilfri Hardy Callcott calcuó dichos bienes en 1.355 millones de pesos. El francés Domenech hizo una investigaciń (1866) y dijo que el monto ascendía a 180 millones. El doctor Mora, liberal, calculó 179 millones.

    No hubo beneficios real para el país, los bienes se liquidaron a precios ridículos para beneficio de unos cuantos especuladores, particularmente extranjeros.
    Por ejemplo José Ives Limantour compró 50 edificios por 23 millones, precio muy inferior al real (Memoria Sobre la propiedad Eclesiástica, 1864).


    Lo recaudado por el gobierno en la liquidación se esfumó sin dejar rastro, ni una obra pública o cualquier otro beneficio. Algo similar ocurriría un siglo después con los 100.000 millones $ recibidos de EEUU o con la “nacionalización” de la banca en 1982. Esta también salió de “manos muertas” y la crisis empeoró.

    Otro logro de la Reforma fue eliminar los “calpulli” propiedades territoriales de los pueblos indígenas que disfrutaban desde antes de la llegada de los españoles y que las leyes de Indias españolas respetaron. La Reforma acabó con estas propiedades y los indios dejaron de ser propietarios agrícolas, incluso con la fuerte oposición de eminentes liberales (Ponciano Arriaga). Al parecer era una consigna secreta y el primer paso para la posterior introducción de la Reforma Agraria de corte marxista.















    3ª Parte : EL MAL VECINO DEL NORTE. ESPALDARAZO A PORFIRIO DÍAZ.

    Cuando la anti Reforma fracasó finalizó con los fusilamientos del Cerro de las Campanas. Juárez regresó al Palacio Nacional (1867) muriendo cinco años después. Sería sustituido por Sebastián Lerdo de Tejada.

    Un prestigioso general que había luchado con los liberales, Porfirio Díaz, visitó Nueva Orleáns y se radicó en Brownsville desde donde lanzó un plan (Palo Blanco, Tex) contra el presidente Lerdo de Tejada.
    Pese a romper la neutralidad de EEUU ninguna autoridad le molestó y pudo reclutar unos 2.500 hombres con los que capturó la ciudad fronteriza de Matamoros. Avanzó hacia el sur pero fue derrotado en Icamole N.L. Regresando a EEUU, viajó a New York y fue amistosamente recibido por algunos altos financieros. A continuación volvió a Nueva Orleáns y se embarcó en el vapor “City of Havana” cuyo capitán, Alexander Coney, le libró de ser capturado en Tampico y lo desembarcó en Veracruz desde donde se dirigió a Oaxaca para reunirse con sus partidarios e iniciar un nuevo levantamiento.

    En esos días el presidente de la Corte Suprema de Justicia, José María Iglesias, se pronunció contra el presidente, el general Porfirio aprovechó la ocasión y se movilizó rumbo a la Ciudad de México donde venció al general Alatorre cerca de Tecoac, luego se instaló en el Palacio Nacional como presidente interino, y luego para el período 1877-80.
    Tras un lapso en el que estuvo de presidente su amigo el general Manuel González, Porfirio volvió a la presidencia (1884) donde estaría 26 años.

    Aunque el panorama era desolador, el país estaba desangrado tras tanta lucha interna, la economía exhausta, el desorden era general, bandidos y asalatantes campaban a sus anchas, la inseguridad y la zozobra eran totales.
    Pero a Porfirio le favoreció que durante cuatro períodos presidenciales de EEUU, desde 1881 hasta 1897 se sucedieron los presidentes de EEUU: Arthur; Cleveland; Harrison; y Cleveland. Ninguno de ellos era masón.
    Las influyentes logias de EEUU seguían activas pero preparaban acciones en el Pacífico, Caribe y Centroamérica con lo que la acción revolucionaria cesó en México aunque siguieron los “trabajos” de infiltración doctrinal, pero durante largos años el presidente Porfirio no tuvo presiones violentas.

    El régimen de Porfirio cumplió al adoptar oficialmente el darwinismo sistematizado de Herbert Spencer y el positivismo del frances Augusto Comte en la enseñanza superior.

    Según este positivismo, no hay más fines trascendentes para el hombre que “el progreso material” Dios no existe. El Dios del positivismo es algo visible y concreto: la Humanidad, del pasado, presente y futura a la que Comte denomina el Gran Ser. No hay nada superior ni sobre el hombre ni sobre la humanidad, el hombre deviene así en una creación del azar, sin alma ni meta trascendente.

    Este programa le valió el calificativo de “científicos” a los colaboradores de Porfirio aunque únicamente eran ateístas.

