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Tema: La Masonería, secular enemiga de España, nos "obsequió" con la Transición

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    La Masonería, secular enemiga de España, nos "obsequió" con la Transición

    Venganza de la masonería contra Franco y su obra, al que no pudieron derrotar en vida: la "transición", anticristiana, atea y despedazadora de España era la "maravilla" que nos tenían preparada.


    Revista
    FUERZA NUEVA, nº 485, 24-Abr-1976


    LA MASONERÍA CONTRA LA MONARQUÍA

    (Una advertencia muy documentada)

    Ya en 1910, la masonería –como ahora (1976)- intentaba el bocado de España y Portugal, tragándose las dos Monarquías. Fue el papa Pío X quien descubrió el complot. Entonces el Vaticano no actuaba contra las naciones que de alguna manera todavía eran antemural contrarrevolucionario, y, por el bien de la Iglesia y de la sociedad ayudaba a sus legítimos gobernantes.

    En 1908 desaparecía la Monarquía portuguesa. En España, en 1909, sucedía la Semana Trágica. La policía francesa descubría años más tarde, en 1912, que un grupo anarquista se preparaba para asesinar al Monarca español. Unas combinaciones bancarias de la alta finanza convencieron de que era más rentable acabar con Canalejas. Y así se hizo. En 1917, la huelga general revolucionaria, con intento de implicar a España en la guerra mundial a favor de los aliados, puso en peligro casi fulminante de terminar con la Monarquía.

    La masonería solo tuvo algunas dificultades durante el Gobierno del general Primo de Rivera, pero su congénita bondad no le hizo medir la fuerza de la secta. En 1927, un máximo mandamás de la masonería ya se gloriaba de que “los francmasones han conquistado las posiciones que hacen posible la revolución”. El primer intento, en 13 de septiembre de 1928, les fracasó. Pero ya en 2 de marzo de 1931, «Le Figaro» predecía de una manera cierta la desaparición de la Monarquía y los nuevos ministros de la República, cuyos nombres publicaba. El «Daily Worker», órgano del comunismo inglés, tras la intentona de Jaca (1930), escribía: “La Monarquía y la Dictadura están condenadas y su caída es inminente”.

    Proclamada la República, ésta fue su gran ocasión. Sus ministros eran masones, en gran mayoría. De la masonería salieron los borradores de su Constitución. En mayo de 1931 se celebró en Madrid su “Gran Asamblea”, fijando las ideas más disolventes y anticatólicas del texto fundamental republicano. Los hechos revolucionarios de octubre de 1934, el Frente Popular, el asesinato de Calvo Sotelo, la desintegración del Ejército, preparaban la entrega de España al comunismo. José María Gil Robles, en Córdoba, en enero de 1936, se lamentaba así: “Si la francmasonería se hace dueña de nuestro Ejército, no quedará nada que hacer para contener la Revolución”…

    Testimonio de «El Liberal»

    La masonería fue la resistencia criminal que mantuvo a España desangrada, en su afán de entregarla al comunismo. Con toda razón, el periódico masónico «El Liberal», en 14 de octubre de 1936, se gloriaba así de la intervención de la masonería en la Guerra Civil:

    Los masones españoles, que no son simplemente masones, sino que, quién más, quién menos, están todos sujetos a alguna otra disciplina política de izquierdas, piden a sus compañeros de lucha en esta cruzada por la libertad de España que no perdure en ellos ni un momento más la menor sombra de duda sobre su rectilínea actuación. Y proclaman: Que eran masones los que, en su día, allá por el mes de marzo de 1936, denunciaron al Gobierno de entonces que con motivo de una fiesta militar en Marruecos se hizo allí, por los jefes y oficiales reunidos, la apología del fascio, y se brindó con todo descaro por el fascio.

