Cuando unos pocos españoles hicieron frente a 50.000 turcos
En 1539, en la plaza de Castelnuovo se encontraba un Tercio español formado por 3 000 hombres al mando de Francisco Sarmiento. Frente a ellos, a las afueras, 50 000 turcos deseosos de recuperar la plaza. ¿Rendición? No, los españoles preferían antes la muerte a la deshonra, eso sí, venderían muy cara la piel
Vista de Castelnuovo en el siglo XVI. Grabado de un artista desconocido del siglo XVII
Antecedentes
En la primera mitad del siglo XVI el sultán turco Solimán I se había convertido en un problema para el mundo cristiano, controlaba gran parte de las aguas del este del Mediterráneo gracias a Barbarroja y Dragut, piratas y almirantes otomanos que tantos quebraderos de cabeza dieron a los estados cristianos. Los turcos poco a poco habían avanzado hacia el oeste y tomando extensos territorios, llegado incluso a asediar sin éxito la ciudad de Viena en 1529 y en 1532.
A esto había que ponerle fin, así que la cristiandad formó la Santa Alianza, integrada por el imperio regido por Carlos V, Venecia y el Papado. El que instó la creación de esta alianza fue el Papa, aunque el grueso de las tropas estaba formada por españoles.
Solimán el Magnífico (Obra de Tiziano)
En el año 1538, la flota cristina se puso en marcha y se dirigió al golfo de Cattaro, a la fortaleza de Castelnuovo, —enla actual Herceg Novi (Montenegro)—. El día 24 de octubre llegaron a la boca del golfo. Los cristianos pusieron cerco a la plaza fuerte y a su castillo; el ataque se limitó a bombardeos de artillería desde tierra y mar, hasta que los turcos, que se encontraban en inferioridad numérica, se rindieron. Según las estipulaciones de la Santa Alianza, todas las plazas que se recuperasen, deberían de ser para Venecia, pero finalmente, para enfado de los venecianos que terminaron marchándose, se decidió que fuesen los españoles los que defendiesen la plaza.
Los que defendían Castelnuovo
En Castelnuovo quedó un Tercio español recién constituido y llamado tercio de Castelnuovo o tercio de Sarmiento. Quien dirigía a estos hombres era el maestre de campo Francisco Sarmiento, y estaba formado por seis compañías del tercio de Florencia, tres compañías del antiguo tercio de Málaga, tres compañías del tercio de Lombardía y dos compañías del tercio de Nápoles. La cifra de efectivos ascendía a 3000 hombres, entre los que se encontraban 80 infantes albaneses y 25 jinetes.
Sarmiento recibió instrucciones de como debería plantear la defensa de la plaza y el trato con los lugareños. En la carta se podía leer lo siguiente:
«Primeramente el dicho maestre de campo (…) ha de hordenar y procurar, quel amistad y buena hermandad, que agora se tiene con los súbditos de (…) la Señoría de Venecia se conserve y aumente. Otrora se ha de procurar (…) buena amistad con los pueblos y gente principal de los cristianos moriacos (…) dando a entender a todos la potencia y benignidad de S.M y de la Santa Liga. Otrosi (…), y en caso que se tenga aviso cierto, si cerca deste lugar hay alguna banda de turcos, y pareciendo que se les puede dar alguna buena mano o encamiçada, y hazer buena presa de ellos ó de sus haziendas y ganados, podrá permitir el dicho maestre de campo que para tal caso puedan salir hasta myil hombres».
El turco contraataca
En verano de 1539, los turcos bajo el mando de Barbarroja llegaron al territorio con una gran flota compuesta por 200 navíos y con 50000 hombres, una cifra muy superior a las tropas que defendían Castelnuovo, que se encontraban aisladas y sin ninguna posibilidad de ayuda exterior. Al desembarcar, Barbarroja ofreció la rendición a los españoles, seguro de que accederían al tener enfrente a un ejército muy superior en número. Francisco de Sarmiento mandó a su alférez Garci Méndez a parlamentar con el almirante turco y le dijo lo siguiente:Barbarroja insistió en la rendición, pero Garci Mendez le respondió:
Vuestra alteza sepa que yo no osaré decir a mi maestre de campo la cosa del rendir, porque pienso que por ello me mataría, ni menos él lo osará decir a los soldados, porque pienso que lo mismo harían con él
Como los españoles no presentaban ánimos de rendirse, los turcos comenzaron a asediar la plaza con la finalidad de tomarla y acabar con esos hombres que rechazaban rendirse. Los españoles no se limitaron a esconderse tras los muros, también organizaron encamisadas y salieron a por los turcos. En una de ellas las puertas de la plaza se abrieron y 800 españoles salieron y pillaron por sorpresa al enemigo, produciendo una estampida que le costó a Barbarroja ser arrastrado por su guardia hasta donde se hallaba amarrada la flota para salvar su vida.
