III. Proyección americanista
Citemos aquí al Instituto de Cultura Hispánica, que fue creado por la Ley de 31 de diciembre de 1945, y tiene por finalidad mantener los vínculos espirituales entre los pueblos que integran la comunidad cultural de la Hispanidad. Los Departamentos que lo componen son: Estudios, Información, Publicaciones, Asistencia Universitaria, Intercambio Cultural, Certámenes y Conmemoraciones.
El Departamento de Estudios se ocupa de los problemas actuales del mundo hispánico y de la formación de especialistas.
El de Información tiene a su cargo la búsqueda, clasificación y archivo del material informativo de los países hispanoamericanos, así como los datos culturales sobre España para su difusión en el extranjero.
Corresponde al Departamento de Publicaciones todo lo que se refiere a la edición y publicación de libros, folletos, revistas, fotografías, boletines y demás medios de difusión de la cultura.
Está a cargo del Departamento de Asistencia Universitaria e Intercambio Cultural el cuidado y atenciones al universitario de los países de habla hispánica, que visiten o residan en España, y el fomento del intercambio cultural entre España y el mundo hispánico.
Compete al Departamento de [11] Certámenes y Conmemoraciones la organización de misiones culturales, Exposiciones, Congresos y todos los actos solemnes de aproximación hispánica o de conmemoración de las efemérides de la Hispanidad.
Organización del Instituto. Su expansión. – La fundación y funcionamiento del Instituto de Cultura Hispánica corresponde a España, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, y la idea de su creación pertenece a intelectuales de todos nuestros países. Pueden citarse como precedentes los Congresos Iberoamericanos de Montevideo y Lima de 1868 y 1878, los de Madrid de 1892 y 1900, los Congresos Americanistas de Madrid (1881), de Huelva (1892), de Méjico (1895), de Buenos Aires (1930), de Río de Janeiro (1922) y de Madrid (1913).
La raíz concreta del nacimiento del Instituto está en la reunión de escritores y universitarios hispanoamericanos, asistentes al Congreso de «Pax Romana», celebrado en Salamanca y en El Escorial, en 1945.
Como vehículo y cauce del actual movimiento centrípeto de los pueblos hispánicos en el terreno cultural han nacido en todas nuestras naciones unos organismos mutuamente independientes entre sí, pero ligados por una misma idea de servicio a la comunidad hispanoamericana, en unos casos más fuertes que en otros, a veces con apoyo oficial y otras sin él.
Estas diversas Instituciones, que se reúnen alrededor del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, testimonian la grandeza de alma hispanoamericana, que sabe aumentar y fortalecer la común cultura hispánica.
La sede central y sus derivaciones en las provincias. – El Instituto de Cultura Hispánica se halla instalado en su edificio propio de la Avenida de los Reyes Católicos de la Ciudad Universitaria de Madrid, que se inauguró el día 12 de octubre de 1951. El edificio consta de cinco plantas en su fachada principal y diez en la posterior. Además de las oficinas y dependencias habituales, el Instituto alberga capilla, salones de embajadores, exposiciones, Juntas y actos, Biblioteca y Hemeroteca, comedor de gala y estudios para artistas.
Las instituciones culturales de España, además de la citada institución central, son las siguientes: Asociación Cultural Iberoamericana, en Madrid; Asociación Cultural Iberoamericana, de Sevilla; ídem de Valencia; ídem de Badajoz; ídem de Barcelona; ídem de Burgos; ídem de Bilbao; ídem de Oviedo; ídem de la Coruña; ídem de Santiago de Compostela; ídem de Salamanca; ídem de Valladolid; Real Academia Hispanoamericana de Cádiz; Instituto de Estudios Hispánicos de Barcelona; Instituto Vizcaíno de Bilbao; Casa de América, de Granada; Instituto de Estudios Hispánicos, de Tenerife.
