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Tema: Los felices años 40 del Madrid de la posguerra española

  1. #1
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    Los felices años 40 del Madrid de la posguerra española

    (Texto inicialmente aparecido en el año 2001)

    LOS FELICES AÑOS CUARENTA

    Ciclo de Conferencias del Instituto de Estudios Madrileños

    (por Enrique de Aguinaga)

    ***

    Primera estación

    EN LA QUE SE EVOCAN CUATRO PALABRAS

    Cuatro palabras, exactamente cuatro palabras, abren un periodo de la Historia de España, para nosotros el más importante, porque es el nuestro y porque, a juicio historiográfico, es el periodo en el que todos, a gusto o a disgusto, todavía nos encontramos.

    Las cuatro palabras son: La guerra ha terminado.

    Son las cuatro palabras que cierran el lacónico parte del Cuartel General del Generalísimo, en Burgos. La pieza completa, único parte de guerra que redacta y firma Franco, merece pasar a la antología castrense. Así dice:

    En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, las tropas nacionales alcanzan sus últimos objetivos militares.
    La guerra ha terminado.
    Burgos, 1 de abril de 1939.

    El último parte de guerra se refiere con precisión a los últimos objetivos militares. Ciertamente, a partir de estos, se acentúan los demás objetivos y, sobre todos, el objetivo de reanudar la vida civil, renovadoramente, como si resonase el Sacris Solemniis de Tomás de Aquino:

    Nova sint omnia: corda, voces et opera.

    Que todo sea nuevo: el corazón, las palabras y las obras.

    Tal es el espíritu del telegrama, que el mismo día, envía el Papa Pío XII a Franco:

    Levantado nuestro corazón al Señor, agradecemos sinceramente con Vuestra Excelencia deseada victoria católica España, hacemos votos porque este queridísimo país, alcanzada la paz, emprenda con nuevo vigor sus antiguas cristianas tradiciones que tan grande le hicieron. Con estos sentimientos efusivos, enviamos a Vuestra Excelencia y a todo el noble pueblo español nuestra apostólica bendición.

    Alfonso XIII, desde su destierro, en carta manuscrita, expresa a Franco las más efusivas felicitaciones y, evocando su jefatura de la Real Orden Militar de San Fernando, le desea que la Laureada premie su victoria (1) . Antes había declarado a un redactor de Le Journal-Echo de Paris:

    En estos instantes importa más que nunca que todos los españoles se agrupen alrededor del Caudillo Franco, que ha conseguido la victoria. Yo obedeceré las órdenes del general Franco que ha reconquistado la Patria y, por tanto, me considero un soldado más a su servicio...Mi porvenir y el de todos los españoles está ahora en las manos del general Franco.

    Tampoco faltó el telegrama del Infante Don Juan, que aún no ostentaba el titulo de Conde de Barcelona (2):

    Uno mi voz nuevamente a la de tantos españoles para felicitar entusiasta y emocionadamente a Vuestra Excelencia por la liberación de la capital de España. La sangre generosa derramada por su mejor juventud será prenda del seguro porvenir de España, una, grande y libre. ¡Arriba España! Juan de Borbón (3) .
    Julián Besteiro, el honorable derrotado, que se entrega en Madrid, declara en el juicio sumarísimo (julio de 1939):

    Estamos derrotados nacionalmente por habernos dejado arrastrar a la línea bolchevique, que es la aberración política más grande que han conocido quizá los siglos...(4)

    Ya, con la perspectiva de los años, en 1976, dice Jorge Luis Borges:

    En 1936 me declaré partidario de la II República. Estaba equivocado. El triunfo en 1936 de la causa republicana hubiera traído a España el comunismo y esta nación sería otra Cuba, más fuerte y prestigiosa, pero bajo un régimen similar (5).

    Y, en 1990, sentencia Indro Montanelli:

    En general, todas las guerras son inútiles, menos la española, que salvó a España del comunismo (6).

    Cuando algunos, con la tabarra de sus condenas, homenajes y perdones, se obstinan en mantener la división bélica, ahora, que ya han pasado más de sesenta años, reconciliados todos en el Rey de todos los españoles (7), cabe preguntarse con naturalidad: ¿No será, que no se acaba de perdonar aquella primera victoria sobre el comunismo, aquella española anticipación de la caída del muro de Berlín?

    En cualquier caso, volviendo al principio, en medio de las ruinas, por encima de las catástrofes, con todas las heridas, hay un renacimiento que, además, coincide con la primavera, esa primavera que simbólicamente trae las primeras flores silvestres a los escombros de la Ciudad Universitaria.

    La guerra ha terminado.

    La guerra es terrible. Todos condenamos la guerra. Todos decimos: la guerra nunca más. Pero la guerra está ahí. Está en el pasado. Está en el presente. Y estará en el futuro, al menos en la advertencia de Cristo:

    No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino guerra. Porque he venido a poner discordia entre el hijo y su padre, entre la hija y su madre, entre la nuera y la suegra; de modo que tendrá cada uno por enemigos la gente de su propia casa (8).

    Al pie del siglo XXI, Rafael Borrás, que tan minuciosamente ha analizado las memorias de nuestra Historia contemporánea, advierte la permanencia de las secuelas de la guerra:

    Las secuelas de la guerra las hemos padecido los hijos de los vencedores y de los vencidos que no participamos en ella y no estoy muy seguro de que sus nietos hayan conseguido librarse del todo de las mismas...Que la contienda necesita aun muchas décadas para poder ser objetivada y superada como vivencia –aunque se trate de una vivencia recogida por tradición oral- es evidente (9).

    Volviendo al principio, aunque sea perogrullada, la guerra trae la paz.
    La guerra trae la posguerra.

    Después de la tempestad viene la calma.

    Con la calma de la I Guerra Mundial (1914-1918) vinieron los años 20.

    Los llamados felices años veinte.