    Que eran masones también los que, con todo detalle, pusieron al corriente al señor Casares Quiroga (presidente del Gobierno y ministro de la Guerra a la sazón) del vasto complot militar que tramaban Franco, Goded y Mola, en confabulación con Portugal, y a base de la sublevación de las tropas de Marruecos y de la Marina de guerra un mes antes de estallar el Movimiento. Se les comunicó igualmente al señor Alonso Mallol y a otros ministros. Masones también son la mayoría de los que, en la prensa, en la tribuna, ante el micrófono, mantienen el fuego sagrado de la causa… Masones, los que en el extranjero trabajan por hacer rectificar el desastroso acuerdo de neutralidad de sentido único y los que contrarrestan el espionaje y la acción internacional fascista que se ejerce contra nosotros de la manara más violenta. ¿Con qué derecho se puede poner por nadie en entredicho a los buenos masones? ¿Quién ha dado más sin pedir nada? ¿Es mucho pedir que por los demás hermanos en la lucha se considere a los buenos masones tan dignamente como los que más en esta magna empresa de liberación del pueblo español?

    Todavía nos parece que se queda corto el plumífero masónico. La masonería fue el secreto de la República, de la miseria y de los crímenes del periodo rojo, del boicot contra España y de las mundiales conspiraciones contra la Victoria del 1 de abril de 1939. Por algo Franco, el 1 de octubre de 1975, todavía podía advertir a España: “Todo obedece a una conspiración masónica izquierdista de la clase política, en contubernio con la subversión terrorista comunista, en lo social, que si a nosotros nos honra a ellos les envilece”.

    Lo que no queda en el tintero

    Luis Carrero Blanco, asesinado con gravísimas confabulaciones y no simplemente por las espoletas explosivas de ETA (como ya se viene escribiendo en el extranjero –véase la revista «Integridad», de marzo de 1976, que se publica en Monterrey, Méjico-), en un artículo publicado en «Arriba», del 3 de mayo de 1951 advertía:

    Se vive en nuestros días tan deprisa, cuando no tan frívola y superficialmente, que pocos son los que se toman la molestia de detenerse a analizar el porqué de los hechos, y hasta lo que nos sorprende e impresiona es rápidamente olvidado… Esto ocurre con la masonería. Gravísimos son los daños que a nuestra sociedad han venido infiriendo sus conspiraciones, gravísimas las pruebas contundentes e incontrovertibles que hemos venido acumulando en nuestros trabajos anteriores, que demuestran de manera fehaciente que la masonería no descansa; que desde que nació siguen siendo sus blancos la Iglesia Católica y el resurgimiento de España; que existe un Comité supremo en Europa, titulado Asociación Masónica Internacional, a través del cual se conspira en forma ininterrumpida contra cuanto España representa…

    No hemos jamás de olvidar que entre las fuerzas derrotadas de la Antiespaña por el Movimiento Nacional español ocupaban puesto principal las fuerzas masónicas de nuestra Patria, que, aunque reducidísimas en número, eran, sin embargo, patrocinadoras de todas las traiciones y las que realmente habían abierto las puertas a la invasión comunista y a su enseñoreamiento de nuestro solar.


    Al hundirse la República… forzosamente habían de caer aquellos templos masónicos en que, con artificio, malicia y engaño, había venido forjándose la decadencia española.En dos grupos dividió a la masonería la guerra: el de los capitostes, que, por haber contraído graves responsabilidades criminales, se exiliaron, y aquellos otros que… desconocidos, se acogieron a la paz y a la generosidad de la nueva España… Los principales dirigentes continuaron fuera de las fronteras la acción criminal antiespañola y fueron los constantes voceros de la BBC británica, de Radio París y de muchas otras radios minadas por la masonería o adscritas a su servicio.

    Desde entonces, cuantos vientos de fuera nos soplaron han tenido su principal motor en la dispersión de esa criminalidad masónica por las logias del mundo, a las que, después de haber recibido su auxilio, parasitaron con la levadura de su espíritu criminosoEn esta acción de infiltración masónica no escapan ni las propias jerarquías eclesiásticas, a las que se pretende influir, como a todos aquellos sectores que, cual el Ejército, el Movimiento nacional o los Sindicatos, son considerados por los masones como pilares en que el Régimen se asienta.”

    Así se comprenden algunas cosas

    Así uno va comprendiendo el programa de ciertos reformistas. Porque, además, no deja de ser curioso que el actual (1976) presidente Arias Navarro anunciara un día en las Cortes (1975) una ley contra el comunismo, que después se convirtió contra el terrorismo, y que actualmente ya ha sido esterilizada en honor y gloria de la homologación…

    Pero ya entonces, un periodista inteligente, Manuel de Santa Cruz, comentó:
    Los discursos políticos interesan tanto por lo que dicen como por lo que no dicen. En el de referencia [anti-comunismo], llama la atención que no se diga nada de la masonería. Porque durante la Cruzada, e inmediatamente después, se asociaba sistemáticamente al comunismo en una sola mención “el comunismo y la masonería”. Tanto se empleó esta fórmula doble a la hora de fijar responsabilidades por la tragedia y de atender a la seguridad del Estado naciente, que se convirtió en un tópico”.


    El mismo publicista añade, certeramente: “…Actualmente el extranjerismo reviste en España tres formas nuevas: el europeísmo, el culto a la ONU y la adscripción a las multinacionales ideológicas y filantrópicas…”

    Que la masonería no es cosa de risa, nos lo viene a rememorar… el actual ministro del Ejército, general Alvarez-Arenas: “¿Los enemigos de España hoy? Son los mismos de hace mucho tiempo, sobre todo, a partir de 1936: el comunismo internacional, que no perdona su primera gran derrota en España; la masonería (y estoy convencido de que no es un tópico); los revanchistas y los despechados de toda índole” («ABC», 8-2-76)

    El enemigo sabe lo que busca

    La masonería es inteligente, táctica, gradual en sus avances. Sabía que con Franco, las Leyes Fundamentales y los Principios del Movimiento nacional podía colear, envenenar, intrigar, hacer daño. Pero no era posible su triunfo…

    Pero la venganza masónica es imprescriptible. Desde Méjico, en 15 de marzo de 1975, en mensaje transmitido a todas las logias, la masonería española, una vez más, afirmaba:
    Nuestra fidelidad inalterable al principio de acatamiento y de respeto a todos los regímenes políticos democráticos que hayan sido instaurados por la libre voluntad del pueblo en pleno ejercicio de su soberanía. Este sentimiento de finalidad nos lleva a reiterar hoy, como ayer, que la masonería española sigue considerando a la Constitución republicana de 1931, promulgada en su país por el pueblo español a través de sus legítimos representantes, y defendida siempre en nuestras logias, como la expresión más auténtica de la última manifestación libre de la soberanía del ciudadano español en el marco legal de la vida política del país; que le otorgamos absoluta y total validez para regir las actividades políticas de la nación en el intervalo histórico indispensable que medie entre la desaparición del actual equipo gobernante opresor y la obligada consulta electoral”.


    Esto no ha caído en saco roto. En la revista «Triunfo» -la de la estrella de las cinco puntas-, al reaparecer el 10 de enero de 1976, proclamada ya la Monarquía, descaradamente se desafía así: “El hecho de que se acepte la conversión de España en Monarquía y la instauración de un Rey… no impide que tengamos un respeto considerable a la Historia. Si nadie pide ahora la República es porque es imposible y porque en estos momentos abriría brechas graves en el país…”

    La estrategia contra la Monarquía

    … La masonería sabe que una Monarquía levantada sobre la unidad de España, con participación orgánica, justicia social, ambiente de paz y sin huelgas, con personalidad internacional inmune a las presiones de multinacionales y del mundialismo sinárquico… tendría un poder de progreso y paz nacionales irrebatibles y perennes.

    Por eso la masonería inicia su ataque con el trasvase de la Monarquía del 18 de Julio y de las Leyes Fundamentales y Principios del Movimiento Nacional, al intento de una Monarquía grisácea, parlamentaria, democrática, sufragista, compatible con el hundimiento de la economía…

    Toda esta artillería responde a lo que proféticamente había anunciado Luis Carrero Blanco:
    La masonería y el comunismo, los dos grandes enemigos de la Iglesia católica, quieren convertirnos o en República laica –pasando, si fuera necesario por una Monarquía liberal puente-, o en una República vasalla de Moscú. Por eso se atacan instituciones y personas con las más burdas calumnias”...

    Jaime TARRAGÓ
    Última edición por ALACRAN; 21/12/2019 a las 20:40
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

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