Vuestra alteza no piense en ello, porque ya que nos rindiésemos dónde habíamos de ir sino es a Italia, ya vuestra alteza sabe que no es nuestra patria y allí no nos querrán acoger por hombres de poco valor, y si fuésemos a España, nuestros padres y parientes nos abrazarían por habernos rendido
Hayreddín Barbarroja
Tras reponerse del susto, Barbarroja ordenó a su artillería que se emplease a fondo y derribase las defensas de la plaza. Poco a poco los muros se vinieron abajo debido al constante bombardeo, pero los españoles seguían resistiendo; los arcabuceros produjeron una sangría entre los musulmanes gracias a su gran destreza con el arma. Para los turcos era desesperante, se encontraban a un enemigo inferior en número que se negaba a rendirse y que les estaba produciendo una gran cantidad de bajas.
La resistencia continúa
La orden de bombardear la plaza seguía vigente, si no podían acabar con los españoles frente a frente, lo harían destruyendo las defensas en las que se protegían e ir acabando con ellos poco a poco. La meteorología se puso en contra de los españoles, porque la lluvia convirtió en inservibles los arcabuces con los que mantenían a raya a los turcos. El 7 de agosto, Barbarroja ordenó un asalto contra los 600 españoles que quedaban de los 3000 que defendían la plaza al comenzar el asedio.
Poco a poco, y debido a la superioridad abrumadora de los turcos, los españoles fueron cayendo vendiendo muy cara la piel, incluyendo a Francisco de Sarmiento, que fue herido en una de sus piernas y después asesinado por los turcos. Los supervivientes sabían que todo estaba perdido, que no habría piedad por parte de los turcos, sería la muerte o la condena a galeras, por eso lucharon hasta la extenuación, derrochando un enorme valor y, si había que morir, antes había que llevarse por delante la vida de unos cuantos turcos.
200 españoles sobrevivieron y fueron llevados a Estambul, pero cinco años después 25 lograron escapar y llegar a la costa española, concretamente a la isla de Mallorca. La toma de esta plaza le salió muy cara a los turcos, les costó 24 000 bajas, lo que significó que durante dos años no pudieron organizar campañas al haber sido mermado su ejército.
Fuentes:
Fernando Martínez Laínez (2006). Los Tercios de España: La infantería legendaria
Hugo A. Cañete (2015). Los Tercios en el Mediterráneo: los sitios de Castelnuovo y Malta
FUENTE: El reto histórico.
https://somatemps.me/2018/05/15/hisp...50-000-turcos/
La batalla de Castelnuovo, Cuando 3.500 españoles se enfrentaron a 54.000 otomanos.
”En 1539 la Santa Liga, que se unió para luchar contra el imperio otomano, quedó disuelta, precisamente por una disputa entre españoles y venecianos, por quién debía quedarse la plaza de Castelnuovo. Disuelta la Santa Liga, el tercio de Sarmiento quedó a merced del imperio otomano, aislado en Castelnuovo. Fue asediado por mar y tierra por más de 60.000 soldados comandados por Barbarroja, siendo los españoles pocos más de 4.000, 3.200 infantes y oficiales, clérigos, médicos, y artesanos propias de los tercios.”.
Uno de los pocos supervivientes españoles que hubo en la batalla, y que consiguió llegar a Mesina en 1545, después de huir de una prisión en Constantinopla y pasar semanas navegando en precario por el Mediterráneo” otro llego después de años de esclavitud a Mallorca.
Las fuerzas de la Santa Liga (La formaban España, Venecia, principal beneficiada, y el Papado.) marchan hasta la ciudad de Castelnuovo, situada en la costa dálmata en las bocas de Cátaro. Tras poner sitio a la plaza y ganarla se decide dejar allí un contingente de tropas para guarnecerla. Un Tercio español de unos 3500 hombres al mando del maestre de campo Francisco Sarmiento de Mendoza y Manuel ocupa entonces la plaza de Castelnuovo, actual Herzeg Novi en Montenegro a unos 40 km de la República de Ragusa (Dubrovnik), con el propósito de pasar el invierno y establecer una cabeza de puente para defenderse de los otomanos. No obstante, he encontrado documentos contemporáneos que apuntan más bien a una cuestión de índole práctica, acantonar a aquellos soldados allí durante el invierno para no tenerlos que llevar a Sicilia, donde por experiencias pasadas se sabía que provocarían altercados con la población civil.
En julio de 1539 Barbarroja comenzó los preparativos para asediar la fortaleza de Castelnuovo por tierra y mar. La flota turca, compuesta por 130 galeras, 70 galeotas y 20.000 soldados (de los que 4.000 eran jenízaros, sus fuerzas mas letales y experimentadas criados como soldados desde niños, hijos de las tribus conquistadas), bloquea el acceso al fiordo desde el mar. Por tierra, un ejército de 30.000 hombres dirigido por el Ulema de Bosnia se despliega a espaldas de la fortaleza.
Al desembarcar, Barbarroja ofreció la rendición a los españoles, seguro de que accederían al tener enfrente a un ejército muy superior en número. Francisco de Sarmiento mandó a su alférez Garci Méndez a parlamentar con el almirante turco y le dijo lo siguiente: Vuestra alteza sepa que yo no osaré decir a mi maestre de campo la cosa del rendir, porque pienso que por ello me mataría, ni menos él lo osará decir a los soldados, porque pienso que lo mismo harían con él. Como los españoles no presentaban ánimos de rendirse, los turcos comenzaron a asediar la plaza con la finalidad de tomarla y acabar con esos hombres que rechazaban rendirse. Los españoles no se limitaron a esconderse tras los muros.
