Búsqueda avanzada de temas en el foro

Resultados 1 al 2 de 2
Honores2Víctor
  • 2 Mensaje de ALACRAN

Tema: El democratismo y sus mentiras contra la verdad de España

  1. #1
    Avatar de ALACRAN
    ALACRAN está desconectado "inasequibles al desaliento"
    Fecha de ingreso
    11 nov, 06
    Mensajes
    5,163
    Post Thanks / Like

    El democratismo y sus mentiras contra la verdad de España

    El autor denuncia una conjura internacional para efectiuar la transición mediante el lavado de cerebro masivo de los españoles... cuando aún quedaba gente que podía entenderlo y comprobarlo con sus propios ojos y mediante textos como el que sigue:


    Revista FUERZA NUEVA, nº 553, 13-Ago-1977

    El democratismo y sus mentiras contra la verdad de España (1)

    LA IMPOSICIÓN DEMOCRÁTICA

    Jaime Montero

    Es sabido que las fuerzas y potencias del imperialismo democratista, desde su triunfo en la guerra mundial, año 1945, tenían decretada la demolición del Régimen nacional español y la imposición a nuestra Patria de su democracia. En su plan de acabar con el “colonialismo” y con el “fascismo”, dos consignas útiles para repartirse el mundo (los viejos imperios coloniales europeos) entre la URSS y los EE.UU., el Estado nacional español, surgido como consecuencia de la Revolución del 18 de julio de 1936, fue catalogado, arbitrariamente, entre los “fascismos”, con el fin de poder pulverizarlo, igual que hicieron con los Estados alemán e italiano.

    Manipulación de los hechos

    Lo de menos para ese plan era la realidad histórica de nuestra Revolución, única en el mundo de signo cristiano, y el hecho de que España no fue derrotada en la guerra, siendo, al contrario, la única nación del continente europeo que, por sí sola -el pueblo unido en el Movimiento Nacional- detuvo a Hitler y a sus temibles ejércitos, para los cuales Francia, con su famoso ejército y su línea Maginot, vino a ser un aperitivo de tres semanas.

    Y ¿por qué lo de menos para el plan era la realidad histórica española? Pues, sencillamente, porque el democratismo se caracteriza por crear una realidad aparente (la única que existe para la gente en general), valiéndose para ello de sus colosales y fascinantes medios de propagación de tópicos y mentiras (prensa encadenada, publicaciones masivas, campañas mundiales, películas, publicidad, televisión, etc.) con los cuales crean estados de opinión, partidos políticos, líderes salidos de la nada lanzados como estrellas de espectáculos, y, sobre todo, el mito de la democracia: esa quimera inventada para ilusionar y seducir a los hombres y las colectividades masificadas. Que no es la democracia real, de participación efectiva responsable, sino la que monopoliza el nombre y la idea de la democracia, invocada beatamente como una divinidad, a la que se rinde culto, encarnada en un sistema. El sistema cuyos medios e instrumentos de sugestión gregaria mueven y utilizan a su antojo y conveniencias los grandes monipodios internacionales del imperialismo democratista, con sede y centrales en la URSS, en los EE UU, o en las factorías dependientes del Mercado Común.

    Los hechiceros del culto mágico a la nueva deidad, o sea, los democratistas, son presentados por las gigantescas propagandas como intérpretes y ministros del poder absoluto del pueblo soberano, una vez que éste (por la propaganda) ha aprendido de la democracia a prescindir de Dios y de la religión verdadera, embaucado con la maliciosa patraña de ser el pueblo el legislador supremo. Con eso, y por obra del estado emocional que se crea con los métodos de la psicología de masas y de grupos, los juicios mágicos de los hierofantes del gran rito, difundidos por la prensa en cadena y otros “mass-media”, anulan y suplantan todo discernimiento personal o colectivo acerca de cuestiones o problemas de cualquier carácter: religioso, histórico, político, moral o estético.

