Democracia y democratismo
La perversión en el lenguaje que se observa en los medios de idiotización de masas es parte de la extensión de los males que aquejan a las sociedades occidentales. Otra parte, de las muchas que hay en semejante tarta, es la ignorancia de dichas masas y su manifiesta incapacidad de racionalizar los mensajes que les llegan, principalmente a través de la televisión. Resulta que "la caja tonta" sólo lo es en apariencia, siendo más bien "la caja malvada", en la que podemos ver unas programaciones perfectamente calculadas a efectos del "share" u horas puntas de más o menos atención por parte del "telespectador pasivo". Se llega incluso a observar como en unas distintas cadenas sólo en apariencia, pero que pertenecen al mismo grupo, hay coincidencia en los tiempos destinados a los anuncios de tal manera que ni "zapeando" se libra el tonto de turno del bombardeo de todo eso que le importa un bledo.
Y dentro del esquema general de la programación, la mayor parte de las cadenas generales, más algunas autonómicas, tienen uno o más programas de debate. Resulta cuando menos peculiar que el número de "tertulianos" habituales -especie de nueva profesión para "estrellas" de la opinión pública idiotizada-, suma una cifra que ronda los 25, es decir no hay más "habituales", si otros muchos, aunque nunca demasiados, que son "ad hoc" según las necesidades o la oportunidad del momento. Otro aspecto a tener muy presente es el reparto ideológico en el que encasillan los "habituales". Dependiendo de la línea editorial de la cadena tienen unos más presencia que otros y en ocasiones hay hasta ausencias clamorosas, pero en general se dividen en cuatro: "pepeístas", "pesoístas", "podemitas" y "ciudadanitas". Que nadie espere encontrar gente de otras tendencias y no digamos que representen otras ideologías. Esos no existen, no salen en la foto, luego no tienen derecho ni al aire que respiran, no importando lo más mínimo que también son "ciudadanos" que pagan sus correspondientes impuestos. Y a esos mismos "habituales" les oiremos hablar y pontificar sobre todo lo divino y lo humano, siendo algo inédito e inaudito, o sea, ni editado, ni escuchado jamás en parte alguna que desde hace años nadie les lleve la contraria, salvo las que se llevan entre ellos mismos pero dentro de los límites de esa tiranía de la opinión llamada "lo políticamente correcto", verdadero eufemismo, porque si de algo pueden presumir es de no ser correctos en nada.
Cuando de cadenas privadas se trata pues más o menos ya se sabe, mando a distancia y a otra cosa, porque para estar escuchando "las mismas chorradas sea mañana, tarde o noche, repetidas mil veces y que se acaban convirtiendo en dogma democrático", pues ya tiene uno el cupo cubierto con tanta web, blog, página personal, dominio y otros lares, algo así como unos 780 millones aproximadamente según he podido leer en algún sitio. Pero aún es peor que el esquema con los mismos personajillos y sus mantras se repitan en las públicas, esas mismas que pagamos todos -¡perdón!, quería decir "tod@s" al uso-, con esos mismos impuestos a partes iguales y en las que sólo parecen tener derecho algunos de esos 25 tertulianos, imaginarios creadores de toda la opinión pública nacional. Pues aún se puede llegar a más perversión cuando la cadenita es la 13Televisión, la de los obispos, si, la que se supone que es la de los católicos, en cuyos "programitas" de debate no se verán más caras que aquellas que se ajustan al Sistema y el Régimen, a la conveniencia de esa fantasía de lo correcto en lo político, mundano o terrenal.
Sus responsables parecen no ser conscientes de que entre los católicos hay muchas otras corrientes y que dado que en las otras cadenas "laicistas", o sea, ateas y agnósticas, en razón de sus ideologías materialistas y hedonistas, no tienen opción, lo que menos cabría esperar es que en la 13Televisión pudiesen estar representadas dichas corrientes. Pero es que no interesa, y eso hace que en cierto modo acabe siendo la peor en sentido ético y moral. En dicha cadena hay filmes con desnudos, pocos, es verdad, pero los hay, o sea, a igualdad que las otras varias. En sus programas de debate intervienen con toda asiduidad gente abortista y divorcista, y no son pocos precisamente. En cambio, todo lo que no sea de "la cuerda común" de los "habituales" es tachado inmediatamente de "ultraderechista", "fascista", "franquista" y, últimamente, "populista", vamos "murmuración" y "maledicencia", actitudes muy "cristianas" de quienes "okupan" la opinión en una cadena católica.