    El nada sospechoso Octavio Paz dice: “el Positivismo ofrece una justificación de las jerarquías sociales. Pero ya no son la sangre, ni la herencia, ni dios, quienes explican las desiguldades, sino la ciencia. El porfirismo adopta la folosofía positiva, no la engendra.
    El Positivismo no nos dio nada. Pero mostró en toda su desnudez los principios liberales: hermosas palabras inexplicables. El esquema de la Reforma, el gran proyecto histórico mediante el que México se fundaba a sí mismo como una nación destinada a realizarse en ciertas verdades universales quedaba reducido a sueño y utopía. Y sus principios y leyes se convirten en un armazón rígido que ahoga nuestra espontaneidad y mutila nuestro ser. Al cabo de 100 años de luchas, el pueblo se encontraba más solo que nunca, arruinada su vida religiosa, humillada su cultura popular. Habíamos perdido nuestra filiación histórica” (EL Laberinto de la Soledad, Octavio Paz).

    La nacionalidad mexicana seguía siendo minada en sus raíces raciales y religiosas. No porque así lo quisieran los mexicanos, sino porque así lo imponía la poderosa influencia extranjera.

    El mismo año en que Porfirio iniciaba su mandato ininterrumpido (1884) el Papa León XIII expidió su Encíclica Humanum Genus en la que exponía la forma oculta en que trabajan la masonería y sus anexos de conspiración, con el comunismo, en contra del catolicismo.
    Acusaba a la masonería de conspirar contra todo régimen que no se plegara a la secta y pedía a los obispos arrancaran a los masones su máscara y los pueblos aprendan las malas artes de semejantes sociedades, la perversidad de sus fines y la torpeza de sus hechos (en 1945 el eminente masón Raúl Husson, reveló bajo el seudónimo de Geoffrey de Charmay que la masonería se divide en “sociedades secretas inferiores; en sociedades secretas de cuadros intermedios y en sociedades secretas superiores, totalmente impenetrables. “Los Amos del PSOE, de Manuel Bonilla Sauras, Madrid 1886).
    Cinco años después el ministro de Relaciones Exteriores, Ignacio Mariscal, gran maestro masón, declaró en Chicago “hace menos de 40 años tuvimos que combatir contra la intervención napoleónica …
    Pudimos haber sucumbido a fuerza mayor, o más bien pudimos haber tendio que prolongar una amarga lucha, a no ser por la poderosa influencia de los EEUU, que puso pronto término al negocio a favor nuestro … Hagamos que ambas águilas remonten juntamente su vuelo para siempre, la americana guiando y lamexicana siguiéndola siempre, animada por el ejemplo de su hermana mayor”.

    Con el paso del tiempo Porfirio, ganando sucesivas reelecciones, se sintió más firme en su mandato y el 31 de agosto (1898) renuncia a su cargo de Gran Maestro de la Gran Dieta, dependiente de la Gran Logia de Arkansas. Lo sustituyó el diputado Manuel Levy, afiliado a las logias de Georgia y New York.

    Pese a todos los esfuerzos comenzaba a aumentar en México el culto a la Virgen de Guadalupe, algo que desagradaba mucho a la Gran Dieta que hizo declaraciones en las que hablaba de “la falta absoluta de la verdad histórica sobre la bien explotada y supuesta aparición de la Guadalupana”. Todo lo hecho para descatolizar al pueblo no estaba dando los resultados deseados.

    El 16 de septiembre (1897) un tal Arnulfo Arroyo pretendió matar a Porfirio, pero no logró alcanzarlo con el puñal. Arroyo fue detenido pero murió en “extrañas circunstancias” antes de iniciarse el proceso. El Inspector de la Policía, Eduardo Velázquez dijo que “gente del pueblo” lo había linchado. Luego se supo que Arroyo había sido asesinado por policías vestidos de paisano y entonces fue el Inspector de policía el que fue procesado pero también resultó “muerto en extrañas circunstancias” en su celda, aparentemente suicidado.

    Con ese motivo el obispo de Sonora, Herculano López, expidió una pastoral contra la masonería a la que acusaba de recurrir a la violencia cuando no alcanzaba sus fines por otros medios.
    Fue un ex obispo (de Tamaulipas) Eduardo Sánchez Camacho, quien salió en defensa de la masonería (24 enero 1898) diciendo que “los romanistas son esclavos y los dignatarios eclesiásticos tienen obligaciones más estrechas que las de un soldado raso antes su jefe … El calificativo de benemérita que doy a la masonería va a causar gran escándalo al señor López, pero su escándalo a mí no me afecta … Los masones han sido los inicadores de las ideas modernas; se han pronunciado contra los abusos de la Corona y la Tiara”.

    Porfirio daba instrucciones a ciertos gobernantes de “no hacer masonería” como al general Ahumada gobernador de Chihuahua hasta 1904. Estaba cesando la hostilidad contra el catolicismo y se reabrieron algunos colegios y hermandades católicas. La instrucción positivista quedaba, a inicios del XX, circunscrita a pequeños grupos universitarios y era rebatida por intelectuales como José Vasconcelos y Antonio Caso.