    Extracto último de la falsa realidad

    Merced a esas sugestiones y a la creación de realidades falsas es como se ha llegado en España la actual (1977) situación, que tanto asombro produce y cuyas derivaciones pueden ser enormemente desastrosas. No es lo adecuado decir: ¡parece mentira!, para expresar la perplejidad general producida por el reciente espectáculo político de unas Cortes, reunidas para ultrajar el escudo de España, montadas a caballo para iniciar su carrera sobre las dos precisas y escogidas fechas del 13 de julio y el 22 del mismo mes, con la Pasionaria y Carrillo como los diputados más importantes y significativos y el jefe del Estado Nacional (Juan Carlos) diciéndose ante ellas rey “sin poderes políticos” (contra el artículo VI de la vigente (1977) Ley Orgánica) a la espera de que los “representantes” del soberano -el pueblo- dicten, ellos, una Constitución para la Monarquía constitucional? Contra el principio V de los inalterables del movimiento. Que por lo que se dice vender a determinar el número. De nacionalidades existentes en nuestra península, islas y plazas de soberanía. Así como el régimen político y corresponderá en el futuro a cada una de ellas. Contra todos los principios y leyes fundamentales del Reino. Los Estados desunidos de España será, tal vez, de lo que preparan

    No es lo adecuado decir que parece mentira, no; sino que todo eso se ha montado sobre una serie casi infinita de mentiras, inventadas propaladas y sistematizadas con el fin de establecer en España la democracia -la suya- que decidieron imponernos como a una colonia, las super potencias ganadoras de la guerra y dictadoras de la paz de 1945.

    Mentiras y métodos democratistas

    Las mentiras empezaron cuando la ONU recién creada decidió por votos que España era un peligro para la paz del mundo “por fabricar bombas atómicas en serie” y otras patrañas, lo que les sirvió para establecer desde entonces el conocido cerco internacional de chantajes y boicots (con agresiva retirada general de embajadores), represalias comerciales, campañas canallescas de prensa, insultos, difamaciones, y demás medidas inicuas propias de la democracia, con el fin de hacernos daño y deteriorar la imagen de España; que, para el mundo manipulado por todo eso, empezó a ser, ¡no lo que de verdad era!, una nación pacífica y laboriosa reconstruyendo las ruinas en ella producidas por las fuerzas internacionales, democráticas y comunistas que trataron de destruirnos a sangre y fuego y nos expoliaron, sino una “nación fascista y belicosa”, enemiga de la paz y de la libertad. Eso sirvió de pretexto para la más bellaca guerra internacional contra España, no declarada pero sí sostenida con saña, mediante la invasión de los “maquis”; sucio procedimiento de las democracias europeas para inferimos todo el mal posible y al mismo tiempo quitarse de encima los incómodos y peligrosos brigadistas rojos de la tan nombrada resistencia francesa (hecha por milicianos fugitivos derrotados de la guerra Española de liberación) contra los ejércitos de ocupación de Hitler.

    Estrategia antiespañola

    La estrategia del plan internacional contra España se basó, igual que siempre -leyenda negra-, en procurar a escala mundial su desprestigio y en provocar la asfixia o la destrucción de todo aquello que pueda mantenerla en forma, unida en orden, poniendo en acción la fecunda capacidad forjadora de civilización cristiana de nuestro pueblo. Por eso, demostrada ante el mundo la formidable potencia renovadora del glorioso Alzamiento del 18 de Julio de 1936 y la virtualidad entrañada en el Estado Nacional instaurado sobre los principios del Movimiento, el desarrollo del siniestro plan exigía evitar la continuación de nuestro Régimen al desaparecer el Caudillo, redoblando para ello el esfuerzo demoledor en dos direcciones convergentes a ese fin:

    Exaltación triunfalista de la democracia, atribuyéndole como sistema todas las virtudes y excelencias políticas imaginables, además de las maravillas cantadas sobre el progreso del mundo, y
    Desprestigio y persecución de nuestro Régimen político, achacándole todos los vicios más repulsivos, así como el origen de las dificultades y entorpecimientos acumulados, como hemos visto, contra España, por la conjura internacional. Llegando en esto hasta el extremo de glorificar como héroes en lucha por la libertad a los cobardes asesinos terroristas, por medio de criminales campañas del democratismo satánico, anticristiano y antiespañol, a veces coreadas por voces y actitudes de jerarquías eclesiásticas.

