Alfonso Bullón de Mendoza se convierte en académico de Número de la Real Academia de Doctores





(Una entrevista de Javier Navascués) –

Alfonso Bullón de Mendoza tomó posesión como nuevo académico de número de la Real Academia de Doctores de España en el Paraninfo de la Universidad Complutense de Madrid. El discurso de ingreso de Alfonso Bullón de Mendoza vino a demostrar que los primeros corresponsales de guerra de la historia fueron los de la Primera Guerra Carlista de España (1833-40). Hasta ahora siempre se había considerado la Guerra de Crimea (1854) como la primera guerra con periodistas. Sin embargo, Bullón de Mendoza expuso las numerosas evidencias que demuestran que 20 años antes, en la Primera Guerra Carlista, hubo un grupo de periodistas británicos que informaban de lo acontecido. El discurso tuvo como protagonista a Charles Lewis Gruneisen, subdirector del periódico inglés The Morning Post, quien viajó a España a cubrir en persona la contienda.

¿Qué supone para usted ser académico de número de la Real Academia de Humanidades?

Además de un gran honor es una magnífica oportunidad para aprender, pues la Real Academia de Doctores de España se diferencia de otras por su carácter interdisciplinar, con un abanico de materias que va de la Teología a la Ingeniería y las Ciencias Experimentales, pasando por las Humanidades, el Derecho, la Medicina, la Economía y las Ciencias Políticas, etc.

Su descubrimiento resulta muy relevante, Tras demostrar que la primera guerra carlista fue el primer conflicto con periodistas internacionales, ¿Puede ser considerada por ello la primera guerra moderna?

Ya en las campañas de la Revolución y el Imperio hay periódicos que tienen la capacidad económica suficiente para tener corresponsales en otros países, pero no se creen obligados a informar desde el frente de batalla, sino que suelen permanecer en la retaguardia. A este respecto es curioso el caso de Henry Robinson, corresponsal del Times en La Coruña, que llega a ser testigo de una batalla, pero no porque él se haya desplazado, sino porque la guerra llegó hasta él. Lo peculiar de la Primera Guerra Carlista es que tendremos un amplio número de corresponsales, y que muchos de ellos desean entrar en el contacto más directo posible con quienes sufren la guerra. La contienda, por otra parte, no es muy diferente de la Guerra de la Independencia en lo que a armamento y táctica se refiere, aunque es de notar que supera a esta en la eficiencia de las guerrillas, ya que varias zonas de España (Cataluña, Maestrazgo, País Vasconavarro) llegan a convertirse en ejércitos regulares.

¿Los periodistas británicos fueron observadores imparciales o tenían intereses pro liberales al servicio de la política exterior británica?

Los periodistas británicos fueron por lo general bastante parciales: los whigs a favor de Isabel II y los tories a favor de Don Carlos. Pero esto no quiere decir que no nos den datos de gran interés, muchas veces imposibles de conseguir por otras fuentes.

El fenómeno de los periodistas británicos parece ligado a la legión británica, que luchó en el bando liberal. ¿Hasta qué punto era de estrecha la relación entre ambos grupos?

La presencia de más de diez mil mercenarios británicos luchando a favor de la Reina fue un punto de atención constante para la prensa inglesa del periodo, y las diversas posturas en torno a la política que se debía seguir en España ocasionaron grandes debates en el parlamento. Varios periodistas visitaron a la legión británica para poder informar lo mejor posible sobre la misma.

¿Cómo valoraría usted el papel desafortunado de la legión británica en esta contienda?

A la legión británica siempre se la recuerda por su fracaso en Oriamendi, pero también cosechó éxitos, como la toma de Irún. Su mala imagen tiene también que ver con el hecho de que no eran tropas equiparables a las regulares que habían combatido en España contra Napoleón.

¿Por qué existía un cierto interés en el público británico por el desarrollo de la primera guerra carlista?

Además de la presencia de la legión no hay que olvidar que a España se consideraba un país exótico, y que los vascos y navarros aparecían ante la opinión pública del Reino Unido como defensores de sus antiguas libertades plasmadas en los fueros, por lo que despertaban la simpatía de los conservadores británicos.

¿En qué medida es positivo para la memoria carlista que alguien como usted, una gran autoridad en la materia, forme parte de esta prestigiosa institución?

Es positivo para hacer recordar que la Primera Guerra Carlista tuvo una dimensión mucho mayor de lo que hoy se suele pensar, pues los 66.159 muertos del ejército de la Reina son más que los experimentados por el ejército nacional o el republicano en la contienda de 1936-1939. Esta dimensión explica que vinieran a combatir a España cerca de treinta mil soldados extranjeros y que se llenara de periodistas.




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