    PROGRESANDO LENTAMENTE.
    La estabilidad del régimen de Porfirio permtió revaluar el peso (de 2,28/$ a 2/$) reflejando el aumento de la producción nacional, la ausencia de inflación y que el gasto público se controlaba.
    Se emprendieron obras públicas que absorbieron mano de obra (tranvía, alumbrado eléctrico, edificios como el Palacio Legislativo ahora monumento a la Revolución, etc.)
    El número de ranchos pasó de 3.749 a 8.4231, y las haciendas de 6.684 a 48.635.
    El salario diario en el campo aumentó 43 centavos. No parece mucho pero el kilo de maíz costaba 8 centavos, 12 el de trigo, 16 el de fríjol, por lo que era un aumento sustancial, más comida y jacal.

    En contra de la versión oficial historiadores como William K. Meyers y Richard Estrada afirman que muchos peones se fueron con los capataces o hacendados levantados en armas, pero no contra ellos (Conflicto de Intereses y Descontento Popular, William K. Meyers, Chicago, 1979, Tesis Doctoral).

    Unos años antes de la caída de Porfirio se impulsó la explotación de tierras y se creó la Comarca Lagunera, una de las más ricas del país. Surgió Torreón como ciudad nueva (algo inaudito desde la época colonial).
    La producción agrícola casi se duplicó (+ 70% en la década 1899-1908), la ganadería era de 15 millones de cabezas, la industria textil se triplicó, con 145 fábricas, y las exportaciones superaban a las importaciones por bastante.
    Se construyeron unos 24.000 kms de ferrovías impulsando la economía general y en 1909 los ferrocarriles fueron nacionalizados al adquirirse el 51% de las acciones de forma que no se originó ninguna crisis, ni encarecimiento de las tarifas quedando la gestión y dirección en manos mexicanas.

    Porfirio siguió una política pro europea favoreciendo y facilitando la inversión Europea para contrapesar la influencia EEUU lo que quedó patente en varios reportes de las embajadas de Francia, Austria, Alemania, etc.

    La población que en el último cuarto del XVIII crecía unos 40.000/año pasó a 150.000/año y se alcanzó la cifra de 15 millones de habitantes.
    Se construyó el ferrocarril del itsmo, medio de transporte de carga entre el Golfo de México y el Pacífico.
    El régimen no era un dechado de virtudes pero no hubo latrocinios escandalosos, ni desquiciamiento administrativo, ni inflación, ni recesión, ni devaluaciones, ni gato público desbocado, …

    Parecía que México, por fin, comenzaba a confiar en su capacidad de vivir en paz y progresar, pero …




    SE APROXIMABA OTRA TORMENTA.
    En 1908 el Pearson's Magazine (New York) (Pearson's Magazine, Vol. XIX, núm. 3) publicó una entrevista de su enviado especial, Jaems Creelman, al presidente Porfirio Díaz. En ella el presidente no se mostró partidario de la intervención de EEUU en Cuba para arrojar a los españoles. Respecto a la doctrina Monroe (la Casa Blanca consideraba todo el Contiente zona de influencia EEUU) Porfirio se inclinó por una doctrina continental en la que participaran todos los países iberoamericanos en la defensa común.

    Sobre el petróleo, que empezaba a significarse una gran riqueza, dijo que había expedido una ley para impedir que los dueños de tierras petroleras las vendieran. No porque se opusiera a que los campos petroleros sean trabajados por el Rey del petróleo (Rockefeller y su Standard Oil), sino porque nuestros pozos de petróleo no deben ser obstruidos para impedir la competencia y mantener el precio del petróleo que interesa a terceros.

    Esas divergencias en la política Monroe y la especulación petrolífera coincidieron con otro hecho, en 1907 había venido a México el Secretario de Estado de EEUU, Elihu Root, para gestionar una base naval en la Bahía Magdalena, B.C., para reabastecer las flotas USA en sus viajes al itsmo de Panamá donde estaba abriendo un canal estratégico.
    Porfirio se mostró amistoso pero sólo concedió que los barcos carboneros EEUU fondearan en Bahía Magdalena para que durante res años reabastecieran la flota. En 1910 terminaba dicha concesión y se declinó ampliarla.

    En 1909 apareció otro punto de divergencia. Washington tuvo conflictos con el presidente Zelaya de Nicaragua, y la flota USA impuso un bloqueo que derrocó a Zelaya. Porfirio envió al cañonero “Guerrero” a que sacara a Zelaya de Nicaragua, bajo protección de la bandera mexicana. Mr. Henry Lane Wilson, Ministro Plenipotenciario en México, protestó ante el Secretario de Relaciones Exteriores, Federico Gamboa, pero la orden de rescatar a Zelaya no se revocó (Diario de Federico Gamboa).

    El presidente de EEUU, Williams H. Taft, (hijo de masones y afiliado a la “catedral” de la Logia 356 de Cincinati, Ohio) (Freemasonary and The Presidency U.S.A.; Ray V. Denslow, con la autorización de la logia de Missouri) promovió una entrevista con Porfirio que tuvo lugar el 16 de octubre en El Paso (Texas) o Ciudad Juárez.

