Expedición a San Juan (1780)

4 mayo, 2022

Por Guillermo Nicieza Forcelledo
Autor del libro: «Leones del mar. La Real Armada española del siglo XVIII»


Introducción

En el contexto de la Guerra de Independencia de las Trece Colonias y su vertiente europea al entrar Francia y España en la contienda en el apoyo de los patriotas americanos, la situación de Reino Unido se tornaba harto complicada al tener que combatir en el frente continental de las Trece Colonias, en Europa y en los archipiélagos del Caribe donde tenía colonias, siendo Jamaica su base naval más importante en este mar.

Desde 1779, España se había sumado a la guerra y había puesto al servicio de la victoria aliada sus puertos y territorios de ultramar en América como principales puertos operativos para el transporte de tropas, abastecimiento y recalada de las escuadras navales franco-españolas.

El gobernador de Jamaica, plaza fuerte inglesa en el Caribe, el mayor-general John Dalling, veía como sus aguas de influencia comenzaban a ser sistemáticamente ocupadas y navegadas por las flotas españolas, y propuso organizar una expedición para dar un golpe de mano en la provincia española de Nicaragua para desviar la atención de su isla.

Por aquel momento, Nicaragua pertenecía a la Capitanía General de Guatemala y estaba escasamente guarnicionada ya que no se trataba de una plaza fuerte ni estratégica para España, más que eso, tenía una pequeña guarnición de infantería regular de unos 60 hombres mandados por el capitán Juan de Ayssa, además de tropa de milicia colonial, que en cualquier caso no eran más de un centenar.

Con esto, el objetivo británico era zarpar de Jamaica con un buen ejército e ir reclutando hombres de milicia en la osta de los Mosquitos, para después aprovechar el río San Juan y navegarlo hasta el lago Cocibolca, en cuyas orillas estaba la ciudad de Granada.

Tomar esta ciudad significaba, literalmente, partir en dos a la América española, tener un acceso libre al océano Pacífico y cortar las líneas de suministro y refuerzos del Virreinato de Nueva España a la Capitanía General de Guatemala.

El ataque

El 3 de febrero de 1780, partía de Port Royal, Jamaica una flotilla compuesta por dos bergantines, tres balandras, el buque de transporte Penelope, y el buque de abasto Royal George, escoltados por la fragata HMS Hinchinbrook, de 28 cañones, de un joven capitán Horatio Nelson.


Fragata británica de 28 cañones del último tercio del siglo XVIII. Por William Frederick Mitchell. Publicado en Londres en 1892 en «Her Majesty’s Navy» por el teniente Charles Rathbone Low. Esta fragata era parecida a la HMS Hinchinbrook de Nelson.

Aunque, teóricamente, Nelson era el hombre con mayor rango, era el capitán John Polson quien había recibido el mando conjunto de la expedición, siendo además el oficial al mando de los 3.000 soldados de los regimientos 60º Royal American, 79º Liverpool Blues, Royal Jamaica Volunteers, Jamaica Legion y Royal Batteaux Corps, además de un número considerable de milicianos, voluntarios y esclavos negros de Jamaica, nativos indígenas, marineros y chusma, en general, sumando en total unos 5.700 hombres.

Tras muchos retrasos, fundamentalmente la espera por una partida de arqueros mosquitos del capitán James Lawrie, que finalmente no llegaron, la gran expedición navegó en botes río arriba el San Juan hasta su nacimiento, hacia el 27 de marzo, dividida en dos contingentes bien definidos.
El 9 de abril, Nelson capturaba con sus hombres la pequeña batería de la isla de Bartola, sin mucha resistencia, mientras que el Castillo de la Inmaculada Concepción le esperaba a unos 8 km río arriba, en el que estaban guarnicionados unos 160 soldados y milicianos españoles bajo mando del comandante Juan de Ayssa.

El día 13 de abril, 1.150 hombres, y posteriormente sumándose otro 86, sitiaban la plaza.
Sin embargo, aunque la situación española era mala ya que apenas tenían pertrechos y víveres, la situación británica no era demasiado favorable: la planificación no había sido buena y habían perdido gran cantidad de suministros y municiones.