El Instituto en América. – En territorio americano florecen las siguientes Instituciones: Instituto de Cultura Hispánica, de Monterrey y de Guadalajara, en Méjico; Instituto Cubano-Español, de La Habana; Instituto de Cultura Hispánica, de Ciudad TrujilIo; ídem de Puerto Rico; ídem de Tegucigalpa y Managua, en Honduras; ídem Panameño, en Colón [12] y Panamá; ídem Costarricense, en San José de Costa Rica; ídem de Bogotá; ídem de Quito; ídem de Guayaquil; ídem de Lima; ídem de La Paz; ídem de Tucumán, Córdoba, Mendoza, Santiago del Estero y Rosario, en Argentina; ídem de Valparaíso y Santiago, en Chile; ídem de Montevideo; ídem de Asunción; ídem de Natal, Recife, Río de Janeiro y San Pablo, en Brasil. Existe, además, en Manila otra institución análoga: el Instituto de Cultura Hispano filipina.
La voz de España en América. – Una de las finalidades del Instituto es la de hacer llegar a las aulas americanas la voz de los profesores españoles, que en sus conferencias dan a conocer los rasgos más notables de la cultura española actual. Así, en breves años de vida el Instituto ha patrocinado de una u otra manera el viaje a América de los profesores Corts Grau, González Álvarez, Gómez Arboleya, Torroja Miret, Ruiz del Castillo, Eugenio d’Ors, Javier Conde, Manuel Ballesteros, Guillermo Céspedes, Fraga Iribarne, padres Zaragüeta y Ceñal, Muñoz Alonso, Castiella, Laín Entralgo, Antonio Tovar, Jiménez Díaz, Blanco Soler, Entrambasaguas, García Hoz, Pérez Barradas; de los escritores y poetas Eugenio Montes, Díaz Plaja, Giménez Caballero, García Viñolas, Pemán, Dámaso Alonso, Panero, Rosales, Foxá; de los músicos Joaquín Rodrigo, José Cubiles, Sainz de la Maza, y de muchos otros intelectuales y personalidades de la cultura española.
Esta labor se ha completado con la reciprocidad de los profesores hispano-Americanos en España, quienes han dejado oír su voz en las cátedras españolas y principalmente en la cátedra «Ramiro de Maeztu».
Congresos. – La presencia de estas personalidades de todo el mundo hispánico en España ha crecido extraordinariamente al venir invitados de modo colectivo para participar en los Congresos Profesionales Iberoamericanos. Las reuniones más importantes fueron: En 1949, Congreso Hispanoamericano de Historia y Congreso Interamericano de Educación; en 1950, Congreso de Cooperación Intelectual; en 1951, Congreso Femenino Hispanoamericano, Congreso Iberoamericano de Seguridad Social y Congreso Hispanoamericano de Veterinaria y Zootecnia; en 1952, Congreso Hispano-Luso-Americano de Derecho Internacional, Congreso Penal y Penitenciario Hispano-Luso-Americano y Filipino, Congreso Iberoamericano de Archivos, Bibliotecas y Propiedad Intelectual, Primera Exposición Bienal del Libro Iberoamericano; en 1953, Congreso Iberoamericano de Cooperación Económica.
A partir de esta fecha, la celebración de los Congresos ocurre en el solar de los países hispanoamericanos: en 1953, Congreso Hispano-Luso-Americano de Derecho Internacional y Congreso Iberoamericano de Seguridad Social, celebrados en el Brasil; en 1954, II Exposición Bienal Hispanoamericana de Arte, en La Habana, en 1954; Reunión preparatoria del II Congreso de Cooperación Económica, en Montevideo.
Asistencia universitaria. – El Instituto de Cultura Hispánica, atento al servicio de la actualidad cultural de todos los países unidos con identidad de religión e idioma, fija su atención especialmente [14] en el servicio de Asistencia Universitaria, que viene a simbolizar una misión educativa para el futuro.
La presencia de estudiantes universitarios hispanoamericanos en España alcanza una media anual de 3.000, siendo así que hace pocos años apenas algunas docenas frecuentaban las aulas españolas todos estos estudiantes se les orienta en sus estudios, se les ayuda a legalizar su situación académica, se les presenta a los más destacados profesores, que les permiten en cada especialidad formarse a su lado; se les organizan viajes culturales para conocer las ciudades y los hombres de España y para trabar una mutua y recíproca amistad, y se les prepara conferencias, representaciones teatrales, canciones y bailes que los instruyan y deleiten, facilitándoles su preparación superior.
