Genética. La escasez de alimentos durante los últimos tiempos de la Edad de Hielo y la necesidad de las mujeres primitivas de encontrar pareja entre un grupo reducido de hombres, podrían haber sido las causas de que una extraña mutación genética, el cabello rubio, se extendiera imparablemente por el norte de Europa hace más de 10 milenios.
Ésta es la conclusión que se desprende de un nuevo estudio llevado a cabo en la Universidad Saint Andrews (Escocia) por el antropólogo canadiense Peter Frost.
Cuando el hielo se iba retirando del paisaje europeo, entre 10.000 y 11.000 años atrás, surgió un nuevo terreno repleto de hierba y musgos, apto para que las bestias se alimentasen, pero no los humanos. Nuestros ancestros tuvieron que emplearse a fondo para sobrevivir: sus principales fuentes de alimento eran los mamuts, los renos, los caballos y los bisontes.La cacería, cosa de varones, era una labor peligrosa y muchos morían. Ello provocó que la proporción de mujeres fuese cada vez mayor. Las hembras tenían que afrontar una fuerte competencia para hallar pareja.
Aquí es donde, de acuerdo con la tesis de Frost, una llamativa variación en el color de los cabellos habría venido a favorecer a las mujeres que disfrutaran de este rasgo, logrando atraer la atención de sus congéneres, facilitando así su éxito reproductivo.Éste sería el motivo de que los genes responsables del pelo rubio se extendiera rápidamente por Europa, y sobre todo por el Norte, pero no en el resto del planeta.
El estudio asegura que, de no haber intervenido estos factores, el proceso de expansión de los rasgos rubios no hubiera tenido lugar. «El color del cabello y los ojos de los humanos es inusualmente variado en el Norte y el Este de Europa», recuerda Frost. Además, el hecho de que estos rasgos se hayan originado durante un corto periodo indicaría que han sido favorecidos por algún tipo de selección. Según este investigador, el gran número de bajas entre los cazadores habría «incrementado las presiones de selección sexual de las mujeres europeas primitivas, siendo una de sus posibles consecuencias un inusual conjunto de rasgos de color».
Sin embargo, en Africa, la cuna del homo sapiens, la alimentación no dependía tanto de la caza y las mujeres podían recoger fruta, por lo que las mutaciones capaces de producir colores claros no se vieron favorecidas. En palabras del psicólogo evolutivo John Manning, catedrático de la Universidad Central Lancashire y revisor del trabajo de Frost, «el color del pelo y el cabello tienden a ser uniformes en muchas partes del mundo, pero en Europa hay un montón de variantes. La explicación de la elección de pareja que se ha presentado ahora está, en mi opinión, cerca de ser correcta». La idea de Frost se basa en estudios genéticos llevados a cabo en Japón, según los cuales el gen responsable del pelo rubio (MC1R) surgió hace 11.000 años. Europa aún es el continente donde perduran más variables de este gen. La nueva tesis también estaría respaldada por el hecho de que los rasgos exóticos e inusuales suelen jugar un papel determinante en la selección sexual, y el cabello rubio ha sido asociado en algunas investigaciones a un mayor nivel de estrógenos u hormonas femeninas.Así, el color habría servido a los hombres de las cavernas como indicador de la fertilidad de ellas.
En todo caso, la teoría de la selección sexual de los genes rubios siempre podría acogerse al viejo tópico que tituló una película de Marilyn, Los caballeros las prefieren rubias. Según una reciente encuesta de L'Oréal, el 67% de los hombres y el 73% de las mujeres creen que las rubias son «más sexys». Aquí, con sólo un 8% de rubias naturales, se usan más tintes que en ningún otro país de Europa, y los tonos claros son los más elegidos.
Ya en la Grecia clásica las prostitutas usaban barros para colorearse el pelo de rubio. Y la diosa del amor, Afrodita, solía representarse con cabellos amarillos. Aunque la rubia más antigua que se conserva es una momia china del 1800 a. C.
Los políticos también han descubierto, en la fascinación por el rubio, un modo de obtener rédito electoral. Se dice que Margaret Thatcher, primera ministra británica de 1979 a 1990, se teñía de rubio cuando quería suavizar su imagen y volvía al moreno cuando quería endurecerla.
Pero no es oro todo lo que reluce. Según una investigación de 2001 del Sindicato de Trabajadores Comerciales de Reikiavik, en Islandia, las personas rubias cobran, como media, un 10% menos que el resto, y su salario medio queda por detrás del de morenos, castaños, pelirrojos y canosos. También sobre las rubias recae el sambenito de que «son tontas». Según algunas investigaciones, las rubias son, de media, más lentas en las pruebas de inteligencia sólo cuando se les obliga a leer antes comentarios de este tipo.Es decir, el dicho es falso pero puede afectar negativamente a algunas personas.
En todo caso, el problema podría tener los días contados: una investigación de la Organización Mundial de la Salud establece que es posible que los genes del cabello rubio desaparezcan en dos siglos. Si es así, aún les quedaría un buen consuelo, tinte aparte, a nuestras futuras descendientes: según la citada encuesta, y a pesar de que las rubias arrasan, en el apartado «más sexys», un 51% de los hombres confiesa preferir a las de cabellos oscuros.Lo decía Marilyn, «las prefieren rubias, pero se casan con las morenas».
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