    Estas son las causas inmediatas de la admiración “beata” por la democracia y del menosprecio imbécil hacia nuestro Régimen, que han hecho tan fácil, para los enanos y truhanes de sus antecámaras y recocinas, ponerse a desmontarlo ante la casi indiferencia de gentes drogadas por los medios de difusión ideológica y las propagandas planetarias. (…)

    El procedimiento para someter a los pueblos con el tósigo dulzón y enervante de la democracia consiste en hacérsela desear y hasta aceptar por propia voluntad, empleando al efecto astucia y dinero en abundancia. Lo cual, manejado con la maestría que lo hacen, obliga a reconocer en las fuerzas y organizaciones democráticas todos los méritos y las artes que, en materia de captación de voluntades, hicieron inmortal a la Celestina. Bien puede decirse que el democratismo es la gran alcahueta de la humanidad actual, y la democracia su gran ramera.

    A la defensa de España, defensa de la verdad

    Frente a tan formidable aparato de poderes y medios, nuestra Patria podrá salvarse volviendo enérgicamente por los fueros de la verdad: contra las falsedades de las propagandas; contra la suplantación “informativa” de las realidades y los hechos y contra la enormidad de los fraudes perpetrados, para la imposición de la democracia. ¡Aquí del periódico nacional que propugnan Blas Piñar y esta revista!

    Fueron, efectivamente, la falsificación de la realidad de España y las enormes campañas de prensa las que encandilaron al público dócil, que ve la televisión y lee periódicos y revistas, con las supuestas y fabulosas excelencias de la democracia como sistema mágico para el logro por ensalmo del orden, la paz y la felicidad general. En esa atmósfera, cargada además con la progresión alucinante del terrorismo organizado contra las instituciones, y las innobles maniobras sobre nuestro territorio del Sáhara, las cosas presagiaban ya, al principio del año 1975, muy acusadamente en primavera, la caída ignominiosa en el descrédito (así lo decían sin rodeos los periódicos extranjeros) del “régimen dictatorial español”, culpable, según tan colosales campañas, de la enemistad de otras naciones; concitador del terrorismo, y unánimemente rechazado por la “opinión del país”. Tal era el tenor informativo de la prensa extranjera; mas, ¿quién no recuerda también la línea editorial, o portavoz del “Ya”, y el “desahucio” del Caudillo por parte de los señores Cabanillas y Garrigues, este último desde la página más solemne de “ABC”?

    Y sin embargo, la realidad no era entonces, ¡como no es ahora, ni nunca! la que fabricaban y presentaban a la gente las campañas y opiniones difundidas por los órganos de prensa y propaganda encadenados en el aparato democratista, que incluye Banca y supranacionales, entre otras muchas cosas. La enfermedad y muerte del Caudillo en olor de multitud y en fama de santidad, en medio de la admiración y el dolor unánimes; dejando como estelas de su último viaje las manifestaciones de duelo más impresionantes de la Historia política y el Mensaje generoso dejado en testamento a los españoles, dio en tierra por entonces con el madurado plan de “advenimiento salvador de la democracia” como sistema “libertador” de nuestra Patria.