    Veinte años después, ¿cabe hablar, por analogía, de los felices cuarenta?
    Última edición por ALACRAN; 01/06/2022 a las 13:37
    Hombre en su siglo. Los sujetos eminentemente raros dependen de los tiempos. No todos tuvieron el que merecían, y muchos aunque lo tuvieron, no acertaron a lograrlo. Fueron dignos algunos de mejor siglo, que no todo lo bueno triunfa siempre; tienen las cosas su vez, hasta las eminencias son al uso, pero lleva una ventaja lo sabio, que es eterno, y si éste no es su siglo, muchos otros lo serán. (Gracián)

  2. #2
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    Re: Los felices años 40 del Madrid de la posguerra española

    Segunda estación

    EN LA QUE ACTUA LA LEYENDA NEGRA

    La idea circulante es que nuestros años cuarenta son cualquier cosa menos felices. Son, por antonomasia, los años del hambre y de la escasez; pero, al mismo tiempo, en la versión dominante, ya instalada como una verdad oficial, son años de opresión, de tristeza, de represión, de oscuridad, de abatimiento, en que se verifica particularmente el diagnostico general del pensamiento único sobre el franquismo: la suma de todo mal sin mezcla de bien alguno.

    En una alucinante simplificación, la televisión estableció el automatismo de representar los años cuarenta por dos imágenes de miseria: un trapero pasando con su carro de basura por la calle de Alcalá y un comedor infantil de Auxilio Social. Carro y niños han salido tanto en la tele que son como de la familia.

    En casa, al conductor del carro le llamamos Bernardino (vaya usted a saber por qué) y así le saludamos cada vez que sale en la pantalla. A uno de los niños de Auxilio Social, que ahora hay que suponerle viajando con el Inserso, le hemos puesto Miguelín porque se parece a mi hijo Miguel, cuando era pequeño. Y mis nietos, cuando los ven, gritan sus nombres jubilosamente -¡Bernardino!, ¡Miguelín!- igual que gritan los nombres de los futbolistas preferidos. Tan notoria ha sido esta simplificación que Antonio Burgos incluyó el lance de Bernardino y Miguelín en la que él denomina comunión general con ruedas de molino (10).

    La versión siniestra de los años cuarenta, como aquel infortunio histórico (11), permanece en nuestros días y así se puede ver en periódicos recientes:

    En aquellos oscuros años de la posguerra, escribe Rosa Montero (12) (que nació en 1951)

    La desolación y la violencia de la posguerra, escribe Guillermo Altares (que nació en 1968) (13)

    La miseria afectó a todos los ámbitos de la vida cotidiana, escribe Isaías Lafuente (que nació en 1963) (14)

    Da la impresión de que ahí se acababa el mundo, de que andábamos por las calles de Madrid llorando, cabizbajos y andrajosos, aplicando todos los esfuerzos a la pura supervivencia y a eludir la persecución. Y digo andábamos porque yo viví aquellos años, día a día, como años de juventud, de noviazgo, de estudio y, en suma, de construcción de mi propio futuro personal y familiar.

    Mis recuerdos no son exactamente estos, que ahora nos cuentan, de oído, quienes no vivieron aquel tiempo. Para mí los años cuarenta son, como ya he dicho, los años de mi juventud, divino tesoro. Y este, amigo mío, es ya otro cantar, porque, según el principio generalmente aceptado, no añoramos el pasado, sino que añoramos la juventud y, en cualquier tiempo o circunstancia, la juventud es, por si misma, gozosa.

    Pero es que, además, abunda la aberración histórica, que consiste en borrar o tergiversar el pasado. Ayer mismo lo escribía Gibson: Hay mucha gente que hoy en día quieren ver esa historia en blanco y negro, de una manera falsa y equivocada(15).

    Es la damnatio memoriae o condenación de la memoria de la Roma clásica, que ya practicaron los antiguos egipcios cuando, en los bajorrelieves, machacaban los rostros de los faraones anteriores o los soviéticos cuando eliminaban de las fotografías o de las enciclopedias a los políticos en desgracia. Es la practica, terrible y siempre actual, del ninguneo, contra el que se estrella la libertad de expresión(16).

    En mayo del pasado año asistí a una reunión de periodistas bajo un gran cartel que decía: La libertad de expresión no se discute. Y yo me preguntaba por los propietarios de la libertad de expresión y me decía que, si se prohíbe discutir, poca libertad de expresión queda. En uno de los discursos, se evocaron tiempos pasados, cuando nos torturaban y nos fusilaban por decir la verdad. Pregunté por el orador y me dijeron que, en esos tiempos, había ejercido como plácido y acomodaticio redactor del diario "Ya". Entonces me acordé de la famosa exclamación de Eugenio Suarez, ante el director general de Prensa, que le reducía la información sobre la catástrofe del tranvía en el Puente de Toledo: ¡Y para esto hemos muerto un millón de españoles!

    Jaime Campmany, que es un año y pico más joven que yo y que también anduvo por Madrid en los años cuarenta, lo ha escrito:

    Estamos asistiendo a una falsificación del pasado tan sistemática y precisa que necesitaríamos una legión de adivinos para conocer la verdad pretérita. Yo oigo contar, por ejemplo, la Historia que viví de niño y de muchacho y pienso que no debí vivir en aquella época, sino en otra de la que no tengo recuerdo (17).

    Julián Marías, desde su independencia intelectual, ha denunciado una y otra vez esta aberración (18):

    Lo que es intolerable es la mentira. Hay grupos, partidos, publicaciones, emisoras, personas individuales, que mienten sistemáticamente... Me preocupa indeciblemente que, a los sesenta años del final de la guerra civil, se siga mintiendo sobre ella, sus orígenes o sus consecuencias.
    No eran gozosas mis circunstancias personales.

    Práctica y mentalmente, era un vencido, sin haber sido combatiente. Mis dos hermanos mayores (no es literatura), que si habían sido combatientes, estaban separados. Al término de la guerra, uno, estaba en Barcelona, donde entró con la 105 División, como alférez provisional; el otro, capitán de Milicias en Asturias, estaba en Burgos, con cadena perpetua (ahora están los dos, juntos en la misma sepultura, en el cementerio de Ceares, en Gijón).

    Huérfano de padre republicano (funcionario del Estado, al servicio de la República, fallecido al final de la guerra), descompuesta la casa y la familia, que vivía literalmente al día, hijo de viuda, según la formula militar, con todas las estrecheces económicas que se pueden suponer, alojado en el sistema de habitación con derecho a cocina, no se puede decir que el joven Aguinaga fuese un privilegiado.

