El corazón de Robert Bruce en España.
Roberto Bruce, el heroico y famoso rey de Escocia, vencedor celebérrimo de los ingleses en la batalla de Bannockburn, dispuso antes de morir en 1329, a los cincuenta y cinco años de una vida entregada en su mayoría a la defensa de su país, que su corazón fuese depositado en la iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén, a fin de compensar en parte el no haber podido cumplir el voto que realizara de peregrinar a Tierra Santa. Dos años más tarde, sir James Douglas, uno de sus fíeles y valientes capitanes, dispuesto a cumplir con la voluntad de Bruce y acompañado de numerosos guerreros desembarcó en España para seguir luego a Italia y Grecia y llegar a Jerusalén. Hallándose a la sazón peleando el rey Alfonso de Castilla contra los moros de Granada, y Douglas, sin pensarlo muchos se unió a las fuerzas cristianas con los suyos. En la primera batalla, en los alrededores de Teba, llevaba el arrojado escocés el corazón de Bruce en una pequeña caja colgada al cuello, y sacándolo de allí, en el fragor de la lucha lo arrojó entre los enemigos gritando: "Ve a donde quieras que Douglas, como siempre te seguiré o moriría." Y allí, combatiendo denodadamente en vanguardia, cayó Douglas con otros muchos de sus compatriotas. El cronista francés Jean Proissart (1337-1410?). que escribió sobre hechos notables entre los años 1325 a 1400, de no pocos de los cuales fue testigo -aunque no pudo serlo de éste, ya que no había nacido aún-, cuenta referir que por preferir estar delante que detrás, picó espuelas -(Douglas)- a su caballo y, acompañado por sus hombres, se precipitó a la batalla del rey de Granada, gritando: ¡Douglas! ¡Douglas!, seguro de que el "rey de España" y sus gentes le seguirían mas no fue así; se engañó, ya que los españoles se quedaron quietos. Y el noble caballero fue rodeado, y con él toda su compañía, por los sarracenos y, aunque hizo maravillas con las armas, al fin sucumbió y él y toda su compañía fueron muertos. Y fue una gran pena que los españoles no acudieran en su ayuda," (Froissart: "Crónicas"; citado por Linklater).
El esforzado campeón hallo la muerte combatiendo contra el rey de Granada; pero el corazón de Bruce que no pudo seguir hacia Jerusalén, fue no obstante recuperado por uno de los caballeros escoceses y junto al cadáver de Douglas llevado de nuevo a Escocia, donde quedó depositado en la abadía de Melrose, mientras que los restos del fiel capitán hallaron bien ganada sepultura en la capilla de San Bride de Douglas. De éste escribe Línklater que "sólo los grandes reyes son servidos por hombres como, él y que "sólo los más grandes no ven empañada su gloria por un amigo" como sir James Douglas.
Casi trescientos años después, otro Bruce, lord Edward, falleció en desafío en Holanda, exactamente en 1613, recibiendo sepultura en ese país, aunque siéndole extirpado el corazón que, enviado a Escocía, fue enterrado en el patio de una iglesia. Con el tiempo se olvidó el sitio donde estaba, hasta que en 1806, al ser puestas al descubierto dos piedras planas unidas por bisagras de hierro, formando como una caja, fue hallado dentro un corazón humano embalsamado y marcado con las armas de lord Bruce.
(NOTA.. Jean Froissart recorrió casi toda Francia; fue protegido por Jean Beaumont, a cuya muerte pasó a Inglaterra, donde la reina Felipa, sobrina de su protector, le acogió benévolamente. Viajó también por España, Italia y Flandes, siendo testigo de muchos de los acontecimientos, que recogió en sus "Crónicas", Se dice que en sus escritos no se atenía a registrar el hecho histórico objetivos, ni se cuidaba debidamente de fechas, nombres y lugares. Su interés primordial era el de dejar constancia de hazañas y aventuras de carácter insólito y maravilloso).
Joaquín Palacios Albiñana.
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