    Para los tenaces manipuladores de los hechos y fabricantes de “información” con las artes de la mentira y el amaño habilidoso, resultó necesario entonces cambiar de plan y calendario. La nueva maniobra consistió en hacer creer al pueblo que eran necesarias unas “reformas” para perfeccionar la gigantesca obra de Franco (frase frecuente bajo el gobierno Arias) acoplando en el sistema de Leyes Fundamentales del Reino, y sin tocar a los principios del Movimiento, salvo el VII, una ley fundamental más, denominada cautelosamente Ley para la Reforma Política (1976) que no contiene ni la más mínima referencia a derogaciones o modificaciones del Ordenamiento Fundamental y Principios de nuestro régimen político.

    Por obra, es de suponer, de legistas expertos en voladuras de sólidas construcciones jurídicas por la preparación y colocación de preceptos explosivos en elementos aislados, pero básicos, del Ordenamiento, se hizo someter a referéndum como “ley fundamental” a esa que no puede serlo por su radical contradicción con los Principios del Movimiento Nacional. Engañando los periódicos al pueblo, con la falsedad de ser válida la votación popular de tal ley, mediante esa consulta, que el Rey, como Jefe del Estado, carecía en absoluto de facultades para someter a referéndum sin pedir, y obtener, antes, el dictamen preceptivo del Pleno del Consejo Nacional, acerca del proyecto de ley elaborado por las Cortes españolas.

    Y así, por tan tortuosos caminos de fraudes y falsificaciones, maniobras y mentiras, que es preciso recordar constantemente, hemos arribado ya, como antes decíamos, a la violentísima escena, con ropaje circense de legalidad, de anunciarse en marco solemne el establecimiento “ab initio”, en la España del Estado Nacional y de los Principios y Leyes Fundamentales en vigor, del “sistema democrático constitucional” que los grandes poderes del mundo (tan crueles con España) imponen a sus pueblos vasallos con el fin de tenerlos sometidos a su imperio. (…)

    Jaime MONTERO


    Última edición por ALACRAN; 20/07/2023 a las 15:01
    DOBLE AGUILA y Pious dieron el Víctor.
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

  2. #2
    Avatar de ALACRAN
    ALACRAN está desconectado "inasequibles al desaliento"
    Fecha de ingreso
    11 nov, 06
    Mensajes
    5,163
    Post Thanks / Like

    Re: El democratismo y sus mentiras contra la verdad de España

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Historia y sangre no se borran…


    R
    evista FUERZA NUEVA, nº 554, 20-Ago-1977

    EL DEMOCRATISMO Y SUS MENTIRAS CONTRA LA VERDAD DE ESPAÑA (II)

    HISTORIA Y SANGRE NO SE BORRAN

    Manifestación máxima de la mentira empleada contra España para su desaparición de la Historia, más mentira todavía que la acostumbrada desfiguración de la realidad, es la negación que se viene haciendo, sistemáticamente, de la existencia misma de las cosas, haciéndole creer a la gente que jamás han sido.

    La eterna “leyenda negra”

    Una vez hemos escrito sobre ese fenómeno característico de la cultura occidental, que consiste en atribuir a las naciones europeas transpirenaicas todos los hechos y acontecimientos progresivos en la marcha de la Humanidad, y presentar como negativos y a contracorriente los producidos por España o los españoles. Así es como la desastrosa aventura, negativa, de la llamada “reforma protestante”, despliegue desgraciado de la contrahistoria, se presenta en los manuales o tratados como el comienzo de la mejor civilización europea. Y, en cambio, como retardatriz o reaccionario, en el peor sentido, lo que llaman casi despectivamente la Contrarreforma. Así lo creen los que ignoran la pujanza admirable de la única reforma importante y fecunda, que fue la de Cisneros, Isabel la Católica, Alcántara, Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y tantos más.

    Según la “leyenda negra”, vieja de siglos, España no ha aportado nada valioso a la Historia; porque confunden a ésta con la contrahistoria. Y es en esta corriente de mentiras donde se forma la catarata de negaciones que viene desempeñándose hace cuarenta y más años sobre todos los hechos y acontecimientos grandiosos que forman la historia del Movimiento Nacional español contemporáneo.

