Fuente: Boletín Nacional del Requeté, Número 3. Páginas 1 (facsímil) y 2 (transcripción).
Bost, 30 de Mayo de 1957
Mi querido José Luis Zamanillo:
Me parece muy acertada tu idea de celebrar el próximo día 8 una reunión de Delegados del Requeté y de algunos antiguos oficiales destacados en la guerra y en los trabajos de nuestra organización. Deseo saludes a todos muy afectuosamente en mi nombre y les digas cuánto espero de ellos para el triunfo de la causa.
Bien sabes tú lo muy unido que he estado siempre a mis queridos Requetés y lo mucho que he confiado en ellos, como confió en todo momento mi augusto tío Alfonso Carlos. Y en esa confianza, y por mi mediación, dio la orden de participar en el Alzamiento Nacional, junto al glorioso Ejército y a las órdenes de sus Jefes.
Supieron los Requetés heroicamente responder a esa confianza puesta en ellos, y contribuyeron eficaz y decisivamente al triunfo de las armas nacionales, como todo el mundo justamente reconoce. De la misma manera, yo espero que contribuyan y tomen parte en las batallas de la paz, menos cruentas, pero, en muchas ocasiones, más difíciles que las de la guerra.
Estamos en unos momentos que pueden ser decisivos para el porvenir de la querida España. Es necesario sacar las consecuencias políticas del 18 de Julio, preparando las instituciones definitivas que aseguren la permanencia de los principios del Alzamiento, que cada vez están en más peligro. La Comunión ha iniciado, con ese fin, una nueva política que muy acertadamente y con mi plena aprobación lleváis el Secretariado, tú y demás Jefes que constituís la Junta de Gobierno. No dudo de que los Requetés, bajo tu dirección, ayudarán a ella con su magnífico espíritu de sacrificio y disciplina.
Por mi parte, haré todo lo que dependa de mí para el triunfo de la Causa de Dios, Patria y Rey.
Con todo cariño y agradecimiento por el buen trabajo que estás haciendo, quedo, querido José Luis, tuvo afectísimo,
FRANCISCO JAVIER DE BORBÓN
Fuente: Centinela. Boletín de orientación e información del Requeté de Cataluña, Números 4 y 5. Página 4.
MENSAJE DEL REY
Mis queridos carlistas:
Próximo el comienzo del nuevo año de 1958, en el que se cumple el siglo y cuarto de la existencia del carlismo, quiero enviaros mi más cordial saludo, con los mejores votos por vuestra felicidad personal y familiar.
Es, por otra parte, ocasión propicia el principio de año para reflexionar sobre la labor realizada en el pasado y, más aún, para fijar los planes de nuestra actuación futura.
Desde que, por orden de mi tío el Rey Alfonso Carlos, me puse al frente de los trabajos de la Comunión Tradicionalista de preparación del glorioso Alzamiento Nacional, me he mantenido en la misma línea de defensa de nuestra Santa Causa, que es la Causa de España y de la Cristiandad.
Después de iniciado el movimiento, con tan decisiva participación de los requetés, pude ofrecer al Ejército, en la persona de su Generalísimo, aquellos Tercios, tantas veces cubiertos de gloria a lo largo de la campaña. Con ello pude, confiadamente, considerar terminada esta parte de mi misión de orden puramente militar, sin que por esto dejara de ayudar por todos los medios a mi alcance al triunfo de la Cruzada.
Concluida la guerra de liberación, especiales circunstancias determinaron la política de una primera etapa, sin carácter institucional monárquico. El General Franco ha anunciado el comienzo de un nuevo periodo preparatorio de la estructura definitiva del régimen, mediante la instauración de la gloriosa y secular Monarquía Tradicional. Esta Monarquía, con sus principios defendidos siempre por la Dinastía Carlista, de la cual soy el heredero de los deberes aun antes que de los derechos, es la llamada a asegurar la continuidad del proceso político y social abierto el 18 de julio.
Si el carlismo tuvo razón para aportar los requetés a la guerra, ¿quién puede negarle ahora el derecho, o desconocer su deber, de ocupar el puesto que le corresponde en esa tarea trascendental? Si no lo hiciéramos así, contraeríamos la grave responsabilidad de malograr el sacrificio de aquéllos y privar de su justificación última al Movimiento Nacional, cuyas consecuencias políticas no quedarían cumplidas.
Debemos, por lo tanto, aprestarnos con todo entusiasmo a desarrollar la labor política que exige esta etapa, con los brazos abiertos a todos los españoles de buena voluntad, en especial aquéllos que con nosotros comparten un mismo sentido antiliberal y de inquietudes sociales, y aceptan nuestra concepción de la Monarquía Tradicional. Para esta tarea, la Comunión Tradicionalista recoge el llamamiento hecho a la Nación por el Jefe del Estado [1], con la lealtad y espíritu patriótico que ni sus mayores adversarios le han negado en su larga historia.
Yo espero de vosotros, mis fieles y queridos carlistas, que contribuiréis con todo vuestro esfuerzo a tan alta y decisiva empresa, unidos y obedientes a las órdenes de las autoridades de la Comunión, en quienes tengo depositada mi confianza.
Pidamos a Dios, con la intercesión de nuestros mártires, que bendiga esta empresa, para bien de la Patria.
JAVIER
[1] Nota mía. Declaraciones de Franco a la Prensa, publicadas el 31 de Marzo y el 2 de Octubre de 1957.
Segundo cambio político de Franco (1957) (I).PDF
Segundo cambio político de Franco (1957) (II).PDF
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