    Según D. Pablo Escandón, Jefe de Estado Mayor Presidencial e intérprete de la entrevista, Taft empezó por recordarle a Porfirio la ayuda de EEUU a Juárez (venta armas, financiación, información, etc.) y que, en cambio, EEUU estaba siendo pospuesto en los negocios mexicanos. Las más grandes empresas eran europeas. Según el relato (revelado años después por el hijo de D. Pablo) Taft citó a las empresas de los Signoret, los Tron, los Aymes, los Pugibet, los Veyan, y a los españoles que eran dueños de muchas haciendas. Según Taft la empresa petrolera El Águila solo tiene de mexicana el nombre, es británica. La Casa Pearson es enemiga declarada nuestra y con ellos se ha terminado el ferrocarril de Tehuantepec siendo una amenaza al proyecto del Canal de Panamá (La Verdad Sobre la Entrevista Díaz-Taft, Armando de María y Campos), efectivamente ese ferrocarril era una competencia para la carga entre el Pacífico y el Atlántico (ahorro de 2.200 kms sobre el proyectado Canal de Panamá que estaba ya en construcción).

    D. Alfonso Flores Mancilla, senador durante el régimen de Avila Camacho, dice que Porfirio Díaz hijo, refería que su padre le dijo al regresar de la entrevista con Taft: “vamos a preparar nuestras cosas, ya nos vamos ...

    El gran público estaba ajeno a la tormenta que se avecinaba desde lo alto, incluso los especializados círuclos diplomáticos extranjeros creían que el régimen porfirista se hallaba firme (el embajador alemán reportaba a Berlín que “una revolución está fuera de toda probabilidad” (17 septiembre de 1909)).

    Pero tras la entevista sucedieron cosas significativas. En el séquito de Porfirio, en el viaje hacia El Paso, figuraba un detective, Francisco Chávez, quien informó a un italiano, Garibaldi y a un hermano de Francisco I Madero se había entrevistado con Pascual Orozco en Chihuahua y éste recogió armas en Fort Bliss, Texas. Luego Orozco y 11 guerrilleros empezaron a operar en la región de Tierra Blanca, Chih. Oficialmente se les mencionaba como “abigeos”.
    Igual ocurrió con Francisco Villa.

    Brotó el Partido Democrático y el Antirreeleccionista, opuestos a Porfirio. Francisco I Madero, miembro de una familia de hacendados de Parras publicó un libro: “La Sucesión Presidencial sin extermismos revolucionarios o ideológicos. Su doctrina se sintetizaría más tarde como “sufragio efectivo, no reelección”.
    Pero el libro acusaba a Porfirio de que no daba democracia, que se reelegía y los gobernadores eran designados desde el Distrito Federal, sin dar validez al voto en los Estados.
    Madero se refugió en EEUU desde donde se le permitió hacer preparativos y exhortaciones para iniciar una lucha armada en México mientras EEUU presionaba y concentraba tropas en la frontera. Madero fijó el 20 de noviembre (1910) para iniciar el movimiento nacional, pero no ocurrió nada.

    65 días después, cuando Madero estaba a punto de tirar la toalla, los grupos ya reforzados de Pascual Orozco y Pancho Villa hicieron que pudiera regresar a México por Ciudad Juárez (tomada por Orozco el 11 de abril 1911).
    Pese a no haber motivos aparentes (ni recesión, ni inflación, ni paro masivo, ni cierre de empresas, etc.) la guerrilla de Orozco y Villa crecía rápidamente. La prensa americana hablaba favorablemente de ellos. El gobierno mexicano protestó por el contrabando de armas y la contestación fue que era difícil de evitar.

    El gobierno Taft reconoció la beligerancia de los maderistas y su pertrechamiento en territorio EEUU nunca se consideró “violación de la neutralidad”.
    Según el historiador Schalarman el Ministro Limantour regresó de New York para decirle a Porfirio que había conferenciado con varios funcionarios EEUU, incluso con el Secretario de Guerra, Dikinson, y que “todo estaba perdido”.
    En el Estado de Morelos surgió otra guerrilla, encabezada por Emiliano Zapata.
    En abril de 1911, ya operaban en Chihuahua más de 5.000 hombres bien armados y pertrechados. En Sonora había otros 4.000. Luego la “División del Norte” de Villa usaba el cañón Blue Whister, de tiro rápido, que no tenía ni el ejército regular, todo procedía del mal vecino del “norte”.

    Ante el aumento de la oposición, Porfirio dimitió. Y aunque el ejército no estaba vencido (pese a haber abandonado algunas plazas) y conservaba el dominio de la mayor parte del territorio y podía movilizar más fuerzas, pero entendía que al no ser grato a Washington sólo podía alargar la lucha. Y se fue.

    Quedó como presidente provisional Francisco León de la Barra. Luego Francisco I Madero (electo por mayoría) tomo posesión de la Presidencia (6 noviembre 1911), parecía que la tormenta se había disipado, pero faltaba lo peor ….