    Pero era joven, como el propio tiempo de posguerra; es decir, no solo con todo el futuro por delante, sino también con ánimo de tomar posesión del mundo, que surgía entre las ruinas y se imponía, como se impone la propia vida, por encima de la catástrofe. Y, como narro en un centón, inédito por su incorrección política19 , al principio de los años cuarenta, descubro un libro de tosca edición, grueso taco de calendario, titulado Obras Completas de José Antonio.

    Al final de los años cuarenta publiqué una primera memoria en tres artículos que se titulaban Nosotros, los de la quinta del 44 (20), Mochila, misal y canción (21) y La victoria con botas( 22). En este último decía lo mucho que había que hacer. Es curioso repasar la lista de quehaceres que, con ingenuidad juvenil, yo proponía entonces:

    Hay que hacer en el taller, en la universidad, en las leyes, en el deporte, en los campos agrícolas, en los astilleros, en las fábricas, en los laboratorios, en la literatura, en el arte, en los sindicatos, en las costumbres, en la milicia, en la técnica, en la política, en la ciencia, en la diplomacia, en las provincias, en Madrid, en la administración, en el amor. Nuestra juventud tiene quehacer en toda la anchura de la Patria (23).

    Pero, según me he enterado más tarde, yo no hacia más que llorar, llorar y llorar, en espera de que vinieran a salvarme.
    Hombre en su siglo. Los sujetos eminentemente raros dependen de los tiempos. No todos tuvieron el que merecían, y muchos aunque lo tuvieron, no acertaron a lograrlo. Fueron dignos algunos de mejor siglo, que no todo lo bueno triunfa siempre; tienen las cosas su vez, hasta las eminencias son al uso, pero lleva una ventaja lo sabio, que es eterno, y si éste no es su siglo, muchos otros lo serán. (Gracián)

  3. #3
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    Re: Los felices años 40 del Madrid de la posguerra española

    Cuarta estación
    EN LA QUE MADRID RENACE Y CRECE

    En 1940, la estadística municipal registra en Madrid una población de un millón de habitantes, exactamente 1.074.983. En 1949, es decir al término de los años cuarenta, aquella cifra se incrementa en más de cuatrocientos mil, 418.017, que representan un aumento de población del 38,8 por ciento, signo evidente de vitalidad urbana.
    Naturalmente en este incremento intervienen la diferencia positiva entre nacimientos y defunciones, la diferencia positiva entre inmigración y emigración, y los aportes de las anexiones, que, para los años cuarenta son tres: Chamartín de la Rosa, Carabanchel Alto y Carabanchel Bajo. Estas tres primeras anexiones suman una superficie de 48 kilómetros cuadrados y una población de 138.946 habitantes.

    Las otras anexiones, hasta un total de trece, se realizaron entre 1950 y 1954. La operación completa supuso casi la reduplicación de la superficie, de Madrid que pasó de 68 a 539 kilómetros cuadrados, mientras que la población se aproximaba a la duplicación, que llegó con la niña dos millones, Ana Isabel Cueto, nacida el 7 de julio de 1959.

    La anexión de los términos municipales colindantes fue una operación crítica que, con la perspectiva del tiempo demuestra la amplitud de miras y la capacidad de iniciativa de los años cuarenta. Tanto es así que, hoy mismo, se necesitaría un nuevo proceso de anexiones con la corona de dieciséis términos colindantes que, más que municipios, son barrios de Madrid. Pero, como ya se ha declarado, la Comunidad Autónoma, se opondría con uñas y dientes. El reconocimiento jurídico administrativo de las nuevas anexiones naturalizaría la magnitud urbana de la capital, que, con el actual artificio, tiene cuatro millones de habitantes por el día y tres millones de habitantes por la noche.

    Naturalmente, el número de matrimonios contraídos en Madrid crece en el transcurso de los años cuarenta. Hay una explosión de bodas en la inmediata posguerra que decrece en los años siguientes para remontar la estadística a partir de 1945 y llegar en 1949 a 11.198, lo que supone un promedio diario de 25 bodas, con todas sus consecuencias demográficas, a pesar del profesor Tierno Galván, que, hablando de este pasado, emite una sentencia delirante:

    Muchas gentes se avergonzaban de ser de Madrid hasta el punto de que había madres que salían a dar a luz fuera para que el niño no naciera aquí (45).

    Desobedeciendo al profesor, en el Madrid de los años cuarenta nacían, por promedio, sesenta y dos niños diarios, mientras que los padres se dedicaban a la reconstrucción de la ciudad, en la que se asfaltaron tres millones de metros cuadrados de vías públicas y de la que se apartaron 1.250.000 metros cúbicos de tierra y escombros, según la memoria de la Alcaldía de Alberto Alcocer, en 1945.

    Con referencia a lo que había sido frente de combate, se reconstruyó la Ciudad Universitaria, que se inauguró el 12 de octubre de 1943. Se recuperó el Parque del Oeste, igualmente arrasado por la guerra. Se abrió la Casa de Campo en 1946 y, en l948, se restituyó la Playa de Madrid, inventada en 1932.

    Y se construyó, por ejemplo, el nuevo viaducto de Bailén (1942), el Metro Goya-Argüelles (1944), la canalización del Manzanares y la urbanización de sus márgenes (a partir de 1945), el edificio España, el mayor de Europa de hormigón armado (1947), el estadio de Chamartín (1947), la primera fase de la Ciudad Puerta de Hierro (1948) las reformas del Paseo del Prado (1944) y de la calle de Alcalá (1949) o el Valle de los Caídos, inaugurado simbólicamente en abril de 1940.

    En 1944 se promulga la Ley de Ordenación Urbana de Madrid y sus alrededores.

    El 6 de diciembre de 1949, el Jardinero Mayor, don Cecilio Rodríguez, recibió, como obsequio de Holanda, treinta mil bulbos de tulipanes que entonces se sembraron en el Retiro, en la puerta de Alcalá y en la plaza de Colón, inaugurando una tradición que ha llegado hasta nuestros días.