El Instituto de Cultura Hispánica ofrece anualmente más de 200 becas para postgraduados, de un curso de duración, cuya convocatoria se publica en América, a través de la Prensa, las Universidades y las Instituciones culturales. Además, se concede la calidad de becario ad honorem a quienes, poseyendo los mismos méritos, así lo solicitan y desean contar con el apoyo del Instituto en las mismas condiciones que los becarios.
Un punto interesante a nuestra consideración es el del alojamiento de los estudiantes hispanoamericanos en un ambiente idóneo. El Instituto ofrece tres Colegios Mayores a los estudiantes de América, entre los cien Colegios Universitarios existentes. Dichas residencias hispanoamericanas son: El Colegio Mayor Universitario de Nuestra Señora de Guadalupe, de Madrid; el «Fray Junípero Serra», de Barcelona; el «Hernán Cortés», de Salamanca, y la Residencia «Santa María del Buen Aire», de Sevilla; esta última, instalada en el antiguo palacio de los Guzmanes, es un vasto edificio de estilo sevillano, bello y alegre.
Para los que cursan la carrera eclesiástica está el Colegio Hispanoamericano de Comillas (Santander). En esta Universidad Pontificia, desde 1892, existía ya un grupo de estudiantes hispanoamericanos y en la actualidad se eleva a un centenar de alumnos de todos los países de América española.
Los planes de estudios de los escolares hispanoamericanos se hallan facilitados por una serie de convenios culturales sobre reconocimiento de estudios y validez de títulos académicos, entre el Ministerio de Educación Nacional español y los respectivos países de Hispanoamérica.
Dichos convenios, hasta el día de hoy, se han concertado con Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Filipinas, Nicaragua, Panamá y Universidad de Santo Tomás, de Manila.
Museo de América y Biblioteca Americanista. – Por Decreto de 19 de abril de 1941 se creó el Museo de América, cuyas colecciones iniciales de arqueología y etnografía americanas originarán un gran Museo donde puedan estudiarse las civilizaciones indias y el arte colonial. Este Museo expone con rigurosa fidelidad científica la historia del descubrimiento, conquista y civilización de América, las manifestaciones de la civilización entre los pueblos indígenas, el arte colonial, los trabajos misionales, etcétera.
Paralelamente, se organiza la [14] biblioteca del Instituto, que ha reunido ya cerca de 40.000 volúmenes, incorporando colecciones antiguas tan prestigiosas e importantes como, verbigracia, la llamada de «Graíño» dedicada a ejemplares únicos y ediciones raras hispanoamericanas.
Escuela de Estudios Hispanoamericanos, en la Universidad de Sevilla. – Desde su creación, en noviembre de 1942, funciona esta Escuela con carácter autónomo, alojada en la Facultad de Filosofía de la Universidad Hispalense. La Escuela ha sido concebida con el objeto principal de formar especialistas en cuestiones americanas, recibiendo alumnos especiales, hispanoamericanos y extranjeros.
Sección de Historia de América en las Universidades de Madrid y Sevilla. Fueron adscritas en septiembre de 1945 a las Facultades de Filosofía y Letras de las citadas Universidades. En el preámbulo de la Ley de creación se dice que «el estudio del pasado americano será objeto de mayor preocupación para la educación española, no solamente por la necesidad de una revisión total con nuevos métodos de investigación americanista, sino también por la urgencia en llegar a una mayor comprensión y colaboración intelectual y cultural con todas las naciones de América».