Los cañones de asedio tenían que disparar a tiempo inconstante ya que escaseaban las balas, la pólvora comenzaba a agotarse, y a veces estaba mojada, impidiendo hacer un fuego efectivo contra la plaza española.
Para el día 20 de abril, comenzaron a caer lluvias torrenciales tropicales, que, sumadas a la escasez de víveres y raciones, causaron brotes de malaria, disentería y tifus en el ejército de asedio británico.

Una semana más tarde Nelson tenía que dejar el asedio a causa de la enfermedad y era evacuado río abajo hasta el campamento costero británico. Poco después, Juan de Ayssa se veía obligado a rendir la plaza al no tener municiones ni víveres con los que seguir defendiéndola.

La segunda quincena de mayo, llegaban a la costa cerca de 4.500 hombres de los regimientos irlandeses lealistas de Jamaica, tratando de remontar el río sin éxito, ya que los indios zambos habían abandonado a los británicos, por falta de ganancia en el asalto y por el trato hostil que habían recibido de los ingleses.

Esto sumado a la falta de pilotos y oficiales navales para dirigir las lanchas que debían navegar el río hasta el lago Cocibolca, había provocado que llegara al fuerte exclusivamente una lancha.

A pesar de que habían conseguido ocupar el fuerte, los trabajos de refuerzo y mejora que estaban realizando los británicos estaban causando muchas bajas entre sus dotaciones debido al clima ponzoñoso y cálido.



Mapa de 1854 del Río San Juan en Nicaragua.

Los británicos trataron entonces de avanzar sobre Nicaragua, pero apenas consiguieron alejarse del castillo de la Inmaculada Concepción por culpa de las copiosas lluvias que continuaban cayendo en aquellos meses, recrudeciéndose la falta de víveres y las enfermedades tropicales.

Durante estas operaciones habían transcurrido más de dos meses, tiempo que aprovechó Matías de Gálvez, capitán general de Guatemala, para armar a las milicias y fortificar las bocas del lago de Nicaragua, recibiendo refuerzos de San Miguel, Choluteca y otras provincias colindantes.

Mientras, los ingleses estaban sufriendo gran cantidad de bajas y muertes por las enfermedades y comenzaban a desertar.

El gobernador Dalling ordenó que las tropas británicas continuaran destacadas en el fuerte y trató de enviar más refuerzos para organizar un ataque contra la ciudad de Granada, pero las bajas eran cada vez más cuantiosas mientras que los españoles estaban cada vez más reforzados por tropas de milicia y regulares de las guarniciones cercanas que habían sido alertadas gracias a los mensajeros de Juan de Ayssa.

Finalmente, el 30 de noviembre de 1780, tras unos seis meses de ocupación del fuerte, los británicos se retiraban y reembarcaban para poner rumbo a Jamaica con más de 3.500 muertos a sus espaldas, y la mitad de sus dotaciones aún vivas enfermas.

Poco después, una columna española entraba a paso de marcha el Castillo de la Inmaculada Concepción de Nicaragua como si nada hubiera pasado, habiendo sufrido 47 muertos y 23 heridos en los combates.

Juan de Ayssa y sus hombres fueron finalmente liberados con el final de la guerra en Jamaica, si bien había sido ascendido al empleo de teniente coronel por Real Orden del 12 de junio de 1781 por sus méritos de guerra ya que:

Había puesto sobre aviso a las demás guarniciones, defendió bravamente el fuerte y aun como prisionero sufrió penurias y dificultó aún más las operaciones a los ingleses.
Terminaría siendo gobernador de Nicaragua en 1783.

Las tropas españolas terminaron por retomar todos los fuertes de Nicaragua, Guatemala y Honduras que habían sido ocupados o sitiados por los británicos, consiguiendo Matías de Gálvez expulsarles del territorio español del río San Juan.

La expedición británica a San Juan es considerada, a día de hoy, el desastre más mayúsculo de Reino Unido en toda la Guerra de Independencia de Estados Unidos.

Bibliografía


  • Coleman, T. (2004). The Nelson Touch: The life and legend of Horatio Nelson. Londres: Oxford University Press.
  • Dolores Gómez, J. (1975). Historia de Nicaragua desde los tiempos prehistóricos hasta 1860: en sus relaciones con España, México y Centro-América. Managua: Banco de América.
  • Sudgen, J. (2004). Nelson: A dream of Glory, 1758–1797. Nueva York: Holt.




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