    Otras siembras de entonces perduran hoy en sus frutos. Así, el tren Talgo, las quinielas futbolísticas (Patronato de Apuestas Mutuas Deportivo Benéficas), la Seguridad Social (1942), la RENFE (1941), El Corte Inglés (1940), el cupón de los ciegos, el Documento Nacional de Identidad (1944) o el primer aparcamiento publico, junto a instituciones representativas de una estructura de Estado, que se estaba fundando, como las Cortes Españolas, la Organización Sindical, el Instituto Nacional de Industria, el Instituto de Cultura Hispánica, la Ley de Sucesión o el Frente de Juventudes, cuya pedagogía ya ha sido materia de tesis doctoral46 , que transforma el Día de la Victoria (1 de abril) en Día de la Canción y que recibe como regalo del maestro Rodrigo la marcha Tambores de primavera.

    La tozuda tendencia a juzgar el pasado con mentalidad de presente obliga a explicar que vivíamos, sí, naturalmente, bajo la dominación franquista, entendida como conciencia pública de una posguerra, con enormes, tremendas y sangrientas heridas, que, ahora, los simplificadores de la historia quisieran curar con aspirina y con efectos retroactivos, trasmutando derrotas en victorias.

    Hace poco, el humanista Luis Monreal, anciano lúcido, que, yendo en vanguardia con las tropas, salvó y restituyó tantos tesoros artísticos, recordaba en La Vanguardia de Barcelona: ¡Qué entusiasmo había en los pueblos y ciudades cuando entrábamos las tropas nacionales! Eso hoy nadie lo explica... (47).

    Y hace mucho menos, hace dos semanas, con motivo del premio Luca de Tena, Indro Montanelli, ha declarado en Roma:

    Franco logró devolver a España la dignidad y la paz. Aquí en Italia se habla de la España fascista ¡pero España no fue nunca fascista! Fue franquista, que es otra cosa (48).

    Existía, efectivamente, el franquismo sociológico que acudía al grandioso cortejo del entierro de Mora y Lara (febrero de 1945), frente al primer terrorismo, o abarrotaba la plaza de Oriente, sin truco ni cartón, para ponerse el mundo por montera (9 de diciembre de 1946).

    Era el Madrid familiar de las cartillas de racionamiento, de los gasógenos, de las restricciones eléctricas, de las barras de estraperlo, de los puestos callejeros de churros, de fresa y requesón, del pluriempleo, de las reformas urbanas del conde de Santa Marta, que quita los tranvías del centro, de los cronistas diarios de los periódicos de veinticinco céntimos, que hoy serían 34 pesetas(49): Ruiz Albéniz en "Informaciones"; Serrano Anguita, en "Madrid"; Rodríguez de Rivas, en "Arriba"; Pérez Ferrero, en "ABC"; De los Reyes, en "Ya"; Ortega Lisson, en "Pueblo"; y López Izquierdo, en "El Alcázar".

    Todavía funcionaban los faroles de gas, que enseguida se electrificaron, y siguió actuando la leyenda negra. Cuando se renovó el pavimento de la Gran Vía, los obreros, que dormían la siesta junto a los montones de arena y adoquines, fueron fotografiados por la Prensa foránea y dieron la vuelta al mundo, como proletarios victimas de la represión franquista, al pie las barricadas, en el corazón de Madrid...

    El hambre de gloria produce un inusitado y reconocido movimiento juvenil de espiritualidad, con su acompañamiento de vocaciones religiosas, como la muy notable de García Morente. Es el espíritu de servicio y sacrificio, que, hoy, en la época posmoralista, se entiende con mucha dificultad. El filosofo francés Gilles Lipovetsky considera que la retórica del sacrificio se acabó, precisamente, con la Segunda Guerra Mundial, propugna un rearme ético y califica a la actual como época posmoralista, en cuanto que, a una ética de la abnegación, se antepone el simple deseo y la felicidad concebida como derecho subjetivo (50).

    Y, en 1948, llega a Madrid para estudiar el Bachillerato un niño llamado Juan Carlos, que hoy es Rey constitucional. Otros niños o mozos que entonces por aquí andaban, camino de la escuela, del Instituto o de la Universidad, en misa de doce o en la claque del Martín, trabajarían, treinta años después, en la Constitución Española de 1978.

    Años, pues, estos años cuarenta, necesarios, decisivos, cálidos, crecederos. Se está inventando la Clase Media y la Transición (*) . El 16 de abril de 1943, muere Carlos Arniches y de algún modo, intelectualmente, felizmente, muere el casticismo.

    (*) NOTA MIA: Colosal anacronismo. Nadie entonces deseaba ni imaginaba una "transición" para retornar al caos de partidos y sus sangrientas consecuencias. La averiada ideología que siempre profesó le juega una mala pasada al anciano sr. Aguinaga
    Última edición por ALACRAN; 01/06/2022 a las 18:23
    Hombre en su siglo. Los sujetos eminentemente raros dependen de los tiempos. No todos tuvieron el que merecían, y muchos aunque lo tuvieron, no acertaron a lograrlo. Fueron dignos algunos de mejor siglo, que no todo lo bueno triunfa siempre; tienen las cosas su vez, hasta las eminencias son al uso, pero lleva una ventaja lo sabio, que es eterno, y si éste no es su siglo, muchos otros lo serán. (Gracián)

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    Re: Los felices años 40 del Madrid de la posguerra española

    Quinta estación
    EN LA QUE MADRID SE DIVIERTE

    Brevísimamente, aunque solo sea un fogonazo, el Madrid de la alegría y del ocio. Todo tiene su momento y cada cosa su tiempo bajo el cielo: su tiempo el llorar y su tiempo el reír, nos enseña el Eclesiastés (51).

    Lolita Garrido cantaba en la sala Jhay: La televisión pronto llegará, yo te cantaré y tú me verás. La televisión experimental llegó, en 1948, al Círculo de Bellas Artes con la azarosa retrasmisión de una corrida de toros desde la plaza de Carabanchel. Y por primera vez se vio un televisor en el escaparate de un centro comercial (50.000 pesetas, que hoy (2001) serían seis millones y medio) (52)

    En Pasapoga (otra institución de los años cuarenta) se baila el bugui-bugui y hay una proliferación de salas de fiestas (versión patriótica del music hall) para los ruidosos; y de boîtes, para afrancesados y románticos de la media luz. Se baila a los acordes de Tomás Ríos y su orquesta o al compás de Bernard Hilda y sus violines. Aparecen las boleras y los tablaos flamencos. Y, en 1949, se inaugura el Teatro Lope de Vega y se abren Las Cuevas de Luis Candelas.