Ediciones «Cultura Hispánica». – Es la única empresa editorial al servicio de Hispanoamérica y Filipinas, que viene realizando tenazmente, año tras año, el intento más considerable entre los pueblos de habla española, para dar a conocer las vivencias culturales de la comunidad hispánica y los más importantes hallazgos en el amplio campo del pensamiento y de la cultura contemporánea. Desde su fundación en el año 1945, toda una serie de volúmenes, aparecida en no interrumpida y sistemática labor, pone de manifiesto ante el público la multiforme variedad hispanoamericana: Literatura, Arte, Filosofía, Poesía, Ensayos, Historia, Geografía, Economía, Derecho, &c., son materias que, a través de las más consagradas plumas de España y América, se tratan en estas ediciones. Nombres prestigiosos, como los de Ramón Menéndez Pidal, José Vasconcelos, José María Pemán, Carlos Pereira, Gonzalo Zaldumbide, Víctor A. Belaunde, José Arce, &c., avaloran esta empresa de orden cultural.
IV. El Instituto de España y las Academias
A partir de nuestra Guerra de Liberación, en plena Cruzada, se llevó a efecto la creación del Instituto de España, que viene a ser como una denominación superior que abarca los nombres de las Reales Academias.
El Decreto de creación, dado en Burgos el 1 de enero de 1938, define a este Organismo como el conjunto de los académicos numerarios de las Reales Academias: de la Lengua, de la Historia, de Bellas Artes, de Ciencias Exactas, [15] Físicas y Naturales, de Ciencias Morales y Políticas y de Medicina, reunidos en Corporación nacional, a título de Senado de la cultura española.
Posteriormente se integran en el Instituto las Reales Academias de Jurisprudencia y Legislación, y de Farmacia.
Según esto, el Instituto de España quedó hace dieciséis años incorporado a las tradiciones académicas españolas, realizando una meritísima labor en pro de la intelectualidad, de la cultura y del saber. Su ilustre nombre es, ante la consideración extranjera, un símbolo de la ciencia y las letras de España.
A la cabeza del Instituto está una Mesa directiva compuesta por Presidente, dos Vicepresidentes, Secretario general perpetuo, Vicesecretario, Censor, Canciller, Contador, Tesorero y Bibliotecario, que, además, son representantes de las ocho Reales Academias.
El Instituto de España ha publicado, entre otras obras: «Teoría de los estilos», por don Eugenio d’Ors; «Cervantes, lector», por don Armando Cotarelo Valledor; «Perspectiva de una enciclopedia nacional», por don Pedro de Novo y F. Chicharro; «Evocación del pintor Claudio Coello», por don Elías Tormo y don Juan Contreras, Marqués de Lozoya; «Cuatro Reinas españolas en la epopeya portuguesa de los Descubrimientos», por don Félix de Llanos y Torriglia; «Las directrices de la pedagogía de Juan Luis Vives», por don Juan Zaragüeta; «El príncipe Don Juan Manuel y su condición de escritor», por doña Mercedes Gaibrois de Ballesteros; «Ante una moderna arquitectura», por don Antonio Palacios; «Cómo se hacía un libro en nuestro Siglo de Oro», por don Agustín G. de Amezúa; «Conquista de Sevilla por San Fernando», por don Luis Redonet y don Antonio Ballesteros Beretta; «Las peregrinaciones jacobeas», por don Luciano Huidobro; &c.
Además, con motivo de la celebración de diversos centenarios, el Instituto ha publicado estudios sobre Cervantes, San Juan de la Cruz, Marco Fabio Quintiliano, Fernández de Navarrete, Quevedo, Fray Francisco de Vitoria, Francisco de Goya y Lucientes, Nebrija, Balmes, Saavedra Fajardo, Isabel la Católica, San Francisco Javier, Ramón y Cajal, José Toribio Medina, emperador Trajano, &c.
Las Reales Academias. – Por orden de antigüedad, las Reales Academias son las siguientes: Real Academia Española, Real Academia de la Historia, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Real Academia Nacional de Medicina, Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, Real Academia de Farmacia. En total, ocho.