    Mentiras contra España

    Lo que dicen los productos informativos de los laboratorios culturales del occidente democrático (únicos de que se surten los grandes periódicos y editoriales de este mundo y de España) acerca de la decisiva revolución española, es que aquí no hubo entre los años 1936 y 1939 una Guerra de Liberación Nacional, ni mucho menos una heroica Cruzada en defensa de la fe y la religión católica, entonces cruelmente perseguidas, y no como ahora pervertidas y desfiguradas para fines subversivos. Únicamente existió, según todos esos falsarios, una cruel guerra fratricida que ha dejado como huella nada más unos rescoldos de odio inextinguible.

    No hubo, dicen, gestas de epopeya como el Alcázar de Toledo, ni batallas memorables como Brunete, el Jarama o la del Ebro: solamente, bombardeos criminales sobre poblaciones indefensas, “estigmatizados” (ante los pacíficos exterminadores de poblaciones enteras con sus bombas atómicas) por los pinceles casualmente comunistas del gran financiero del arte, Picasso. Ni hubo holocaustos gloriosos, como fueron en verdad los de José Antonio, Calvo Sotelo (el inmortal), Maeztu, Onésimo, Pradera o Ledesma y tantísimos más, sino únicamente -para la pudibundez democratista- oscuras represalias contra los artistas o “intelectuales” de la conocida nómina, muy bien pagada, de los antiespañoles, en cuyo ditirambo se siguen agotando los tipos y las grandes letras titulares de las imprentas y editoriales de la prensa infraespañola.

    Tampoco hubo aquí, por lo que cuentan las propagandas democráticas, filósofos y pensadores rendidos a la evidencia y altísima significación de tan grandes hechos históricos, como fueron García Morente y otros muy destacados. ¡Nada! Para los avaros coleccionistas de infamias prefabricadas, antiespañolas y anticristianas, en España, desde el 18 de julio de 1936, no ha habido nada más que sombras o espectros de crueles inquisidores de leyenda negra, o reencarnaciones de fieros soldados de los Tercios de Flandes, tal como los describen y todavía evocan “nuestros buenos amigos” de Bélgica u Holanda. O de la dulce Francia, la de la noche de San Bartolomé y los crímenes y el terror de su Revolución.

    Tampoco hubo Victoria el 1 de abril de 1939, victoria de España del Ejército Nacional. Sólo fue que los rojos y sus Brigadas Internacionales perdieron la guerra por torpezas, indisciplinas y traiciones, achacables exclusivamente a ciertos españoles, ignorantes de la grandeza heroica y el carácter invencible del Ejército, jefes y comisarios al servicio del comunismo, salvador de la Humanidad. ¡Oh!

    Tampoco - siguen dogmatizando- ha existido la Revolución Española del 18 de Julio. No hubo ideales ni Principios que dieran vida y movimiento arrollador al levantamiento unánime del pueblo para derrocar por la santa y justísima violencia los poderes vesánicos y criminales de “un Gobierno anticonstitucional, tiránico y fraudulento”, como dijo el Caudillo.

    No existió, ni existe, el Movimiento Nacional, continúan salmodiando los enemigos de España. Y, en fin, vienen propagando también -en lo cual les hacen coro “expertos constitucionalistas” infraespañoles- que en nuestra Patria no ha existido ni existe un Régimen político propio, dentro de un Orden Fundamental instituido para la progresiva realización de la Justicia, como es, efectivamente, nuestro orden institucional, hoy tan vilipendiado y siempre mal conocido. Ni tampoco -siguen mintiendo- hemos tenido un Estado bien organizado y servido, como suprema institución de la comunidad nacional española (¡nuestro único Estado, contemporáneo y de este siglo!), sino, según su torva letanía, una “oprobiosa dictadura” carente de las notas del “Estado de Derecho” burgués y socialista. (Cuyas primicias, por cierto, ya vamos “disfrutando” en forma de vulneración en cadena de toda clase de leyes por simples decretos o por actos caprichosos del Gobierno capitalista y democrático que ahora nos lleva a donde y por donde quiere).