    En 1940, Jacinto Benavente estrena La increíble y Jardiel Poncela, Eloisa está debajo de un almendro. Llegan Los Vieneses, con Trudy Bora (Ámame a través del espejo). Celia Gámez, la del chotis Ya hemos pasao, toma el mando en el Teatro Eslava con Yola (Siento renacer en mi tu amor al saber que volverás). Lola Flores y Manolo Caracol presentan Zambra en el teatro Fuencarral (1945). Rosario y Antonio empiezan como Los Chavalillos (1949).

    Florecen las quermeses por los barrios. Triunfa el maestro Guerrero con la revista Cinco minutos nada menos.

    El Atlético Aviación es campeón de Liga en 1940 y, frente al Valencia, el Real Madrid, gana la Copa del Generalísimo, en 1946.

    Llega, clamorosamente, el cantante mejicano Jorge Negrete (1948). Manolete, Arruza y Luis Miguel Dominguín levantan la pasión taurina.

    Se construye el nuevo Hipódromo en la Zarzuela, con las asombrosas cubiertas de hormigón armado de Eduardo Torroja. Y, para rematar este apunte, se inaugura el Velódromo de la Ciudad Lineal.

    En 1941 sale un semanario llamado La Codorniz, hijo de un periódico para combatientes, La Ametralladora, y creador de toda una época de humor, que a pesar de los intentos, no se ha podido repetir.
    Última edición por ALACRAN; 02/06/2022 a las 12:45
    Hombre en su siglo. Los sujetos eminentemente raros dependen de los tiempos. No todos tuvieron el que merecían, y muchos aunque lo tuvieron, no acertaron a lograrlo. Fueron dignos algunos de mejor siglo, que no todo lo bueno triunfa siempre; tienen las cosas su vez, hasta las eminencias son al uso, pero lleva una ventaja lo sabio, que es eterno, y si éste no es su siglo, muchos otros lo serán. (Gracián)

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    Re: Los felices años 40 del Madrid de la posguerra española

    Sexta estación
    EN LA QUE MADRID NO ES UN ERIAL CULTURAL

    Durante los años cuarenta, en el supuesto "páramo cultural" o "erial de la cultura", tan enérgicamente desmentido por Julián Marías, florecen especies muy diversas. Cuando alguien aprecia que en 1949 solo habíamos tenido La familia de Pascual Duarte y, acaso, Mariona Rebull, Marías exclama:

    ¡Dios mío, en 1949! Estaban escribiendo desde Don Ramón Menéndez Pidal, Gómez Moreno, Ortega, Marañón, Fernando Vela, García Gómez, Camón Aznar, Maria Luisa Caturla, Lafuente Ferrari, García Morente, Fernando Chueca, Zubiri, Dámaso Alonso, Diez del Corral, Maravall, Arboleya, Diaz-Plaja, Tovar, Laín Entralgo, Lapesa, y tantos otros, hasta literatos como Azorín y Baroja, Gerardo Diego, el mismo Dámaso Alonso de "Hijos de la ira", Aleixandre, Celaya, Zunzunegui, Ridruejo y, si se habla de teatro, Mihura, Tono, López Rubio, Pemán, Calvo Sotelo, Foxá (53).

    El propio Marías, con Ortega, funda el Instituto de Humanidades en 1948, en el que el maestro, en el cine Barceló, dicta sus famosas conferencias sobre el hombre y la gente. José Ortega y Gasset, que huyó del Madrid enrojecido, vuelve a España en el año 1946 y entra por el Ateneo, con aquel discurso, que yo oí de pie, en el que dijo:

    Después de una etapa de angustias y tártagos, España tiene buena suerte. A pesar de nubarrones y otros fenómenos meteorológicos, España encuentra ante sí el horizonte despejado. El horizonte histórico universal es superlativamente problemático, y eso quiere decir que hay una gran tarea. Mientras los otros pueblos están enfermos, casi todos, el pueblo español, lleno de defectos y hábitos torpes, ha salido con una indecente salud (54).

    Solo indicativamente, unas notas sobre el "páramo" de los años cuarenta:

    En 1943 el movimiento garcilasista (primer grupo literario de la posguerra) toma cuerpo en la revista Garcilaso (Juventud Creadora), que dirige José García Nieto, y se asienta en el Café Gijón.

    Se funda el premio Adonais.

    Se desarrolla el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, constituido en noviembre de 1939, y que, según Severo Ochoa, viene a continuar y mejorar la Junta de Ampliación de Estudios (55).

    Se crea el Instituto de Estudios Políticos, hoy transformado en Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Por allí anduvo con cierta soltura Enrique Tierno Galván, funcionario del Ministerio de Educación Nacional y profesor ayudante de Carlos Ollero, que, junto con Fraga, gana la cátedra de Derecho Político en 1948 (56).

    En la Universidad, que dejaría de llamarse Central para llamarse simplemente Universidad de Madrid, en virtud de la Ley de Ordenación Universitaria de 1943, se crea la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas, de la que derivaría la famosa escuela madrileña de economistas.

    Xavier Zubiri publica su fundamental Naturaleza, Historia Dios, en 1944; Marías, su Introducción a la Filosofía, en 1947, y Vallejo Najera, en 1945, el primer tratado español de Psiquiatría.

    Eugenio d'Ors, en 1942, crea la Academia de los Once, Academia Breve de Critica de Arte.

    Se inaugura el Museo de América, en 1944.

    Don Jacinto Benavente recibe la Medalla de Oro de Madrid, en 1946.

    Ramón Gómez de la Serna, también huido del Madrid enrojecido, vuelve en 1949, tiene una audiencia con Franco (Flamígero y augustal, según declara a Rafael Florez (57), dice en Buenos Aires, que el Valle de los Caídos es lo que más le ha impresionado de España(58) y todavía no se lo han perdonado.

    El mes pasado, Javier Memba, en un articulo titulado Viaje al fin del olvido denunciaba el silencio sectario ejercido por la llamada cultura democrática contra Agustín de Foxá, Giménez Caballero, Sánchez Mazas y el Dionisio Ridruejo de la revista Escorial. La revista Escorial se funda en 1941, recoge colaboradores procedentes de Cruz y Raya y, según, Memba, llevó a cabo una labor integradora de toda la cultura española, en la que se incluye la ajena al Movimiento y que merece todos los respetos(59).