    MADERO, EL INMANEJABLE.
    Cuando aún no era presidente Madero reveló (26 mayo 1911) que había rechazado una propuesta de magnates extranjeros que le ofrecieron apoyo a cambio de concesiones para varios monopolios.
    Ya como presidente, aumentó los muy bajos impuestos de los petróleos y pagó 800.000 pesos a banqueros de Nueva Orleáns que a través de la “Tampico News” de Abraham Ratner le habían enviado armas. Pensó que así salvaba sus compromisos.
    Poco antes de tomar posesión (6 noviembre 1911) el famoso general Bernardo Reyes preparaba, desde Texas (San Antonio) un levantamiento antimaderista, pero esta vez las autoridades EEUU lo detuvieron por violar la ley de neutralidad. Washington aún creía que Madero era su aliado.

    Madero permitió formar un partido católico, nada extraño en un pueblo mayoritariamente católico, y se mostraba simpatizante de los proyectos religiosos para un seguro obrero, participación en beneficios de éstos y protección del trabajo a domicilio.
    El partido católico obtuvo triunfos electorales para gobernar Jalisco, Zcatecas, México y Querétano así como 90 curules, pero el grupo masónico solo toleró 23 diputaciones y cuatro senadurías. De cualquier manera la democracia parecía empezar a funcionar.
    También se permitió que la insignificante minoría comunista operase y formó en la Ciudad de México, la Casa del Obrero Mundial, siguiendo los consejos del líder EEUU Samuel Gompers que confesó que asesoró a grupos opositores a Porfirio (Sevetny Years of Life and Labour; Samuel Gompers, y declaraciones del mismo en México, 24 diciembre 1924 cuando acudió invitado por Calles).

    Siguiendo su propio criterio, Maderó no admitió, tampoco, sugerencias sobre una “reforma agraria” para que la tierra pasara a ser casi un monopolio estatal, al contrario, dijo: “la pequeña propiedad agrícola será de mi prte cuidadosamente fomentada, pues constituye una gran parte de la riqueza pública” (lo que admiten antimaderistas como Bulnes que añade que Madero preveía comprar grandes haciendas para fraccionarlas y venderlas a pequeños agricultores).
    Zapata desconoció a Madero, pese a ser antiguo aliado. Lanzó su Plan de Ayala secundado por Pascual Orozco, alegando que Madero era un dictador. Zapata estaba en la órbita de agentes extranjeros como Charles Jenkinson y Thomas W. Ewilly que presionaban para hacer una “reforma agraria”.

    Madero era masón (inscrito en la Logia Lealtad 15) pero rehuyó la influencia de la secta en la política lo que hizo que la secta se revolviera en su contra. Empezaron los ataques: doctor Francisco Vázquez Gómez, los diputados Aquiles Elorduy y Armando Ostos, los senadores Jesús Flores Magón; Guillermo Obregón y otros.
    Por su parte los periódicos Luz y Grito Rojo, de la Casa del Obrero Mundial lanzaban hiriente ataques a Madero. La Casa era el primer paso para subyugar a los obreros mexicanso al movimeinto marxista internacional.

    Poco a poco una poderosa influencia, inicialmente invisible, se fue volviendo claramente visible en el embajador EEUU: Lane Wilson. Según Vasconcelos Wilson se tornó, primero exigente, luego impertinente y finalmente alentaba ostensiblemente a los descontentos con los que se reunía en su propia morada.

    El historiador alemán Friedrich Katz que investigó archivos oficiales de nueve países afirma que el embajador alemán en México, Paul von Hintze, reportó a Berlín (16 marzo 1912) que la oposición de Washington a Madero aumentaba, que Madero había sido advertido para modificar su política mediante el Sherburne Hopkins (abogado profesional de las revoluciones hispanoamericanas inspiradas en EEUU) así como advertencias de Dawson (también agente revolucionario) pero que Madero no cedía.

    Nueve meses después (16 diciembre 1912) el presidente masón Taft, a punto de finalizar su mandato, comunicaba a su Secretario de Estado, Philander Chase Knox, sobre Madero: “estoy llegando a un punto en que pienso que deberíamos colocar un poco de dinamita con el objeto de depertar a ese soñador … ” (Documentos de Taft, Biblioteca del Congreso, Washington. La Guerra Secreta en México, Tomo I. Firedrich Katz, 1982).

    Y la dinamita no tardó en estallar. Carranza, gobernador de Coahuila, se distanció de Madero; en la capital el general Manuel Mondragón inició una insurrección con 800 hombres; hubo un fallido ataque al Palacio Nacional; los revoltosos se atrincheraron en la Ciudadela pero Madero tenía fuerzas suficientes para vencerlos, pero … Lane Wilson corrió veloz en su auxilio amenazando a Madero con realizar un desembarco de tropas EEUU si en el combate de la Ciudadela resultaba afectado algún vecino EEUU.