A pesar de su gran superioridad, y de que los defensores no disponían de alimentos frescos, por tener España solo unas decenas de galeras en la costa adriática italiana, los primeros asaltos a la fortaleza son un fracaso. A medida que avanzaban los trabajos de sitio, los españoles veían con preocupación como los turcos se acercaban cada vez más a las murallas. Para intentar retrasar estos trabajos, los españoles deciden llevar a cabo una de las noches una encamisada. Unos 800 españoles, con los blusones blancos sobre sus vestimentas, salen silenciosamente de las murallas y espada y daga en mano cogen por sorpresa a un gran contingente de jenízaros sus fuerzas mas letales al mando del capitán Agi, uno de los favoritos de Barbarroja, y acaban con todos, capitán incluido, retrasando los preparativos para el ataque a las murallas, produciendo una estampida que le costó a Barbarroja ser arrastrado por su guardia hasta donde se hallaba amarrada la flota para salvar su vida.
Los turcos, para ganar tiempo, decidieron entonces ofrecer una rendición honrosa a los sitiados, dando paso franco hasta Italia conservando armas y banderas y ofreciendo el sueldo de un año a cada soldado, pero Sarmiento se niega a aceptarla, contestándoles desde la muralla que «viniesen cuando quisiesen». Barbarroja decide entonces recurrir a la famosa artillería de sitio turca, que había ordenado desplegar en lugares estratégicos durante el alto el fuego. A lo largo de varios días los grandes cañones de sitio que un día bombardearon Constantinopla asolaban ahora la plaza de Castelnuovo.
Cuando los turcos asaltaron las ruinas, tras abrir batería, los supervivientes los recibieron, como diría Pérez Reverte, a punta de moharra, espada y vizcaína, repartiendo leña, obligándolos a retirarse de nuevo con grandes pérdidas. En el ataque principal de aquel día los turcos sufrieron 6.000 muertos, por solo 50 los españoles, si bien muchos morirían posteriormente de sus heridas.
Con los muros derruidos por la artillería y expuestos a los ataques turcos, a los españoles no les quedan muchas alternativas. Se decide hacer otra encamisada en el campamento turco.
Esta vez 600 españoles salen de los escombros de Castelnuovo y se adentran en el campamento turco, donde cunde el pánico, provocando una estampida de tal magnitud en las filas otomanas que derribaron entre otras muchas tiendas, la almiranta de Barbarroja. La guardia personal del Almirante, temiendo el desastre, lo trasladaron contra su voluntad y junto con los estandartes a la seguridad de los barcos de la flota situada en el fiordo.
Tras la «razzia», el asedio continuó. Ni siquiera cuando las estructuras defensivas se desmoronaron y los defensores quedaron reducidos a sólo 600 hombres, se rindieron los españoles. Sarmiento y todos sus capitanes perecieron en los últimos combates. En la última retirada hacia una torre de la ciudadela, le tiraron desde lo alto una soga a Sarmiento para que subiese, a lo que éste replicó “Nunca quiera Dios que yo me salve y mis capitanes mueran”.
Poco después, los 200 españoles, en su mayoría heridos, que aún quedaban en pie se rindieron. Algunos fueron ejecutados allí mismo, poco después de los últimos combates, y el resto fueron enviados como esclavos a Constantinopla, de donde unos 25 escaparon años después en una barcaza, llegando a costas de Sicilia. Los turcos habían perdido la escandalosa cifra de entre 20 y 24 mil hombres, entre ellos todos los jenízaros. Era 6 de agosto de 1539.
En ese mismo año en el imperio español:
• 9 de enero: Francisco Pizarro funda la ciudad peruana de Ayacucho, con el nombre de San Juan de la Frontera.
• 30 de abril: Bidón de petróleo enviado desde Nueva Cádiz, Nueva Esparta, arriba a Cádiz en la nao Santa Cruz. Primero documentado en la historia de Venezuela.
• mayo: Hernando de Soto desembarcó con nueve barcos y más de 620 hombres y 220 caballos en el sur de la bahía de Tampa, al frente de la primera expedición europea (1539-1543) que se internó profundamente en el hoy territorio de Estados Unidos, y la primera documentada por haber cruzado el río Misisipi.
• 24 de junio: fundación de la ciudad colombiana de San Juan de Pasto.
• 9 de agosto: fundación de la ciudad colombiana de Tunja.
• 15 de agosto: el mariscal Jorge Robledo funda en Colombia el pueblo de Santa Ana de Los Caballeros, hoy conocido como Anserma.
• 3 de septiembre: se aprueban los estatutos que Ignacio de Loyola presentó al Papa Paulo III, para la fundación de la Compañía de Jesús.
https://laverdadofende.blog/2020/02/...-000-otomanos/
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