    En 1944, valga la miscelánea, se funda la revista Hola, Dámaso Alonso publica Hijos de la ira y se inicia la serie de El Coyote.

    En 1942, se crea el NO-DO (Noticiarios y documentales cinematográficos) y en esta década se produce un promedio anual de cuarenta películas, con títulos como El escándalo, Marianela, La vida en un hilo, El destino se disculpa, Don Quijote de la Mancha, Huella de luz o Locura de amor y directores como José Luis Saenz de Heredia, Juan de Orduña, Rafael Gil o Edgard Neville.

    Azorín publica su Madrid, en 1941; Cela, La familia de Pascual Duarte, en 1942, y Viaje a la Alcarria, en 1948; Pío Baroja, El caballero de Erlaiz, y Rafael García Serrano, La fiel Infantería, en 1943; Marañón, Dos monólogos sobre la prensa y la cultura, en 1945; Carmen Laforet, Nada, en 1945; Delibes, La sombra del ciprés es alargada, en 1947; y, en 1949, Ramón Gómez de la Serna, Las tres gracias ; Luis Rosales, La casa encendida; y Laín Entralgo, España como problema.

    En 1948, Azorín toma posesión de la Presidencia del Patronato de la Biblioteca Nacional y, según relata Rafael Sánchez Mazas, pronuncia un breve, noble y preciso discurso. Sus últimas palabras fueron para invocar el nombre de nuestro gran gobernante Franco, el Caudillo de España:

    Al pronunciar estas palabras su voz se elevó repentinamente de tono, para llenarse de emoción y de energía. Enronquecía y vibraba a la vez, como si contuviese lágrimas viriles al sostener enhiesta una bandera. Por la primera vez percibí en el habla de Azorín, tan culta y sosegada de ordinario, el más crudo acento valenciano de Monóvar, aquel de su pura ilusión infantil por España, al cabo de más de medio siglo de amor a España. Se sentía rejuvenecer en las llamas primeras (60)

    En 1949, Historia de una escalera de Buero Vallejo, premiada y representada por el Ayuntamiento, y el Tenorio de Dalí, montado en el Teatro Nacional María Guerrero, marcan el final de los años cuarenta, que habían comenzado, a toda orquesta, con el Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, estrenado el 11 de diciembre de 1940.
    Última edición por ALACRAN; 02/06/2022 a las 12:56
    Hombre en su siglo. Los sujetos eminentemente raros dependen de los tiempos. No todos tuvieron el que merecían, y muchos aunque lo tuvieron, no acertaron a lograrlo. Fueron dignos algunos de mejor siglo, que no todo lo bueno triunfa siempre; tienen las cosas su vez, hasta las eminencias son al uso, pero lleva una ventaja lo sabio, que es eterno, y si éste no es su siglo, muchos otros lo serán. (Gracián)

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    Re: Los felices años 40 del Madrid de la posguerra española

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    EN LA QUE SE ASIENTA EL AMOR

    Después de la hecatombe, la vida resurge con una misteriosa fuerza de reposición. Las estadísticas demográficas de las posguerras así lo certifican con números entre los que, ¿cómo no?, anda el amor, que, a fin de cuentas, acaba ganando todas las guerras.

    En otra conferencia (61) he contado que, en 1964, en Washington, el corresponsal de Pravda de Moscú, me preguntaba ansiosamente que iba a pasar en España cuando muriese Franco. Y que yo le asombré diciéndole que lo sabía a ciencia cierta. ¿Qué va a pasar? insistía, excitado. Muy sencillo - respondí-: que los ríos desembocarán en el mar, que árboles y arbustos florecerán en primavera y que, en todo tiempo, muchachos y muchachas, enamorados, pretenderán besarse; es decir que vida y amor continuarán.

    Esta amorosa continuación no podía faltar en el Madrid de los años cuarenta, en este Madrid repoblado por los inmigrantes, por los nacimientos y por las anexiones.

    En este Madrid, como tantos otros mozos, una moza gallega, de progenie gallega, y un mozo extremeño, de progenie navarra, una y otro madrileños por asunción, se enamoraron y se declararon novios.

    Es una historia que conozco bien porque es mi propia historia, una historia que ha durado cincuenta años. Una historia que empieza en la Escuela de Periodismo, de la calle de Zurbano, y que sigue alrededor de la glorieta de Bilbao, entre descargas de bobinas de papel para el diario Arriba, en la calle de Larra; croquetas de El Puchero; cafés de El Comercial; cañas de Vinces ; gallos de Alejandro el Anarquista; judías de los Hermanos Feito; paradas en Bodegas Otero (calle Cardenal Cisneros); cines de la calle Fuencarral; revistas musicales del Maravillas; rondas hasta el paseo del Cisne, donde la Residencia de la Sección Femenina; idas y vueltas por la acera central de los bulevares; y tranvías amarillos, hasta que llegaron los azules con el numero 1001.

    En la calle de Luchana, según se sube a la izquierda, en el 37 antiguo, 35 moderno, hubo una taberna que se conocía como El Gaucho y era una de las 1.287 censadas en 1947(62). La familiaridad mediterránea de aquel Madrid acentuaba la costumbre de aprovechar el buen tiempo sirviendo comidas en la calle, en las que municipalmente se denominaban terrazas. También El Gaucho tenía su terraza y allí, como Katherin y Frank, la pareja de periodistas de La Calle de la aventura(63), cenaban una noche la muchacha gallega y el muchacho extremeño.

    Sobre la tortilla de patata, que era el menú socorrido, de vez en cuando, como chiquitas estrellas fugaces, caían flores de la acacia que hacía de dosel. Era, por supuesto, una robinia pseudoacacia, tan característica de Madrid, con sus flores blancas, suavemente perfumadas y comestibles, conocidas como pan y quesillo. En las calles de Madrid había entonces 58.500 árboles, una vez repuestos los ocho mil que se cortaron durante la guerra y añadidos otros tantos, todos al cuidado, por supuesto, de don Cecilio Rodríguez(64).