    El 11 de febrero (1913) Lane Wilson visitó a Madero con el embajador alemán Hintze y el Ministro español, le echó en cara “la crueldad de las acciones de guerra y lo amenazó con una intervención de la armada USA para proteger a los extranjeros” (diario del embajador Hintze, citado por Friedrich Katz).
    Con esta amenaza Lane presionó al Secretario de Relaciones, licenciado Pedro Lascuráin para que con 9 senadores le pidieran la renuncia a Madero, pero éste se negó.
    Lane siguió presionando, citó a los embajadores inglés, español y alemán.
    Cólogan (España) refiere que Lane golpeó la mesa y les dijo: “voy a poner orden. Madero está irremesiblemente perdido y su caída es cuestión de horas”. Y se comisionó al embajador español para que se lo comunicara a Madero. Cólogan habló con Madero el mismo día (15 febrero 1913) y Maderó rechazó, indignado, tal comunicación (Hueta. Michael C. Meyer. Universidad de Nebraska, 1972, Transcribe, textual, un extenso relato del embajador español, Bernrardo Cólogan).


    Lane siguió intrigando y se produjo un cuartelazo, Madero fue detenido (18 febrero) por tropas del general Blanquet. Al día siguiente una comisión de diputados pidió la renuncia de Madero y la Cámara la aprobó por 123 votos contra 5. Acto seguido el Congreso nombró presidente interino al Secretario de Relaciones, Pedro Lascuráin como estipulaba la Constitución. Éste nombró a Huerta Secretario de Gobernación y renunció, así el Congreso pudo nombrar a Huerta presidente provisional.
    Se guardaban las formas “legales” para un golpe que salía de una embajada bien conocida.

    El embajador Von Hintze informó a Berlín que el golpe era obra de Wilson: “él mismo se vanagloria de ello.

    El 22 de febrero Madero y el vicepresidente Pino Suárez fueron asesinados. El delito de Madero fue no atenerse a consignas extranjeras, no ser un “revolucionario” ateísta, estatizante y confluente con el marxismo. Sólo creía en un México democrático y soberano para realizar una política nacional propia.



    SOBERANÍA, ¿HASTA DÓNDE?
    Al igual que Madero, Huerta podía haberse preguntado hasta dónde llegaban los límites de la soberanía mexicana, pero tampoco lo hizo. Y como aquel se empeñó en querer gobernar de forma independiente.
    Se negó a establecer el laicismo obligatorio en la enseñanza; puso fin a la enseñanza darwinista y positivista; permitió que operara libremente el Partido Católico; no permitió una Reforma Agraria de tipo estatalizado, al contrario creó la Secretaría de Agricultura con el fin de repartir 13.000 hectáreas bladías en propiedad.

    No veía la necesidad de afectar las tierras en producción, había muchas baldías y sólo 15 millones de habitantes. Para rematar se enemistó, aún más, con los grupos masónicos al permitir que la Iglesia consagrara el país al Sagrado Corazón de Jesús (6 enero 1914).

    Desde que tomó posesión (febrero 1913) rehusó seguir las “sugerencias” del embajador Lane Wilson y comentaba que éste siempre trataba de insmicuirse en todo. Pronto surgieron diferencias entre ambos.

    A inicios de 1913, el presidente EEUU, Taft, había terminado su mandato y fue sustituido por Woodrow Wilson, más comprometido, si es posible, con las logias masónicas que su antecesor. Era un presidente apadrinado por la élite de los “predestinados hijos del Señor” que a cambio de su apoyo obtuvieron la autorización para formar el Sistema de la Reserva Federal (uno de los mayores atracos y robos “legales” de la historia mundial), gigantesco monopolio banquero PRIVADO que desposeyó al Congreso EEUU de la facultad de la emisión del dinero (y consecuentemente del crédito) del país supuestamente más poderoso del mundo.

    Woodrow también autorizó que a Huerta se le colocara dinamita, tal y como se había hecho con Madero. Inmediatamente empezaron a surgir grupos de agitación. La Casa del Obrero Mundial realizó un mitin marxista en el Hemiciclo el 1º de mayo con nutrida participación de agentes extranjeros. Huerta ordenó clausurarla y desterró a varios agentes: Sorróndegui; Aloy Armenta; Colado; y otros.

    Pero empezaron las revueltas: Carranza se rebeló aunque no pudo conservar el territorio de Coahuila y huyó a Sonora donde también se había rebelado Obregón. Al tiempo Villa volvió a tomar las armas en Chihuahua.
    Eran grupos reducidos, Huerta controlaba el país y así lo reconocían 27 países que normalizaron sus relaciones diplomáticas y comerciales con México (entre otras: Inglaterra, Franciua, España, Austria-Hungría, Japón, Guatemala, Suiza, Rusia, etc.).