La Real Academia Española fue fundada en 1713 y aprobada por Real Cédula de Felipe y el 3 de octubre de 1714. Su finalidad es velar por la pureza, propiedad y esplendor de la lengua castellana; investigar sus orígenes; fijar sus principios gramaticales; vulgarizar, por medio de la estampa, los escritos desconocidos y preciosos que se conservan de lejanos siglos y manifiestan el evidente y progresivo desarrollo del idioma; promover la reimpresión de las obras clásicas en ediciones esmeradas, y publicar en láminas excelentes los retratos de nuestros afamados ingenios, librándolos del olvido. [16]
Usa por emblema un crisol puesto al fuego, con la leyenda: «Limpia, fija y da esplendor».
Consta de 38 académicos numerarios con residencia en Madrid; de otros tantos correspondientes, domiciliados en provincias, y de honorarios y correspondientes extranjeros, entre ellos las Academias, americanas establecidas en las que fueron provincias españolas de Ultramar.
Entre las numerosas obras fundamentales publicadas por la Academia están: la «Gramática» y «Diccionario» oficiales del idioma nacional.
Fue creada la Real Academia de la Historia por Decreto de 18 de abril de 1738, y Real Cédula de Felipe V del 17 del mismo mes. Su misión, según dichos documentos fundacionales, es ilustrar la Historia de España antigua y moderna, política, civil, eclesiástica, militar y de las Ciencias, Letras y Artes, o sea, de los diversos ramos de la vida, civilización y cultura de los pueblos españoles. La Academia consta de 36 académicos numerarios, domiciliados en Madrid; 275 correspondientes españoles, que lo están en provincias, y honorarios y correspondientes extranjeros, entre ellos varias Corporaciones hispanoamericanas.
Entre las numerosas obras fundamentales publicadas por esta Corporación figuran: la colección de «Cortes de Castilla, Aragón, Valencia y Cataluña», los «Documentos inéditos de Indias», el «Memorial histórico español» la «Biblioteca arábigo hispana».
A iniciativa del escultor don Juan Domingo Olivieri y del Marqués de Villarias, primer Secretario de Estado, fue fundada la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, por Real Cédula de Felipe V, el 13 de julio de 1744, para promover el estudio y cultivo de la pintura, escultura, arquitectura y música, estimulando su ejercicio y difundiendo el buen gusto artístico con el ejemplo y la doctrina.Esta Real Academia está compuesta por 48 académicos numerarios, residentes en Madrid, y otros correspondientes en provincias, y honorarios y correspondientes extranjeros. La Academia comprende cuatro secciones: de Pintura, Escultura, Arquitectura y Música.
La Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales fue creada a iniciativa del Marqués de Molíns, Ministro del ramo, por Real Decreto de 15 de febrero de 1847. fue continuación de la antigua Academia de Ciencias Naturales en Madrid. Su objeto es cultivar el estudio y propagar el conocimiento de las Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en su esencia y en sus principales aplicaciones. Entre las obras más importantes publicadas por esta docta Corporación, registramos los «Libros del Saber de Astronomía», del Rey Sabio.
Consta de 36 académicos de número, que viven en Madrid; de otros tantos correspondientes nacionales y varios extranjeros. La Academia se divide en las Secciones de Ciencias Exactas, Ciencias Físico-Químicas y Ciencias Naturales.
Fundada por Real decreto de Isabel II, fechado el 20 de septiembre de 1857, la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas tiene por misión cultivar las Ciencias morales y políticas, ilustrando los puntos y cuestiones de mayor importancia, transcendencia y aplicación según los tiempos y circunstancias.
Se compone de 33 académicos de [17] número en Madrid, 30 correspondientes en provincias, y de honorarios y correspondientes extranjeros.
La Real Academia Nacional de Medicina fue reorganizada por Real decreto de 28 de abril de 1871, en recuerdo de la antigua Real Academia Médica Matritense. Es misión de esta Academia fomentar el progreso de la medicina española; publicar su historia bibliográfica; formar la geografía médica del país, y un Diccionario Tecnológico de Medicina. Entre las importantes obras editadas están: la «Farmacopea Española» y la «Biblioteca Clásica de la Medicina Española».
Los académicos numerarios residentes en Madrid son 40. Además, hay varios correspondientes en provincias y otros honorarios en el extranjero.