    Las acacias, con unos 23.000 ejemplares censados, se implantan en Madrid a finales del siglo XIX y han sido, después de los plátanos (Platanus híbryda) el segundo grupo arbóreo más numeroso en las vías publicas. Y digo han sido porque miles de acacias, a las que se atribuye setenta años de esperanza de vida sana, han sido sentenciadas en el reciente Proyecto de Fomento y Mejora del Arbolado Urbano 65 . Y van a morir en pie, como mueren los árboles.

    Porque no hay ciudades maravillosas, sino viajeros maravillosos, a los novios les parecía fantástica la naturalidad de que las flores se desprendiesen de sus ramas. Y el muchacho tomó dos decisiones: escribir unos versos y grabar, como recuerdo, el tronco de la acacia.

    En versos, quedaron el bautismo blanco, la comunión del pétalo y del vino, el jardín para el cuchillo y el plenilunio en los manteles. Pero la accidentada corteza de la acacia no es el escritorio de la piel de los álamos, y, por lo tanto, la acacia quedo ilesa.

    Medio siglo después, la otra tarde, he vuelto a la acera de la calle de Luchana. He calculado la situación de la taberna y, por tanteo, he designado la acacia. Quiero creer que es la misma. Si es así, la acacia está en pie y no está moribunda, porque en el tronco no han le han puesto la pintura de la sentencia. El tronco, por supuesto, no está herido por la dedicatoria que nunca se pudo grabar.

    He querido imaginarme que la hubiera grabado. He querido imaginarme que allí estuviese la acacia escrita en su tronco renegrido. He querido imaginarme, además, que al atardecer, he ido a visitarla, no yo solo, como fui el otro día, sino, en bodas de oro, con mi novia eterna, con nuestros seis hijos y con nuestros diez nietos. (…)


    1 RICARDO DE LA CIERVA, "Franco-Don Juan. Los reyes sin corona", serie publicada en "Época" (revista), DINPE, Madrid, 1982, pp. 130-131.
    2 Don Juan de Borbón adopta el titulo de Conde Barcelona en 1941, a la muerte de su padre, Alfonso XIII.
    3 RICARDO DE LA CIERVA, o.c.
    4 JOSE GUTIERREZ RAVE, "Julián Besteiro", Colección Celebridades, Madrid, s.a., p. 59
    5 ANTONIO IZQUIERDO ,"Un bunkeriano", en "El Alcázar", Madrid, 11 de septiembre de 1976.
    6 FRANCISCO SANCHEZ RUANO, entrevista con INDRO MONTANELLI (Florencia, 1909), en "El Mundo", Madrid, 24 de diciembre de 1990.
    7 JUAN CARLOS I, primer discurso de la Corona, Madrid, Cortes Españolas, 22 de noviembre de 1975.
    8 SAN MATEO, "Evangelio", 10. 34-36
    9 RAFAEL BORRAS, "La guerra civil", en "La Razón" (diario), Madrid, 31 de marzo de 2000.
    10 ANTONIO BURGOS, "Bernardino, Miguelín y el padre Fierro", en "Época" (revista), Madrid, 11 de diciembre de1995.
    11 JOSE MANUEL CABALLERO BONALD, "La vida en verso", en "Blanco y Negro" (ABC), 15 abril de 2001.
    12 ROSA MONTERO, "Viejos necesarios", en "El País" (suplemento semanal), Madrid,15 de abril de 2001
    13 GUILLERMO ALTARES, en "El País" (suplemento "El Espectador"), Madrid, 15 de abril de 2001

    14 ISAÍAS LAFUENTE, Tiempos de hambre", Temas de Hoy, Madrid, 1999, en "El Pais" (diario), Madrid, 13 de junio de 1999.
    15 IAN GIBSON, "En la estela de Marañón", en "La Razón" (diario), Madrid, 6 de junio de 2001.
    16 JOSE MARIA GARCIA ESCUDERO, "Los españoles de la conciliación", Colección Austral, espasa Calpe, Madrid, 1987, pp. 293-294.
    17 JAIME CAMPMANY, "Adivinar el pasado", en "ABC" (diario), Madrid, 9 de noviembre de 1998.
    18 JULIAN MARIAS, "Primera necesidad", en "ABC" (diario), Madrid, 26 de marzo de 1997; "Impunidad verbal", en "ABC" (diario), Madrid, 1 de octubre de 1998; "La expresión publica", en "ABC" (diario), Madrid, 24 de junio de 1999; "Rebelión contra la mentira", en "ABC" (diario), Madrid, 25 de febrero de 2000.
    19 ENRIQUE DE AGUINAGA, "Aquí hubo una guerra"
    20 IDEM, "Nosotros, los de la quinta del 44", en "Arriba" (diario), Madrid, 29 de octubre de 1949.
    21 IDEM, "Mochila, misal y canción", en "Arriba" (diario), Madrid, 30 de mayo de 1950.
    22 IDEM, "La victoria con botas", en "Arriba" (diario) , Madrid, 1 de abril de 1950.
    23 IBIDEM.
    24 JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA, "España incomoda", en "Haz" (revista), Madrid, 26 de marzo de 1936.
    25 FELIPE XIMENEZ DE SANDOVAL, "José Antonio. Biografía apasionada", Bullón, Madrid, 1963, p. 294
    26 Matchtvolle Kampfdemostration der Deutschen Jugend fur Friedam, Einheeit und Freiheit (Poderosa manifestacion de lucha de la juventud alemana por la paz, la unidad y la libertad). REUTER-AFP, "A Berlin, le rallye rouge de la Pentecôte s'est terminé par le serment de la jeunesse", en "Le Monde" (diario), Paris, 9 de junio de 1954.
    27 JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA, "Escritos y discursos. Obras completas (1922-1936)", Instituto de Estudios Políticos, 1976, p. 804.
    28 JULIAN MARIAS, "La libertad que uno se toma", en "ABC" (diario), Madrid, 16 de mayo de 2001.
    29 FRANCISCO UMBRAL, "Jardiel", en "El Mundo" (diario), Madrid, 26 de febrero de 2001.
    30 EVA REUSS, "Como ser mas feliz con menos dinero", en "Época" (revista) , Madrid, 2 de junio de 1997.
    31 ENRIQUE ROJAS, "La felicidad razonable", en "ABC" (diario), Madrid, 1 de octubre de 2000.
    32 ANTHONY DE MELO, "El pequeño pez", en "El canto del pájaro", Sal Terrae, Santander, 1982, p. 26. MIGUEL ANGEL SANTOS GUERRA, "Aun es posible la alegría" , en "Sur" (diario), Málaga, 25 de julio de 1998.
    33 JOSE LUIS MARTÍN DESCALZO, "El arte de dar lo que no se tiene" , en "Blanco y Negro" (revista), Madrid, 24 de julio de 1988.
    34 IBIDEM
    35 ALFONSO FRANCIA, "Si buscas felicidad, cultiva valores", en "Cooperador paulino" (revista), Madrid, septiembre-octubre de 1997.
    36 MAITE CONTRERAS, "Investigador de felicidad", entrevista con JUAN MANUEL RODRÍGUEZ DELGADO, en "El País" (suplemento semanal), Madrid, 14 de mayo de 1989.
    37 MAITE MELENDO, "El secreto de la felicidad", en "Sesenta y mas" (revista), Madrid, mayo de 2000
    38 JOSE LUIS PINILLOS, "La felicidad humana", en "ABC" (diario), Madrid, 27 de diciembre de 1987.