    Woodrow retenía el reconocimiento, quería que pasara por el aro y que Madero rehusara por lo que le envió a su agente John Lind con un memorandum (6 agosto 1913) con cuatro directivas: dos de ellas implicaban que Huerta convocara elecciones sin presentarse como candidato. Lind especificaba que venía en misión de paz y ofreciendo un importante empréstito.
    Huerta contestó que no había guerra con EEUU por lo que sobraba mencionar lo de “misión de paz” y si había revuelts en Chihuahua y Sonora era por las armas y dinero que fluían allí, desde EEUU, en cuanto a figurar como candidato en el futuro eso deberían decidirlo los mexicanos.
    Respecto al empréstito el Secretario de Relaciones, Gamboa, comentó a Lind que parecía un “soborno”.

    Lind no consiguió nada y en su correspondencia con el Departamento de Estado insistía en que “debería tomar posesión de México y administrar los asuntos del país tal como en sustancia se hiciera en Cuba, hsta el momento en que se juzgase prudente devolver el gobierno a los mexicanos” (Huerta, Michael C. Meyer, citando el mensaje de Lind al Secretario Bryan, del 15 de noviembre 1913. Registros del Departamento de Estado EEUU, Mircropedia 274).

    El Secretario de Guerra de EEUU, Lindley M. Garrison, no opinaba como Lind y recomendaba el reconocimiento del gobierno de Huerta al igual que reclamaban muchos ciudadanos EEUU residentes en México y EEUU.

    Woodrow seguía negándose al reconocimiento e inició una doble ofensiva, diplomática y económica. Negó todo tipo de créditos a Huerta y recomendó a las petroleras que no pagaran impuestos.
    Huerta, sin embargo, no cedía …

    La señora O'Shaughnessy, esposa del Encargado de Negocios americanos en México dijo, en sus memorias, que Huerta era un hombre capaz, pese a sus defectos; y que se defendió “ante la terrible y condenable presión” no dejándose amedrentar ni por el presidente Woodrow que trataba de imponer su postura en México.
    Agrega que Lind, enviado de Woodrow, trató de forzar a Huerta a aceptar las directrices o a dimitir. Pero sin éxito. Según O'Shaughnessy un día, Mr. Lind, perdió la paciencia ante el Secretario de Relaciones, señor Gamboa, y dando un golpe sobre la mesa exclamó: “¡tres cosas haremos si Huerta no renuncia: 1º.- usar el boicot financiero; 2º.- reconocer a los rebeldes, y 3º.- intervenir” (Huerta y la Revolución; Edith O'Shaughnessy, esposa de Nelson O'Shaughnessy, Secretario de la Embajada y luego Encargado de Negocios).

    Así no hubo empréstitos, los grupos rebeldes recibieron abundantes ayudas pudiendo organizar tres columnas (Sonora, Chihuahua y Tamaulipas) mientras toda ayuda se negaba a Huerta.
    Huerta no renunció. Y entró en liza otra presión más: las células masónicas del Congreso de la Unión (el mismo que había nombrado presidente a Huerta) empezaron una pertinaz oposición y la demanda del presidente para concertar un empréstito en Europa se demoró intencionadamente.
    Los ataques aumentaban, el senador Belisario Domínguez llama “traidor y asesino” a Huerta, solidarizándose con los rebeldes del norte, poco después el senador fue asesinado. La Cámara de Diputados protestó y Huerta la disolvió. El Senado se autodisolvió.
    Huerta ordena detener a los líderes masones que agitaban la Cámara, como González de la Mata (que huyó de la logia disfrazado de mujer); Jesús Huelgas Campos; Florentino Morales; al maestro masón 33º Luis J. Zalce (que hace este relato en Apuntes para la Historia de la Masonería en México, Luis J. Zalce, Grado 33) y otros.

    La prensa y propaganda difundieron estos hechos en EEUU como prueba de que Huerta carecía de apoyo popular, aunque a los mexicanos no les interesaba un pito que el diputado “Z” hubiera sido sustituido por el “X”.
    Mientras Carranza, Villa, Obregón, Pablo González y otros aumentaban sus contingentes reclutando mercenarios y aventureros del sur de EEUU. Tenían pertrechos y armamento abundante, con ametralladoras Colt, y sin que se les aplicase,en ningún caso, la ley de violación de la neutralidad.
    Carranza aplicó la Ley Juárez (25 enero 1862) según la que podía fusilar a los prisioneros así aumentaba el terror y se fomentaban las deserciones.
    Carranza enarbolaba la bandera del constitucionalismo, algo que a sus huestes no les decía absolutamente nada porque no sabían ni lo que significaba. Lo que sí entendían es que en ese movimiento, al contrario que en el ejército regular, sí podían saquear, violar, matar prisioneros y civiles, etc. Y todo de manera totalmente impunne. Como premio.