A cualquiera de tales descalificaciones, pues en sentido peyorativo las usan, añaden las adjetivaciones de "totalitarismo" o "dictadura", como si fuesen lo mismo. Todos esos "charlófonos diletantes" , o "chafarderos impenitentes" que viven de la difamación u "opinión según les parece a cada un@" han sido "luchadores antifranquistas" y todos mean en el pozo del antifranquismo. No importa que las titulaciones que obtuvieron los mayores fueron otorgadas y firmadas por las autoridades de la "Dictadura", o que las pagas extraordinarias que también perciben los más jóvenes y al cabo de 40 años ya desde el final de tan indigno y oprobioso régimen, sean producto y consecuencia de aquél así que en modo alguno hacen ascos a "la paga del 18 de julio".
En cambio, nunca se han mirado en el espejo de sus propias convicciones, modos, maneras e imposiciones. Cuando escucho a algunos de ellos hablar sobre el totalitarismo, a quienes veo representados es a ellos mismos. Porque se puede ser ultraderechista y fascista, rojo y ultraizquierdista y populista, si, pero también ultraliberal y, particularmente, democratista. "La democracia" es un marco imperfecto, con el objetivo de la convivencia y el respeto y reconocimiento de TODAS las tendencias. Mientras que el democratismo es la perversión de la democracia convertida en ideología excluyente de todo aquello que no se ajuste a los cuatro límites convenidos entre unos pocos. Así pues, como la pretensión es controlarlo todo, desde las mentes y las opiniones, hasta las conductas tanto fuera como dentro de casa, lo cierto es que el peor de los totalitarismos resulta ser esta democracia degenerada en democratismo. Y cuando la democracia se transforma en esa especie de Leviatán, está herida de muerte y condenada a su extinción. Y llegado el caso, ya se verá donde queda toda la farfulla de esta gente.
Pero si mi crítica va contra esa "Prensa pesebrera", otros apuntan contra los "politicarras" que nadie llamó jamás, pero que se creen indispensables en nuestras existencias.
"DEMOCRACIA Y "DEMOCRATISMO".
Ningún gobierno puede usar el recurso de la mayoría para reprimir a minorías y seguir llamándose a sí mismo democrático. La mayoría otorga el gobierno, pero no un cheque en blanco al gobernante. El “democratismo” no siempre es democrático.
Aquella entrevista que se me hizo en el mes de Junio del 2.005 en Teleamazonas, cuando basado en datos e informaciones confiables a las que accedí por mi cargo de Secretario General de la Administración Pública, relaté a la ciudadanía sobre el proyecto diabólico que llegaba desde Venezuela, en conexión con las FARC, pretendiendo implantar modelos totalitarios en el Ecuador, Bolivia y Perú, con el estribillo hoy desgastado de un “socialismo del siglo XXI", por desgracia se cumplió, exceptuando el antiguo “ombligo del mundo”, porque Ollanta Humalla, el caudillo que había escogido Chávez, demostró ser demasiado palurdo, siendo encimado por un político talentoso y experimentado como Alan García. En cambio, la falta de escrúpulos y las ayudas foráneas permitieron el triunfo de los otros jinetes del Apocalipsis.
El chileno Fernando Mires, profesor de la Universidad alemana de Oldenburg desde 1.975 y autor de decenas de obras sobre las tensiones políticas y sociales de nuestro continente, en una parte de su libro Al borde del abismo recuerda a Winston Churchill quien cuando formuló su famosa frase relativa a que “la democracia es la peor de todas las formas de gobiernos con excepción de todas las demás”, no solo hizo un juego de palabras. Pues “la peor” significa que sólo puede ser mejor; por lo tanto, tiene que continuar manteniendo el atributo de peor a fin de que sea alguna vez mejor. De ahí que todo intento por suprimir la lucha política-que es y será una lucha por las libertades políticas- podría inducir a que en nombre de la democracia sean bloqueados avances democráticos.
Una de esas posibilidades está dada por uno de los mecanismos insubstituibles de toda democracia; el de las mayorías que llegan a gobernar en su nombre. La voluntad mayoritaria puede llegar a ser una voluntad dictatorial si la acción de las minorías no se encuentra plenamente garantizada en el juego político. Si a las minorías se les niega la posibilidad de ser mayorías, es suspendido el juego político al interior de una democracia y con ello la democracia misma comienza a extinguirse.
Ningún gobierno puede usar el recurso de la mayoría para reprimir a minorías y seguir llamándose a sí mismo democrático. La mayoría otorga el gobierno, pero no un cheque en blanco al gobernante. El “democratismo” no siempre es democrático. Si un gobierno aplasta a las minorías solo porque ganó las elecciones gracias a una mayoría, las minorías tienen el derecho, incluso el deber de rebelarse, no contra las mayorías sino en contra de los representantes políticos de esas mayorías, quienes convierten el recurso más democrático de una nación en un medio de opresión antidemocrática.
Hay que tener en cuenta que toda mayoría sólo refleja el estado de la opinión pública el día en que se realizó una elección.
Luis Herrería Bonnet
DEMOCRACIA Y "DEMOCRATISMO"
Última edición por Valmadian; 12/09/2015 a las 18:52
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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