    39 VIRGINIA RODENAS, "José Luis Pinillos: "Ser feliz es una decisión que debe tomar cada hombre", en "ABC" (diario), Madrid, 23 de abril de 1989.
    40 JOSE FERRATER MORA, "Diccionario de Filosofía", Alianza Editorial, Madrid, 1990, p. 1068.
    41 JOSE LUIS L. ARANGUREN, "Espera(nza), des-prendimiento", en "El País" (extra), Madrid, 20 de diciembre de 1986.
    42 EDUARDO DELGADO ORUSCO, "Conversaciones con Javier Carvajal Ferrer", en "Arquitectura" (revista del COAM), numero 36, Madrid, 1999.
    43 FERNANDO VIZCAÍNO CASAS, "Yo, servidor, me confieso a ustedes", conferencia en el Casino de Madrid, en "Casino de Madrid" (revista), numero 22, Madrid, diciembre de 2000.
    44 LUIS MARIA ANSON, "Con los pies en la realidad", en "ABC" (diario), Madrid, 30 de noviembre de 1975.
    45 CESAR ALONSO DE LOS RIOS, "Teoria de Madrid", entrevista con ENRIQUE TIERNO, en "Madrid-Visor" (revista), Madrid, septiembre de 1985. ENRIQUE DE AGUINAGA, "Km. 0", en "Hoja del lunes", Madrid, 3 de noviembre de 1985.
    46 MANUEL PARRA CELAYA, "Juventudes de vida española", Fundación Editorial San Fernando, Madrid, 2001.
    47 VICTOR-M. AMELA, "Soy una persona del siglo pasado", en "La Vanguardia" (diario), Barcelona, 19 de febrero de 2001.
    48 JUAN VICENTE BOO, "Premio Luca de Tena. Montanelli", en "ABC" (diario), Madrid, 24 de mayo de 2001.
    49 LOLA FERNÁNDEZ, "Precios de ayer en pesetas de hoy", en "El Mundo" (diario), Madrid, 7 de enero de 2001.
    50 GILLES LIPOVETSKY, "El crepúsculo del deber". MANUEL CALDERON, "Gilles Lipovetsky", en "ABC" (diario), Madrid, 12 de enero de 1995.
    51 ECLESIASTÉS, 3,4.
    52 LOLA FERNÁNDEZ, o.c.
    53 JOSE MARIA GARCIA ESCUDERO, "La cultura en el erial", en "ABC" (diario), Madrid, 8 de junio de 1998. PEDRO LAIN ENTRALGO, "No todo fue erial", en "El País" (diario), Madrid, 16 de abril de 1998.
    54 "ARRIBA" (DIARIO), "Una magnífica conferencia de Don José Ortega y Gasset", Madrid, 5 de mayo de 1946.
    55 MANUEL BLANCO TOBIO, "Severo Ochoa", en "Actualidad Española" (revista), Madrid, 28 de mayo de 1978.
    56 CESAR ALONSO DE LOS RIOS, "La verdad sobre Tierno Galván", Anaya, Madrid, 1997, p. 129.
    57 RAFAEL FLOREZ, "Ramón de Ramones", Bitácora, Madrid, p. 329.
    58 IÑIGO DE SANTIAGO, "Ramon Gomez de la Serna habla para ARRIBA al desembarcar en la Argentina", en "Arriba" (diario), Madrid, 27 de julio de 1949.
    59 JAVIER MEMBA, "Viaje al fin del olvido", en "El Mundo" (diario), Madrid, 21 de mayo de 2001.
    60 RAFAEL SANCHEZ MAZAS, "Un hombre, espejo de su pueblo", en "Mundo Hispanico" (revista), num. 9, octubre, 1948, p. 30.
    61 ENRIQUE DE AGUINAGA, "Franquismo para antifranquistas", conferencia pronunciada en la Real Gran Peña de Madrid, el 25 de marzo de 1998.
    62 MARIANO GARCIA CORTES, "La taberna, piedra fundamental de la industria gastronómica de Madrid", en "Hoja del lunes", Madrid, 21 de abril de 1947.
    63 PHILLIP GIBBS, "La calle de la aventura", La Nave, Serie B, XLI, Madrid.
    64 "ARRIBA" (DIARIO), "Más árboles", Madrid, 8 de abril de 1949
    65 RAFAEL FRAGUAS, "Réquiem por las acacias de la ciudad", en "El País" (diario), Madrid, 23 de enero de 2001


    El Madrid de la guerra y la posguerra, por Enrique de Aguinaga | Fundación Nacional Francisco Franco (fnff.es)
    Última edición por ALACRAN; 02/06/2022 a las 13:04
    Hombre en su siglo. Los sujetos eminentemente raros dependen de los tiempos. No todos tuvieron el que merecían, y muchos aunque lo tuvieron, no acertaron a lograrlo. Fueron dignos algunos de mejor siglo, que no todo lo bueno triunfa siempre; tienen las cosas su vez, hasta las eminencias son al uso, pero lleva una ventaja lo sabio, que es eterno, y si éste no es su siglo, muchos otros lo serán. (Gracián)

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