    Las tropelías y terror de los “constitucionalistas” (revolucionarios) fueron informadas a su gobierno por el vicecónsul británico en Durango: Mr. W. W. Grahan.
    Los rebeldes sabían que EEUU no reconocería a Huerta mientras que a ellos les llegaba todo tipo de ayuda. Impaciente Wilson porque Huerta no se doblegaba y apercibido de que recibiría un suministro de armas vía Europa, Wilson ordenó al Secretario de Marina, Josephus Daniels, que lanzara la flota USA sobre Veracruz, la cual ya llevaba bastantes días en aguas mexicanas pese a que no se había declarado ninguna guerra entre ambos países.
    Así, el 21 abril (1914) cuatro acorazados EEUU empezaron a cañonear el puerto (con artillería de 35 cms). Cadetes de la Escuela Naval y civiles malamente armados les hicieron frente cuando intentaron el desembarco, perecieron 139 mexicanos, entre ellos los tenientes José Azueta y Virgilio Uribe, pero la marina USA tomó finalmente la ciudad.

    Días después, Wilson declaraba a The Saturday Evening Post: “los que controlan el gobierno de Huerta deben ser desposeídos de ese control. Ellos quieren el orden del viejo régimen; pero yo aseguro que ese viejo orden ha muerto para siempre ...” (Declaraciones del 23 de mayo 1914 a The Saturday Evening Post).

    Días después añadiría: “todas las fases de la situación mexicana se basan, por ahora, en la condición de que los hombres que ocupan el poder en México han de ser eliminados de una manera u otra, antes de que el país pueda emprender su marcha haacia su Destino Manifiesto … Naturalmente no serán los EEUU los que repartan las tierras mexicanas … pero no descansaré hasta que ello sea una realidad”.

    Era claro, México debía adoptar un “nuevo orden” y que uno de los puntos básicos del mismo era una “reforma agraria” que estatalizara la tierra y que el campesino la recibiera en calidad de “préstamo”, es decir, una reforma totalmente marxista (o supracapitalista).

    Huerta propuso a sus opositores un armisticio, para unir fuerzas y arrojar a los invasores de Veracruz, pero ninguno aceptó. Comprendió entonces que no podía vencer a EEUU y renunció (15 julio 1914), en el acto dijo que con su resistencia había puesto en evidencia al gobierno de EEUU y a Wilson: “mi gobierno ha dado golpes de muerte a un poder injusto … ese poder que tantos perjuicios y tantos atentados ha cometido en este Continente. Dejo la presidencia de la República llevándome la mayor de las riquezas humanas, pues declaro que he depositado en un banco, que se llama la Conciencia Universal, la honra de un puritano (presidente Wilson) al que yo, como caballero, lo exhorto a que me quite esa mi propiedad. Que Dios les bendiga también a ustedes, y a mí también”.

    El régimen de Huerta había durado 17 meses.

    Por ley quedó, como presidente provisional, Francisco Carvajal (presidente de la Corte Suprema) que trató de formar un gobierno de coalición con carrancistas, villistas, zapatistas, etc. pero Wilson le instó a marcharse pese a que Carvajal tenía el apoyo del ejército que era apolítico y estaba adherido a la autoridad civil (como con Porfirio, Madero y Huerta). El general José Refugio Velazco fue notificado de que si el ejército no se disolvía, las tropas americanas de Veracruz avanzarían sobre México según instrucciones expresas de Wilson. Era la exigencia de una “rendición incondicional”.

    El ejército se disolvió el 13 de agosto de 1914, es evidente que se quería eliminar todo vestigio de poder organizado mexicano para que Wilson y los que lo manejaban implataran su “destino manifiesto” (según la élite la riqueza-poder es una marca sólo para los “elegidos” que tienen todos los derechos sobre los “no elegidos”. Unos y otros están predestinados y con su “destino manifiesto”, la milenaria idea israelita refinada por Calvino).
    Huerta se exilió en España, un año después viajó a EEUU con Pacual Orozco tratando de volver a México para realizar un levantamiento, pero el espionaje americano lo tenía muy vigilado y lo capturaron cerca de El Paso. Estuvo preso en Fort Bliss “por violar la neutralidad del territorio americano”, enfermó en la prisión y se le dejó ir a morir a su casa en El Paso.

    El historiador norteamericano Michael C. Meyer dice que intimidaron a Huerta y amenazaron su familia, pero toda la documentación fue destruida en el Departamento de Estado “con autorización del Congreso”.
    Huerta encargó a su confesor, el padre Francis Joyce que rescatara su archivo privado, en México. Joyce hizo gestiones ante las autoridades EEUU para trasladar dicho archivo, como valija diplomática, pero fue inútil.
    Según Meyer, Huerta no heredó fortuna, su familia vivía humilde, pobremente. Tampoco en ese aspecto era un ex presidente “revolucionario”. Y también se extraña Meyer de que se publiciten tanto los asesinatos cometidos por el gobierno de Huerta cuando se pasan por alto los más numerosos y atroces de sus sucesores. La diferencia debe ser, según Meyer, que Huerta no acató los dictados de la Revolución Mundial.
    Última edición por donjaime; 26/11/2015 a las 23:50
    ReynoDeGranada dio el Víctor.

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