    Hechos que se corresponden con mentiras

    A ese designio mentiroso y demoledor a todo lo grande y noble, y a tantas negaciones contra España y su historia, corresponden en la vida práctica hechos muy deliberados, conocidos y lamentables: se viene prescindiendo de conmemoraciones y honras a monumentos en recuerdo de fechas, hombres y gloriosos acontecimientos de nuestra epopeya nacional reciente. Francia, los Estados Unidos norteamericanos y Rusia pueden seguir y siguen celebrando los horribles crímenes y ferocidades sanguinarias de revoluciones, las suyas, terroríficas, o de sus guerras libertadoras, como lo hacen, con grandes desfiles y fiestas nacionales (que ocupan a nuestros periodistas y diplomáticos), después de que han pasado dos siglos, o, en la URSS, sesenta años. España, en cambio, por mandato de nuestros opresores, y por vil servilismo, cobarde y vergonzoso, de unos cuantos infraespañoles, no puede hacer más que olvidarse y hasta sonrojarse de sus limpísimas y gloriosas hazañas nacionales. (…)

    Los colaboradores de la campaña antiespañola

    Tales son las pesadas lápidas de mentiras y negaciones, bajo las cuales Europa y las democracias pretenden enterrar a España para excluirla de la Historia. Pero han sido colaboradores en la preparación de esas losas y en el empeño funerario, muchos españoles indignos de serlo:

    1º) Los obispos y presbíteros, que en la Asamblea Conjunta (1971), tuvieron la innoble desfachatez de blasfemar la gloria de los mártires y héroes de la Cruzada española. Por villana cobardía ante el comunismo ateo y criminal, declararon culpables a los confesores de la fe, con la calumniosa injuria de que “no supieron ser ministros de reconciliación”.

    2º) Los periodistas infraespañoles que vienen ya hace años arrojando estiércol sobre la brillante historia y los gloriosos hechos del Alzamiento y la Guerra de Liberación española, y últimamente sobre el Caudillo, haciendo el juego, miserablemente a las sucias campañas y perversas intenciones de los enemigos de nuestra Patria y de la civilización cristiana.

    3º) Los intelectuales y profesores, también infraespañoles, que por cretinismo y otras taras, personales o de secta y monipodio cubren su necedad y deficiencias formativas con pedanterías librescas y un estúpido desprecio hacia todo lo que es y vale de España, nuestra historia, nuestro pueblo, instituciones y cultura.

    4º) Los políticos sin la grandeza moral que exige la participación responsable, desinteresada e independiente, en la formidable empresa del Movimiento español y el Estado Nacional, cuya misión y trascendencia universales no han sido capaces de entender ni de servir.

    5º) Los malos financieros y negociantes que, insaciables, han contaminado la atmósfera moral de España y de los españoles, principalmente políticos y altos funcionarios, vendiendo al capitalismo supranacional o sin escrúpulos, sagrados intereses de nuestra Patria y defraudando legítimas aspiraciones y necesidades de empresarios y honrados trabajadores españoles. (…)


    Jaime MONTERO




    Última edición por ALACRAN; 11/08/2023 a las 14:08
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

Información de tema

Usuarios viendo este tema

Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)

Temas similares

  1. Respuestas: 0
    Último mensaje: 03/10/2015, 13:46
  2. Democracia y democratismo
    Por Valmadian en el foro Política y Sociedad
    Respuestas: 2
    Último mensaje: 13/09/2015, 04:05
  3. España en la hora de la verdad
    Por Mefistofeles en el foro Tertúlia
    Respuestas: 8
    Último mensaje: 08/06/2010, 22:31
  4. Contra un par de mentiras ahistóricas
    Por Ordóñez en el foro Historia y Antropología
    Respuestas: 2
    Último mensaje: 29/06/2007, 22:40

Permisos de publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •