El desastroso ataque británico a Puerto Cabello, 1743


17 marzo, 2022


Por Guillermo Nicieza Forcelledo
Autor del libro: «Leones del mar. La Real Armada española del siglo XVIII»


El ataque británico al puerto de La Guaira de marzo de 1743 había sido un sonoro fracaso para la escuadra del comodoro Knowles, de forma a que las altísimas bajas en el combate hubo que sumar el mal estado general en el que quedaron los buques de guerra, y el impedimento de continuar con el plan estratégico de atacar Puerto Cabello, según las órdenes del Almirantazgo de la Royal Navy.

Ante esta poco favorable situación, el comodoro Knowles había ordenado la retirada rumbo Oeste y reunirse cerca de Puerto Cabello para atacar inmediatamente la plaza. Puerto Cabello era otro de los puertos principales y operativos donde tenía un centro logístico de importancia la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, pero que, estimaba Knowles, estaría menos protegido y guarnecido que La Guaira.

Sin embargo, los capitanes de los navíos HMS Burford, HMS Norwich, HMS Assistance y HMS Otter, en muy mal estado a causa de los combates, decidieron poner rumbo a Curaçao para realizar reparaciones urgentes. Esto hizo que Knowles tuviera que seguirles y abandonar momentáneamente su plan de atacar Puerto Cabello.

El 28 de marzo, cuando sus buques de guerra estaban en un estado aceptable para la navegación, aunque no para el combate, Knowles ordenó zarpar y navegar hacia Puerto Cabello, yendo en vanguardia las naves de menor porte y siguiéndolas tres días más tarde en formación los navíos, todavía sufrían de averías estructurales que les impedía navegar bien.

Durante casi dos semanas, la escuadra de Knowles navegó ciñendo fuertes vientos y corrientes, teniendo que desviar su rumbo y fondear al amparo del puerto de Borburata el día 19 de abril.


Buque británico durante la Guerra de la Oreja de Jenkins o del Asiento.

Con intención de establecer una base donde aprovisionarse y desde la que organizar los ataques, el comodoro británico ordenó a sus naves anclar en el puerto de Borburata, a unas 4 millas de La Guaira y a 6 millas de su objetivo, Puerto Cabello.
Una vez fondeados a la entrada de la bahía, los británicos acometieron más reparaciones de sus buques, enviando mientras tanto a la bombarda HMS Comet para atacar las defensas costeras españolas, ganando así tiempo para lanzar el ataque con el grueso de su flota al día siguiente, el 26 de abril.

En este momento, los británicos contaban con cerca de 4.000 hombres, 7 navíos de línea, 1 balandra, 1 bombarda y 13 naves menores.

Según el plan de Knowles, el 27 de abril, el HMS Norwich, el HMS Eltham y el HMS Lively uniría a la bombarda para batir con sus costados de artillería naval las baterías de costa españolas y aprovechar la cobertura del fuego graneado desde los buques para desembarcar a la infantería británica y tomar al asalto los puestos de defensa más avanzados y marchar contra el castillo de San Felipe, donde se guarnicionaba la mayor parte de la tropa española.

Efectivamente, según lo previsto, la escuadra de Knowles entró en el puerto de Puerto Cabello, estableció una línea de ofensa y comenzaron a disparar contra las defensas españolas desde las 19:00 h de la tarde, y amparados en la oscuridad, a eso de las 22:30 h, el cuerpo de desembarco del mayor Lucas formado por unos 1.200 infantes británicos tomaron las playas.

Sin embargo, cuando empezaron a avanzar sobre el terreno español hacia las baterías una sección de artillería española, compuesta por unos 40 hombres y dos piezascomenzaron a dispararles metralla, causándoles grandes bajas e impidiéndoles el avance. Tras varias descargas de metralla, la infantería tuvo que retirarse a sus botes y reembarcar, diezmados.

El 28 de abril, tres de los buques de guerra de mayor potencia artillera británicos renovaron la intención de mellar las baterías costeras a base de andanadas, pero los efectos fueron de escasa importancia.

Para la mala fortuna de los invasores, mientras esto pasaban en Puerto Cabello, Gabriel de Zuloaga había partido por tierra de La Guaira con tres compañías de regulares, posiblemente del Regimiento de Vitoria, y unos 300 ó 400 milicianos armados.
El día 2 de mayo, los refuerzos españoles se presentan en el castillo de San Felipe a golpe de marcha de pífanos y tambores, con buena moral. Contándose ahora unos 2.000 hombres, entre regulares, artilleros y las milicias americanas.
Por su parte, la moral de los británicos comenzaba a flaquear. A las bajas sufridas por la artillería costera y la metralla, había que sumar que estaban quedándose sin municiones y provisiones, por lo que Knowles, tomando ya algo personal su expedición, decidió dar rienda al asalto general.

Durante este día, 3 de marzo, Gabriel Zuloaga recibió una herida en la pierna por fuego inglés cuando pasaba revista e inspeccionaba la batería de Punta Brava.

El 4 de mayo, intentaban en un primer momento lanzar los británicos el ataque masivo, debiendo posponerlo al día 5 por calma chicha en el mar.

Finalmente, la mañana siguiente, a eso de las 11:00 h, el HMS Burford, el HMS Suffolk y el HMS Norwich y el HMS Assistance se situaban a tiro de cañón formando contra las baterías del castillo de San Felipe; mientras, que a su vez, el HMS Scarborough, el HMS Lively y el HMS Eltham rompían fuego contra las baterías costeras del norte del puerto.

El fuego fue muy vivo, pero apenas causaban inconvenientes a las baterías españolas, ya que la escuadra inglesa se había posicionado demasiado cerca, lo que implicaba que sus cañones no pudieran angular lo suficiente para alcanzar las baterías altas españolas, que se situaban en las colinas cercanas aprovechando su mejor posición por la altura.

A eso de las 13:00 h, los británicos se dieron cuenta que estaban malgastando munición y que a su vez estaban recibiendo cuantiosos daños, sin conseguir ningún efecto favorable ni táctico en el combate.

Navío británico construido bajo los estándares del «1706 Establishment», tal y como el HMS Norwich de esta entrada, que sufrió 35 muertos y muchísimos heridos en su lucha contra las baterías de Punta Brava. Además, se tuvo que echar mano de lanchas para sacar de aquel infierno al malogrado navío británico, que sufrió 87 cañonazos en el costado, nueve en el palo mayor, siete en el trinquete; además de todo el aparejo y jarcia destrozados. En los siguientes ataques su capitán Thomas Gregory se negó a acercarse tanto a los españoles, lo que le ocasionó su destitución fulminante por parte del comodoro Knowles, quien puso en su lugar a Henry Stuart.

El viento comenzaba a cambiar y a ser favorable para las velas británicas, permitiéndoles mejores maniobras para poner rumbo al fondo de la bahía, pero, siendo consciente también de esto, Zuloaga ordenó hundir un barco español justo a la entrada de la bahía, impidiendo el paso por el estrecho de las bocas del puerto.

Los británicos todavía intentaron cruzar la entrada, pero recibieron una respuesta muy contundente por parte de la artillería española, y 2 h y media más tarde Knowles ordenaba la retirada; eran aproximadamente las 18:30 h de la tarde.

Sin embargo, en su retirada los navíos británicos todavía recibirían duro castigo de la artillería española, al ser ahora el viento contrario para la virada, hasta que consiguieron largar velas y salir fuera del alcance español, a eso de las 21:00 h.
Los británicos habían perdido a 300 hombres, y otros 106 habían sido heridos, además, durante los desembarcos, los españoles habían hecho cerca de 700 prisioneros británicos; también dos de los buques de la escuadra se habían perdido. Por la parte española, apenas hubo bajas que lamentar.

Bajo bandera blanca, Knowles y Zuloaga conversaron y se produjo un intercambio de prisioneros, además, el gobernador español permitió a los británicos hacer aguada en la desembocadura del río, ya que gran parte de las dotaciones británicas estaban heridas y no sobrevivirían al viaje de regreso a Jamaica.

El día 13 de mayo, finalmente, la maltrecha escuadra británica abandonaba Puerto Cabello.

Gabriel de Zuloaga fue recompensado en 1744 por sus servicios a la Corona con el ascenso a teniente general y el título nobiliario de conde de Torre Alta; siguió siendo Gobernador de Venezuela hasta 1747.

José de Iturriaga, que se había destacado en la batalla de La Guaira, fue ascendido a capitán de navío al poco tiempo, llegando a ser jefe de escuadra de la Real Armada y armado caballero de la Orden de Santiago.

El comandante de infantería Mateo Gual fue ascendido por sus meritorias acciones en el mando y en el combate a teniente coronel, y años más tarde a coronel.

Los combates de La Guaira y Puerto Cabello fueron las dos últimas grandes derrotas de la Royal Navy en la guerra del Caribe antes de firmarse la paz en el Tratado de Aquisgrán de 1748, aunque a partir de 1742 la guerra se encontraba en una posición de punto muerto.

La razón de que Reino Unido y España no firmaran la paz anteriormente es porque sus tropas se estaban batiendo en la Europa continental donde realmente se encontraban los intereses de ambos reinos.

El Tratado de Aquisgrán firmado el 18 de octubre de 1748 por los beligerantes de la Guerra de Sucesión Austriaca, aunque la situación quedó en un statu quo ante bellumteórico, favorecía indirectamente mucho a España.

Por un lado, tanto La Guaira como Puerto Cabello, enclaves estratégicos capitales para los intereses de las flotas españolas, ya que no sólo eran puertos mercantiles de beneficio sino servían de refugio con mal tiempo, al estar al sur de la llamada “Ruta o Caño de la Invernada”, tradicional zona de abrigo con mala mar.

Esto era en virtud de que se había vuelto a las cláusulas del Tratado de Utrecht, que ya operaban antes de iniciarse la guerra.
Sin embargo, la principal ganancia española fue en sus intereses dinásticos en Italia: la emperatriz María Teresa de Austria se veía obligada a ceder los ducados de Parma, Plasencia y Guastalla al infante Felipe de España, hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio, lo fundaba la casa de los Borbón-Parma, y mantenía estos territorios, literalmente, en manos españolas.


Bibliografía

  • Fernández Duro, C. (1972). Historia de la Armada Española. Madrid: Museo Naval.
  • Marley, D. E. (1998). Wars of the Americas: A chronology of armed conflict in the New World, 1492 to the present. ABC-Clio.
  • Richmond, H. W. (1920). The Navy in the War of 1739–48. Cambridge: Cambridge University Press.




https://www.todoababor.es/historia/d...-cabello-1743/