La Real Academia de Jurisprudencia y Legislación es sucesora de las antiguas Reales Academias de Santa Bárbara, Purísima Concepción, Carlos III, Nuestra Señora del Carmen, Fernando VII, Sagrados Cánones de San Isidoro y demás oficiales de Derecho que se han reconocido en Madrid, las cuales fueron reunidas en una sola por Real orden de 12 de febrero de 1836.
Su objeto es la discusión pública o privada, oral o por escrito, exclusivamente de materias jurídicas relacionadas con el Derecho; explicación de cátedras y conferencias; redacción de informes, dictámenes y consultas acerca de las materias relacionadas con el objeto de la Academia. Exposiciones al Poder público que pueden o deben ser objeto de norma o reforma legal. Ensayos prácticos de procedimientos judiciales y estudios de investigación histórica y estadística. Fundación de Academias correspondientes en España y en el extranjero, &c.
Se divide la Academia en las seis secciones de Filosofía del Derecho e Historia del Derecho, Derecho Civil, Mercantil y Canónico, Derecho Penal y Procesal, Derecho Político y Administrativo, Derecho Social, Economía y Hacienda, y Derecho Internacional público y privado.
Consta esta Corporación académica de 40 miembros numerarios y un número determinado de académicos correspondientes y honorarios.
Incorporada la Real Academia de Farmacia al Instituto de España y equiparada a las demás Reales Academias, su creación se origina en el Decreto de 9 de agosto de 1946, conservando el espíritu de su formación –cultivo y adelantamiento de la Farmacia, Química, Botánica e Historia Natural– señalado en el nuevo Estatuto de 7 de febrero de 1947. Según ello, la misión de esta Academia estriba en la investigación y estudio de las Ciencias farmacéuticas y sus afines; el fomento de su cultivo y el asesoramiento, cuando ellos lo soliciten, a los organismos oficiales.
Consta de 40 académicos numerarios, además de otros supernumerarios, correspondientes y honorarios hasta un número de 198; de ellos, 24 residentes en naciones de América y Europa.
Entre las publicaciones más notables están: Las «Farmacopeas Oficiales» de 1738 y 1762 y un «Diccionario de Farmacia», editado en 1862.
Las Academias correspondientes. – Los Reglamentos de las Reales Academias tienen prevista la oportunidad de establecer estrecha relación con los otros organismos similares del extranjero, [18] especialmente con los hispanoamericanos. En todas estas naciones cuentan las Corporaciones académicas españolas con Academias o, por lo menos, académicos correspondientes. Refiriéndonos a Hispanoamérica, nuestras Academias tienen su recíproca en la Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, Guatemala, Honduras, Méjico, Panamá, Paraguay, Perú, El Salvador, Uruguay, Venezuela y Filipinas.
Los Reglamentos de nuestras Reales Academias establecen las condiciones de las Academias correspondientes, que pueden resumirse así: 1º Cuando los académicos correspondientes que residan en el mismo punto de cualquiera de las Repúblicas o Estados americanos lo propongan expresamente y por escrito a cualquier Real Academia española, pueden ser autorizados para establecer en el referido país otra Academia correspondiente, que deberá ser integrada, como mínimo, por una cifra de académicos que determinará la Academia de Madrid. 2º Las Academias correspondientes se regirán, en lo posible, por los Reglamentos de las Academias españolas y, en el caso de modificación, de acuerdo con los proponentes. 3º Los miembros académicos serán nombrados por la respectiva Real Academia, a propuesta de la Comisión permanente que se nombre para tener relación constante con las Academias correspondientes. 4º Los académicos españoles lo serán natos de todas las correspondientes, aunque no de número. 5º Una vez establecida una Academia correspondiente, en cualquier República o Estado, no podrá establecerse otra sin ser oído previamente el parecer de la primera. 6º Las Reales Academias y sus correspondientes se deberán recíproco auxilio en lo que respecta a los fines de la Corporación académica y, por tanto, se representarán mutuamente en los respectivos países.
http://filosofia.org/mon/tem/es0102.htm
Marcadores